Restauración de cubiertas y torreón. Convento Trinitarias. Reseña histórica Este convento de clausura, propiedad de la congregación religiosa de las Trinitarias Descalzas y ubicado en el conocido “barrio de las letras”, ocupa gran parte de una manzana y tiene fachada a tres calles: Lope de Vega, donde se encuentra el acceso principal a la iglesia y al propio convento, la fachada posterior a la calle Huertas y la fachada lateral a la Costanilla de Trinitarias. La iglesia fue protegida por Real Orden del 17-09-1921 (20-09-1921), salvaguarda que se hace extensible a la totalidad del convento al ser declarado Monumento Histórico-Artístico, en 1943 (B.O.E. de 24-11-1943). Su fundación, responsabilidad de Francisca Gaitán Romero, se remonta a 1609, cuando algunas religiosas del convento de Santa Úrsula de Toledo, pasan a ocupar una serie de casas de su propiedad. La falta de entendimiento entre ellas hace que, años más tarde, pasen a estar bajo la protección de la marquesa de la Laguna, doña María de Villena y Melo. Así, desde 1612 se encuentra en su actual ubicación. En 1639 se decide reformar y construir de nuevo la iglesia y el claustro, reformándose totalmente en 1673, fecha de la cual data el actual edificio. Varios son los arquitectos que intervienen en su traza, Marcos López, su hijo José López, José Arroyo y Miguel Chocarro que trabajan en la iglesia o Francisco y Juan Ruiz en el convento, hospedería y casa de capellanes. Se trata de una edificación de carácter sobrio, prototipo de la arquitectura conventual madrileña del XVII. Consta de iglesia con planta de cruz latina y una sola nave con valiosos retablos barrocos, a la que se adosa un patio cuadrado en torno al cual se articulan las diferentes dependencias conventuales. El conjunto se completa con una hospedería y una residencia para el capellán. Las fachadas, en las que se abren huecos ordenadamente, son de fábrica de ladrillo visto con zócalo de granito de diversas alturas. Especialmente significativa resulta la decoración de la portada de granito de la iglesia. La historia del convento está vinculada a Don Miguel de Cervantes, enterrado aquí junto a su mujer, aunque se desconoce el lugar exacto en el que descansan sus restos, dadas las múltiples intervenciones realizadas en el edificio. Al parecer, el escritor quiso permanecer unido con la orden religiosa en agradecimiento por la ayuda prestada por los monjes trinitarios en el rescate de su presidio en Argel. También la hija de Lope de Vega, sor Marcela de San Félix, que fuera priora del convento, descansa entre los muros de este insigne edificio.