El aliento de vida - AMORC

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El aliento de vida
Por Margaret Hargas, F.R.C.
Revista El Rosacruz A.M.O.R.C.
Todos sabemos que la respiración es vital para sustentar la vida del cuerpo. Es la
fuente que provee la preciada energía (la esencia vital) que nos es necesaria para
sobrevivir y crecer en nuestros ambientes físico y psíquico. La respiración proporciona
oxígeno a las células y elimina del cuerpo su producto residual, el bióxido de carbono.
De hecho, los pulmones expelen el veinticinco por ciento de todos los residuos
corporales, un porcentaje muy elevado si se toma en cuenta que no solemos pensar que
los pulmones son un órgano excretorio.
La respiración afecta también la inmunidad del cuerpo a las enfermedades, la claridad
y agudeza de la mente, la vitalidad y los niveles de energía.
Por razones obvias, desde hace siglos el hombre ha asociado a la respiración con la
esencia vital que entra en el cuerpo con la primera aspiración y lo abandona con el
último aliento. De hecho, los autores clásicos de los tratados de medicina oriental
sustentaban que la fuerza vital, o energía universal, entra al cuerpo con cada respiración y entonces los pulmones extraen del aire esta esencia vital a fin de que el cuerpo
la utilice.
La antigua civilización china no fue la única en asociar a la respiración con la fuerza
vital. Los antiguos griegos nos heredaron la palabra Pneuma, que significa tanto
espíritu como respiración.
La palabra spiritus pertenece al latín y en dicho idioma significa respiración, aliento de
vida, alma, mente y espíritu; además, es interesante observar que el término era
asociado también con el ánimo. De spiritus se derivan los términos inspirar, aspirar y
expirar, palabras que se relacionan no sólo con procesos físicos sino también con el
corazón y el alma del hombre.
Siglos antes de que florecieran las civilizaciones griega y romana, los egipcios habían
relacionado ya al hombre con lo divino y lo eterno, habiendo dado el nombre de sahu a
su interrelación con el aliento. La palabra sahu era empleada diversamente para
significar aliento, alma o ser superior. El término sa quería decir "fluido divino", la
esencia que da vida al hombre.
La tradición védica de la India, que floreció aproximadamente al mismo tiempo que la
cultura egipcia, empleaba la palabra atma que significa aliento y alma. Esta palabra,
relacionada con el antiguo término griego atmos ("aliento"), sobrevive virtualmente
intacta en el moderno idioma alemán como el verbo atmen, que significa "respirar".
Del sánscrito proviene también la palabra prana, nombre dado al aliento y a la fuerza
vital que comparten en común todos los seres vivos. El sistema pranayama contiene
técnicas de respiración que son practicadas en muchas de las disciplinas yoga. El
pranayama es practicado también para despertar el kundalini, el fuego divino y el
aspecto feménico del principio divino. El kundalini suele representarse con una víbora
enroscada en la base de la espina dorsal.
Por supuesto, muchas disciplinas usan técnicas de respiración para curar e incluso
para la proyección astral.
En el esqueleto del hombre hay un mecanismo interesante llamado bombeo cranealsacral. Por supuesto, la palabra craneal se refiere a los huesos que conforman el cráneo
y sacral al sacro, el hueso de forma triangular ubicado en el extremo inferior de la
columna vertebral. A propósito, la palabra sacro se deriva del latín sacer, "sagrado",
que es una curiosa referencia recíproca al centro de la energía kundalini. Este
mecanismo de bombeo crea la circulación del fluido cerebroespinal que nutre las
estructuras del sistema nervioso y desecha sus residuos.
Lo que causa el bombeo del fluido cerebroespinal no es otra cosa que el acompasado
ritmo del acto de inhalar y exhalar. El movimiento sutil de la respiración hace vibrar
muy delicada y continuamente el sacro y las sienes, haciendo circular el flujo. Las
sienes son en realidad dos extremos del mismo hueso que cruza a todo lo ancho del
cráneo.
La tradición huna que es preservada en la cultura polinesia y que nosotros conocemos
como doctrina de los kahuna, los legendarios maestros de los elementos, usa la
respiración como un medio para obrar milagros y crear. El aire aspirado introduce al
cuerpo la fuerza vital conocida como mana.
La palabra mana significa también sacrificio, reverencia, amor, deseo imperioso,
autoridad, destreza e idoneidad. Mana es la raíz de las palabras verdad, adorar, ideas,
meditación, confianza y tiempo. Mana abre la comunicación entre las emociones, el
intelecto y el ser superior, y luego los integra. Por ende, es a través de la respiración
que se inicia la expresión de la vida, y la que la sostiene y refina.
Cómo respirar con mayor eficiencia
Considerando a la respiración desde un punto de vista más práctico y físico,
encontramos que nuestros hábitos de respirar suelen ser punto menos que
ineficientes. Solemos considerar como lo más natural del mundo el acto físico de
respirar: si por casualidad llegamos a pensar en ello suponemos que con el simple
hecho de aspirar y exhalar el aire, estamos respirando correctamente. Por desgracia,
con el tiempo, las tensiones, mala postura del cuerpo y el uso de ropa demasiado
ceñida, perdemos los hábitos naturales de respirar que tan espontáneos fueran
durante nuestra infancia.
Para respirar con mayor eficiencia debemos aspirar profundamente para llenar por
completo los pulmones de aire y luego exhalarlo todo. Los pulmones son bastante
grandes, pues llenan toda la caja torácica. Si colocan las manos sobre el pecho y
respiran como lo hacen usualmente, podrán sentir que se expande y se contrae. Sin
embargo, al respirar sólo se mueve la parte superior del pecho y los hombros, cuando
en realidad debieran sentir la expansión y contracción sobre todo el pecho y una parte
de la espalda. Cuanto más completa sea la expansión de los pulmones, mayor será la
cantidad del oxígeno vital que entra a ellos y más grande la correspondiente cantidad
de aire impuro que se arroja con la exhalación.
La profunda y prolongada inhalación de un bostezo es una reacción automática del
cuerpo a la formación de bióxido de carbono en la corriente sanguínea, causada por la
respiración superficial.
La respiración afecta también la agudeza visual, como podrá comprobarlo cualquiera
de ustedes si contiene el aliento hasta que le parezca ver pequeños puntos que pasan
frente a sus ojos.
Nuestro bienestar emocional está relacionado también con la respiración, pues el
estado de nuestras emociones causa impacto en su ritmo y en su volumen. Imaginen la
agitada respiración de alguien cuando está colérico. A la inversa, si ustedes imitan esta
respiración o la producida por cualquiera otra emoción, empezarán a crear los cambios
físicos y psicológicos que se producen cuando en verdad se siente la emoción.
Respirar de modo natural es un medio esencial y fácil para mejorar muchas de las
facetas que conforman nuestro ser físico, psicológico y espiritual. Corresponde a nosotros habituarnos a respirar a nuestra mayor capacidad a fin de mejorar nuestra salud,
agudizar nuestras facultades mentales y estructurar nuestro bienestar físico y
emocional.
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