ques lávicos y fragmentos escoriáceos que se observa en una de

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E . H.-PACHECO
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ques lávicos y fragmentos escoriáceos que se observa en una de
las fotografías. Atestiguan la poderos^, erosión que estos antiguos
mantos de lava han sufrido, no tan solo los abundantes cantos y
fragmentos de lavas cordiformes, sino la formación á veces de
espesa capa de tierra vegetal, rica en principios nutritivos para
las plantas.
Por lo general estas llanuras se destinan á pastos; pero en
algunas, como en la próxima á Arrecife, los campesinos la han
limpiado de piedras, que han reunido en grandes montones, y
entonces se utilizan para campos de cereales. Los numerosos majanos repartidos por todo el viejo mal-país hacen que visto desde una altura se pueda reconocer muy bien la extensión superficial que ocupan, distinguiéndose en cualquier caso sus límites
por el talud elevado de dos á cuatro metros que en sus bordes
existe, indicando el espesor que alcanza el campo lávico.
Las llanuras tobáceas abundan hacia la costa de sotavento
entre las alineaciones montañosas más próximas á esta costa y
el mar. Se distinguen fácilmente de los territorios que acabamos
de describir, por la ausencia de cantos sueltos de lava en gran
cantidad. Son llanuras en general perfectamente niveladas y no
aprovechables para el cultivo, y constituidas por el apelmazamiento de granos esponjosos de arena volcánica, cementados
por infiltraciones calcáreas y productos arcillosos resultantes de
la descomposición de los lapillis.
Tanto unas como otras llanuras presentan un aspecto de sequedad y pobreza grande: ningún árbol anima el paisaje, y sólo
espinosas matas esteparias, principalmente la camellera y la aulaga, crecen espaciadas aquí y allá, resultando de la falta de vegetación paisajes de fisonomía árida y desértica.
Volcanes y mal-países modernos.—Aspecto especialísimo presentan los territorios de la isla formados por los materiales lávicos que surgieran en épocas históricas ó en fechas, que si bien
nos son desconocidas, podemos juzgar, por la escasa alteración
que han experimentado las rocas, no deben datar de largo tiempo. Sin embargo, debe hacerse distinción entre unos y otros t e rritorios, pues mientras en los primeros, ó sea en los formados
en el siglo xvnr, la erosión y alteración ha sido casi nula, dando
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