FRANCESCA REDUZZI MEROLA (a c. di), Dipendenza ed

Anuncio
Athenaeum 104/2 (2016)
707
FRANCESCA REDUZZI MEROLA (a c. di), Dipendenza ed emarginazione nel mondo antico e moderno.
De´pendance et marginalisation de l’Antiquite´a` l’aˆge contemporaine. Atti del XXXIII Convegno internazionale G.I.R.E.A. dedicati alla memoria di Franco Salerno, Roma, Aracne editrice 2012,
pp. 534.
El XXXIII congreso del girea (Groupe Internationale de recherches sur l’esclavage dans
l’Antiquité) se celebró en Nápoles y Arcea entre el 30 de septiembre y el 3 de octubre del
2009, en torno a un tema amplio, como es costumbre en el girea, el de la marginación y los marginados, un tema capaz de congregar el interés de los estudiosos de la Grecia y la Roma antigua,
ası́ como también (según se resalta incluso en el tı́tulo) la atención de los del mundo moderno.
Las actas del congreso recogen 40 aportaciones – la mayor parte de las que fueron presentadas
(p. 11) –, escritas en francés, español e italiano, a las que hay que añadir un «saluto finale» de
Luigi Labruna en el que se hace un cariñoso y breve recuerdo de los orı́genes del girea, fundado
en los primeros 70 por P. Lévêque, M.A. Levi y E. Lepore, ası́ como un sucinto repaso de su ya
larga historia posterior (quien desee conocer las actividades del girea puede hacerlo a través de esta
página de la universidad de Besançon: http://ista.univ-fcomte.fr/girea/index.php).
En el caso que ahora nos ocupa las contribuciones aparecen distribuidas en seis secciones o
apartados que ayudan notablemente a dotar de una cierta coherencia a unos textos de gran amplitud cronológica (de Homero a los circunceliones africanos) y geográfica: las cuestiones generales y los problemas metodológicos; la polı́tica; sociedad y religión; la condición femenina; el derecho (romano); y por último, el mundo moderno. Este es el orden que vamos a seguir en lo sucesivo, con la intención de darle al lector una idea precisa de los contenidos de cada sección si bien
sólo podremos detenernos, brevemente, en algunas contribuciones.
Tradicionalmente, el estudio de la esclavitud antigua ha girado en torno a dos centros de
investigación: la universidad de Besançon y la academia de Maguncia (Mainz), a los que se ha
sumado recientemente el centro isos (Institute for the Study of Slavery) en Nottingham, fundado
en 1998 por Th. Wiedemann, orientado más bien al estudio de la esclavitud en época moderna.
En la primera sección de las actas («percorsi di ricerca») nos encontramos con una útil presentación, a cargo de T. Chiusi, de las publicaciones de la academia de Mainz sobre la esclavitud, tradicionalmente muy alejadas de los planteamientos del girea (como puso de relieve N. McKeown,
de forma algo irónica, en su libro Inventing Ancient Slavery, Londres 2007). Chiusi pone el énfasis
en el Corpus der ro¨mischen Rechtsquellen zur antiken Sklaverei (CRRS), todavı́a en curso de publicación, y responde, brevemente, a la dura reseña que hizo al primer volumen de la serie B. Frier en
«BMCR». Y después de Mainz, Besançon: A. Gonzales toma como referencia el «Index thématique de l’esclavage» subrayando, con razón, su carácter discursivo, su énfasis en los problemas léxicos y en el análisis del vocabulario en su contexto, un énfasis que lo asocia al linguistic turn impulsado por J. Pocock y Q. Skinner desde los años 50 en Cambridge. Como señala Gonzáles, el
index no puede en modo alguno separarse del autor estudiado, en este caso, Plinio el Joven, a
quien no le preocupa apenas precisar la condición jurı́dica de los subalternos a quienes menciona
en sus cartas. En tercer lugar, J.-Y. Guillaumin hace una interesante aproximación al estudio de la
marginalidad en donde tal vez no hubiésemos esperado encontrarla: el corpus agrimensorun. Guillaumin estudia tanto las tierras marginales (los subseciua, el ager arcifinius...) como los hombres, es
decir, los colonos enviados a zonas remotas, los incolae que se han visto privados de sus tierras y
relegados a lugares periféricos de la pertica. Por su parte, J. Annequin prosigue sus estudios sobre
708
Recensioni
la esclavitud en las Metamorfosis de Apuleyo: el uso de las armas en el interior de la domus; los
latrones y los fugitiui, es decir, los marginados.
Esta primera sección de las actas incluye un oportuno estudio de O. Grenouilleau que sitúa
la esclavitud en relación con otras formas de dependencia (clientela, servidumbre comunitaria,
etc.), y se suma a otras iniciativas (como la muy reciente de K. Vlassopoulos en el primer número
del «Journal of Global Slavery»), que vienen a poner en cuestión la tajante división finleyana entre
sociedades esclavistas y «sociedades con esclavos». La contribución de B. Montoya – adscrita a la
tercera sección de estas actas – se sitúa en este mismo marco conceptual, si bien el objetivo de la
crı́tica en su caso es la también rı́gida distinción finleyana entre el esclavo (= extranjero y por tanto
incapaz de autorreproducirse) y la servidumbre de tipo hilótico (= indı́gena, se mantiene sin aportes externos). La crı́tica es oportuna, aunque Montoya tal vez simplifica un tanto el problema,
dando por hecho que existe una sola concepción moderna de la esclavitud, invocando para ello
(pp. 279-280) testimonios que son realmente irreconciliables entre sı́: la definición de esclavitud
que figura en la Enciclopedia Brita´nica (el esclavo como propiedad) es precisamente la que O. Patterson explı́citamente rechazó, poniendo de relieve sus limitaciones, para reemplazarla por la noción de social death: lo verdaderamente importante no es la propiedad sino la total carencia de
honor del esclavo.
La segunda sección de las actas («Polı́tica») se abre con un estudio de D. Plácido sobre los
lı́mites de la marginación en la formación del cuerpo cı́vico ateniense. Después, varios trabajos
inciden en cuestiones lexicales, uno de los leit-motivs de los congresos del girea. En este caso,
se trata de Polibio y la diplomacia romana tras Pidna (M.R. Gualfucci); las bandas armadas
del siglo I a.C. en las Vidas de Plutarco (G. Labarre) y la metáfora de la esclavitud en los discursos
de Cicerón (Th. Guard). En Polibio se pone de relieve el difı́cil equilibrio del imperio romano
entre el interés público y el privado, entre el gobierno imperial y la «marginación» de un aliado.
El estudio de las bandas armadas a finales de la República ha sido emprendido en otras ocasiones,
pero es verdad que las Vidas de Plutarco no han sido tradicionalmente tenidas muy en cuenta en
este contexto. Por su parte, Th. Guard, en la lı́nea abierta por F. Favory, estudia las metáforas
esclavistas como parte del lenguaje de la invectiva en los discursos ciceronianos de los años 5752 a.C.: a diferencia de lo que ocurrı́a con el fenómeno de las bandas armadas, no se trata ahora
de denunciar el peligro servil, sino de humillar y escarnecer al enemigo polı́tico, atribuyéndole
pasiones, rasgos, conductas propios de esclavos. El estudio minucioso del léxico, de los términos
utilizados y su significado preciso constituye también el eje de la aportación de A. Paradiso, que
gira en torno a las menciones de una doulon polis, una «ciudad de esclavos», en Esteban de Bizancio, la Suda y Hesiquio: las considera elucubraciones puramente eruditas, de carácter paremiografico (doulon polis = «la ciudad que no es»), contrapuestas al caso real de Drı́maco y los cimarrones
de Quı́os, que conocemos por Ateneo. Asimismo es el estudio de las palabras (recordemos la asociación que establecı́a A. Gonzales entre el index the´matique y el linguistic turn) el que acomete J.
Gallego: con gran precisión, resalta la enorme fuerza significativa del verbo kolazein en el Viejo
Oligarca: «la gente distinguida castigara´ (kolasousin) al vulgo». Se trata, nada menos, de sumir
al demos en la douleia, una posibilidad abierta tras el fracaso siciliano en 413 y concretada en
el golpe del 411. Cierran esta sección las contribuciones de A. Domı́nguez-Monedero y D. Pérez
Sánchez. El primero analiza a los sı́culos como población marginal en relación con la polı́tica de
los tiranos de Gela y Siracusa, tendente a incorporar los territorios sı́culos a su dominio. Aquı́ se
inserta la azarosa aventura de Ducetio, quien primero «reivindica o inventa una identidad sı́cula»
Athenaeum 104/2 (2016)
709
(p. 138), para luego ceder a Siracusa los territorios que él habı́a logrado reunir bajo su mando. En
cuanto al estudio de D. Pérez Sánchez, se centra en el proceso de fortalecimiento de la autoridad
eclesiástica ejemplificado en el caso de Sinesio de Cirene, pues, en efecto, «Sinesio se habı́a convertido en gobernador de una provincia, de una provincia eclesiástica».
En la tercera sección («sociedad y religión»), encontramos un sugestivo trabajo de A. Pedregal, cuya muerte tanto nos ha dolido en fecha reciente. A su memoria estarán dedicadas las actas
del XXXVIII girea, que ella habı́a convocado y que no pudo llegar a celebrarse. Desde la óptica de
una geografı́a feminista, Pedregal señala que las mujeres sólo podı́an disfrutar de libertades masculinas apartándose a zonas marginales, como el desierto. En este nuevo contexto, se consideraba
que la ascesis abrı́a la puerta a una convivencia entre hombres y mujeres, porque se controlaba la
concupiscencia de los varones y se erradicaba lo femenino de las mujeres (p. 244). Manteniéndonos dentro del ámbito del cristianismo antiguo, C. Garcı́a MacGaw, uno de los mejores especialistas en la iglesia donatista, dibuja con precisión los perfiles del movimiento de los circunceliones,
complejo y cambiante según los momentos, pero reducido por Agustı́n de Hipona y Optato de
Milev a una mera expresión violenta del donatismo, lo que no era. Finalmente, debemos mencionar dos contribuciones que se refieren a libertos. La primera, de A. Binsfeld, estudia la representación de esclavos y libertos en las lápidas funerarias, para concluir que también en ellas se
puede constatar la mayor permeabilidad de la sociedad romana respecto de la griega. Es una pena
que la contribución sea tan breve, porque, en efecto, el estudio de la decoración se ha tenido poco
en cuenta hasta ahora, pues los análisis se limitan muchas veces al texto de la inscripción. Por su
parte, O. Olesti y C. Carreras rastrean en la toponimia medieval y en la epigrafı́a romana los
nombres que aparecen en las marcas anfóricas de Barcino y su territorio. Parten del presupuesto
de que a menudo se trata de libertos que actúan como institores/procuratores de poderosas familias
locales: cuando éstas, en el siglo II d.C., ascienden al ordo senatorius, ya no pueden seguir ocupándose de sus negocios y han de delegar en sus dependientes. En esta tercera sección de las actas, M.
Valdés estudia la marginación en Homero y Hesı́odo, V. Viparelli se ocupa de Propercio, mientras que J. Roy aborda la figura del pastor en la Grecia clásica, A. Lozano analiza la esclavitud
espiritual en el Oriente griego y M. Gervás elige como tema la prisión y la pobreza en el de uinctis
de Libanio.
La cuarta sección está consagrada a las mujeres, esclavas o no, vistas como marginadas. C.
Jourdain-Annequin estudia dos relatos en los que unas mujeres tracias prestan su ayuda al dios
Heracles. Aquı́, el mito y el culto se mezclan y comprobamos que la exclusión de las mujeres
del culto cı́vico se resuelve mediante la inclusión de quienes se hallan radicalmente excluidas,
es decir, las propias mujeres tracias. S. Reboreda pone de relieve las estrechas relaciones que vinculaban a las madres con sus hijas incluso después del momento traumático del matrimonio. De
este modo, se ponı́a de relieve, también en el mito, que «la continuidad de las poleis dependı́a de
ese ciclo femenino de la vida, en el que madres resignadas transmitı́an a sus hijas la necesidad de
aceptar un destino similar» (p. 341). S. Gualerzi subraya el contraste en Ovidio entre su defensa
de la libertad individual y su escaso interés y nula consideración hacia los esclavos. En un curioso
pasaje, el poeta recomienda el lector que si ha prometido la libertad a alguno de los suyos, finja
hacerlo a ruegos de su amada, para que ası́, lo que de cualquier modo él hubiera hecho, ella se lo
deba (A.A. 2.287-292). Nos queda la duda de por qué la amada podrı́a tener un interés especial
en la libertad de ciertos esclavos que no eran suyos. Por último, M.J. Hidalgo aborda el mito de
Cupido y Psique en Apuleyo y A. Prieto pasa revista a la presencia de esclavas en el pe´plum, como
710
Recensioni
género cinematográfico, poniendo de relieve las numerosas licencias que se toman los guionistas y
los directores, lógicas naturalmente, en la medida en que su objetivo perseguı́a la ficción, no la
historia.
La quinta sección, dedicada al derecho, tiene una importancia especial. Hay dos trabajos
sobre los «esclavos de esclavos», es decir, los serui uicarii: el primero, de F. Reduzzi asciende
un escalón más, pues se centra en los uicarii uicarius, esto es, el esclavo que pertenece a otro, quien
a su vez pertenece a un tercero. A las escasas fuentes epigráficas que atestiguan esta relación compleja, se puede añadir ahora la inscripción de Caldas de Reis que publiqué en «Z.P.E.» (177
[2011]). A. Salomone concluye que, en el supuesto de evicción, los uicarii no presentan particularidades, porque jurı́dicamente se les trata como a cualquier otro bien. Las dos contribuciones
siguientes se refieren a la capacidad jurı́dica de los esclavos: la exceptio doli generalis (A. Caravaglios) y la autonomı́a de los esclavos en la Tabula Sulpiciorum de Campania (F. del Sorbo).
Las conexiones de este último trabajo con el de O. Olesti y C. Carreras, mencionado antes,
son estrechas, aunque, como sucede demasiadas veces, los historiadores y los romanistas trabajan
sobre un mismo tema, pero con materiales diferentes. S. di Salvo reflexiona sobre la incapacidad
de actuar derivada de la condena infamante; M.V. Bramante se ocupa del esclavo considerado
ueterator, es decir, «experto», que lo era si estaba versado en las artes liberales; del proceso de libertad en época justinianea se encarga A. Russo mientras que P. Jaillette centra su atención en los
esclavos rurales en el código teodosiano y C. Corbo estudia dos constitutiones imperiales, una de
Graciano y otra de Justiniano, con las que se pretendı́a resolver el problema de la mendicidad.
En la última sección, dedicada a la historia moderna y la historiografı́a, C. Fornis destaca lo
que habı́a de superficial en la admiración de muchos revolucionarios franceses por la Antigüedad
griega y, en especial, por Esparta, más admirada que Atenas, donde reinaba, a ojos de los modernos, la anarquı́a. R. Chaulet observa que en los mercados españoles, hasta c. 1570, predominaban los esclavos procedentes del África subsahariana, mientras que en el último tercio del siglo
XVI el panorama cambia: a juzgar por su nombre, muchos eran cristianos españoles. Este es el
resultado de la durı́sima represión que se ejerció sobre los moriscos a partir de la rebelión de
las Alpujarras en 1568, que los empujó hacia la marginalidad y, en muchos casos, la esclavitud.
Por último, M. Bazémo estudia la posición marginal de los esclavos entre los Fulani, en Burkina
Faso, en época precolonial.
Si echamos la mirada atrás y simplificando un tanto, podemos ver que los estudiosos, a
partir del hundimiento de la Unión Soviética, perdieron, en buena medida, interés en la esclavitud antigua, que en los años 70 y 80 habı́a servido de coartada para los conflictos ideológicos de la
guerra frı́a – utilizando la jerga moderna, digamos que el esclavo antiguo habı́a sido un proxy del
proletariado. Los congresos del girea persistieron, pese a todo, con su cadencia anual y ahora,
cuando el interés hacia la esclavitud y la dependencia, desde unos planteamientos necesariamente
distintos, crece de nuevo, es tal vez el momento de apreciar en todo su valor el enorme esfuerzo
hecho por historiadores, juristas, filólogos y arqueólogos de variadas nacionalidades y tradiciones,
por mejorar nuestra comprensión de la esclavitud y la dependencia en el mundo antiguo.
Pedro López Barja de Quiroga
Universidade de Santiago de Compostela
[email protected]
Descargar