Síndrome de Cabeza Adelantada

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Síndrome de Cabeza Adelantada
Cuida tu postura para prevenir el dolor y las lesiones causadas por el síndrome de la
cabeza adelantada
Mantener la posición de la cabeza por delante del resto de nuestro cuerpo hace
que la postura en general adopte una serie de compensaciones para que el
peso de nuestro cuerpo sea soportado por las piernas y los pies. Generalmente
las personas que tienen este patrón tienden a sufrir dolores en el cuello y en la
parte superior y media de la espalda, ya que los músculos que se encuentran
en la nuca deben realizar un esfuerzo mayor para soportar la cabeza que
tiende a caer constantemente por delante del centro de gravedad, por el
contrario, si la cabeza se encuentra alineada con el resto del cuerpo estos
músculos no tienen que hacer este esfuerzo extra que conlleva a la generación
de dolores. “Así una postura con la cabeza hacia adelante (protracción), coloca
un stress excesivo en todos los tejidos de la columna cervical. Además, la
cabeza que pesa cerca de 4.5 kg, tiene un peso cercano a 13.5 kg cuando se
mantiene cerca de 7.5 cm por delante del centro de gravedad. Tal postura no
fisiológica aplica demandas excesivas sobre los músculos encargados de
mantener la columna erguida”1. En este caso estaría favorecida la generación
de cambios de tipo artrósico, como la aparición de osteófitos, estenosis del
canal medular, etc alteraciones de tipo degenerativo que resultan reseñados
en los estudios imagenológicos de pacientes aquejados de dolores en el cuello
y parte superior de la espalda, generadas por tension muscular y compresión
de
los
discos
que
se
interponen
entre
las
vertebras.
La posición que se adopta con la cabeza hacia adelante es acompañada
generalmente de la rotación interna de una de las articulaciones que conforman
el hombro (articulación glenohumeral) y de una compensación a nivel de los
omóplatos (huesos que sobresalen a ambos lados en la parte superior de la
espalda). Así, la protracción de la cabeza puede originar además de los
problemas ya comentados a nivel cervical, alteraciones y dolores a nivel del
hombro y sensación de adormecimiento u hormigueo en brazos y manos. A
nivel de la columna vertebral de estos pacientes observamos un aumento de la
llamada cifosis torácica, es decir, una curva mayor de concavidad hacia
adelante, lo cual se traduce en conjunto con el aspecto clínico denominado
hombros redondeados. “La postura cefálica hacia adelante acompañada de
rotación cefálica e interna de la articulación glenohumeral, contribuye a generar
en el hombro: tendinitis, impactación y síndromes de compresión
neurovascular”2
.
Para que el peso de la parte superior del cuerpo sea soportado por nuestros
pies, la porción inferior de la columna vertebral adopta otra curvatura cuya
concavidad se dirige hacia atrás, es la llamada lordosis lumbar. Esta segunda
curvatura aparece en el niño cuando empieza a caminar y se acentúa cuando
las personas dirigen el peso de su cuerpo por delante del centro de gravedad,
como un mecanismo de compensación a nivel pélvico para proyectar el peso
del cuerpo hacia los miembros inferiores, esto conduce a una sobrecarga de
los músculos paravertebrales y en consecuencia aparece el dolor en la región
lumbar.
Los cambios descritos continúan hacia los miembros inferiores, pasan a sufrir
las rodillas puesto que tienen tendencia a curvarse hacia atrás (genu
recurvatum), por lo que se hacen susceptibles de lesionarse fácilmente.
Además, hay tendencia a lesiones tales como luxaciones, y los tobillos se
hacen lábiles a esguinces puesto que el ángulo formado por la unión del pie
con la pantorrilla está aumentado (ángulo tibiotarsiano) en vez de ser un ángulo
de
90º
este
se
abre
a
más
de
100º
.
Tener la cabeza en protracción o adelantada también ocasiona cambios a nivel
de los dientes, ya que al aumentar el tono de los músculos suboccipitales (los
que están en la nuca) como resultado de la posición anómala, también
aumenta el tono de los llamados músculos elevadores de la mandíbula,
especialmente los que conforman las mejillas y los que se encuentran a cada
lado de la sienes. Al aumentar el contacto de los dientes posteriores se
produce un círculo vicioso en el cual se mantienen las contracturas musculares.
Por otro lado cuando el hueso occipital (ubicado en la parte posterior de la
cabeza) se traslada anteriormente, la mandíbula acompaña este movimiento
para mantener el engranaje dentario, originando un incremento de los
contactos en el sector anterior (contacto de los dientes delanteros), lo cual con
frecuencia resulta ser el origen de múltiples fracturas ocurridas en las
restauraciones (resina y coronas de porcelana) que se realizan en dicha zona,
y también de cambios de posición a nivel incisivos superiores, estos últimos
son observados por los mismos pacientes que refieren la aparición de espacios
entre los dientes que antes no presentaban y/o dientes que se empiezan a
observar en una posición más adelantada que los contiguos.
Después de una manipulación de las vertebras cervicales, conjuntamente con
el estiramiento analítico de grupos musculares de trabajo sinérgico tanto en
cuello como en boca (llevadas a cabo con las técnicas utilizadas dentro del
campo de la Osteopatía), y la instalación de un tipo de aparato de Ortopedia
Funcional de los Maxilares, se puede evidenciar una estabilización de la
posición de la cabeza, alineándola casi de forma inmediata con el eje de
gravedad y el resto del cuerpo, por lo cual es un excelente medio terapéutico
para los molestos dolores de cuello, acompañado por el tratamiento
osteopático conducente a devolver el equilibrio global del cuerpo. Muchas
veces, la protracción de la cabeza acompaña a un patrón de mordida Clase II
(el cual aparece descrito en el artículo Mordida Dañina), se hace pertinente en
estos casos modificar la oclusión para evitar que reaparezca la inestabilidad de
la cabeza y su posterior ubicación adelantada. La protracción de cabeza
también se aprecia en pacientes que han sido o son respiradores bucales y en
aquellos
diagnosticados
con
el
Síndrome
de
Hiperlaxitud
Articular.
Fuentes
Joanna Evans.
Gracias al Dr. Octavio Granadillo por el indispensable aporte que hizo posible
la elaboración de este artículo.
1 Cailliet, Rene. Sindromes Dolorosos, Incapacidad y dolor de tejidos blandos.
Editorial El Manual Moderno, tercera edición. 1997.
2 Ricard, Francois. Tratado de Osteopatía Craneal. Articulación
Temporomandibular. Editorial Médica Panamericana. Segunda edición, 2005.
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