Ein Guedi: Un asentamiento antiguo junto a un oasis

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Ein Guedi: Un asentamiento antiguo junto a un oasis
Turismo religioso y peregrinaciones / Arqueología bíblica
Por: Hillel Geva | Fuente: www.mfa.gov.il
Ein Guedi es un oasis situado en la ribera oeste del Mar Muerto, el punto más bajo del planeta, a unos 400 mts. bajo el nivel del mar. La
aridez y un calor extremo prevalecen en esta región desértica durante la mayor parte del año, pero los manantiales perennes de agua
potable (Ein significa "manantial") que fluyen desde los altos riscos del Desierto de Judá han hecho posibles el asentamiento y la
agricultura desde tiempos antiguos.
Ein Guedi es mencionado en muchas fuentes históricas, y los abundantes hallazgos descubiertos en las excavaciones arqueológicas
realizadas a partir de 1960 han permitido esbozar la larga historia de este singular sitio.
Un templo calcolitico
En el período calcolítico (milenio IV AEC) existía en el oasis de Ein Guedi un templo que era el centro de culto de las tribus nómadas de
la región. El complejo fue construido en una terraza de roca ubicada sobre el manantial y constaba de varias estructuras de piedra de un
recinto cada una, dispuestas alrededor de un gran patio rodeado por una muralla. Se accedía a él a través de un portal que consistía en
una cámara cuadrada con bancos; el templo se hallaba frente a ella, del otro lado del patio y tenía una forma rectangular (20 x 2,50
mts.), con bancos de piedra a lo largo de las paredes y un altar sobre el cual se encontraron huesos de animales y cenizas, lo que
testimonia que se trataba de un altar para sacrificios.
Sólo se han descubierto los restos de la estructura del templo abandonado; los investigadores creen que los sacerdotes huyeron ante un
peligro inminente, llevando consigo los numerosos objetos de culto acumulados durante generaciones. El templo nunca fue vuelto a
usar, pero gracias a las condiciones climáticas del desierto, se conservó en buen estado hasta la actualidad.
La aldea en Tel Goren
Durante el período bíblico, Ein Guedi y el desierto circundante, conocido como el yermo de Ein Guedi, formaban parte del territorio de la
tribu de Judá. David se escondió del rey Saúl en Ein Guedi (I Samuel 24:1).
El primer asentamiento fue construido en la colina baja, Tel Goren, a fines del período monárquico (la segunda mitad del siglo VII AEC).
Las casas de esa pequeña aldea estaban construidas cerca una de la otra, sobre terrazas; cada una constaba de dos habitaciones y un
patio. Había en ellas grandes tinas de arcilla para almacenar agua potable u otros líquidos provenientes de plantas especiales que
crecían en la región. En las ruinas de la aldea se encontraron improntas de sellos reales y otros que ostentan nombres propios, así como
un tesoro de piezas de plata, que indican su riqueza e importancia económica.
La aldea extendió sus límites durante el período persa (siglos V-IV AEC). entre sus edificios se contaba una estructura prominente (550
m2), probablemente de dos pisos de alto, con muchas habitaciones, patios y depósitos en los que se encontraron numerosos objetos,
incluidos improntas de sellos reales, indicio de la ininterrumpida importancia del lugar.
En los períodos herodiano y asmoneo (siglo I AEC a siglo I EC), la población judía de Ein Guedi prosperó, se extendió y se convirtió en
propiedad real. En Tel Goren se construyó una ciudadela para proteger la aldea y sus productos agrícolas de las incursiones de los
nómadas. En aquella época, Ein Guedi se expandió hasta la colina baja y plana a los pies de Tel Goren, hasta ser destruida y
abandonada durante la primera rebelión judía contra Roma (66-70 EC).
En las nuevas excavaciones realizadas en 1996, se encontraron al norte de Tel Goren unas 30 celdas de piedras agrupadas alrededor
de un pequeño manantial. Los excavadores sugieren que puede haber sido un sitio monástico de la secta esenia, cuyos miembros
vivieron durante el período romano en comunidades aisladas en el desierto cerca del Mar Muerto.
Durante la rebelión de Bar Kojbá (132-135 EC), Ein Guedi fue un importante puesto de avanzada de los rebeldes, tal como se la
menciona en las cartas de Bar Kojbá encontradas en la zona del Mar Muerto. Posteriormente se apostó allí una guarnición romana.
Durante los períodos romano y bizantino (siglos II-VI), el oasis fue propiedad imperial y la población de Ein Guedi alcanzó su máxima
prosperidad. Eusebio, obispo de Cesárea, en el siglo IV, la describió como "una aldea judía muy grande". En el curso de las
excavaciones se descubrieron restos de viviendas, instalaciones de agua y tiendas alineadas junto a las calles. Durante ese período se
construyeron terrazas de piedra en las laderas de las colinas y se elaboró un sofisticado sistema de agua que incluía piscinas de acopio
y una red de canales de irrigación. Estas medidas, promovidas por el gobierno central, contribuyeron a la expansión de un cultivo
eficiente e intensivo de plantas tropicales y a la producción de perfumes y productos medicinales. Especialmente famoso y de alto valor
era el bálsamo, un perfume extraído de una planta que crece sólo en esta región. Para proteger las áreas de cultivo y controlar las rutas
comerciales se construyó una fortaleza con torres de guardia.
La sinagoga
La sinagoga de Ein Guedi data del período romano-bizantino, pero en el curso de su uso sufrió varios cambios.
Cuando se la construyó por vez primera a principios del siglo III, era un edificio modesto de estructura trapezoidal. En la pared norte, que
daba hacia Jerusalem, había dos aberturas. El piso era un mosaico blanco y sencillo, con una cruz gamada de tesela negra en el centro,
que ha sido interpretada como un motivo ornamental o un símbolo de buena suerte.
Durante el siglo IV, la sinagoga tuvo varias renovaciones de largo alcance. La abertura en el centro de la pared norte fue bloqueada y
convertida en un nicho cuadrado que probablemente contenía un arca de madera para la Torá. A lo largo de la pared sur se construyó
un banco con tres escalones; el edificio fue dividido por dos hileras de pilares cuadrados en un vestíbulo central y dos pasillos; el acceso
era por medio de tres aberturas en la pared oeste.
A mediados del siglo V se realizaron nuevas modificaciones, pero se conservó la forma trapezoidal. Sus dimensiones pasaron a ser de
16 mts. en la parte occidental y 13,50 mts. en la parte oriental, con un ancho de 12,50 mts. y dos pisos de alto. En el lado norte del
edificio, que daba hacia Jerusalem, se agregó una plataforma (bimá) que contenía un nicho semicircular rodeado por una reja de
presbiterio. Todo el interior de la sinagoga y los pilares estaban cubiertos con un estuco blanco y decoraciones pintadas, y se tendió un
nuevo y colorido piso de mosaico. El vestíbulo central contenía un mosaico decorado con flores de cuatro pétalos, en cuyo centro había
un círculo con cuatro pájaros; en los ángulos del marco exterior se observan parejas de pavos reales. La decoración frente a la bimá
incluye tres menorot (candelabros) de siete brazos.
El piso del pasillo occidental, a través del cual se ingresaba al recinto de oración, contenía cinco inscripciones, entre ellas una en arameo
que mencionaba a la comunidad local y a los donantes privados que habían contribuido a la construcción y mantenimiento de la
sinagoga. Una inscripción incluía una advertencia y un anatema:
Advertencias a aquellos que cometan pecados que causen disensión en la comunidad, que transmitan información maliciosa a los
gentiles o que revelen los secretos de la ciudad.
Aquél cuyos ojos recorren toda la tierra y descubren todo lo oculto, eliminará su persona y su simiente de bajo la luz del sol y todos dirán
Amén. Selah.
Dos inscripciones en hebreo se refieren a la tradición judía. Una menciona los nombres de los trece padres del mundo según I Crónicas
1:1-4: Adán, Seth, Enosh, Kenan, Mehalalel, Jared, Enoj, Matusalén, Lámej, Noé, Shem, Jam e Yafet.
Otra lista reseña los nombres de los doce signos del zodíaco y los doce meses del calendario hebreo; los tres patriarcas Abraham, Isaac
y Jacob; los nombres de los tres compañeros de Daniel: Jananiá, Mishael y Azariá y una bendición: Paz sobre Israel.
La sinagoga fue destruida por el fuego, probablemente durante el reinado del emperador Justiniano (segunda mitad del siglo VI), época
de persecuciones contra los judíos. Los objetos encontrados entre los escombros incluían un hallazgo singular: un candelabro de siete
brazos de bronce, de 30 cms. de alto.
El edificio de la sinagoga ha sido restaurado recientemente y cubierto por una tienda protectora que permite a los visitantes disfrutar de
esta bella sinagoga de la comunidad judía que vivió en una época en Ein Guedi.
Las excavaciones de Tel Goren de 1961-1965 fueron llevadas a cabo por B. Mazar en nombre de la Universidad Hebrea y la Sociedad
de Exploración de Israel; la sinagoga fue excavada en 1970-1972 bajo la dirección de D. Barag e Y. Porath, en nombre de la Universidad
Hebrea, la Sociedad de Exploración de Israel y el Departamento de Antigüedades de Israel (hoy, la Autoridad de Antigüedades de
Israel); las nuevas excavaciones en Ein Guedi fueron llevadas a cabo por Y. Hirschfeld en nombre de la Universidad Hebrea de
Jerusalem y la Sociedad de Exploración de Israel.
Imagen: Candelabro de siete brazos de bronce, hallado en la Sinagoga
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