Un alcalareño muerto en los campos de concentración nazis Eva Ruiz Fernández José Gómez Caballero dejó una dirección del municipio de Alcalá del Río, Sevilla, como destino final de cuanto a él le ocurriera, correspondiendo la misma a la calle Nueva, número 4 del municipio hispalense, y a su padre, Dionisio Gómez Molina, como destinatario. Ello permitiría a su familia, a su padre, saber qué le ocurrió al final de sus días, algo que ignoramos si pudo producirse. Gracias a dos catalanes, prisioneros en Mauthausen, Casimir Climent y Juan de Diego, miles de españoles han podido conocer el trágico final de sus familiares republicanos internados en los campos de concentración organizados por los nazis. Juan de Diego, barcelonés, trabajó en la Administración central de Mauthausen, y llegó a ejercer diferentes tareas, entre ellas, llevar el registro de defunciones, y posteriormente, se le encargó el control de la correspondencia de los españoles que salía hacia el exterior a partir de 1943. Casimir Climent, otro catalán, gracias a su facilidad con el alemán, llegó a trabajar en la oficina de la GESTAPO, policía secreta del Estado en la Alemania nazi, donde se encontraba el archivo de los registros del campo, y se encargó de realizar las fichas de ingresos de los recién llegados. Paralelamente a su trabajo, logró llevar una copia del archivo general, donde incluía un registro de las SS, (abreviatura de las Shutastaffel, la organización militar y de seguridad del partido nazi), que habían prestado sus servicios en el campo y, junto a De Diego, llevó a cabo un listado de presos españoles con datos referidos a su nombres, fecha y localidad de nacimiento y una dirección del domicilio que hacía referencia a un familiar, amigo, esposa, etc., para comunicarle sobre su situación, que normalmente sería información relativa a su defunción. La acción y el gran valor, en tales circunstancias, de estas dos personas, junto a la de muchas más, permitió que miles de familias pudieran conocer el final de miles de presos del campo de concentración de Mauthausen, y de los que prácticamente no se tenían noticias. Nació en Alcalá del Río José Gómez Caballero nació el 15 de marzo de 1909 en Alcalá del Río, hijo de Dionisio y de María. En el Registro Civil de Alcalá del Río está inscrita su acta de nacimiento y en ella se especifica que en la Villa de Alcalá del Río, a las ocho de la noche del día 16 de marzo de 1909, ante el juez Manuel Rubio y el secretario Julio Gil de Mora compareció Un alcalareño muerto en los campos de concentración nazis Dionisio Gómez Molina, natural de La Línea de la Concepción, provincia de Cádiz, de 29 años, casado, jornalero, y que vivía en la Calle Nueva del municipio alcalareño, para solicitar que se inscribiera en el Registro Civil a su hijo José nacido el 15 de marzo a las doce de la mañana. En el documento aparece como su madre María Caballero, natural de Hinojosa, Córdoba, de 29 años, “dedicada a las ocupaciones propias de su sexo y domiciliada en el de su marido” y como testigos de esta inscripción, Manuel Velázquez Delgado y Ángel Álvarez Sánchez 1 . En 1936, José Gómez tenía 27 años. Ignoramos qué fue de la vida de José durante este tiempo y tampoco conocemos qué le ocurrió entre 19361940. Podemos imaginar que pudo participar en el frente en defensa de la República o estar en una zona republicana hasta que se produjo el masivo éxodo a Francia, tras la caída de Barcelona y el avance del ejército sublevado contra el Gobierno legítimo, bajo las órdenes de Franco. Los exiliados al país galo nunca tuvieron un buen recibimiento y siempre existió recelo de las autoridades francesas que se vieron desbordadas ante la llegada de 500.000 hombres y mujeres que habían cruzado los Pirineos, huyendo del avance de las fuerzas nacionales. Campos de refugiados, o llamados también por muchos, de prisioneros, como ArgelésSur-Mer, Angoulême, Haras, Saint-Cyprien, Grenoble, Vernet de Anegé, Sepfonds …, se convirtieron en un nuevo sufrimiento para los republicanos exiliados en Francia, que recibieron un trato inhumano y cruel, con la separación de las familias, hombres en unos centros, mujeres en otros, en condiciones pésimas de salubridad y alimentación, pese a que muchos pensaron que llegaban a la Francia de la libertad, la igualdad y la fraternidad. Las dificultades fueron muchas para todos los exiliados españoles que no podían volver a su país, y que se sentían abandonados por el gobierno galo. Las alternativas a los campos franceses se reducían a volver a España sin riesgo alguno, bajo una propaganda bien orquestada desde España con el beneplácito de las autoridades francesas, con el consiguiente riesgo real de los fusilamientos que, a diario, seguían cometiéndose pese a “no tener la manos manchadas con sangre”; ingresar en la Legión Extranjera; integrarse en los Batallones de Marcha, una especie de ejército auxiliar 1 Agradecimiento al alcalde de Alcalá del Río, Juan Carlos Velasco, por facilitar el acta de nacimiento. www.todoslosnombres.org 2 Eva Ruiz Fernández francés, con mandos franceses; tener la oportunidad de contratos individuales con particulares; participar en la resistencia francesa contra la ocupación nazi, o como optó la gran mayoría de refugiados, incorporarse a las Compañías de Trabajadores Extranjeros, que contaron con más de 50.000 españoles, y que sobre todo realizaron acciones para reforzar la línea Maginot, una fortificación defensiva construida a lo largo de la frontera con Alemania que debe su nombre a André Maginot, un veterano mutilado durante la Primera Guerra Mundial. Tal vez, éste fue el destino de José, las Compañías de Trabajadores Extranjeros. Tras la invasión nazi de Francia, entre mayo y junio de 1940, hemos podido saber que José Gómez Caballero estuvo retenido en lo que se denominó Stalag, o campos de prisioneros, en Estrasburgo, Francia, con un número de prisionero que corresponde al 3.258. En el Stalag V-D de Estrasburgo se alojaban a los prisioneros, miles, en cobertizos de exposición y se procedía a clasificarlos por nacionalidades, realizando controles estrictos e interrogatorios individuales para enviarlos a trabajar a las minas o a las fábricas de armas, entre otros destinos, como mano de obra barata. El 11 de diciembre de 1940 se deportaron al Campo de concentración de Mauthausen un contingente de españoles que pudieron oscilar entre los 845 y los 849 hombres, y durante 3 días y 2 noches viajaron en vagones dedicados al transporte de ganado sin comer, sin beber, sin poder dormir y haciendo todas sus necesidades en el interior de los vagones sin saber la suerte que correrían. Según la Amicale de Mauthausen de París, en su Livre Memorial, editado por la Fondation pour la Mémoire, fueron 847 los españoles que viajaron en ese tren, y recibieron el número de matrícula que va desde el número 4.473 hasta el 5.391. Todos, salvo uno, del que se ignora la procedencia, venían del Stalag V-D Estrasburgo. Parte de ellos fueron capturados en Saint-Dié, Vosges, entre el 20 y el 26 de junio de 1940 como combatientes en las Compañías de Trabajadores Extranjeros. Dejan el Stalag V-D el día 11 de diciembre para llegar a Mauthausen dos días después. Como se describe en el libro el Triángulo Azul, los republicanos españoles en Mauthausen, de Manuel Razola y Mariano Constante, por los testimonios que se recogen en él, el día 13 de diciembre entre la una y media y las dos de la madrugada el convoy se paró en una estación de una ciudad desconocida, tras atravesar Alemania pasando por Stuttgart y Núremberg. Se trataba de la estación de tren en el pueblo de Mauthausen. Un nombre que tendría su particular protagonismo en la Historia. Este pueblo se encuentra en Austria, cerca del Danubio, y formó parte de la Alemania nazi tras la anexión de Austria, y en él se decidió crear un centro de reclusión con la finalidad de retener a elementos de peligrosidad. Tras la catalogación de los campos de concentración, Mauthausen pasó a ser de categoría III, para individuos sin posibilidad de rehabilitarse. Bajo temperaturas que superaban los 20-25 grados bajo cero, los hombres que conforman el convoy bajaron con dificultades para mantenerse de pie y caminar por la nieve, y bajo absoluta vigilancia de las SS y de perros comenzaron a cruzar el pueblo por un camino empinado de unos cinco o seis kilómetros hasta una fortaleza totalmente cubierta de nieve. Se dice que entre 3 y 7 hombres llegaron a morir en el camino desde la estación a la fortificación. www.todoslosnombres.org 3 Un alcalareño muerto en los campos de concentración nazis Entrada al Campo de concentración Mauthausen. Fotos cedidas por Miguel Campillo. “Nos hicieron formar en una explanada de tierra cubierta de nieve helada. Hombres con la cabeza rapada y que llevaban uniformes de rayas, nos iban contando de diez en diez. Los reflectores de las torres de vigilancia alumbraban la explanada como si estuviésemos en pleno día. Los oficiales del campo nos comunicaron por mediación de un intérprete que nos hallábamos en el campo de Mauthausen, campo de la muerte. Se tenía que observar la disciplina más férrea. Quién infringía las órdenes, era ejecutado. De Mauthausen, nadie salía vivo”. (Triángulo Azul, Razola y Constante) En el interior hacían desnudar a los prisioneros, a tomar una ducha bajo temperaturas impensables, los afeitaban de pies a cabeza y pasaban por la desinfección. Se les daba un uniforme de rayas y los llevaban a barracones durante un periodo de cuarentena en unas condiciones durísimas. En el uniforme aparecía un triángulo azul con un S de color blanco encima, el azul de apátridas, despreciados por su país de origen, y la S, de “Spanien”, España en alemán. “Estáis aquí para morir. A los que se sorprenda fumando se les mata; a los que van a beber agua sin autorización se les mata; a los que hablan demasiado alto o hacen ruido, se les castiga con 25 bastonazos; ningún extranjero puede plantar cara a un alemán, so pena de muerte” (Triángulo Azul, Razola y Constante). www.todoslosnombres.org 4 Eva Ruiz Fernández Barracones del Campo de concentración Mauthausen. Fotos cedidas por Miguel Campillo. Mauthausen era un campo de exterminio, que al principio estaba constituido por una veintena de barracones y un cercado de alambres, hasta convertirse en un enorme complejo fortificado, como base central y con instalaciones anexas, bajo el mando del temible comandante Franz Ziereis. Cada piedra del muro que rodeó a este campo de concentración se dice que está puesta con la sangre y la vida de un español. Según los datos aportados por la Amicale de Mauthausen de París, en el mes de agosto de 1940 llegaron 1.084 españoles al campo de concentración, entre ellos el denominado Convoy de los 927, donde 430 hombres y niños mayores de doce años quedarían allí retenidos desde el 24 de agosto. Entre septiembre de 1940 y enero de 1941 se organizaron once trenes que transportaron a 3.385 españoles hacia el KL Mauthausen, siendo las entradas más fuertes en los meses de diciembre de 1940 y en enero de 1941, que comprendieron las matrículas desde el número 3.153 al 6.839. Del total, 3.385, 34 fueron liberados por las autoridades alemanas (el 1%); 2.318 fallecieron o desaparecieron en deportación (68,5%); 808 fueron liberados (23,9%); y 225 personas, en situación o paradero desconocidos (6,6%). El mayor contingente de españoles hacia este centro de exterminio durante el año 1940 llegó el 13 de diciembre. José Gómez Caballero era uno de los miembros del convoy que partió de Estrasburgo el 11 de diciembre de 1940, perdiendo su identidad como persona por un número de prisión a la entrada de Mauthausen. Junto a su traje de rayas, un número, www.todoslosnombres.org 5 Un alcalareño muerto en los campos de concentración nazis Hornos Crematorios del Campo concentración Mauthausen. Fotos cedidas por Miguel Campillo. el 4.842, que le acompaño hasta el 29 de marzo de 1941. De los 847 españoles procedentes de Estrasburgo, mueren durante su deportación el 59%: de ese porcentaje, 431 en Gusen y 42 en el castillo de Hartheim, según la información facilitada por la Amicale. El 29 de marzo de 1941, José fue trasladado al campo anexo de Gusen, un subcampo dependiente del campo central, situado a unos cinco kilómetros de distancia, al que iban los que estaban totalmente desahuciados. Con el número de matrícula 11.278, José resistió hasta el 2 de septiembre de 1941, después de diez meses en campos de concentración donde sufrió todo tipo calamidades y torturas. Era un joven de 32 años, como la mayoría de los que entraron allí, jóvenes que combatieron en la guerra civil española en defensa de la República, acabaron en campos de refugiados-prisioneros franceses, ayudaron a combatir al país galo frente a la amenaza nazi y acabaron sus días, miles de ellos, en campos de concentración nazis y sus restos en los hornos crematorios para eliminar su existencia. Los que sobrevivieron fueron condenados al más absoluto silencio y los pequeños homenajes, la mayoría de ellos por esfuerzos particulares de investigadores y familiares especialmente dedicados a recuperar la memoria histórica de este país, han llegado muy tarde y muchos no han podido verlos. En el Libro Memorial. Españoles deportados a los campos nazis (1940-1945), de Benito Bermejo y Sandra Checa, aparecen 8.700 registros que corresponden a datos completos de republicanos españoles deportados a campos de concentración nazis, con su nombre, lugar de nacimiento, número de prisionero, fecha de deportación, campo al que llegó y sus correspondientes números de matrículas con los respectivos traslados, y una letra final: www.todoslosnombres.org 6 Eva Ruiz Fernández la F, de Fallecido, la L, escasa, de Liberado, o la E, de Evadido. De esos 8.700, 7.200 estuvieron prisioneros en Mauthausen, de ellos, más de 5.000 murieron. Estas cifras irán en aumento conformen se perfilen las investigaciones que están en curso, que rescatarán del olvido a miles de personas deportadas. Según el libro Andaluces en los campos de Mauthausen, fueron 1.494 los andaluces que estuvieron en estos campos hasta la liberación el 5 de mayo de 1945. De ellos más de un millar murieron. 103 sevillanos estuvieron deportados. Uno de ellos, José Gómez Caballero, era de Alcalá del Río, y hoy por hoy, afortunadamente, el único alcalareño muerto en un campo de concentración alemán. Homenaje a la memoria de los republicanos españoles en el Campo concentración Mauthausen. Fotos cedidas por Miguel Campillo. www.todoslosnombres.org 7 Un alcalareño muerto en los campos de concentración nazis Documento de la FEDIP, Federación Española de Deportados Internados Políticos, muertos en Mauthausen, facilitada por la Amicale de París. El último en la lista Gómez Caballero, José, con la información de sus traslados desde Estrasburgo a Gusen, y el nombre de su padre, Dionisio Gómez Molina, y su dirección en Alcalá del Río, Sevilla. Posiblemente el 27 de febrero de 1947 se comunicó a su familia el triste desenlace de su hijo. Agradecimientos a la Amicale de Mauthausen de París y a la de Barcelona por toda la información facilitada. www.todoslosnombres.org 8 Eva Ruiz Fernández Bibliografía -El convoy de los 927, de Montse Armengol y Ricard Belis. -Triángulo Azul, los republicanos españoles en Mauthausen, de Manuel Razola y Mariano Constante. -Andaluces en los campos de Mauthausen, de Sandra Checa, Ángel del Río, y Ricardo Martín. -Información facilitada por la Amicale de Mauthausen de París y Barcelona. Livre Memorial, editado por la Fondation pour la Mémoire. - Web del Ministerio de Cultura : www.mcu.es. Se encuentra el Buscador de Españoles deportados en campos de concentración, 1940-1945. Portal de Archivos Españoles. PARES. www.todoslosnombres.org 9