EL MUNDO BURGUÉS s. XIX - historia de los medios y el

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Historia de los Medios y el Espectáculo
Cátedra: ISSE MOYANO
EL MUNDO BURGUÉS
Candelaria Iocco
INSTITUTO UNIVERSITARIO NACIONAL DEL ARTE.
s. XIX
1. El mundo burgués
1. EL MUNDO BURGUÉS
El hogar burgués se caracterizó por estar rodeado de objetos materiales (cojines,
cuadros, adornos, empapelados) como signo de poder, dinero, bienestar y status,
más allá de la utilidad que a éstos se les pudiese dar. Eran objetos perdurables y
debían expresar aspiraciones vitales a través de su belleza. Belleza igualada al término de decoración que se aplicaba en su superficie. La vida soñada se valorizaba a
través del ritual doméstico y del interior de los hogares. Mientras que en el exterior
las formas eran sólo funcionales, la decoración y la belleza se encontraban en el
interior. La dualidad expresada entre lo sólido y perdurable, y la belleza, es también
registrado en otras divisiones como: lo material/ideal; corporal/espiritual.
Lo ideal y espiritual fue tomado siempre como dependiente de lo material, únicamente podía expresarse a través del mismo o, en última instancia, a través de dinero
que podía comprarla. Ejemplo: la espiritualidad demostrada mediante la música,
en el hogar burgués era representada a través del piano, que era un instrumento
grande, elaborado y caro.
Otra de las características de esta sociedad, era la hipocresía y las apariencias.
Muchas de las costumbres realizadas tenían pensamientos claros pero acciones
diferentes a los mismos. Un ejemplo se ve en la predicación de una moralidad en
donde el amor es único y dedicado sólo a una mujer: la esposa; mientras que la
practica sexual era otra, ya que existían amores extramatrimoniales. El fundamento
sexual del hombre de este momento consistía en la existencia de una mujer para la
pasión y otra mujer de la casa, y madre de los hijos.
La mujer no era valorizada, y tenía sólo dos opciones en esta sociedad: la castidad
o la fidelidad después de casada. Se creía que la mujer era un ser espiritual y la
atracción sexual no se correspondía con sus valores. La nueva civilización se asentaba sobre la represión del instinto.
La burguesía comenzó a vivir en un tipo de sociedad que se acercaba más a las tentaciones de la alta sociedad. Luego de un tiempo, el burgués se hizo cada vez más
ocioso. Comenzaba a tener el problema de gastar más de lo que ahorraba. Gastaba
para imitar ese estilo aristocrático que tanto criticaba; en el gasto de dinero se
podían poner de manifiesto los triunfos y el poder político. En un principio este
problema de gastos incluía sólo a unas pocas familias, luego pasó a ser una problemática de toda la clase burguesa.
BIBLIOGRAFÍA
HOBSBAWM, Eric, La era del capital, 1848-1875, Capítulo XIII “El mundo bugués”. Buenos Aires, Editorial Crítica, 1998.
HOBSBAWM, Eric, La era del imperio, 1875-1914, Capítulo VIII “La nueva mujer”, en Editorial Crítica,
Buenos Aires, 1998.
Historia de los Medios y el Espectáculo
Cátedra: ISSE MOYANO
EL MUNDO BURGUÉS
Candelaria Iocco
INSTITUTO UNIVERSITARIO NACIONAL DEL ARTE.
s. XIX
1. El mundo burgués
La familia era la célula base en la edificación de la sociedad burguesa; era sinónimo
de calidez, pero también aparecía como la institución más misteriosa de la época. Las conexiones entre estructura familiar y sociedad burguesa eran oscuras, ya
que la pregunta era. ¿Por qué una sociedad competitiva y lucrativa con esfuerzos
individuales, con igualdad de derechos y oportunidades, se basaba en una institución que las negaba? La unidad básica, el hogar unifamiliar, era una autocracia
patriarcal y el microcosmos de un tipo de sociedad que la burguesía como clase,
denunciaba y destruía: era una jerarquía de dependencia personal. En su estructura
familiar, el gobernante era el hombre, padre y marido, con las funciones de guardián, guía o juez. Tras esta figura de poder estaba la mujer; como el ángel bueno,
madre y esposa. Su oficio era el de complacer a su gente, alimentar con manjares,
vestir, mantener el orden y enseñar. Estas tareas eran consideras para ellas teniendo
en cuenta que no era necesario en su realización poseer inteligencia o conocimiento. La mujer debía demostrar y resaltar la capacidad del hombre ocultando la de
ella en el ocio y el lujo. El único poder que podía ejercer era sobre los criados; ella
era la señora de la casa; no trabajaba sino que era quien guiaba y daba las órdenes
sobre las labores hogareñas. Una de las diferencias entre la clase media y la obrera era
que en la primera trabajaban los criados y en la segunda, ellos eran los criados. Pero
es importante ver que el punto crucial es que la estructura de la familia burguesa
contradecía el plano de la sociedad burguesa, ya que en aquella no contaban la libertad, la oportunidad, el nexo monetario, ni la persecución del beneficio individual.
La burguesía como clase tenía un plano económico capitalista, una política que
era dirigida por ellos mismos y una sociedad divida en clases (alta, media y baja)
que se media según su haber monetario y material. Como clase social, la burguesía
se poseía poder e influencias. Para pertenecer a esta sociedad, o ser alguien, un
individuo debía tener fortuna o capacidad para ordenar y mandar. El recurso clásico del burgués era ejercer o solicitar influencias sobre diferentes personajes (ej:
alcaldes diputados, ministros, parientes, etc.) para lograr, a partir de acuerdos, un
crecimiento mutuo; su acción siempre estaba dirigida en lograr un ascenso en la
escala social.
La burguesía del tercer cuarto del siglo XIX -1875-1900- era liberal en sus ideologías, creía en el capitalismo, la empresa privada, los derechos civiles y liberales. Tenía más creencias en la cultura que en la religión. Creían en las profesiones abiertas
a los emprendedores, por lo cual los méritos cobraban más valor.
Ser burgués era ser un ser superior, hombre independiente, al cual nadie le daba
órdenes, excepto el Estado y Dios.
El fracaso en este tiempo venía de la mano de la falta de méritos que cada hombre
poseía. Es importante resaltar que la jerarquía social comenzaba a depender sólo de
lo que cada hombre hacía para ello, cada uno era hacedor y constructor de su futuro.
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