doctor extraño - Literatura Nova

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-DOCTOR
TARSISEN
“NOCHE DE
PAZ”
¡Los hombres le llaman Dr. Tarsis! ¡Nunca has conocido a alguien como él! Es un
privilegio y un gran placer presentar tranquilamente y sin fanfarria, una nueva aventura
de un superhéroe muy diferente a todos los conocidos...
¡Doctor Tarsis, maestro de la magia blanca y negra!
Hace tiempo, Esteban Tarsis fue un hombre como los demás... un hombre mundano, ya
no lo es. ¡Ahora es UN SEÑOR DE LAS ARTES MISTICAS!
Una tranquila mañana en la Abadía de Lebanza, Palencia, el Doctor Tarsis se encuentra
en su cuarto de meditación.
Tomando la posición de loto, el poder extrae de la mente sus preocupaciones terrestres.
El estado de Nirvana. Su cuerpo se alza lentamente del suelo.
Y empieza el “trabajo diario” del señor místico.
Con su cuerpo en relax total, sus energías mentales recorren cada neurona de su
cerebro.
En instantes, su mente revisa hechizos... Analiza artes mágicas, clasificándolas por
validez y efectividad.
En su actual estado, su mente se lanza a través de las ventanas del alma... ¡Sus ojos!
¡Cómo guías ardientes liberan las nigromanticas energías del „Globo que todo lo
escudriña‟!... Una vez liberadas, revelan a su señor las muchas dimensiones místicas
que rodean la tierra.
¡Profundizando en el Globo, el Dr. Extraño hace una de sus periódicas inspecciones de
los reinos cercanos!
Dr. TARSIS: ¡Uhmmm! ¡Todo parece tranquilo por aquí! ¡Los cinturones místicos
de Karerbir aún resisten! (Aparece ante él un planeta rodeado por
Varios anillos de energía azul, dichos anillos adoptan o trazan caminos
diferentes, unos horizontalmente, otros verticalmente, diagonalmente a
la derecha, otros a la izquierda...)
“...No, nada parece inusual. Pero tengo el presentimiento de que algo
pasa, pero por más mundos y lugares místicos que visito no encuentro
nada anormal...!
“Sin embargo la extraña sensación aún persiste... Pensé que el
problema podría venir de unos de estos lugares o provenir de algunos
de mis enemigos, pero no es así.
El cuerpo del mago se pone en pie y se sienta en el sillón en una actitud muy
pensativa.
Dr. TARSIS: ¡Tengo el presentimiento de que algo esta pasando! ¿Pero qué?
Como si el Globo de Natchaw leyese la mente del señor de las artes místicas, este
abandona su lugar y se eleva iluminando la estancia con su luz.
Ante Esteban Tarsis aparece una habitación no muy amplia y pobremente amueblada
(un armario de dos puertas, una mesilla y una cama de matrimonio).
En la cama un hombre esta acostado. Su estado es lamentable y esta bañado en sudor,
en su sudor. El rostro da muestras de ser victima de un dolor increíble.
Poco a poco la imagen del hombre se hace más nítida y clara, hasta que toda la
estancia se inunda con su rostro.
Dr. TARSIS: ¡Juan Recio! ¡Noche de paz! –El mago cierra los ojos y el globo se apaga
y vuelve a reposar en su recipiente- ¡Si... Ahora esta todo claroAun gesto de su mano el aspecto del señor de las artes místicas, su aspecto cambia.
Ahora lleva un traje oscuro y un maletín en una de sus manos.
Otro gesto y ante él aparece una circulo de luz verde. El Dr. Tarsis se introduce en él
apareciendo, instantes después, en un callejón repleto de basura, ratas e inmundicia. En
la calle adyacente la gente pasea, los niños, tristemente vestidos, juegan con la nieve.
Esteban se une a la gente y se dirige a uno de los edificios de dos plantas que le
rodean. A su contacto la puerta del portal se abre y se introduce adentro. Sube hasta el
primer piso y llama a la única puerta que allí existe.
Dr. TARSIS: ¡Hola, pequeño, soy el doctor..!
MIGUEL: ¡Mama, mama, es el medico!
MARIA de RECIO: ¡Oh, doctor..! ¿Es usted el medico?
Dr. T.: ¿La Señora de Recio, supongo? Si, soy el doctor. ¿Puedo ver al enfermo, por
favor?
MARIA: ¡Oh, perdón... Pase, por favor!... ¡Ahí lo tiene!
Dr. T.: ¿No le ha visitado un colega mío, anteriormente?
MARIA: (Sollozando) ¡Lo siento, lo siento, doctor!... Las medicinas que le receto son
tan caras que nos ha sido imposible comprarlas... ¡Compréndalo! Mis hijos
necesitan comer... ¡Lo siento, lo siento mucho!
Dr. T.: ¿Puedo ver lo que le receto? -La mujer se acerca a la mesilla y extrae una hoja
pequeña de papel y se lo entrega. Esteban se mete la mano derecha en el
bolsillo interior de su chaqueta y extrae 200 € que da a la mujer- Vaya a por
las medicinas y de paso compre algo para comer... ¡Es un préstamo, ya me lo
devolverán!
La mujer toma el dinero y se aleja, dejando al doctor a solas con el enfermo.
El señor de las artes místicas mira fijamente al enfermo y a una orden suya su aspecto
retorna a la que tenia antes de abandonar su hogar y de la solapa izquierda de su capa, el
camafeo en forma de paloma se eleva hasta descansar en la frente del mago. La luz del
amuleto mistico ilumina el rostro del hombre para, seguidamente, recorrer el resto del
cuerpo, hasta llegar a los pies.
Dr. T.: No me extraña que se encuentre tan mal. Debería estar en un hospital no
aquí. 5 costillas rotas, una de las cuales le esta rozando uno de los
pulmones, el tobillo izquierdo hinchado, un grave esguince... –Esteban mira
hacía la puerta y la sella mágicamente, después su mano derecha se vuelve
intangible y se introduce dentro del pecho del inconsciente.) Despacio o
podría causarle lesiones más graves. ¡Aquí esta, un toque mágico y la
costilla volverá a su lugar correcto! Ya no dañara al pulmón. Bueno ahora
las otras... Vaya parece que el durmiente despierta. –Mágicamente el doctor
vuelve a presentar el aspecto de un hombre bien trajeado.JUAN: ¡Uhmmm... AY! ¿Quién es usted?
Dr. TARSIS.: ¡Hola, Noche de Paz!
JUAN: ¿Dónde esta..?
MIGUEL y RUBY: (Entrando) ¡Papa, papa, ya has despertado!
RUBY: (Es la mayor, rubia, ojos azules, de 11 años de edad, Miguel tiene 7 años, pelo
corto, también rubio. Abraza a su padre) ¿Estas ya mejor papaíto?
JUAN: ¿Quién es usted y como sabe..?
MIGUEL: Es el doctor.
Dr. TARSIS.: Bueno, niños, no debéis molestar a Noche de paz. Necesita descansar.
MIGUEL y RUBY: ¿Noche de paz? ¿Papa?
Dr. TARSIS.: ¿Nunca les has contado porque en el instituto te llamaban Noche de Paz?
JUAN: Es de suponer que usted y yo nos conocemos, Doctor. Perdone si ahora no le
recuerdo.
Dr. TAR: (Acompaña a la parejita hasta que estos han abandonado la estancia y cierra la
puerta) Soy Esteban Tarsis, amigo mío. Supe de tu estado y aquí me tienes.
¿Que ocurrió?
JUAN: ¿Esteban? ¡Oh, amigo, que alegría me da verte! Lamento que sea en estas
tristes circunstancias!... El trabajo esta muy mal por aquí, y más en invierno. Mi
familia tiene que comer así que acepte un trabajo en una casa vieja. Teníamos
que derribarla a mano, nada de maquinas. El encargado me mando que sujetase
una de las vigas. Para llegar a ella tenia que escalar por salientes y trozos de
madera que sobre salían de las paredes, con tan mala fortuna que una de los
apoyos se partió, intente sujetarme en una madera. Me gire, la cogí con mi
mano izquierda, pero también esta se rompió haciendo que aterrizase contra el
suelo con mi pecho. No recuerdo nada más, salvo despertar y hallarme tendido
en esta cama sin poderme apenas mover. Me dolía fuertemente el pecho y el
tobillo.
MARIA: ¡Doctor, aquí tiene las medicinas! ¡Juan, oh, ya estas despierto! Los niños me
lo dijeron pero no les creí. ¡Gracias, doctor!
JUAN: ¡Bueno, Esteban, esta besucona que tanto me quiere es mi esposa Maria, no
encontraras una besucona mayor!
MARIA: ¡Oh, Juan! Ya se nota que estas mejor, vuelves a ser el majadero de siempre.
JUAN: ¡Un majadero que te quiere, Maria! ¡Un majadero que estaría perdido sin tus
besos! Anda dame uno en los labios para que el doctor vea lo mucho que me
amas.
MARIA: ¡NO! Discúlpele, Doctor, siempre ha sido y será un gamberro.
MIGUEL Y RUBY:(Asoman sus cabecitas por el marco de la puerta) ¿Podemos ya
pasar?
JUAN: Esteban te presento a los reyes de la casa. Mi hija Ruby, la mayor y la más
inteligente, y la futura estrella lanzadora de bolas de nieve, mi hijo Miguel...
Hijos os presento a mi amigo del instituto Esteban Tarsis, creo que ha venido
para curarme.
MARIA: Encantado de conocerle Doctor Tarsis.
RUBY: ¿Por qué llamo antes a papa „Noche de Paz‟?
Dr TARSIS.: Esa es una historia que tu padre te deberá contar.
JUAN: ¡Lo haré, pero no ahora!
MARIE: ¿Cómo te encuentras? ¿Te sigue doliendo el pecho?
JUAN: No, amor, solo el tobillo. En el pecho siento una ligera molestia, pero nada
más.
Dr. TARSIS.: ¿Me trae, Señora, un poco de agua para que el enfermo pueda tomarse su
medicina? ¡Gracias!... Bueno, niños, podéis quedaros y ver como curo a
vuestro padre.
La mujer retorna a la habitación llevando es sus manos una bandeja de plástico con
una botella de agua y un vaso. El mago extrae de una bolsa de plástico, la misma que la
mujer había depositado sobre la mesilla y que contiene las medicinas, una caja de
pastillas. Pone una en la mano del enfermo y se la da a tomar. Después coge otra caja,
la abre y una pomada aparece ante los presentes.
La pomada es extendida en el tobillo hinchado por las mágicas manos del doctor.
Seguidamente una gasa es sacada de la bolsa y es enrollada en el tobillo cubriéndolo por
completo.
Dr. TARSIS.: Bueno, ya estas curado. Ahora debes intentar descansar.
Esteban abandona la habitación y la mujer le sigue.
MARIA: No se como agradecerle lo que ha hecho por nosotros, doctor.
Dr TARSIS.: ¡No me deben nada! Al contrario, pese a lo que he hecho, aún estoy en
deuda con ese „gamberro‟.
MARIA: Se acerca la hora de comer, esta usted invitado, doctor, es lo menos que
puedo hacer, y no aceptare un no por respuesta.
MIGUEL: ¡Se ha dormido!
RUBY: ¿De verdad conoció a papá en el instituto?
Dr TAR.: ¡De verdad! Cuando le conocí, debo admitir que no éramos precisamente
amigos, eso fue después, algún tiempo después... Ruby, ¿puedes hacerme un
favor? (El mago se introduce su mano derecha en el bolsillo exterior de su
chaqueta) Toma este teléfono móvil, necesito que llames a ciertas personas.
Los números están memorizados, solo tienes que pulsarlos. Son 9 las
personas, así que la primera es el 1, la segunda el 2 y así hasta el 9.
“Cuando contesten diles: „¡Noche de Paz ha sufrido un accidente, esta en
cama!‟ Y les das la dirección de esta casa. Cuelgas apretando esta tecla y
marcas otro numero. Cuando termines me lo dices, yo voy a ver como
puedo ayudar a vuestra madre”.
El salón donde se encontraban los pequeños estaba pobremente decorado. Un mueble
que abarcaba la mitad de una pared, una lámpara sin bombilla que colgaba del techo, un
cuadro pequeño en cada una de las cuatro paredes, y un candelabro con una vela casi
consumida que reposaba encima de la pequeña mesa con tres sillas a su alrededor.
La niña comenzó a hacer las llamadas, mientras su hermano no dejaba de seguir al
mago a donde quiera que este fuera.
Pronto el mago tenía los ojos llorosos a causa de las cebollas que estaba pelando
según las indicaciones de la cocinera. Miguel no cesaba de mirar al amigo de su padre y
de traer cuanto su madre le pedía.
En breve los ingredientes estaban listos y la comida comenzó a ser preparada.
Ruby entro en la cocina y le entregó el teléfono a su dueño.
RUBY: ¡Ya esta! ¿En que puedo ayudarte, mama?
Dr. TAR.: (Metiéndose el teléfono en el bolsillo) Vaya, parece que mañana va a haber
invitados en casa.
MARIA: ¿Cómo dice?
Dr TAR.: Bueno pequeños, creo que mientras se hace la comida vamos a tener que ir de
compras. Yo no puedo ir solo, no conozco el barrio. Y no, señora, yo
tampoco acepto un no por respuesta.
El Doctor Tarsis, Ruby y Miguel se fueron al supermercado más cercano y allí
compraron cuanto pudieron sus manos llevar.
La mesa ya estaba preparada cuando entraron por la puerta. De inmediato el mago
saco una bombilla de una de las bolsas de papel que llevan, las cuales fueron
depositadas en la cocina, y la coloco en el portalámparas vacío del salón.
MARIA: ¡No debería haberse molestado tanto, doctor!
Dr. TAR.: Llamame Esteban, Maria. ¿Aquella puerta es la del baño, verdad? ¡Necesito
asearme un poco –Se introdujo en el WC llevando su maletín en una de sus
manos. Cuando sale lleva puesto un pantalón vaquero, una camisa a cuadros
y jersey bien gordo.- Menos mal que siempre voy preparado. ¡Con estas
ropas si que estoy cómodo!
MIGUEL: ¿Puedo tomar un caramelo ahora? ¿Solo uno?
MARIA: No. Vamos a comer. El do... Esteban de seguro que tiene hambre y no
podemos desatender a nuestro invitado, Miguel.
Los cuatro se sentaron alrededor de la mesa.
MARIA: Ruby, por favor, trae una de las sillas de la cocina, por favor... Discúlpe,
... Esteban, había olvidado que solo tenemos 3 sillas.
RUBY: Toma Esteban.
La comida era humilde, sopa y perritos calientes con patatas.
Terminada la comida, el mago bajo a jugar, con Miguel y Ruby, con la nieve de la
calle.
Pronto se desato un crudo combate de bolas de nieve.
Dr TAR.: Nada de magia, Esteban, puntería y a darles a esos mocosos antes de que te
den a ti.
MIGUEL: ¡Te rindes, Esteban, o continuamos! ¡He, he, he, he!
RUBY: Baja la cabeza, Miguel o te la va a volar con una de sus bolas.
Dr TAR.: ¡Eh, Miguel, mira lo que he encontrado!
MIGUEL: ¿Qué es? –Una bola se estrella contra la cara del pequeño.- ¡Eso no se vale,
me has engañado!
Dr TAR.: En el combate a bolas de nieve todo se vale. ¡Ruby, tu madre te esta
llamando!
RUBY: ¡Esteban a mi no me vas a engañar como a mi hermano!
Dr TAR.: ¡Disculpad creo que me llaman por teléfono! ¿Si, digame? Ah, hola, que tal
estas... ¿Qué, que se ha puesto peor? Voy de inmediato... Si, llévenle al
hospital, yo ya estoy de camino, dense prisa.... No se preocupen seguro que no
será nada grave.... Bueno, chicos tengo que irme, una urgencia...
RUBY: Vamos, Miguel, Esteban tiene que... –Antes de que pudiera terminar la frase,
una gran bola blanca se estrella contra su cara, cubriendo esta por completo. La
sigue otra bola y otra.
Dr TAR.: ¡Y decías que no podía engañarte! Bueno, voy a ser misericordioso con
vosotros y os perdonare si os rendís!
RUBY: Eres un traidor... ¡Miguel, a por él, sin piedad!
Miguel y su hermana, con sendas bolas de nieve en sus manos enguantadas, se
dirigen, corriendo, a donde esta el Doctor Tarsis, pillando a este por sorpresa y
bombardeándolo con bolas de nieve.
Dr TAR.: ¡Mocosos, me las vais a pagar!
En la casa, el enfermo se despierta al sentir a su esposa cuando le esta arropando y
arreglando la cama.
JUAN: ¡Gracias, cariño! ¿Ya se fue mi amigo Esteban?
MARIA: No, esta afuera peleando con tus hijos y creo que va perdiendo, si es que sus
alaridos no me engañan.
JUAN: ¿Stephen jugando en la nieve como un muchacho? Esto si que no me lo pierdo...
Uhggg... Mejor será que me quede en la cama.
MARIA: Mejor, si es que quieres reponerte. Ya es un milagro que estés mejor, y se
nota que la visita de este amigo tuyo te ha hecho mucho bien.
JUAN: La verdad es que si, mucho bien... Vaya parece que esos mocosos se divierten...
¿Hay algo para comer?
MARIA: Ahora te lo traigo, amor.
Dr TAR.: (Entrando todo mojado en la casa) ¡Me rindo! Esos mocosos han acabado
conmigo. Es la primera vez que pierdo una pelea, pero admito que son
mejores que yo.
MIGUEL: ¿Ha sido una buena pelea, eh? ¿Puedo, mama, comer ahora un caramelo?
MARIA: Si, ¡Da alguno a tu hermana!... ¡Esteban, esta usted calado!
Dr TAR.: Nada que no pueda solucionar una toalla.
JUAN: Espero que no hallas maltratado mucho a mis hijos, sino voy a tener que
detenerte, encerrarte en el tejado y tirar la llave.
Dr TAR.: Descuida, han sido ellos a mi.
JUAN: Uhmmm, en ese caso les tendré que dar un premio.
Dr TAR.: ¿Cómo te encuentras?
JUAN: Bastante mejor, el pecho apenas me duele, pero el tobillo...
Dr TAR.: ¡Toma otra pastilla y ya veras como te sentirás mejor!
RUBY: ¿Ahora a que podemos jugar, Esteban?
Dr TAR.: Bueno, había pensado que, mientras vuestra madre prepara la cena podría
hacer algunos trucos de magia...
MIGUEL: ¿Eres un mago?
RUBY: Si, pero que sea aquí en la habitación para que papa también lo vea.
JUAN: Venga tumbaros a mi lado y que comience el espectáculo. ¡Maria, trae unos
cuantos huevos! Se de uno que va a ser cañoneado como no sea bueno.
Esteban Tarsis abandona la habitación y retorna con una silla, una vaso con agua y
una cazuela.
Dr TAR.: Como todos sabéis, todo mago necesita un sombrero, sino, ¿de donde va a
sacar un conejo? ... Vamos a ver, ¿dónde he dejado mi lindo sombrero? Ya
recuerdo, lo puse dentro de la cazuela. –El mago mete la mano dentro de la
cazuela y saca un sombrero puntiagudo de papel.- ¡Este no es mi sombrero, me
lo han cambiado! –Los tres espectadores comienzan a reírse.- Es igual, a ver
si logro sacar el conejo de él. –mete la mano dentro del sombrero y cuando la
extrae un conejo de caramelo aparece en ella. Tira el conejo sobre la cama, y
la vuelve a meter dentro, esta vez extrae un conejo de peluche. Lo tira también
sobre la cama y de nuevo mete la mano dentro del sombrero de papel. Al
sacar la mano, el enfermo y sus hijos ven que lleva una foto en ella, la cual
también aterriza sobre la cama. El sombrero de papel es dejado en el suelo.
MIGUEL: Mira, papa, es una foto de un conejo y pone: ¡E-S-T-O-Y D-E V-A-C-A-CI-O-N-E-S!
Los tres se ríen. El señor de las artes místicas continua con su representación.
Dr TAR.: Es la última vez que trabajo con conejos de segunda... Bueno, ahora voy a
transformar esta agua en leche... Esto requiere mucha concentración....
RUBY: ¿No vas a cubrir el vaso con algo?
Dr TAR.: ¡Es verdad, vosotros no podéis ver como se transforma, y yo tampoco puedo
verlo! Y con que lo tapo, ya se, lo meteré dentro de la cazuela... A ver como
seguía, así, unos pases mágicos y tachan... –El mago mete la mano dentro de
la cazuela y extrae un vaso, pero de papel, completamente plegado.- ¿Será
posible? Me ha desaparecido hasta el vaso de cristal y en su lugar aparece
este vaso de papel. –Esteban eleva la cazuela y la voltea no cayendo nada de
su interior. Arruga el vaso de papel y lo tira al suelo.- No lo entiendo, este
truco siempre me había salido bien... Será mejor que coja mis cosas y me
vaya. – Al tomar el sombrero de papel en sus manos, los tres espectadores
pueden ver que debajo de este está el vaso con agua...
MIGUEL: ¡Anda, mira donde estaba el vaso de agua!
JUAN: ¡Bravo, bravo! Un aplauso para el fabuloso mago Esteban.
Miguel y Ruby, al unísono con su padre comienzan a aplaudir.
Dr TAR.: ¡Gracias, gracias1 No me lo merezco, total los trucos me han salido mal, por
lo menos, no como yo quería...
JUAN: No sabia que te gustaban los trucos de magia... ¡Maria, no traigas los huevos, ya
no hacen falta!
RUBY: ¿A que podemos jugar ahora? Aún no esta la cena.
MIGUEL: A los chinos.
JUAN: Buena idea, ve, Miguel, y que mama te de algo para poder jugar.
El pequeño regresa corriendo trayendo en sus manos unos botones de diferentes
tamaño y colores.
Los cuatro comienzan a jugar. Y jugando se encuentran cuando la señora de la casa
les llama para cenar: “Hamburguesas”
MIGUEL: ¿No podemos cenar con papa, mama?
RUBY: ¿Di que si, mama?
MARIA: ¡Esta bien, pero solo por esta vez! No quiero que piense Esteban que os tengo
mal enseñados!
La madre mete las hamburguesas entre rebanadas de pan de molde y entrega un plato
a cada uno de sus hijos, otro a su marido y otro a su invitado. En cada plato haí dos
hamburguesas con sus respectivas rebanadas.
Dr TAR.: ¡Debo reconocer, Noche de Paz, que tu mujer es una excelente cocinera!
MIGUEL: ¿Por qué te sigue llamando „Noche de Paz‟, papa?
Dr TAR.: Creo que ha llegado el momento de que se lo cuentes, Juan.
JUAN: Eso fue hace mucho tiempo.
Dr TAR.: ¡Para mi es como si hubiera sido ayer! Ya que vuestro padre y esposo no os lo
quiere contar, lo voy a hacer yo. –El mago deposita su plato sobre la mesilla,
se acerca una silla y sentándose en ella comienza el relato.- Lo recuerdo
perfectamente.
“Por aquel entonces Juan Solaz era el mayor gamberro del instituto, no había
nadie que se atreviese a meterse con él. Con él siempre iba su banda
compuesta de cinco muchachos bien fuertes ellos. Juntos eran el terror de los
débiles y los indefensos.
“Cada día yo intentaba esconderme de ellos para poder tomar mi almuerzo
tranquilamente, pero esa tarea era bien difícil, Juan y su banda siempre me
encontraban.
“Un buen día de primavera todos estábamos muy contentos y alegres: Íbamos
al campo de picnic.
“El viaje en aquél viejo autobús fue amenizado con canciones y por las
bromas del gamberro y su banda. Si, en verdad reconozco que era bastante
molesto, a veces.
“Llegamos a nuestro destino. Un hermoso campo verde apareció a nuestros
ojos, y de inmediato nos pusimos a coger nuestras bolsas de comida y
disponernos a comer.
“En esa época, con nosotros estudiaba una muchacha muy bella e inteligente
que se llamaba Melody, Melody Suarez... ¡Yo estaba enamorado de ella y era
correspondido! Cosa que desagradaba a Juan enormemente, más que nada
por ganas de molestar, no por celos... ¡Si, era malo, muy malo!
“Pues bien, antes de disponernos a saborear los alimentos Juan y sus amigos
se habían escondido dentro de una de las varias cuevas que había en aquel
lugar.
“Os podéis imaginar el susto de los profesores al comprobar que faltaban.
Todos los presentes nos pusimos a buscarlos por todos los lugares, hasta que
solo quedo mirar dentro de las cuevas. Melody y yo nos metimos dentro de la
que era la mayor de todas. Puesto que había varias cavernas dentro, nos
separamos... Conmigo venían Boby y Guillermo... Con Melody iban su amiga
Esther y Pedro... Al cabo de una media hora, y tras una búsqueda inútil,
salimos de la cueva yo, Boby y Guillermo. Llevábamos la esperanza de que
ya los hubieran encontrado o que hubieran aparecido.
“Al salir nos encontramos que todo el mundo nos miraba, compañeros y
profesores... ¡No habían aparecido! Comencé a buscar a Melody por todos los
lados, pero aún no había salido...
“Pasarían unos 5 minutos, que a mi me parecieron 5 horas, cuando apareció
Esther en un estado semi histérico, asustada y bastante nerviosa...
ESTHER: ¡Melody... Melody esta...
PROFESOR: ¿Dónde están Melody y los demás? ¿Están dentro?
ESTHER: ¡Si! Estábamos... Estábamos en la cueva cu...
PROFESOR: ¡Tranquilízate, Esther, y cuéntanos que ha ocurrido! ¡Respira hondo,
mujer y habla despacio!
ESTHER: Estábamos en la cueva buscando a Juan y a los otros cuando aparecieron de
pronto gritando como osos... Nos asustamos y Melody chillo y salió
corriendo, tropezó y cayo en un agujero.... Juan la consiguió sacar... De
repente las paredes que se desplomaron y nos separó de ellos... Juan nos
mando que buscásemos ayuda... Melody tiene un fuerte golpe en la cabeza y
esta sangrando...
“Aquellas palabras me volvieron loco. Juan había hecho que las paredes se
cayesen y, lo que era más grave, la mujer que amaba estaba herida o algo
peor, por su culpa...
“Uno de los profesores, que había venido en su auto, fue al pueblo más
cercano a pedir ayuda... Yo intente de nuevo entrar en la cueva, pero me lo
impidieron... bastante había con haber perdido a 10 niños, como para
arriesgarse a perder uno más...
“Pronto, una eternidad para mi, llegaron los bomberos y la policía del
lugar... Cuentan los bomberos que cuando estaban dentro de la cueva
buscando a los niños perdidos empezaron a oír unos coros celestiales que
cantaban: „Noche de paz, noche de amor... todos duermen en alrededor...
Todos los astros irradian su luz...‟
“Sino llega a ser por esas voces tal vez cuando les hubieran encontrado ya
hubiera sido tarde ya que el aire se les agotaba allí adentro.
“Que alegría cuando los bomberos aparecieron con los compañeros
perdidos, en sus brazos... Estaban magullados y algo asustados, pero
estaban bien... Que alegría cuando uno de los bomberos salió con
Melody... Yo corrí a su lado, quería ver como se encontraba...
“El último en salir fue Juan, el causante de todo aquel incidente... Su
rostro estaba bañado de lagrimas... Se alejo de todos nosotros y
sentándose en la hierba comenzó a llorar desconsoladamente...
MELODY: (Despertándose) Juan nos ha salvado. Esteban, quiero darle las gracias.
BOMBERO: ¡Es verdad! Ese muchacho es muy valiente... ¡Gracias a la canción de
Noche de paz, tal vez no les habríamos encontrado a tiempo!
Dr TAR.: ¿Juan? Él es el culpable de que estés herida… Sus bromas esta vez…
MELODY: Esteban, le debo la vida... Cierto que se escondió en la cueva, y
seguramente por esa gamberrada ya es castigado.... Mira como llora...
Esteban, quiero que le des las gracias en mi nombre... Cuando estábamos
allí atrapados, todos estábamos asustados, teníamos miedo a morir... Él
cogió mi cabeza herida entre sus manos y la coloco sobre sus rodillas... Lo
mire y estaba llorando y suplicándome que no me muriese... Al ver que
abría los ojos me miro y me pidió perdón, y era sincero al hacerlo, créeme...
La cabeza me dolía, me duele aún... Lo siguiente que recuerdo es a todos
llorando y gritando.... Mire a Juan y estaba llorando, y mientras lo hacia me
pareció oír algo referente a su padre y después se puso a cantar la canción
Noche de paz... Al momento todos estaban cantando con él... No recuerdo
nada más hasta que te vi a ti, Esteban...
“Huelga decir que cuando volví a mirar a Juan, en mis ojos llevaba
lagrimas y en mi corazón una gran gratitud hacia él... Ya no había
resentimiento, ni odio, ni malestar, ni nada similar... Solo gratitud...
Una gratitud inmensa... Me cerque a él y tendiéndole mi mano le di las
gracias. Él me miro y me dio la suya... Desde entonces fuimos unos
inseparables amigos...
“Cuando de nuevo me reuní con mi amada Melody, los muchachos que
se habían quedado atrapados en la cueva con ella, se acercaron hasta
donde se encontraba Juan y le dieron las gracias, le abrazaron, le daban
la mano... El Jefe de bomberos también le agradeció la idea de que
cantasen, gracias ello pudieron encontrarlos...
“Cuando el susto paso, todos nos pusimos a comer, estábamos
hambrientos... Comimos mirando a Juan... Todos le daban de su
comida... Todos querían compartir sus modestos alimentos con el héroe
del día...
“Bueno, y esa es la historia de porque a Juan Perez. Desde entonces le
empezamos a llamar „Noche de Paz‟”
MIGUEL: ¿De Verdad que hiciste eso, papa?
JUAN: Si, hijo, y es algo de lo que no me enorgullezco como Esteban pretende dar a
entender... Fue algo terrible lo que ocurrió.
MARIA: Fue algo muy noble lo que hizo vuestro padre, niños... Pero ahora debéis
acostaros, os estáis quedando dormidos...
RUBY: ¡Un poco más, mama!
JUAN: ¡Ya habéis oído a vuestro madre! ¡Ala, a la cama!
Miguel y Ruby dan sendos besos en la mejilla a su padre y se van a dormir.
JUAN: Y tú que vas a hacer, Esteban, ¿te vas a quedar o te vas a ir?
Dr TAR.: Creo que tenéis un sofá muy cómodo., así que, sino tenéis inconveniente,
pasare la noche en él... ¡Y no aceptare un „No‟, por respuesta, señora!
MARIA: ¡Espero que duermas bien en él!... ¡Quiero agradecerte lo que ha hecho por
nosotros!
Dr TAR.: ¡Aún sigo en deuda con su marido!
MARIA: ¿Qué fue de esa muchacha, de su amada? ¿Cómo dijo que se llamaba?
Dr TAR.: ¡Melody! Murió unos años después... Un conductor borracho la paso por
encima... Murió en el acto... No sufrió, según me dijeron... Bueno, señora, si
me disculpa creo que me voy a dormir, mañana tengo que madrugar, va a ser
un día muy especial...
MARIA: ¡Lo siento!
Dr EXT.: ¡Gracias a Juan pudimos estar unos años más juntos!... ¡Nunca olvidare
mientras viva lo que su esposo hizo!
MARIA: ¡Bueno, creo que yo también me voy a dormir!
Cuando el sol despertó, una mañana más, el Señor de las artes místicas le estaba
esperando. Unos gestos mágicos y el desayuno estaba preparado. Otro gesto mágico y
sobre la mesa del comedor apareció una enorme bandeja, con pastas y galletas, vasos de
champagne y 4 botellas de esta bebida, y varias botellas de gaseosa y refrescos varios...
MARIA: ¡Me huele a café!
Dr TAR.: ¡Me he permitido la libertad de preparar el desayuno!
MARIE: ¡No debería haberse molestado!
En la calle un coche se para enfrente del edificio. Un hombre se baja del auto y
llama al timbre.
Dr TAR.: ¡Ya comienzan a llegar!
MARIE: ¿Quiénes?
Dr TAR.: ¡Hágales entrar, por favor! –La mujer obedece.- Deje la puerta abierta cuando
entre, otros le seguirán.
ALBERTO: ¿Vive aquí Juan?
MARIA: Si, aquí es.
ALBERT: Soy Alberto Brason, ¿es posible ver al enfermo?
MARIA: ¡Un momento!... Juan tenemos visita...
JUAN: ¿Quién..?
ALBERTO: ¡Buenos días, Noche de Paz! Me dijeron lo de tu accidente y aquí estoy.
JUAN: ¿Alberto? ¿Cómo, quien..? ¡Esteban!
PEDRO: ¿Juan vive aquí? ¡Soy Pedro Lombardo!
RUBY: ¿Qué ocurre mama?
MARIA: Tu padre tiene visita.
MIGUEL: ¿Quiénes son estos señores, mama?
MARIA: Los amigos de tu padre... Unos amigos que no había visto en años, al igual
que al señor Esteban... Compañeros del instituto, sino me equivoco.
Poco a poco la casa se va llenando de visitas, tanto de hombres como de mujeres. En
total son 15 las personas que llegan.
PEDRO: Esto no puede quedar así. En cuanto te recuperes te unirás a mi plantilla de
empleados, y no se hable más...
HUGO: ¿Por qué no nos dijiste que necesitabas ayuda? Tengo una casa en las afueras,
os iréis a vivir a ella en cuanto os sea posible, y nada de negativas, amigo mío...
Yo me encargaré del traslado y de el transporte, tu solo dime el cuando, ¿de
acuerdo?
ALBERTO: Yo, no es mucho lo que puedo ofrecerte, pero este cheque os ayudará a
pasar el tiempo que este convaleciente de una manera aceptable.... ¡Tome,
señora! Si se lo doy a él es capaz de comérselo.
El gesto de inmediato fue seguido por el resto de los presentes. Unos daban dinero,
otros cheques.
PEDRO: Esto hay que celebrarlo...
Todos cogieron una copa de champagne y mirando al enfermo
TODOS: ¡GRACIAS, NOCHE DE PAZ!
JUAN: Quien iba a decirme que la canción favorita de mi padre, la que cantaba a todas
horas y va a lograr todo esto...
TODOS: (cantan) Noche de Paz... Noche de amor... Todo envuelve alrededor... Bajo los
astros que esparcen su luz... Viene anunciando al niñito Jesús... Brilla una
estrella de paz... Brilla la estrella de paz...
Sin que nadie le vea, el Doctor Tarsis desaparece. Convoca de nuevo el circulo de luz
verde se introduce dentro y aparece en su hogar.
Se dirige hacia la puerta y mientras se dispone a salir de la habitación le parece oír:
„¡GRACIAS, ESTEBAN!‟ En su rostro una sonrisa aparece.
Dr TAR.: ¡Gracias a ti, Juan!
FIN
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