Capítulo XX Reflexiones finales SUMARIO 20,1. Consideraciones preliminares. 20,2. Conclusiones. 20,2,1. La negociación laboral: una especie del género negociación. 20,2,2. La negociación debe ser tratada multidisciplinariamente. 20,2,3. Tanto el modelo competitivo como el cooperativo son adecuados. 20,2,4. El mejor negociador es el profesional-intuitivo. 20,2,5. Respeto reverente por muchos negociadores laborales sindicales. 20,2,6. Necesidades de una adecuada utilización del vocablo negociación. 20,2,7. Existencia de una teoría de la negociación como base para la elaboración de una doctrina. 20,3. Sinopsis del capítulo XX. 20,1. CONSIDERACIONES PRELIMINARES En este capítulo me propongo realizar algunas reflexiones, como corolario de lo desarrollado a lo largo de este libro. Creo que las mejores conclusiones serán las que elaboren los lectores. Deseo fervientemente que me hagan llegar sus comentarios sobre los temas aquí tratados.1 No espero ponderaciones, que no sirven como ennoblecimiento, sino las críticas sobre lo que no se contempló o aquellos enfoques que se deberían modificar.2 Ellas me enriquecerán y harán posible una reelaboración más perfeccionada y útil. 1 Nota: si algún lector, con suficiente fuerza de voluntad y vocación de servicios, está dispuesto a enviarme sus comentarios, los que sin duda serán invalorablemente apreciados, ruego lo haga a mi nombre y a la dirección del editor que figura en el pie de imprenta del presente libro. 2 Nota: mi respetado amigo J. C., cada vez que expone ante un público, que puede ser individual o colectivo, pide que le hagan conocer las críticas del caso y no las ponderaciones. Las últimas no le sirven, las primeras lo enriquecen. 463 Carlos M. Aldao-Zapiola Sé que hay varios aspectos que no he tratado o cuyo desarrollo deberla haber sido más amplio. Pero la paciencia de los lectores y la bondad de mi editor –el que siempre me demostró su absoluta anuencia– tienen sus límites. Extenderme más allá hubiese sido poco prudente. Ya habrá oportunidad de profundizar este trabajo en el futuro. 20,2. CONCLUSIONES Estas son las principales conclusiones a las que he arribado. 20,2,1. La negociación laboral: una especie del género negociación He señalado mi discrepancia con algunas opiniones que consideran a la negociación laboral distinta de las otras. En realidad, es sólo un problema de desagregación. Efectivamente, si se la compara con otras especies –política, comercial, etc.– evidencia características propias, pero en sus aspectos estructurales es una negociación más. Sus componentes –sujetos negociadores, materia negociable, lugar de realización, elementos (tiempo, espacio y medios), modelos negociacionales– son los mismos. También lo son los aspectos estratégicos y tácticos. En suma: la negociación, globalmente hablando, es una y sólo una. Dentro de ella se encuentra la especie laboral. Dimitri Weiss, en su libro La fonction ressources humaines,3 destaca el error en que se incurre cuando se evoca el concepto de negociación en el ámbito de las relaciones industriales. Señala que en este marco se piensa casi indefectiblemente en la negociación colectiva olvidando la individual. Agrega: “Asimismo, hasta hace no mucho tiempo y aún para muchos hoy, se pone (ponía) mucho más el acento sobre los resultados de dicha negociación, sobre su núcleo más que sobre su desarrollo. Ahora bien –y esto vale tanto para las relaciones laborales como para las relaciones comerciales, por ejemplo– es necesario conocer lo que acontece durante la negociación, durante el proceso mismo; saber cómo actúan y obtienen resultados los sujetos de la negociación, con relación 3 Weiss, Dimitri, La fonction ressources humaines, París, 1988. Les Editions D’ Organisation, pág. 223. 464 Capítulo XX Reflexiones finales con los objetos de la misma, las partes que participan, los escenarios (de la organización, económicos y sociales), los comportamientos y el estilo de negociación de los negociadores tanto de los individuos como de las delegaciones presentes alrededor de la mesa de negociaciones, los objetivos y las estrategias de negociación entre las partes”. El autor citado también coincide en que la negociación colectiva está dentro de la laboral, y que forma parte de la negociación general, por lo que constituyen un todo que debe ser estudiado integralmente –incluso multidisciplinariamente– bajo una visión globalizadora de conjunto. 20,2,2. La negociación debe ser tratada multidisciplinariamente La teoría de la negociación se nutre de conocimientos extraídos de un sinnúmero de ciencias. Por ejemplo: economía, sociología, psicología, ciencias jurídicas, etcétera. La estrategia requiere un comentario especial. Algunos autores critican la aplicación de una estrategia militar al ámbito de la negociación. Nierenberg,4 incluso, ejemplifica esta crítica. Yo creo que estas opiniones no son acertadas ni histórica ni conceptualmente hablando. La estrategia militar ha sido la madre de las otras estrategias, lo que justifica la íntima relación que existe entre ellas. No cabe duda de que un enfoque de la negociación como el que se ha mostrado en el presente libro está notablemente impregnado de una visión estratégica, ya desde su misma definición. Siendo esto así, es fácil comprender que importantes aspectos estratégicos asienten sus bases en una analogía con la estrategia militar. Recientemente se ha publicado un trabajo titulado Una misma estrategia para el juego, la guerra y los negocios.5 Según el mismo “el empresario comparte con el jugador y el militar la necesidad de desarrollar una estrategia para vencer al adversario. Por este motivo, el arte 4 Nierenberg, Gerard, Principios fundamentales de la negociación. Traducción del inglés de Luis Justo, 1968. Buenos Aires, 1984. Editorial Sudamericana, pág. 34. 5 Papin, Robert, Una misma estrategia para el juego, la guerra y los negocios, en revista Panorama de Management y Gestión, N° 81. Buenos Aires, setiembre, 1990. Editorial Organización y Desarrollo Empresarial, pág. 16. 465 Carlos M. Aldao-Zapiola de la guerra presenta enseñanzas válidas para el gerente que quiere conducir una empresa por el camino del éxito. Ganar la primera batalla, planear una campaña coherente, obtener la información adecuada, son algunas de las claves para triunfar en el juego, en la guerra y también en los negocios. El poker es un juego de azar donde se puede ganar por suerte, por ciencia o por intuición. Posee todas las características del juego de la guerra y del juego de la empresa. El buen jugador, como el buen estratega militar o el gran empresario, debe ser capaz de evolucionar en un contexto caracterizado por la incertidumbre…”. Barrie James ha desarrollado una obra bajo el título Juegos de guerra en el mundo de los negocios,6 en la que considera temas tales como: el juego de guerra del negocio; estrategia: la conducción del conflicto; disuasión; ataque; defensa; las alianzas; apoyos en el combate; las realidades del combate, etc. En este libro, se realiza una comparación detallada del actual pensamiento en estrategia militar y en la estrategia de los negocios. 20,2,3. Tanto el modelo competitivo como el cooperativo son adecuados Personalmente, me inclino a creer más en los conceptos relativos que en los absolutos. Estos últimos me parecen determinantes de rigideces, que se contraponen a la flexibilidad que se necesita para transitar exitosamente por un devenir tan cambiante como el de estos tiempos. Afirmar, como lo hacen muchos, que el único modelo de negociación adecuado y válido es el cooperativo implica un absoluto, una rigidez. Además, es contradictorio desde un punto de vista estratégico, ya que no guarda coherencia con el “principio de libertad de acción”. Un negociador que deje de lado el estudio y la factibilidad de aplicación del modelo competitivo, tendrá un lado ciego que le restringirá sus posibilidades de actuar. Es preferible transitar por vías cooperativas, pero cuando ello no es posible, habrá que considerar las competitivas. 6 James, Barrie, Juegos de guerra en el mundo de los negocios. Traducción del inglés de Francisco Nadal de Moner, 1984. 1a edición en español, Barcelona, 1987. Editorial Plaza y Janes. 466 Capítulo XX Reflexiones finales Mi recomendación: en primer lugar, buscar negociar cooperativamente. Luego, cuando se comprueba que aquel modelo es imposible de utilizar, buscar la vía competitiva. 20,2,4. El mejor negociador es el profesional-intuitivo En el capítulo I, al describirse la tipología de los negociadores, se dijo que parecería que se debe privilegiar al negociador profesional sobre el intuitivo, y a ambos sobre el improvisado. Ahora, luego de haber analizado la multiplicidad de aspectos que debe considerar un negociador profesional para poder concretar negociaciones exitosas, se entiende que son tantos y tan extensos que, muchas veces, habrá que recurrir a la intuición. La limitación surgida del tiempo –escaso siempre– y de la falta de determinada información –la que no siempre se puede tener en forma completa– nos obligan a ello. Por lo tanto, el mejor negociador es aquel que además de ser profesional posee el don de la intuición para salvar aquellos aspectos que no han podido ser preparados. 20,2,5. Respeto reverente por muchos negociadores laborales sindicales Muchos representantes sindicales, la mayoría de los que he conocido, me han inspirado un gran respeto, en algunos casos profundo y reverente. Sus actitudes, contemplativas a veces y duras en otras oportunidades, han demostrado el ágil dominio que tienen del tema de la negociación. Es de ellos de quienes más he aprendido en el terreno empírico de lo cotidiano. Dominan la negociación y sus estrategias, haciendo de ello un ejercicio permanente. En términos generales, y a pesar de lo que muchos piensan, adoptan un modelo cooperativo. Saben perfectamente que la fuente de recursos de sus representados está en la empresa. Desarrollar una estrategia negociadora competitiva contra ésta redundaría en la desaparición o reducción de la misma a mediano plazo, y en la correlativa disminución de su fuente de ingresos. Aprietan y demandan hasta donde sienten que lo pueden hacer, pero son los primeros en conocer dónde están los límites. 467 Carlos M. Aldao-Zapiola Esta descripción general no implica que no existan excepciones. Me ha tocado negociar con gente que pedía lo imposible, a sabiendas de que no se le podía otorgar, para obtener así argumentos que les sirvieran como generadores del conflicto. Pero estos casos han sido la excepción y no la regla. En materia de negociaciones laborales mis sugerencias básicas son: ➢ Recordar que se trata de relaciones con vocación de continuidad (permanentes). Considerar que, aunque no nos guste, no se puede cambiar el sujeto negociador que está del otro lado de la mesa. Es con él con quien hay que negociar, en muchos casos sí o sí. ➢ Aplicar siempre, y en la medida de lo posible, estrategias cooperativas y no competitivas, salvo que excepcionalmente las circunstancias lo requieran. ➢ Generar buenas relaciones, de mutuo respeto, con la contraparte. ➢ No esperar a tener que enfrentar situaciones de negociación para desarrollar estas buenas relaciones. Por el contrario, conviene gestarlas en los interregnos en que no se negocia. Ello hará que se cimenten más fuertemente y que se genere confianza y buena fe mutua. No significa que las partes no digan “no” cuando corresponde, pero sí que exista un convencimiento de honestidad y respeto recíproco. El mejor elogio que se le puede hacer a un negociador –cualquiera sea la representación que ejerza: empresarial o sindical– es el de afirmar que actúa con la honestidad y comprensión necesarias de los problemas de su contraparte –no digo: inocencia zonza–. Así, busca lograr acuerdos mutuamente aceptados, sin dejar de lado sus propios objetivos. ➢ Creo que tienen más que aprender los representantes empresarios –que muchas veces están aletargados en el sueño de la inoperancia– de los sindicales, que estos últimos de aquéllos. Los representantes de los trabajadores hacen un ejercicio continuado y permanente de la negociación. Su grado de exposición a la situación les genera una experiencia invalorable. ➢ Pero así como hay mucho que aprender de la parte sindical, hay también algo que enseñar, siendo esto responsabilidad de los 468 Capítulo XX Reflexiones finales representantes empresarios. Las condiciones cambiantes del mundo actual implican también modificaciones en las respuestas. Así aparece la necesidad de operar con nuevos conceptos, tales como competitividad, productividad, eficiencia, flexibilidad, etcétera. 20,2,6. Necesidades de una adecuada utilización del vocablo negociación A mi modo de ver, es sumamente necesario un empleo adecuado del término negociación. Coincido con Sánchez cuando señala, al referirse a la negociación y a la utilización del concepto, que “…existen otras falencias: la más de las veces falta conciencia de los peligros del lenguaje no unívoco, otras falta capacidad o el esfuerzo para discriminar ideas, otras se peca de generalización diletante, es decir, se asocia fenómenos o meras expresiones por el solo gusto de hacerlo y sin un objetivo teórico o práctico; otras, por último, se generaliza la utilización de un término de moda con el propósito espurio de difundir misceláneas del pensamiento bajo una etiqueta que se supone vendedora”.7 Recientemente se ha editado un libro titulado Negociar en tiempos difíciles.8 La primera impresión que me causó fue que se trataba de una teoría de cómo negociar en momentos de crisis. Nada más alejado de eso: es un desarrollo histórico y anecdótico de cómo actuó un negociador de la deuda externa chilena. El libro resulta interesantísimo desde el punto de vista de la información y de cómo ocurrieron los hechos sobre ese tópico específico, pero no contiene ningún fundamento teórico o doctrinario sobre la negociación en tiempos difíciles. Creo que la aplicación del vocablo negociación se debe hacer según la definición descripta en el capítulo II: la misma constituye, como transacción, una vía para obtener cosas de los demás.9 7 Sánchez, Roberto, La negociación que se viene. Parte V. lo no negociable, en revista Idea, N° 145. Buenos Aires, agosto, 1990. Editada por el Instituto para el Desarrollo de Empresarios en la Argentina, pág. 46. 8 Somerville, Hernán, Negociar en tiempos difíciles, 1a edición Santiago de Chile, 1990. Editorial Zig-Zag. 9 Nota: discrepo, muy afectuosamente, con Sánchez, el que sostiene que, debido a la verborragia imperante, se ha caído en el error de que el uso de la palabra negociación quede inmerso dentro de la difusa calificación paracomercial que se hace de prácticamente toda relación interpersonal. Da, como malo, el ejemplo de la aplicación del vocablo negociación a la conversación entre el infractor y un agente policial con el propósito de evitar las consecuencias de 469 Carlos M. Aldao-Zapiola 20,2,7. Existencia de una teoría de la negociación como base para la elaboración de una doctrina Con el trabajo desarrollado, me he propuesto poner en evidencia la amplitud del campo que abarca la negociación y reunir los aportes más significativos sobre el tema. He pretendido contribuir al enriquecimiento de la teoría de la negociación, considerando como teoría a una construcción intelectual o estructura de razonamientos (conformantes de un todo) que unifican diversos conocimientos. O sea, una forma abstracta de explicar y fundamentar cualquier fenómeno, por lo que posee carácter predictivo, siendo sus funciones: ➢ Constituir un esquema de unificación sistémica (comprensiva y abarcativa). ➢ Proporcionar un conjunto de medios de representación conceptual y simbólica de los datos de observación. ➢ Brindar reglas de inferencia que permitan la previsión de los datos de hecho. No dudo de que una “teoría de la negociación” resulta cada vez más necesaria para la actividad del hombre actual. Sus rasgos generales parecen vislumbrarse a través de la definición que he establecido, y que coloca a la negociación en el campo de los procesos de influencia recíproca y de la estrategia vista como actividad dialéctica. La aplicación de los métodos que proponen varios autores ha permitido resultados prácticos con sus correlatos críticos. La metodología que se propugna en el presente libro, y que se considera esencialmente útil para la confrontación dialéctica, ha sido ya aplicada en forma limitada con buenos resultados. Pero falta lograr un estudio crítico profundo, capaz de generar la debida experiencia en el tema y su perfeccionamiento por la vía empírica. la falta —ver trabajo mencionado en la nota 7 de este capítulo—. Si bien, como ya lo he dicho, he coincidido con Sánchez en que hay un uso abusivo del concepto negociación, discrepo en que el ejemplo del policía no sea una negociación. Lo es porque en ella hay partes que, representando intereses discrepantes, se comunican e interactúan influenciándose recíprocamente, utilizando el poder y la disposición para aceptarlo con el fin de arribar a un acuerdo. Para mí, la circunstancia de que el valor del contenido de la negociación sea pequeño no implica necesariamente que por tal razón ella no exista. 470 Capítulo XX Reflexiones finales A propósito de esta última cuestión, si se entiende por doctrina a un conjunto de procedimientos que la experiencia ha convalidado como conveniente, la aplicación reiterada y autocorregida de las ideas y del método decantarán en la elaboración de una doctrina para cada organización. Tal doctrina constituirá un resultado —repito: en cada organización. Este resultado puede ser extendido a otras organizaciones análogas y, por esa vía, adquirir un grado de generalización que influirá en el perfeccionamiento de la teoría. La continua actividad en este campo produce nuevos elementos a incorporar en la elaboración de la mencionada teoría, lo que posibilita su enriquecimiento. Por último, debo recordar que todo dirigente –y el negociador es un dirigente– está condenado al estudio y la reflexión permanente y perpetua. Si no cumple con este deber sin duda fracasará. 20,3. SINOPSIS DEL CAPÍTULO XX Conclusiones: ◉ La negociación laboral es una especie del género negociación. ◉ La negociación debe ser tratada multidisciplinariamente. ◉ La estrategia militar influencia considerablemente la estrategia de la negociación. ◉ Tanto el modelo competitivo como el cooperativo son adecuados. ◉ El mejor negociador es el “profesional-intuitivo”. ◉ En materia de relaciones laborales, los representantes sindicales son los que tienen más para enseñar. Recordar que se trata de relaciones con vocación de continuidad. Para las Aplicar, en la medida de lo posible, estrategias cooperativas. negociaciones Generar buenas relaciones personales. laborales hay que: Aprovechar los momentos de no conflictividad para desarrollar esas buenas relaciones. ➢ Es necesaria una adecuada utilización del vocablo negociación. ➢ Existe una “teoría integral de la negociación” como base para la elaboración de una doctrina. 471