UCRANIA Y CRIMEA: ¿PROLEGÓMENOS DE GUERRA

Anuncio
UCRANIA Y CRIMEA: ¿PROLEGÓMENOS DE GUERRA MUNDIAL?
José Fernando Ocampo T.
[email protected]
Ucrania y Crimea están en el centro de la política mundial y se han convertido en una
amenaza de confrontación entre las grandes potencias. Ucrania sólo se conforma
como país a finales del siglo XX y aparece en la escena mundial a la caída de la URSS. Y
sale como un país estratégico en Europa por su frontera con Rusia de 1.576 kilómetros
y con seis países más: Bielorusia, Polonia, Moldavia, Hungría, Eslovaquia y Rumania.
Pero la atraviesan cuatro oleoductos del gas con que Rusia abastece a casi toda Europa
y la rodea el que va a Suecia y Noruega. No más a Alemania le llega el 40% del gas que
consume y a Italia el 20%. El tercer río más largo de Europa, el Dniéper, atraviesa toda
Ucrania y va a caer al Mar Negro en Crimea, centro del conflicto. Crimea queda ahí, en
una punta junto al Mar Negro y un sitio más estratégico que la misma Ucrania. En
noviembre del año pasado Ucrania y Crimea saltan a la primera plana de la situación
mundial en una confrontación de Estados Unidos y la Unión Europea con Rusia.
Ucrania entre la Unión Europea y Rusia
Por Ucrania ha pasado la historia de media Europa, el imperio ruso, la expansión sueca,
el imperio otomano, la constitución y reconstitución de Polonia, el imperio austrohúngaro, las dos guerras mundiales del siglo XX y la Unión Soviética. A mediados del
siglo XVII las potencias europeas lucharon treinta años entre ellas por el control de
Ucrania. Los zares fueron quienes la integraron al imperio ruso en el siglo XVIII y
desarrollaron una política agresiva de “rusificación”. En Crimea se desarrolla la guerra
denominada con su propio nombre, de una alianza franco-inglesa, otomana y turca
contra Rusia, a mediados del siglo XIX. Es famosa la película muda considerada un
clásico del cine, del gran director ruso Eisenstein, El acorazado de Potenkin—1925-sobre el levantamiento de los marinos en el acorazado Potenkin en la primera
revolución rusa de 1905, cuyo nombre proviene de un general ucraniano en la época
de la emperatriz Catalina la Grande. Como desarrollo de la Revolución Rusa de 1917,
Ucrania se convirtió en la República Socialista Soviética de Ucrania como parte de la
Unión Soviética en 1919. Su capital Kiev fue uno de los centros industriales más
importantes de la URSS.
Ucrania nace como nación con la disolución de la Unión Soviética. Hasta entonces no
se había convertido en un centro estratégico de primera línea como en el momento
actual. Tampoco hacía parte de la lucha por la hegemonía mundial entre las grandes
potencias. Ni durante la hegemonía estadounidense posterior a la Segunda Guerra
Mundial, ni durante la guerra fría entre las superpotencias en las década del sesenta al
ochenta, Ucrania aparecía como centro de un conflicto mundial. No resulta fácil
explicarse que se hubiera iniciado la Primera Guerra Mundial con el asesinato del
archiduque Francisco Fernando de Austria en Sarajevo, hoy Bosnia-Herzegovina, pero
en ese entonces parte con Ucrania del imperio austro-húngaro. Fue una guerra entre
potencias imperialistas por el control de Europa y por la hegemonía en el dominio
mundial. Estados Unidos era ya la segunda o tercera potencia pero no se comprometió
de forma directa en la lucha por Europa. En la Segunda Guerra Mundial Ucrania se
constituyó en un sitio estratégico, ocupada por los alemanes hasta la liberación por el
ejército soviético en 1943. Hitler la había invadido en la mira de apoderarse de la
Unión Soviética para la conquista del mundo. En 1985 estalló allí el reactor nuclear en
Chernóvil, a unos ciento diez kilómetros al norte de Kiev y cerca de la frontera con
Bielorusia. Sólo hasta 1990 Ucrania se convierte en una nación independiente con la
Declaración de soberanía el 16 de julio mediante la cual se separa de la Unión
Soviética. Al mes siguiente se intenta un golpe de estado contra Mijail Gorvachov
destinado a restaurar el Partido Comunista y recuperar Ucrania. Fracasado el golpe, el
parlamento ucraniano adopta el Acta de Independencia el 24 de agosto de 1991.
Las lenguas principales: ruso y ucraniano
Hasta los acontecimientos de los últimos meses, la península de Crimea era una
república autónoma perteneciente a Ucrania. No tiene más de dos millones de
habitantes en 27 mil kilómetros cuadrados. Pero además de la mayoría rusa y
ucraniana hay más de siete representaciones raciales. Su situación estratégica tiene
que ver con el Mar Negro, la salida de Rusia y Ucrania al Mediterráneo y al Canal de
Suez. Esa es la explicación de que en Sebastopol atraque la segunda armada naval
rusa. Por allí la flota tiene salida al Mediterráneo y al Océano Índico a través del Canal
de Suez. Sin esa salida no le queda a Rusia sino el Océano Ártico o viajar desde Moscú
a la península de Kamchatka en el extremo oriente. Se trata de una diferencia
estratégica de primera magnitud. Por Crimea luchó ya en la guerra de 1854 un ejército
de 170.000 soldados británicos, franceses, polacos, turcos, alemanes e italianos contra
los rusos y casi un siglo después resistió el cerco del ejército de Hitler por casi dos
años. No puede olvidarse que por Crimea pasaron griegos, bizantinos, genoveses y
turcos desde la antigüedad. Allí está situada la ciudad de Yalta, el primer centro
turístico de la extinguida Unión Soviética, en donde queda el Palacio Massandra,
utilizado por los gobernantes soviéticos como su residencia de verano. Después de la
ocupación alemana, Yalta fue la sede de la Conferencia de los “tres grandes”,
Roosevelt, Churchill y Stalin, de la cual salieron los acuerdos de la Segunda Guerra
Mundial, la división de Alemania y la ocupación de Japón. Crimea, entonces, no sólo
fue centro de una guerra de grandes proporciones en el siglo XIX, sino punto
estratégico de la conformación del mundo contemporáneo resultado de la Segunda
Guerra Mundial.
Crimea entre Ucrania y Rusia
En Ucrania y Crimea hay mucha historia mundial encerrada. Y así sucede en la crisis
actual una vez más. Que Estados Unidos haga presencia en la zona no es casual; que
los Secretarios de Estado estadounidenses viajen una y otra vez a Kiev, no es en vía de
turismo; que el Gobierno estadounidense amenace con sanciones a Rusia, no es un
saludo a la bandera; que los jefes de Estados de la Unión Europea estén en alerta y
preparen sus fuerzas armadas, no es en maniobras de entrenamiento; y que Rusia
despliegue divisiones de su ejército hacia la frontera ucraniana, no es un juego de
entrenamiento militar. En las zonas orientales de Ucrania se han presentado
escaramuzas militares ya con bajas humanas. No resulta fácil entender la angustia de
Estados Unidos por la situación ucraniana. Los gringos no entraron a la Segunda Guerra
Mundial sino cuando los japoneses atacaron Pearl Harbor que ya hacía parte de su
territorio. Y el Presidente Wilson en la Primera sólo hizo presencia simbólica. No se
había constituido para ellos una zona estratégica histórica para acorralar a Rusia. Por
su parte, Rusia está jugándose su lugar estratégico militar mundial en el Mediterráneo
y en el Océano Índico. Se trata nada más ni nada menos que de una refriega entre las
potencias imperialistas más poderosas del momento, por ahora, sin China. Estados
Unidos hace y deshace para sostener un poder que está en decadencia. Rusia trata de
retomar el poder perdido tras la descomposición de la Unión Soviética y no puede
perder su salida por Crimea a escenarios estratégicos del mundo de hoy.
Están enfrentados Estados Unidos y la Unión Europea con Rusia. Hace diez años se
habían dado los primeros enfrentamientos durante la presidencia de George W. Bush y
el primer gobierno de Putin. Demasiados factores están en juego: el gas de Europa
controlado por Rusia; la flota de guerra rusa en Crimea; las provincias ucranianas de
habla rusa; el oeste ucraniano con la Unión Europea; la crisis económica de Ucrania; la
deuda de las provincias de habla rusa: el expansionismo gringo en el este de Europa; el
enfrentamiento de las dos principales fuerzas con armas atómicas del mundo; la crisis
económica de Estados Unidos y de Europa; una lucha renovada por la hegemonía
mundial en duda. Resulta difícil predecir un resultado inmediato. Ya Rusia se anexó
Crimea y está detrás de las provincias orientales de Ucrania, en donde la mayoría de la
población es de origen ruso con una tendencia decidida a reintegrarse a Rusia. Rusia
no puede perder Crimea. Ucrania le había permitido mantener la flota de guerra en
Sebastopol mediante un régimen especial. Ya no necesita esa concesión. Occidente
está tratando de acorralar a Rusia con sanciones de diferente tipo, especialmente
económico. Rusia no depende tanto de Europa, como ésta de Rusia. Es lo que tiene a
Estados Unidos contra la pared. Le acaba de darle un préstamo a Ucrania para aliviarle
su crisis económica. No resulta fácil para Alemania resistir un invierno sin el gas ruso.
Es, en último término, una lucha de dos potencias por poderes estratégicos en una
lucha por la hegemonía que está en duda. El llamado “primer mundo” está en una
transformación estratégica fundamental.
El gas de Rusia a Europa
¿Podrá haber una guerra mundial? En la Primera Guerra Mundial un factor
determinante del estallido fue la imposibilidad de Alemania de controlar zonas de
exportación de capital. En la Segunda Guerra Mundial el factor tuvo que ver con el
acorralamiento a que se había sometido a Alemania como producto de su derrota. Ese
factor favoreció el surgimiento de Hitler. La primera fue una guerra imperialista. Las
fuerzas revolucionarias del mundo dirigidas por Lenin se opusieron a la guerra. La
segunda fue una guerra contra el fascismo mundial. Las fuerzas revolucionarias del
mundo apoyaron a los aliados contra el Eje fascista y a Stalin en su “guerra patria”
contra Hitler. Las fuerzas de izquierda no apoyarán hoy a Estados Unidos en la
reconquista de Ucrania. Pero tampoco apoyarán a Rusia en su intento desesperado por
recuperar su poderío mundial imperialista. Existen factores que podrían determinar
una guerra mundial, pero también los hay que la detienen. ¿Se le mediría Alemania y
arriesgaría su aprovisionamiento de gas? ¿Y lo mismo harían Francia e Italia, así como
los escandinavos? ¿Superaría Europa su crisis económica con una guerra contra Rusia?
¿Le contribuiría a Estados Unidos una confrontación con Rusia para resolver su crisis
económica? ¿Podría haber una guerra “limitada” alrededor de Ucrania? ¿Permitirían
los “aliados” la pérdida de las provincias orientales de Ucrania? ¿Es decir, aceptarían la
desintegración de Ucrania? ¿Hasta dónde presionará Rusia una recomposición de su
unión soviética?
Una conclusión fundamental: si hay una guerra limitada, será una guerra limitada
entre potencias imperialistas en declive; y si es “mundial” igualmente será una guerra
imperialista de las mismas características. Queda el interrogante de la posición de
China en cualquiera de las dos situaciones.
Descargar