La semilla es la palabra de Dios El Sembrador No. 5 “Escuela dominical, enseñamos o entretenemos” “y El dijo: A vosotros se os ha concedido conocer los misterios del reino de Dios,...” “La parábola es esta: la semilla es la palabra de Dios.” “Pero la semilla en la tierra buena, estos son los que han oído la palabra con corazón recto y bueno y la retienen, y dan fruto con su perseverancia” (Lucas 8:10-11,15) IGLESIA DE CRISTO Ministerios Llamada Final, Villa Nueva, Guatemala. Pastor Gonzalo Arriaga Gamboa. [email protected] RESUMEN. La escuela dominical en la iglesia tiene y debe tener un lugar de importancia dentro de la enseñanza de la Palabra de Dios. Jamás debe considerarse como un tiempo perdido o de entretenimiento, sino por el contrario debe tomarse con suma responsabilidad, principalmente por aquellos que tienen el privilegio e trabajar dentro de ésta área de trabajo. La función educativa de la iglesia, debe basarse en el fundamento de la Palabra que es Cristo, y tomar los lineamientos en base a la Biblia , la cual es como se menciona en 1 Corintios 3:12-13 ―Ahora bien, si sobre el fundamento alguno edifica con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, paja, la obra de cada uno se hará evidente; el día la dará a conocer, pues con fuego será revelada; el fuego mismo probará la calidad de la obra de cada uno ‖. Lawrence C. Little dice: ―El proceso por el que la iglesia busca capacitar a personas para que comprendan, acepten, y ejemplifiquen la fe y la forma de vida cristiana‖. Shelton Smith dice: ―Que la educación cristiana debe basarse en las raíces Bíblicas e históricas de la iglesia cristiana, en vez de posiciones seculares‖. Saner y Harper dicen: ―Que la educación cristiana es uno de los ministerios esenciales de la iglesia que persigue, preparar al educando al poder del evangelio y a guiarlo a experimentar el crecimiento de la gracia y en el conocimiento de la verdad‖. Para preparar hay que prepararse primero; para enseñar hay que ser enseñado primero; para testificar hay que vivirlo primero. ―El primer relato que escribí, Teófilo, trató de todo lo que Jesús comenzó hacer y a enseñar‖ (Hechos 1:1). La enseñanza es quizás una de las prácticas más antiguas, esta es necesaria para perpetuar y propagar las costumbres, las leyes y la cultura o destreza. Toda enseñanza lleva consigo dos elementos maestros y alumno. La Biblia está repleta de referencias a la enseñanza y a maestros. Lleva consigo el propósito de capacitar al creyente, que aprenda a separar lo necesario de lo que no es importante, que aprenda a obedecer a través de la corrección y la disciplina, a sentirse alimentado y nutrido por la Palabra de Verdad, a tener panoramas amplios en longitud y anchura. Jesús dijo: ―Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida ‖ (Juan 6:63), de allí que las palabras que se encuentra en la Biblia son para ser ministradas al espíritu y para que sean vida, pero no de la vida que existe, sino para la vida que no se destruye. La enseñanza es la suma de elementos que son transmitidos para el desarrollo espiritual del creyente, para la madurez, para ser entrenado y para ser apto para toda obra en el Señor. En el AT la educación tenía una meta, y era la preparación del hombre en conocer a Dios y vivir en paz siempre en relación con los hombres. En el NT no es únicamente tarea de la iglesia, en Deuteronomio 11:19. Dios da a los padres esta responsabilidad que consiste en instruir, adoctrinar, y explicar todos los asuntos que rodean la vida del hombre; debe velar porque los hijos sean educados apropiadamente. Los padres y los maestros tomaron al Señor como su modelo para la enseñanza apropiada, el Señor es Maestro de maestros quien enseña con palabras y ejemplos. EL INDICE DEL CONTENIDO. Pagina No. 1. Introducción. 5 2. Objetivos de la Escuela Dominical. 6 3. Antecedentes. 7 4. Desarrollo. 11 4.1 El Proceso de la Enseñanza. 11 4.2 El Arte de Enseñar. 12 4.3 Trasmitiendo la Enseñanza. 4.4 El Don del Maestro. 14 4.5 Como Preparar un Tema. 15 4.6 La Instrucción de los Hijos de Dios. 16 4.7 Algunos Conceptos. 5. Conclusiones. 19 6. Bibliografía. 20 13 17 Villa Nueva, Septiembre 2006 1. INTRODUCCION: Vamos a enfocar el presente tema, desde el punto de vista de la importancia que tiene la enseñanza en las escuelas dominicales, un brazo de extensión dentro de la iglesia que tiene por objetivo el de ayudar con la enseñanza de la Palabra de Dios a los diferentes grupos que se integran en las congregaciones. Sería un error considerar como pérdida de tiempo, el asignado a ésta actividad, o planificarla como un entretenimiento o una reunión de tipo social. Por lo consiguiente debe aprovecharse al máximo y explotar el recurso humano que es variado y de gran valor, donde en el futuro mediato será una cantera con diferentes tipos de líderes en formación. La educación cristiana es la actividad de la iglesia que debe cumplir la función educativa de la ―gran comisión‖, donde se tiene como tarea el trasmitir e inculcar las enseñanzas del Señor Jesús, y por extensión, la interpretación Apostólica de su persona y de su obra salvadora. Lawrence C. Little la define como ―el proceso por el que la iglesia busca capacitar a personas para que comprendan, acepten, y ejemplifiquen la fe y la forma de vida cristiana‖. En 1948, H. Shelton Smith en Fe y Educación, hizo un llamado a reexaminar la enseñanza cristiana liberal. El sostuvo que la educación cristiana debía basarse en las raíces Bíblicas e históricas de la iglesia cristiana, en vez de posiciones seculares. La educación cristiana, en contraste con la educación secular, es básicamente espiritual. Dentro del cristianismo evangélico, la educación cristiana con demasiada frecuencia se ha considerado simplemente como equivalente de organización y metodología, en vez de equipararla con la integración espiritual e intelectual del ministerio de toda la iglesia. La educación cristiana debe guiarse en la dirección correcta y buscar el modo de consagrarse a la tarea total del movimiento cristiano en el mundo, basada en una comprensión cada vez más profunda de la comunicación espiritual y la naturaleza radical de la fe cristiana. Saner y Harper definen la educación cristiana como: Uno de los ministerios esenciales de la iglesia, por medio del cual la comunidad de los creyentes busca: (1) Preparar a todos los educandos para recibir el poder del evangelio en la conversión y la entera satisfacción. (2) Inspirarlos y guiarlos a experimentar el crecimiento personal en las gracias cristianas y en el conocimiento de la verdad como está en Jesús. Y (3) Ayudarles a prepararse para encontrar un lugar de servicio productivo en el cuerpo de Cristo y en el mundo fuera de la iglesia. La preparación del responsable de la educación cristiana en la iglesia, debe ser con mucho empeño, dedicación y temor; tomando en cuenta que se enseña más con el ejemplo que con miles de palabras, el que enseña está diciendo: ―hagan lo que yo hago‖ y no ―lo que yo digo‖. Esta preparación es en todo sentido, empezando en el área espiritual, siguiendo en el área del alma y terminando en el área del cuerpo, esto en lo que corresponde a áreas muy específicas, sin olvidar también la preparación secular. 2. OBJETIVOS DE LA ESCUELA DOMINICAL: 2.1 La enseñanza según la Biblia, es simplemente la satisfacción de una necesidad divinamente ordenada, la renovación del hombre caído y redimido en lo que Dios quería que él fuese, en una manera divinamente ordenada, el uso de métodos consecuentes con la autoridad máxima, las Escrituras. 2.2 El maestro cristiano deberá descubrir el propósito de la enseñanza: la formación del hombre en una personalidad independiente sirviendo a Dios según su palabra. Este propósito puede alcanzarse únicamente promoviendo una sumisión obediente a la Palabra de Dios tanto del maestro como del alumno. 2.3 La responsabilidad del maestro queda claramente en evidencia en la síntesis de los términos bíblicos para describir la palabra enseñanza. El maestro puede satisfacer esta responsabilidad únicamente cuando él comprende las bases de la verdadera enseñanza, bases que solamente pueden venir de la Palabra de Dios. 2.4 Con esto como base, la enseñanza filosófica y el método deben recordar. Si alguno de estos no es consecuente con la autoridad final—las Escrituras—no será una enseñanza verdadera. Los principios pragmáticos y humanísticos de la educación moderna no desarrollan criterios para decidir lo que debería y lo que no debería enseñarse. No obstante, estos presentan un sistema vacío de pensamiento. El educador cristiano, por otra parte, comienza con, ―En el principio…‖ significando por medio de esto al Dios soberano de las Escrituras. Esto continúa como su punto de referencia a través de todo el proceso educativo. 2.5 Un objetivo es la meta que se quiere alcanzar. El buen maestro se trazará objetivos y se empeñará en alcanzarlos bajo la dirección del Espíritu Santo porque El nos guía a toda verdad, y porque nuestros pensamientos no son como los del Señor, ni nuestros caminos son los caminos de Dios (Isaías 55:8). El maestro debe preguntarse ¿Qué es lo que estoy tratando de lograr con la enseñanza? ¿Qué es lo que van a saber, hacer y sentir respecto al contenido? ¿Qué quiero que entiendan mis alumnos sobre el tema tratado? Nuestro Señor al enseñar se trazaba objetivos bien claros por ejemplo: Parábola Objetivo La viuda inoportuna. Perseverar en la oración. El fariseo y el publicano. Humildad en la oración. Las diez vírgenes. Estar siempre alertas. El vestido de bodas. La necesidad de pureza. Lo anterior es una muestra que nosotros al enseñar tenemos que planificar objetivos bien claros y concretos. 3. ANTECEDENTES: La práctica de la enseñanza es probablemente tan antigua como las más altas formas de vida animal. Podemos observar como las aves y otros animales enseñan a sus criaturas a buscar alimento, defenderse del peligro y a vivir en sociedad. Lo mismo sucede con el ser humano, la enseñanza es tan antigua como la misma historia. La enseñanza es necesaria para perpetuar y propagar costumbres, leyes, y la cultura o destreza. Donde hay enseñanza, por definición, hay profesores involucrados. La enseñanza es reconocida como arte y como ciencia. Aquellas personas que tienen el arte o el talento para enseñanza, son creativas y muy particulares en su acercamiento al proceso de enseñanza-aprendizaje. (1) De la misma manera, quienes estudiaron el crecimiento y desarrollo humano, teorías del aprendizaje y psicología de la educación, pueden llegar a ser profesores muy competentes. De hecho la ciencia de la enseñanza se ha desarrollado de tal forma que la conducta y capacidad selectiva del ser humano, pueden ser sutilmente determinadas por una enseñanza subliminal. Las influencias conscientes y subconscientes pueden ser tan efectivas, que aun los cambios de personalidad pueden ser inducidos por una estimulación electroquímica o por la técnica del ―lavado cerebral‖. La Biblia está repleta de referencias a la enseñanza y a maestros. En el AT tanto la enseñanza como los maestros, eran muy respetados, si no venerados. Los libros históricos, la Tora y los libros sapienciales, realzan la importancia del rol y contenido de la enseñanza. La terminología del NT es rica en los matices de su significado. El verbo didasco posiblemente tiene una amplia connotación como ninguna otra palabra. Puede significar realizar, ejecutar, demostrar o exhibir; valuar o aprobar; instruir o enseñar. Es usado para denotar la transmisión de una información o conocimiento, enseñar una habilidad o afirmar una verdad. El término paideúo se refiere a la educación, disciplina, formación dirigida del carácter de los alumnos (generalmente para los niños y jóvenes). Llegó a significar una forma de educación, una instrucción buscando el bien del alumno y una meta que alcanzar. (1) Algunas palabras importantes del AT y la descripción de cada una, son las siguientes: -bin ―separar‖, esta palabra se usa a menudo significando enseñar. Sugiere la habilidad del maestro para separar lo necesario de lo que no es importante, proceso en el cual el maestro resuelve problemas difíciles tanto espirituales como de otro tipo. -´zahar, ―brillar‖, esta palabra se usa cuando Moisés ilumina al pueblo acerca de los principios dados por Dios (Éxodo 18:20). El maestro ilumina al estudiante. -lámad, ―golpear‖, usada muchas veces, ésta palabra indica disciplina en la enseñanza, según aparece en Óseas 10:11. La obediencia era el resultado más esperado de éste tipo de instrucción, junto a una consecuencia con la voluntad de Dios. -ra´a, ―alimentar a un rebaño‖, éste término expresa el sentido de la responsabilidad que debe sentir el maestro por sus alumnos (Proverbios 10:21). -yára, ―echar‖, indica la responsabilidad del maestro de echar o presentar nuevas ideas a sus alumnos. De ésta palabra deriva la palabra normal para ―ley‖ (Tora) como aparece en los pasajes Salmo 19:8; 2 Reyes 14:6. (2) El Señor Jesús dijo una vez: ―Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida ‖ (Juan 6: 63). De ahí que las palabras de la Biblia no sean palabras solamente, ni sean meramente letras, son también espíritu. No debemos olvidar que nuestro Señor ha declarado: ―Dios es espíritu; y los que le adoran, es necesario que adoren en espíritu y verdad‖ (Juan 4:24). Nos está hablando de un principio básico, que es incapaz de tocar a Dios; porque como Dios es Espíritu, no podemos adorarle, a menos que sea un espíritu. Si empleamos para ello cualquier cosa distinta del espíritu, no estamos adorando. No podemos adorarle con la mente, con la emoción o con la voluntad. El mismo principio rige en la última afirmación de nuestro Señor, registrada en Juan Cap. 6: ―Las palabras que os he hablado son espíritu‖. Como las palabras del Señor son espíritu, es necesario leerlas en espíritu. En otras palabras las cosas espirituales sólo pueden ser tocadas por el espíritu. La Biblia que tenemos es más que palabras impresas sobre el papel. Por lo que se refiere a su naturaleza, es espíritu. De ahí que todos los que intentan leer éste libro, necesitan usar el espíritu, no hay otra manera de leerlo. Naturalmente, el espíritu al que nos referimos aquí es el espíritu de la persona regenerada, llamémosle ―el espíritu regenerado‖. Como no todos tienen éste espíritu, tampoco pueden entender la Biblia. Solo los que tienen este espíritu regenerado son capaces de estudiar la Escritura. El espíritu ha de ser usado para leer la Biblia. Sin éste espíritu, ninguno puede conocer a Dios ni conocer la Biblia. (3) A través de la educación nosotros entendemos, al total de la suma de los procesos que la sociedad trasmite a otra generación de su experiencia social, intelectual y religiosa, que es como una herencia. Estos procesos son informales e incidentales, provienen de la participación en ciertas formas de vida social y actividades que existen en su propia cuenta y no por causa de su influencia educativa sobre la generación creciente. Los procesos de educación formal se diseñan: (1) Dar a los inmaduros de la sociedad dominio sobre los símbolos y técnicas de la civilización, incluso el idioma, las artes, las ciencias, y la religión, y (2) aumentar el recurso individual y conocimiento de la comunidad, más allá de la medida propiciando por la administración de actividades del ambiente inmediato. La educación religiosa en el medio antiguo y en el moderno, revela igual este aspecto de toda la educación. En su lado informal consiste en la transmisión de conceptos religiosos y experimentando por medio de los procesos recíprocos de imitación y ejemplo; cada generación, realmente participa en las actividades religiosas y ceremoniales del grupo social, embebiendo como si fuera el espíritu y sueños de la generación precedida. La educación religiosa formal empieza con el esfuerzo consciente y sistemático por parte de los miembros maduros del grupo (tribus, pueblos o el compañerismo religioso), iniciando a los miembros inmaduros por medio de ritos solemnes y ceremonias, o el entrenamiento paciente, o ambos, en los misterios y altos privilegios de su propio compañerismo religioso. (4) El traslado de conocimiento moral, y actitudes de una persona a otra, y normalmente de una generación a la próxima. En tiempos Bíblicos la educación es un modelo con el que ahora estamos familiarizados. Para los hebreos, la educación tenía una meta, y era la preparación del hombre en conocer a Dios y vivir pacíficamente en medio de los hombres (Lucas 2:52). La educación en el AT era bastante informal. Se enseñaba a los hijos en la casa por los padres, no en un aula formal por un maestro. Sin embargo, en el NT, se establecen escuelas para ayudar a los padres en la enseñanza de los niños. Dios le dio la responsabilidad de la enseñanza a los padres (Deuteronomio 11:19). Para un padre significa impartir la enseñanza, instruir, adoctrinar, explicar. Ambos actores estaban involucrados en la educación del niño; sin embargo, el padre era el responsable de velar porque sus hijos fueran educados apropiadamente (Proverbios 1:8-9). Un hijo joven se quedaba con su madre cuando el padre salía al campo a trabajar; por consiguiente, la primera instrucción significante que el hijo vive es de la madre. Cuando el muchacho crecía, la intervención del padre en la educación de su hijo aumentaba, sobre todo cuando ellos empezaban a trabajar juntos en el campo o en el comercio del padre. Una hija permanecía con su madre y continuaba bajo su instrucción. En la estructura familiar cuando los padres se vuelven abuelos, ellos también participaban involucrándose en las enseñanza de los nietos (Deuteronomio 4:9; 2 Timoteo 1:5; 3:14-15). La responsabilidad de un padre por instruir a sus hijos continúa hasta la muerte. (4) El término ―padre‖ se aplicó a maestros fuera de la familia, también, y maestros llamaron a menudo a sus estudiantes ―hijos‖. Dios hizo de José un padre a faraón (Génesis 45:8), que significa que faraón escuchó a José como un alumno escucha a su maestro y recibe instrucción de él. A lo largo de los Proverbios el término ―hijo‖ indica la misma relación del maestro-alumno (Proverbios 1:8, 10,15; 2:1). Y en el NT, Pablo habla de Timoteo como su hijo (1 Timoteo 1:18). Durante el periodo entre AT y el NT, se establecieron las sinagogas y escuelas. Generalmente, cada rabino enseña en una escuela del pueblo apoyada por los padres de los niños que asisten. El maestro o rabino de la escuela es ayudado por los padres para establecer verdades religiosas en las mentes de los muchachos; sin embargo, los padres silenciosamente estaban a favor de la educación de sus hijos. El escogimiento del rabino como maestro del pueblo, los padres se preocupaban más por su carácter personal que por su habilidad para enseñar. Su ejemplo era más importante que su habilidad en la instrucción. El rabino ideal era un hombre casado que también era un trabajador responsable. El nunca bromearía con los muchachos, ni toleraría algún mal. Sin embargo, fue considerado importante que él sea un hombre paciente. Los rabinos y los padres tomaron a Dios como su modelo para la enseñanza apropiada, Dios es el Maestro de los maestros (Isaías 30:20-21), quien enseña por palabras y ejemplos (Salmos 78:1; Deuteronomio 8:2-3). (4) El desarrollo de las facultades intelectuales y morales, así como de los sentidos y fuerzas físicas. La educación se logra mediante: (1) explicación y repetición; (2) disciplina y corrección administradas con amor (Proverbios 1:7); (3) observación personal (Eclesiastés 1:12-14); y (4) censura y reprensión (Proverbios 8:9). En todo el registro Bíblico se responsabiliza la familia de la educación de los hijos. En la sociedad primitiva el padre era el cabeza de la familia y también de la casa, que podía ser una comunidad de considerable tamaño, como en el caso de Abraham. El cabeza de la familia era responsable de la educación de su casa (Génesis 18:19). La buena educación de José muestra que Isaac y Jacob siguieron el ejemplo de Abraham y también enseñaron a sus hijos (Génesis 39:4, 6,22). Job, un pariente lejano de Abraham que vivió en la tierra de Uz, mostró que estaba familiarizado con el conocimiento científico y desarrollo industrial de la época. Además Jehová le dio una lección de historia natural (Job 9:1,9). Los discípulos de Jesús siguieron sus pisadas en la obra educativa cristiana y lograron un éxito parecido al suyo. No solo predicaron las buena nuevas del reino de Dios por todas partes, sino también enseñaron a los que escuchaban (Hechos 2:42). Tal como Jesús, hablaron con denuedo y autoridad (Hechos 4:13, 19,20). El Espíritu de Dios les dio poder e hizo manifiesta l aprobación devino de su enseñanza. Enseñaron en el templo, en las sinagogas y de casa en casa. (5) ―Sea vuestra actitud igual a la de Cristo Jesús‖ (Filipenses 2:5). (a) Como preparar una lección: Todos nosotros como maestros ante esta pregunta reaccionamos de diferentes formas pero pocas veces sabemos con exactitud cuál es la mejor manera de prepararla; pues todos estamos claros que no se trata de predicar o disertar algún tema Bíblico, sino se trata de algo más. Para empezar entonces contestaremos algunas preguntas previas a ésta para hacer más claro lo que Dios quiere de nosotros al preparar una ―LECCION‖ como llamamos a la enseñanza que se imparte a los niños. (1) ¿Quién prepara estas lecciones? La respuesta es sencilla, puede hablar de Cristo aquel que ha experimentado la grandeza de su amor y misericordia pero hay algo más, 2 Timoteo 2:1-2, nos muestra que además deben ser fieles e idóneos para enseñar a otros, llenos del Espíritu Santo, que practiquen la Palabra poderosa de Dios viviendo para agradarle a Él. (2) ¿Qué preparar? Aquí podemos decir que hay métodos adecuados para cada enseñanza; que se tiene que planificar con anterioridad lo que se va a enseñar y que dependiendo del grupo a quien se debe dirigir el maestro así debe ser el tema a tratar con ellos, se debe tomar en cuenta la edad de cada grupo y el nivel de su lenguaje, estos son los mejores sistemas para llevar al niño conocimiento, educación y entretención; y aunque es cierto que no podemos ignorarlos totalmente, el maestro que ha sido llamado por Dios para este especial trabajo sabe que su meta es no ―EDUCAR‖ ni transmitir Palabra solamente sino ―PLASMAR LA IMAGEN DE CRISTO EN EL NIÑO‖, cosa que es imposible sin la unción del Espíritu Santo y su poder actuando en nuestras vidas. Entonces no importa cómo se prepare alguien (humanamente) sino, ¿Qué clase de intimidad tenemos con Cristo? ¿Qué clase de vida lleva con Jesús? ¿Quién visión tiene del grupo a quien va a entregarse en la enseñanza? ¿Quién lo llamó a este precioso ministerio? ¿Cree usted que está entreteniendo niños o edificando el cuerpo de Cristo? Si podemos contestar esas preguntas con la certeza de un llamamiento especial entonces podremos por la misericordia, gracia y amor de Cristo llevar a los niños VIDA Y NO LETRA, PODER y no solo historias de personajes que lo vivieron en el pasado. (3) ¿Cómo se prepara el maestro? Prepararse es esencialmente disponerse a ser usado como vaso de bendición llevando al niño lo que vivimos, lo que Cristo hizo y hace en nosotros. Pero esto requiere DILIGENCIA disposición para IR, para ver en los niños lo que Cristo vio: ―la mies es mucha y los obreros pocos…‖. Ver los campos listos para la siega, es decir una disposición en el corazón de servir por amor y con amor a esos ―pequeñitos‖ que están necesitados de PALABRA VIVA, que los enfrente a la consagración, al sacrificio de Cristo, a vivir esa vida abundante de la cual el adulto está disfrutando con menor dificultad, en cuanto a vasos que le atienden. Tú como maestro llamado para trabajar con niños debes anhelar que esos niños puedan disfrutar de esa VIDA ABUNDANTE HOY y no mañana o en algún día lejano, recordando constantemente que son parte del cuerpo de Cristo y que como niños no pueden administrar su herencia y necesitan de la ayuda de aquellos que Dios ha llamado. Amado maestro que vas hacer? Tú que has sido llamado, que tienes una visión clara, tú que necesitas accionar y preparar, ―LECCIONES‖ que provoquen cambios en los niños, que transformen sus vidas y los lleven a la consagración. Será vital que como maestro encuentres que los niños son herencia de Jehová y que El te da el privilegio de guiarlos en amor a vivir como herederos de la vida abundante, participa con esa herencia de Dios pero con la revelación de que Dios te envió y que El está en el asunto sólo así dejaras de ser un transmisor de verdades para convertirte en ―maestro que vive lo que enseña‖. (6) 4. DESARROLLO: 4.1 El Proceso de la Enseñanza: El que enseña es alguien que está comprometido a dedicar su tiempo para realizar una obra eficiente en medio de la iglesia. Existen muchos maestros dice Santiago (3:1), pero pocos son los que se entregan a su labor con el objeto de estudiar cual es la mejor forma de transmitir una enseñanza, la cual, es un proceso que incluye varios aspectos. El Señor Jesús tenía sus discípulos (Mateo 11:2); y también Juan el Bautista. Aquí se cumple que si no existe el maestro y el alumno no se puede dar el proceso de enseñanza y aprendizaje. Jesús con su ejemplo nos dice que el trabajo a realizar se puede dar en todo lugar. (a) El contenido del aprendizaje: Es el tema a enseñar, es aquí donde el maestro tiene la responsabilidad de ser un canal para llevar la Palabra de Dios, debe vivir lo que impartirá y tener el respaldo de Dios (Esdras 7:9-10). (b) El método: Método viene de la palabra ―meta‖, que significa fin y ―odos‖ que denota camino. Método es entonces, el camino que nos llevará a un fin. Método es entonces, el camino que nos llevará a un fin. Qué métodos puede el maestro aplicar en la enseñanza: (1) Método inductivo-deductivo: Este método fue aplicado por nuestro Señor cuando llegó al pozo de Jacob y se encontró con la mujer de Samaria, comenzó la enseñanza con lo que conocía muy bien aquella mujer; enseñó de lo fácil a lo difícil, que era sacar agua del pozo y dar de beber (Juan 4:7). Pero a medida que transcurría el tiempo, la enseñanza fue más profunda llegando así, a lo más difícil con la comprensión plena de la mujer samaritana que reconoció al Señor como el Mesías. (2) Método expositivo o conferencia: El maestro enseña y el alumno escucha. En ocasiones el Señor enseñaba a multitudes y en forma particular, con mucha frecuencia lo hacía con sus discípulos quienes preguntaban sobre el tema para ampliar (Mateo 24:2-3), o pedían explicación más amplias para entender (Mateo 15:15-16) o acudían para aclarar sus dudas (Mateo 17:10) y salir de la confusión con relación a doctrinas extrañas. (3) Método de discusión o diálogo: Es cuando cada miembro participa o tiene oportunidad de hacerlo con sus opiniones, ideas y sugerencias. Se llama mesa redonda, significando que no hay alumnos que tengan más voz y voto, sino que todos son iguales. Los temas deben escogerse con cuidado ya que hay temas que no sirven para discusión. Para una discusión deben haber varias alternativas. Discutir es escudriñar la verdad en forma conjunta buscando la solución del problema. (c) Los recursos: El maestro cuenta con muchos recursos para impartir la enseñanza, por ejemplo: carteles, rota folios, pizarrón, filminas, retro proyector, cañonera. Estos no son todos los recursos, hay otros indispensables y que ocupan un lugar prioritario como lo es la oración. Orar para conocer y hacer lo que Dios quiere en el estudiante, por ejemplo: Cristo se apartó para orar (Mateo 14:22-23) y al final regresó conociendo la voluntad de Dios, con autoridad y viviendo una vida sobrenatural (Mateo 14:25, 28-29). (d) El tiempo disponible: La Homilética nos enseña que el tiempo prudencial para la exposición de un tema es de 20 a 45 minutos para no cansar o aburrir al alumno. El que enseña debe utilizar el tiempo sabiamente ya que esto influye en el aprendizaje de los oyentes. Además hay que considerar el tiempo que se empleará para preparar el tema y pensar sobre el proceso de la enseñanza. Recordemos que la enseñanza no termina al final de la reunión, por ello el maestro ha de disponer de su tiempo para atender al estudiante, encausarlo al igual que los otros. 4.2 El Arte de Enseñar: 2 Timoteo 2:2 dice: ―Y lo que has oído de mi en la presencia de muchos testigos, eso confía a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros‖. El mundo está lleno de historias de maestros que han influido notablemente en la vida de sus alumnos. El más grande de los ejemplos es nuestro Señor Jesucristo, a quien con frecuencia se le llama Maestro de maestros. Tomó un grupo heterogéneo de hombres, les enseñó durante un periodo relativamente breve de su vida, y ellos transformaron el mundo radicalmente. La enseñanza es un arte, no una ciencia. Si pretendemos entender plenamente la naturaleza de la enseñanza, debemos entender la diferencia. La ciencia supone un aprendizaje que implica leyes, teoremas, hipótesis, etc. Muchas verdades de la ciencia nunca cambian. La ciencia se puede llevar adelante muchas veces sin contacto con las personas. Las leyes científicas tienden a ser verdades estáticas, y una vez que se han aprendido, éstas gobiernan la manera en que se prosiguen los estudios. Las artes admiten creatividad incesante; no importa lo bien que uno haya aprendido su arte, siempre puede mejorar. En muchas ocasiones la enseñanza de algunos maestros resulta aburrida, no es inspirada y a veces es contraproducente. Debemos reconocer dos hechos importantes: En primer lugar, una persona no necesita haber ―nacido maestro‖. Si una persona está genuinamente interesada en aprender, puede llegar a ser un buen maestro. Puede adquirir las capacidades adecuadas y desarrollar la actitud mental indicada, que harán de él un verdadero artista. En segundo lugar, una persona no necesita graduarse con cuatro años de un profesorado para poder enseñar bien. Por cierto, la capacitación profesional es una ventaja, pero es un error, dar por sentado que la falta de titulo impide que una persona sea un buen maestro. El Señor Jesús es nuestro ejemplo, El conocía bien el contenido de su materia, entendía el valor y el uso de los métodos creativos de enseñanza, era sensible a las necesidades de los estudiantes y reconocía que la enseñanza exigía toda su vida. El impacto de su enseñanza fue tan grande que tiene tanto poder hoy, como cuando El caminaba con sus discípulos. Examinando su enseñanza podemos aprender cosas que harán de nosotros mejores maestros. La mayoría de personas lo consideraban un maestro, no necesitamos más que fijarnos en Nicodemo y el joven rico para observar esto, hasta los fariseos y herodianos lo llamaban maestro. Jesús tenía autoridad como maestro, es cierto que su autoridad fluía de sí mismo y estaba enraizada en su deidad; sin embargo, en su humanidad, mantenía las más elevadas normas morales y éticas. Ganamos autoridad como maestros por la manera recta en que conduzcamos nuestra vida. Jesús era creativo, estimulante, nadie que se sentara con El quedaba sin ser afectado. Como maestro nunca se quedaba estancado en la rutina, nunca empleaba un solo método de enseñanza; usaba lecciones objetivas (Mateo 6:28; 22: 19), narraba historias (Lucas 10:30; 15:11), dramatizaba los temas (Mateo 8:26; 21:19-22). El maestro cristiano debe tener una profunda consagración a Cristo, lealtad a su iglesia y una actitud sumisa, abierta a aprender. Debe considerar su tarea de enseñar como un llamado más que como un trabajo. Un maestro secular puede elegir su profesión porque le gusta la materia, o disfruta del proceso de enseñanza. Pero en nuestro caso, el maestro debe decidir enseñar porque siente una profunda conciencia de que Cristo lo ha provisto con el don para esa tarea. Un maestro secular puede enseñar siete u ocho horas diarias, irse a su casa y olvidarse del trabajo y de los estudiantes. Un maestro cristiano debe estar siempre reconocer su responsabilidad espiritual y humana de su vocación. Quien es llamado debe poner empeño de ejercer su don. Esto significa que debe tener interés de capacitarse, leer, practicar, ser creativo y mejorar constantemente. Quienes enseñan tienen la maravillosa oportunidad de guiar a las personas a Cristo y luego discípularlas para que lleguen a ser cristianos maduros, por sobre todas las cosas, enseñar ofrece la oportunidad de invertir para la eternidad. 4.3 Trasmitiendo la Enseñanza: Proverbios 6:23 ―Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza luz, y camino de vida las reprensiones de la instrucción‖. Una buena enseñanza, que es buena en su contenido, puede perder su efecto si el que la comparte no sabe entregarla correctamente. La manera en que presentaremos el producto de nuestro estudio es muy importante, de ello dependerá el gusto con que los estudiantes ―coman‖ el alimento que se preparó. Hay una serie de pasos que podemos mencionar para llevar en una forma ordenada la presentación de la enseñanza. (a) Manteniendo la atención: Es importante que logremos desde el primer minuto atraer y retener la mente del alumno, hacerlo es como abrir el surco donde depositaremos la semilla que es la Palabra de Dios. En muchos casos el alumno mira pero no ve, oye pero no escucha, oye pero no comprende. Así que podemos ayudarlo ―despertando su mente y dirigiéndola‖. Podemos principiar presentándoles en breves palabras lo más importante de nuestra enseñanza. (b) Explicando el contenido: Ya que hemos abierto el surco ahora nos toca poner la semilla; en éste momento el maestro debe explicar con paciencia el contenido de la enseñanza valiéndose de afirmaciones, explicaciones, ejemplos, argumentos y aplicaciones; para que la mente del alumno capte la enseñanza. Para ello, recordemos que todas las partes de nuestra enseñanza deben girar alrededor de nuestra idea central, nunca nos vayamos por las ramas perdiéndonos en detalles. Las afirmaciones consisten en asegurar dar por cierta alguna cosa, se utilizan para dar un énfasis especial a alguna verdad de la Palabra de Dios. La explicación es dar a conocer la causa o motivo de algo, es necesaria únicamente para aclarar pensamientos explicándolos de diferentes maneras. Los ejemplos son casos o hechos que se proponen como modelo o ilustraciones de la vida real que ayudaran a comprender mejor lo expuesto. Los argumentos constituyen las pruebas lógicas que verifican lo que estamos presentando, finalmente, la explicación, es la adaptación del mensaje a la vida de los oyentes. (c) Utilizando la voz y los gestos adecuadamente: La mirada directa al auditorio aumentará el interés del grupo; las personas sienten que el mensaje es para ellos y no para el piso o el techo, la mirada directa a los oyentes permite al que enseña relacionarse con el público verá si se distraen, o si oyen bien, o si la gente duerme pudiendo ministrarles directamente a ellos. Si la enseñanza es una exposición oral oída por un auditorio, se requiere que nuestras palabras sean no solo audibles, sino pronunciadas con tal claridad que pueden ser entendibles, sino pronunciadas con tal claridad que pueden ser entendidas por los presentes. ― Y leían en el libro de la ley de Dios claramente y ponían el sentido de modo que entendían la lectura ‖ (Nehemías 8:8). El volumen debe ser ajustado según el tamaño del auditorio. Siempre recordemos que la enseñanza va dirigida a la mente popular, por lo tanto debe ser expresada en palabras bien comprensibles. Hablar sin ser comprendido es malgastar las fuerzas propias y el tiempo del oyente. No podemos complicar los pensamientos usando palabras grandes e importantes para impresionar. El oyente desea ver acción en el que enseña, ya que una estatua que solo habla no interesa mucho. De ahí, que los gestos se usan para dar un énfasis a ciertas palabras y pensamientos. El puño cerrado por ejemplo, indica énfasis, el dedo apuntador indica advertencia, los brazos extendidos indican apelación e invitación. Los gestos deben ser naturales, claros, sencillos y no muy repetidos. (d) Dominado el tema: ¿Qué pasaría si en una oportunidad tenemos el privilegio de enseñar sobre un tema que no vivimos? Lógicamente los resultados no serian los mismos si por el contrario, nos identificamos con las verdades, circunstancias, tentaciones o fracasos que abarcan la enseñanza. El dominio del tema es producto del conocimiento, fe y una concienzuda preparación (2 Timoteo 4:2). En Mateo 7:28-29, encontramos que la gente se admiraba de la doctrina de Jesús, ―porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas‖. Es únicamente con convicción y la unción del Espíritu Santo como lograremos impactar al auditorio que está deseoso de escuchar algo diferente. Fue esto lo que llevó Pedro y Juan a hablar a los líderes religiosos de Jerusalén. Hechos 4:8 dice: ―Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernadores del pueblo y ancianos de Israel…‖. (e) Otros aspectos: Hay que vigilar el tiempo, recordemos que el tiempo perdido nunca se recupera, terminar puntual inspira confianza como hombre de palabra. Al carecer de esto dejará de ser bienvenido, es mejor dejar un alumno ansiado que hastiado. Estar pendiente de los resultados (Isaías 55:11), nunca forzarlos o pensar que siempre deben ser inmediatos; debemos tener presentes que nuestro privilegio es la de proclamar el mensaje guiados por el Espíritu y que los resultados están en las manos de Dios. Finalmente el que enseña debe ser ejemplo viviente de su enseñanza, hay que evitar el exceso de confianza y la autosuficiencia, el mandamiento es ― si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios‖ (1 Pedro 4:11; Tito 2:7-8). 4.4 El don del Maestro: Los ministerios del cuerpo de Cristo son exclusivamente para contribuir a la edificación de la iglesia. Jesús es el modelo para todo ministerio que Dios ha dispuesto en el cuerpo de Cristo. En el Antiguo Testamento únicamente encontramos figuras de lo que el ministerio del maestro habría de ser. Por la Palabra, sabemos que los ministerios continuaran y complementaran el ministerio del Señor aquí en la tierra y que por lo tanto estos deberán trabajar en equipo. El ministerio terreno de Cristo se presentó como maestro (Juan 13:13), su propósito fue de instruir al hombre acerca del reino de Dios, pero cuando Jesús estaba aquí, estaba limitado; podía estar en un solo lugar a la vez. El amor de Dios sin embargo, es para todo el mundo. Fue necesario delegar a otros para que compartieran su gracia y unción (Mateo 28:19-20). Cuando Cristo se levantó de entre los muertos, constituyó a quienes complementarían su ministerio terrenal. Jesucristo continúa predicando, enseñando, sanando, llegando a los perdidos y pastoreando a sus ovejas a través de su cuerpo la iglesia. Los tres años y medio de ministerio terrenal de Cristo fueron solo el modelo, mientras que el libro de los Hechos registra el comienzo de la historia de la iglesia. Cuando Nicodemo se acercó a Jesús, le reconoció como maestro por las señales que veían en su ministerio. De lo anterior deducimos que no cualquiera es un maestro (Santiago 3:1), sino aquel que ha sido llamado y que tiene entre otras las siguientes características: Debe enseñar con autoridad enseñanza (Tito 2:1,7-8). Esto sobre la base de ser en ejemplo viviente de su Tener revelación (Gálatas 1: 11-12; Proverbios 29:18). Reconoce y es fiel a su autoridad (2 Timoteo 2:2). Persistente en el estudio de la Palabra (2 Timoteo 3:14). Ser sencillo y claro en su manera de enseñar (Juan 16:25; 1 Corintios 2:1-5). 4.5 Como preparar un Tema: No debemos pretender someter al Espíritu Santo a un patrón o molde, porque El da como quiere y de acuerdo a la necesidad, pero si es necesario que el maestro guarde ciertos lineamientos con respecto a su enseñanza, de manera que su exposición sea lo suficientemente clara. Cuando alguien prepara algo, tiene que seguir algunos pasos, según el instructivo, seguir cuidadosamente las indicaciones, etc. Al preparar una enseñanza también tenemos que seguir ciertos pasos; si ponemos todo el empeño en cada uno de ellos, obtendremos como resultado una verdadera delicia para quienes nos escuchen. Para saber que enseñar existen muchas fuentes, entre las principales están: La Biblia, la experiencia, la observación de nuestro alrededor o bien, otras fuentes literarias (comentarios, biografías, etc.). Una vez definida la enseñanza a compartir, el segundo paso será ordenar el tema. Existe un formato que pretende ordenar la enseñanza, este es una ayuda para el expositor permitiendo la continuidad de pensamiento, eliminar material extraño al tema principal, ser breve y tener un objetivo o punto culminante concreto. o EL TITULO. o Debe despertar el interés o la curiosidad. o Tiene que ser breve. o Que tenga relación con el texto y el mensaje. o Puede establecerse en forma de afirmación, interrogación o exclamación, o bien mencionando una breve cita. o EL TEXTO. o Da autoridad al mensaje. o Da unidad a la enseñanza. o Prepara al auditorio para la exposición. o Promueve variedad e la predicación. o LA INTRODUCCION. o Debe ser breve. o Debe ser interesante. o Debe conducir al punto principal del mensaje. o Se elabora de último. o LA DIVISION PRINCIPAL. o Progresivas. o Totalmente distintas. o No muchas. o CONCLUSIONES. Se necesita mucha dedicación y esfuerzo para preparar la enseñanza, pero los resultados son maravillosos. Así como una madre siente la satisfacción de poner a la mesa la comida preparada con sus propias manos, el maestro se sentirá feliz de presentar a sus alumnos algo que él mismo descubrió y ordenó y sobre todo, algo que él mismo vive. 4.6 La Instrucción de los hijos de Dios: La instrucción es necesaria y determinante en la vida del hombre, porque la Biblia dice: ―Da instrucción al niño acerca del camino, y cuando llegue a viejo, no se apartará de él ‖ (Proverbios 22:6) versión Aramea; también leemos que el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud (Génesis 8:21), de manera que el hecho que alguien se desvié del camino no depende tanto de su edad o de alguna etapa de la vida, sino de la instrucción que recibió acerca del camino por el que debe andar. Es evidente que, cuando alguien comete un error o pecado, debe ser corregido, tanto en su corazón como en su forma de pensar, a fin de que su caminar sea agradable delante de Dios. Sin embargo, la corrección no debe ser un trato tan severo en el cual se azote o golpee inmediatamente a la persona que ha cometido un error, porque corregir no solo es castigar, es guiar en al camino, porque se puede corregir sin necesidad de golpear, y esto debe ser un trato de acuerdo a la voluntad de Dios. Dios el Padre nos enseña, por medio de su Palabra, la forma en que El instruye a sus hijos. La palabra disciplinar se traduce del griego paideuo, (3811) código Strong´s y se traduce como instruir o enseñar; corregir o disciplinar, o bien, castigar o azotar; para suministrar la enseñanza, con el empeño de formar o moldear correctamente el hábito o costumbre de una conducta, en el griego clásico, correctamente es capacitar niños. Estos conceptos nos da el parámetro para entender el orden que debe llevar el proceso de instrucción de los hijos y también nos dejan ver la forma en que Dios corrige a todo aquel que toma por hijo, es decir, debe iniciar con una instrucción o enseñanza, seguido por una corrección o disciplina y finalmente si es necesario el castigo o azote. De la misma manera, este proceso tiene el objetivo de perfeccionar la conducta o forma de vida de un hijo a fin de que, después de haber sido ejercitados en el mismo pueda dar…‖fruto apacible de justicia, en conformidad a la voluntad de Dios en propósito, en pensamiento y en acción‖ (Hebreos 12:11), es decir, debe haber una instrucción o disciplina para ministrar los pensamientos y por último, debe haber un castigo o azote, para ministrar o corregir las acciones erróneas o desagradables delante de Dios. (a) Instrucción: La palabra instruir es sinónimo de doctrina, (Proverbios 1:8). Existen dos palabras griegas que se traducen como doctrina, didache, que significa forma de vida y didaskalia, (1319) código Strong´s, que significa enseñanza, algo que se enseña; esto quiere decir que la instrucción que se debe dar a un hijo, debe ser equilibrada, en cuanto a aspectos prácticos de la vida secular. De la misma manera, son los padres quienes, en primer lugar, deben instruir a su hijo y, en segundo lugar, los maestros de la iglesia. Asimismo, la instrucción debe estar basada en la Palabra de Dios y no en conceptos humanistas ni tradicionales con los que posiblemente nos criaron nosotros, a fin de que la conducta del niño sea conforme a la voluntad y la justicia de Dios (2 Timoteo 3:16). (b) Corrección: La forma en que Dios corrige es con misericordia y con verdad (Proverbios 16:6). La Biblia dice que Cristo es el Sumo Sacerdote misericordioso y fiel, que se compadece de nuestras debilidades, por cuanto El mismo fue tentado (Hebreos 2:17; 4:15); estos nos enseña que, para corregir alguna falta debemos ser misericordiosos, considerando que nosotros mismos somos débiles (Gálatas 6:1) y, de la misma manera la corrección debe ser con mansedumbre (2 Timoteo 2:24-26). Al corregir alguna falta, debe hacerse con el propósito de que el niño o la persona luego de haber corregido se aparte de lo que no es agradable delante de Dios y se apegue a la verdad, a lo recto delante de Él. (c) Disciplina: Esta etapa se refiere a un trato fuerte, que conlleva sufrimiento el cual no consiste en golpes o azotes, sino que, en algunos casos puede consistir en quitar o suprimir algunas cosas como dejar de ver televisión, quitar permisos para salir con amigos; si después de haber sido instruido y corregido, persiste en alguna actitud errada o incorrecta. (d) Castigo: Esta etapa es de sufrimiento, luego que se ha instruido, corregido con amor y verdad, y se ha disciplinado la persona no endereza su caminar, sin embargo, dicho sufrimiento puede ser por medio de azotes o mano dura, tal como sucedió a David, después de haber censado al pueblo de Israel (2 Samuel 24:10-16). En este pasaje se puede ver que Dios utiliza diferentes medios para azotar a sus hijos, tales como: hacerles caer en manos de los enemigos, o bien, que Dios mismo azote a aquel que falló y aún a los de su casa (1 Corintios 11:29-30). Este castigo también debe aplicarse con amor y no desahogando la ira o el enojo contra los hijos, porque el propósito es que el niño corrija su caminar, de la misma forma como Dios corrigió a David, porque Dios es misericordioso y es amor. La Biblia nos enseña que si Dios nos disciplina es señal de que somos hijos de Él y, aunque no parezca ser motivo de gozo, Dios lo hace con el propósito de que participemos de su santidad (Hebreos 12:10) y, aún cuando nos castiga, lo hace con misericordia, sin embargo, tampoco debemos tener en poco la disciplina del Señor, para no ser quebrantados o desechados por El (Proverbios 29:1). 4.7 Algunos Conceptos: Cuando en Efesios 4:11 habla del maestro, el griego didaskalos (1320) código Strong´s, se refiere a un profesor, instructor, maestro; cuya raíz es didasko (1321) código Strong´s, que es la prolongación del verbo dao que significa: saber, enterarse, para aprender, para enseñar, para dar clases. Este es utilizado por Jesús en Juan 1:38-39, y en Juan el bautista en Lucas 3:12, que e interpreta a uno que suministra la instrucción, uno que provee la enseñanza y educación, (Mateo 10:24); uno que enseña lo concerniente a las cosas de Dios, un instructor de fe. Términos del Antiguo Testamento: Disciplina (lamadh): Para golpear, vencer, derrotar; golpear con una caña, azote, vara, castigar. Proceso de disciplina y formación del hombre a guerra, de religión y vida, (Isaías 2:3; Óseas 10:11; Miqueas 4:2). Ley (yarah): Para moldear, arrojar, fundir, vaciar. La idea de la enseñanza viene que la ley es derivada, es expresada por el verbo que significa ―para lanzar, tirar, arrojar‖. ―Lanzar una flecha o saeta a un destino‖ (Éxodo 15:25). La enseñanza no es externa y mecánica sino que es interna y vital, (Éxodo 35:34-35 –sabiduría de corazón—Salmo 19:8). Discernimiento (bin): Separar, disgregar, aislar, divorcio; distinguir, divisar. La función de la enseñanza puede ser el ejercicio, con referencia a la solución del problema, la interpretación de Dios, o la manera de la vida piadosa, (Daniel 8:16,26; Salmos 119:34). Sabiduría (sakhal): Ser sabio, juicioso, avisado, prudente, sagaz; mirar por valor; manera de ver, modo de ver, (Daniel 12:3). Conocimiento (yadah): Darse cuenta, comprender, entender, mirar. El verbo literalmente significa ―para ver‖ y consecuentemente ―para notar, percibir, advertir, comprender, para venir al conocimiento‖, ―engendrar el conocimiento o la enseñanza‖. Conocimiento progresivo y completo (Salmo 16:11; Proverbios 9:9). Iluminación (explicación, aclaración) ( zahar): Para brillar, irradiar, lucir, resplandecer, pulir. La raíz del verbo significa ―para brillar‖. Cuando se aplica a lo intelectual, indica la función de enseñanza. Para ser uno iluminado. Ignorancia es equivalente a tinieblas y oscuridad. Conocimiento es equivalente a Luz e iluminar (Éxodo 18:20). Visión (ra´ah): Mirar, ver, darse cuenta de. El significado literal de éste verbo es ―para ver‖; aplicado al Profeta o Maestro autorizado que se encuentra expectante para tener una visión clara de la realidad espiritual, la voluntad de Dios, la necesidad del hombre y la dirección de la vida. Inspiración (nabha): Tener manifestación de arriba, ―to boil up‖. El extremo de la palabra es Profeta; derivado del verbo que significa: ―brotar como una fuente‖, esto manifestado por el Espíritu Santo. Las manifestaciones de los profetas se caracteriza por: Instrucción, reprensión, persuasión y predicción (Deuteronomio 18:15-22; Ezequiel 33:1-20). Alimento (nutrición, comida) (ra´ah): Dar de comer al rebaño, a la grey, a la multitud. Función del Pastor en AT y NT. Alimentar, dar de comer, nutrir, dar la comida. Por eso la protección y cuidado son devoción, son responsabilidad (Salmo 23:1; Óseas 4:16; Juan 10). Términos del Nuevo Testamento: Maestro es una persona que tiene habilidad, que cumple la función de instructor, de enseñador y de educador. Instrucción (didasko): Hacer que la oscuridad sea clara, por una aplicación completa. Informar con detalle y claridad, poner en claro, explanar, desdoblar, extender. diasapheo aclarar profundamente, dar a conocer. Enseñando y proclamando el Evangelio (Mateo 4:23), explicando el Evangelio (Mateo 13:26). Reclutamiento (manthano): Aprender, enterarse. El pensamiento principal del maestro es causar un engendramiento. Representación (paratithemi): Para colocar al lado de. Aclaración (diermeneuo): El trabajo de interpretar, es para hacer que la verdad sea clara y hacer el efecto de edificación (Lucas 24:27). Exposición (ektithemi): Poner o colocar afuera, (Hechos 11:4; 18:26). Desenmascarar, descubrir. Cuidado, asistencia (poimen): Uno que cuida el rebaño o grey. Alguien que nutre o alimenta. Supervisor (episkopos): Un supervisor, un inspector. CONCLUSIONES: 5.1 La escuela dominical, no es un entretenimiento para los que participan en ella, debe verse como un brazo que auxilia dentro del ministerio de la iglesia para la formación de los diferentes grupos de la congregación. 5.2 Debe tener objetivos generales a largo plazo y objetivos específicos a corto plazo, que cumplan con la educación esquematizada y sistematizada, para el crecimiento espiritual de la iglesia. 5.3 La planificación de los temas a impartir, deben estar acorde al crecimiento espiritual, a la edad de los integrantes de los grupos y al sexo, cuando se traten temas específicos. 5.4 Los maestros responsables de esta área de trabajo, deben tener muy claro en su corazón de la responsabilidad de su cargo, ya que se está ministrando a almas por medio de la Palabra de Dios, se está formado en los hombres y mujeres el carácter de Cristo, y se está nutriendo el espíritu con la Palabra de la Verdad. 5.5 La palabra que se ministra es espíritu y vida; no es palabra humana que se razone o se trasmita en base a emociones o sentimientos, es una palabra que se ha sazonado con fe y se ha vivido con convicción para enseñarla con firmeza y seguridad. 5.6 En las escuelas dominicales, hay elementos que están siendo formados para que a través del tiempo den frutos como ministros de la Palabra y puedan ejercer la función magisterial. 6. 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