IIIIIIIIIIII Don Bosco y la Misericordia Jesucristo, Salvador y Redentor D Cristo domina toda la vida espiritual y pastoral de Don Bosco, impregnando todo el ambiente que él anima como sacerdote y educador. Su propia experiencia educativa y pastoral está marcada por un trato íntimo con Jesucristo. Para él, no fue nunca simplemente una idea abstracta o un ideal; era una persona viva y presente en todo momento de su vida y de su actividad. Jesucristo es, para Don Bosco, la encarnación del amor y de la misericordia del Padre. No encontramos en él una sensibilidad por el Jesús histórico, ni tampoco la preocupación por llegar al “Jesús de Nazaret”, tan presente en la exegesis y la teología actual. Para Don Bosco no hay otro Jesús que el Señor Jesús de los evangelios. Y su atención se orienta especialmente hacia la persona divina de Jesús, hacia los misterios de su vida terrena y hacia el Cristo que salva a la humanidad caída, resaltando su amor y bondad inagotables, su misericordia, su disponibilidad al perdón y a la amistad con él. Eugenio Alburquerque y predicaciones la misericordia y la compasión de Jesús, que ha venido a salvar a los pecadores, a liberar con su muerte a todos los hombres de la esclavitud del demonio. En su Ejercicio de devoción a la misericordia de Dios escribe: “Todas las acciones de nuestro amado Salvador son una serie continua de rasgos de su generosa bondad divina, sobre todo, al no rechazar jamás ni tratar duramente a los más graves pecadores. Sin embargo, esta bondad brilla de una manera más luminosa en su pasión /…/ ¿Qué diré de vos, mi Dios? Diré con el Apóstol, vuestro amor y vuestra misericordia se han unido en el exceso. Diré que me habéis amado sin ninguna medida. Diré que vos que hacéis todas las cosas en número, peso y medida, en el amarme habéis sobrepasado todo peso, modo y medida”. Ante todo, el Jesús que sobresale en Don Bosco es el Jesús eucarístico. Él tiene una vivencia muy profunda de Jesús presente en la eucaristía. Es el Jesús con el que habla Don Bosco en su visita diaria en la iglesia después de comer; el Jesús ante el que pone a sus jóvenes en oración cuando va a la ciudad a pedir limosna para ellos. Ve en la eucaristía un pilar fundamental de la acción educativa. Pero Cristo es también, para Don Bosco, maestro y modelo. Es el maestro, bajado del cielo a la tierra, para enseñar a los hombres el camino de la salvación. Y, al mismo tiempo, el maestro es también modelo y ejemplo. La vida de Cristo fue para él una continua lección para meditar y practicar. Por otra parte, la espiritualidad afectiva de Don Bosco y la propensión de los adolescentes a la amistad, le llevaron a veces a considerar en Cristo al amigo y compañero de camino. Esta visión es especialmente frecuente en sus biografías de jóvenes. Pero, junto al Jesús eucarístico, el Cristo que prevalece en Don Bosco es el Salvador y Redentor. Cristo es el divino Salvador, encarnado para redimirnos misericordiosamente de la esclavitud del pecado y salvarnos de la muerte eterna. Resalta con frecuencia en sus escritos 6 marzo 2016 Boletín Salesiano Fotografía de Don Bosco escritor y editor.