Recuerdos del tieniDo tíel Frascuelo en París.

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'riYíí^^ CU Rafael y admiramos en el Gallo. Arro- netrando por la enorme m o n t e r a ,:de cristal abicrt;; p a r a su
jado por demás en los quit'e's, se íiíctc demasia- franco paso,, hacía resaltar el color rojo d e las aristas,-,
(DE C O L A I I O R A C I Ü N ) ( I )
do en el sitio del ,peiigrp'..;y sale atroi>ellado y y . l d s listoiles d e reluciente azul 'marcaban su tibia, sqm-r
bra júnto,M.los recuadros d e l ^ ^ i ^ o s . ' H e r m o s u r a , alíiaá-7 '
Y perdóneme el ilustre Zorrilla que haj'a deslucido. Corríéñcíó' lüs'tóí-bs 've.-mttcho, i)ero niieuto, ' . a M a , belleza, lodo i ^ í ^ ^ nnillijilicaba y e s p a r - '
se
embroca
y
no
flamea
el
capote,
y
esto
es
pe•usurpado para hablar de toros el epígrafe de
cía eii, l a ^ l o c a l i d a d c s ya replfcía||He aquella elipse que era
aquella serie de artículos, de regocijada memo- ligroso en alto grado.
P e r o s o n t o d o s e s t o s d e f e c t o s q u e p r o n t o [ l^i ó r b i t í í d e un planeta en i ^ . ' d e sus fases d e apogeo... •'•'
ria, que él escribió en -¿7 Imparcial.
S a p a r e c c r á n , y ' q t í é , ' d e n b - e x i s t i r , c o l o c a r í a n | Se a d i a b a n ios hccliizos fciíieninos d e los senos á través
Kl recuerdo es así como la fotogratía del pasa- de
á
Mazzantini
á líi cabeza de todos los toreros. de trasparentes tules; coronaban rubias cabezas sombreros
do: se conserva el cltclic eternamente en la cáToreando
con
los que en Madrid y Sevilla aca- de Üuiíiarg con los velos eñ forma d e alas, y flores y plumas.,'
viara oscnra del pensamiento, y la figura toma
ban
de
darle
la
alternativa, aprenderá lo que circundando sus r e m a t e s ; despcdiaü. ajiíór los ojos, besos los
vida y movimiento con sólo plegar los párpaaiin
no
sabe,
perfeccionará
lo que hoy resulta labios, reluciente fulgor l a s joyas''quji;;¿tónaban magnificenr''
dos y recogerse en sí mismo.
yacilante, y; entonces, lío pudícndo aválorat:^: ^'•ciá'á i o s encantos d e las francesas; ) ^ ^ í a i como ya hemos
Viendo á Mazzantini en la WfáedéijuévéSj'^''' l i l a s s u m o d o ' c l c ' l > é u r U V o í á p i e j recibirte] n Ó , , '^ícho,
hermosura, atildamiento, coqiifi
''' 'perfumes...
"""''"
'd.i'cho,-hermosura,
cotjdeTcría,
¡olí!
leyendo al día siguiente la crítica razonada, puperfumes sobre todo!... Sólo f a l t a b í ' é s a alegría d e nuestro
tiene
duda,
porque
paria
esto;tiene
las
dos
cir,
ra é inteligente firmada [)or V., he recordado á .
suelo, esa gentileza d e nuestro tipo; savia, color, vida y a r mis anchas aquellos tiempos gloriosos dertorco cíílh'stáhcias necesarias': c valor para dejar Uegar- rogancia, que la niadre natura pusiera en el vivo rayo d e
y
maestría
para
vaciar.
:
>
en que se mataba bien y se escribía mejor.
Hoy por hoy, es ya un matador de primi- nuestro sol y en e l corazón y en los ojos d c ' I a mujer e s Tiene V. razón, Sr. Alegrías; el nuevo espapañola... '
"iWsimo.
da es un maestro-matador y un ojicial-torcro.
L o s ministros d e la República ocupabáü.¿ÍKÍ d e las sobré^';'.<,-.';•
Resulta un poco frió en la brega. Ya conoceMe recordó los buenos tiempos del arte por
puertas dcjcnlríida con ¡lonores de estra'do. L a s duquesas,,'•,;•;-., V.' •
la manera de perfilarse, liar, entrar .y salir de la rá el secreto de las ovaciones, y cuando des-, de M. y P . lucían uueíira mantilla blanca; lo m á s escogido*;:' 'ií:'! Í ^ •
suerte. No cabe, ciertamente, eñ ese momento pues de.tumbar á un berrendo con una por de P a t í s SL- hallaba en aqueüa tarde en el Hipódromo.- ¿ 3 ^ ; '.'[
supremo, más valor, más perfección, más belle- todo lo alto, concluya de recoger los -cigarros, ' palcos s e , h a b í a n cotizado á l 5 ° ° francos, y lo^ás,¡éntp3j.,. ^''^za ni respeto á las reglas técnicas, puras, castí-, . apelará á las filigranas del capote para qrie el l U m é m o s l e . d e Uinüiio, á l o o y 1 5 0 . Así obscrváÜai^iTO ••.'[.'•-^\.
zas (si pasa el vocablo), que han caído .ya en i •ruido de los'aplausos- no .cesé un instante de ;. bien La Priincc^ que aquella fiesta había.sóI(íJlai¿(i;dá%'íÍTO''.i'V'' •*'^'^.*• • -.•
desuso. Mazzantini mete en la cara del toro el 'acariciar siiS oidos. ¿Lo podrá liáeer?
aristtícracia:.. la aristocracia del dinero.
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costado izquierdo con una decisión "díghapor
Me decía, liace poco; en Sevilla, un aficionaa s í t a n v i e j o c o m o y o , h a b l a n d d d e u n e s - f.¿: p i c r b n p o r tio las cuatro, y un sacudimiento ekfraiÍQ;;-":.,;'
sí sola de aplausos entusiastas; lía en corto, se cío ».--.
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eléolrica,
toda i.,>,-.,i_l a ' s a l a ' , ''' • ,
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arranca derecho, vacía de un lüocío mágisti-al, pada ique no hace ale^sonombraí-: • '^
—^'Ci'éame V.: los^ t^r.eros no toman nunca -•'ñisiosas, algo m á s , devoradoras miradas s e fijaron'cií el
liierc en lo alto, llega con la-manó al morrillo.y.
sale rozando los costillares del toro. ¿I'ucde pe- billete de íí/íí y í'Wf/Í'<7. El q"üe se va una vez, ancho portalón d e salida... jQué emoción! L a orquesta, d i ••m^
rigida p o r V i ü m a n n , lanzó á ios aires el popular p r s o doble
dirse más? ¿Puede exigirse más corrección a un no vuelve.
de
fafiy
loros,
los
acordes
d
e
aquella
música
revivieron
en
A Mazzantini no le sucederá esto con la gran
joven que no ha sido peón, ni banderillero, ni
ha toreado con Ins grandes figuras de la tauro- afición que tiene por el oficio que ha empren- el ánimo d e los e=pafioles aUí presentes el vivo sentimiento d e
l a patria y i . . ¡Frascudol...
gritaron l o s franceses. E n efecto,
maquia, y ha sentado plaza de matador empe- dido.
zando por donde otros acaban? Sin duda ninguAdetnas, como jefe que fué de estaciones, ya el diestro, a l frWte d e su cuadrilla, pisaba c o n p i í altana, no.
tiene billete de circulación, y no se irá para no nero y jactancioso lá-miímida-arená de aquel redondel,
Bis^ bis, prorum'p.ierón' eíi delirantes gritos todos los esvolver, á menos de que al emprender úh viajé
hs>{ se comprende que en esa tarde del jue- •no sM(xa. ñigurí descarri/amiffito.
pectadores d e la sala; ;el .publico' d e la gradería se puso d e
ves él solo mantuviese vivo y palpitante el inp i é y l a s seílóras saludaKáif^ijon.los, pañuelos, , I , a aparición
.'''''•'
Ú N AriClbN.Ú>0 ANTlGlO,
terés del concurso, (jue hizo caso omiso de la
de la cuadrilla,
con su
su'fata-,'.-vistosa.:>v'.^arpí'éadcnte
luruia, con
Tara-,'.-vistosa..y,:\í!urpreuucme oOriginan g m a - -..-..y :i^.:'.[^
mayor ó menor bravura de las reses, y-dc los
„iJt=íU
lidad, había
despertado
ibía despertado la
la •aleijcion de to'dó'afiue^^ariador^i;^ • i ^ ' otros incidentes de la corrida.
concurso . Frascuelo, con su genl&,.-;vo'lvró a ganar el pcir&-ií*¿, !'••" ^^fcí
La afición tiene que aplaudir á Mazzantini, en
tO
l,on dp sal
dida, y se repitió el faseo¡^ ••
""''^-^'ÍV
'
el momento de estoquear, el valor casi temerario que demuestra, y la jirecision y frescura con
que consuma la suerte. La estética (que alguLa corrida en el Hipódromo. .
jj^,
-••-•
h
- • - Aquel
na vez puede andar por el redondel), la belleza
rasD''rccanu|^:*de reluciente metal, J a chaquetilla h o m b r e a d a
(CoriÜmmcion.)
i'-i
escultural de aquella figura alta, nerviosa, de
.púr sarlas dt'i-blancas y ámárillas-^piedras, á imitación d e
frente expresiva, riquísimo traje, que á dos palL l e g ú p o r ñn el codiciado dia 9 . E n aquella tarde debía
mos del acerado pitón se perfila, levanta el bra- verificarse la corrida. L o s colporíos y vendedores a m b u l a n - perlas y^tüpacíos, fodp aquél,riquísimo enswinaje d e riqueza
zo derecho, y parece decir á los que le contem- tes d e la 7H£ Crohmrií llenaban el aire d e sus agudos gritos,, y'reluclSiitc'íalor, erá;t«l&¡fiicanto del e i p ^ - e r o , seducido,
p o r la originalidad d?f)tan''vistosa perspectiva.'*
'liSi'*'";-*'''íít
plan: «Mirad, y aplaudidme.»
pregonando los nombres d e los periódicas en que se daba
• Motábase, sin emba'f^o, en medio d e est^.,q3lur(5a8; ¡tui"^-.--''jílV
En esa suerte no tendrá Mazzantini graves cuenta del espectáculo. Le Monde lUitslrc haliía publicado m a c i o n , u n tan^<)i,4e'frialdad reflejada ^ixAo qtí<¿,íllflñiariSliÍ3S - : , "^^-Ü',
cogidas. La mano izquierda es una garantía de u n a lámina coloreada c o n l o s atributos d e nuestro nacional lado izquierdo,'.dé aquella p r o l o n g a d a el'OTjíik.'-V^'^"'^'''''' - ^ . ^ . T l ^ ' ' "
que así suceda. Podrá nn toro hocicarle y vol- espectáculo; iT/yv^'-íTí-í? editaba un suplemento con las b i o - • • L a derecha d e la Presidencia aplaudía "íon fr^itóív/.el
tearle hacia la cola, como tantas veces á La- grafías d e Rafael Molina y Salvador. Un c r o m o d e L.\. N U K - opuesto b a n d o , excitado en un principio p o r la iniSlSttble^"'
gartijo y al Tato^ pero empuntarle no, porque VA L T D I A , en que se ostentaba el retrato d e Frasatdo con su emoción del aparecer de la cuadrilla, satisfecha y a esta cuperfilándose así, no son las astas un peligro de autógrafo, multiplicábase en las paredes d e los boulcvares, riosidad, había vuelto á mostrarse desapacible y frió. Frasen l o s escaparates d e l a s órtisseries, e n los postes salientes
muerte.
ciulo debió conocer esto, pues aquellas facciones d e su r o s Y no so diga que es casualidad lo que Luis del espléndido Pont-neuf, y en las garitas de Ómnibus aflu- tro, antes ennbargadas p o r el placer, se contrajeron visiblerealiza. Sois veces se tiró á matar el dia de su yenles a! ¡lippodroms,
mente... Menudeó sus cortesías á l o s q u e l e saludaban con
alternativa: las seis á cual mejor, y siempre con
A las dos de la tarde la marejada d e gente d e los sitios
la m a n o , y al dirigir su vista á la izquierda, no faltó quien
igual maestría.
más públicos d e París parecía haberse reconcentrado en las
uotara .su palideií excesiva.
Con la muleta no es tan perfecto: con el ca- avenidas d e aquel gran edificio.
Por fin, toda aquella enorme masa d e gente volvió a p o jDote deja aún mucho que desear.
E l carniaje á la grand D a u m o n l con el ihar a banc d e seis
nerse nuevamente d e p i é . E l agudo clarín había sonado y el ,
,
Confiado en extremo con la primera, abusa asientos, la cesta movida p o r enanas jacas c o n el íilbwí, si- primer jabonero d e los 'Veragua, d e piel lustrosa y b l a n q u e de los pases de pecho forzados, sin preparación, tial movie^te del elegantísimo parisién, todo esto en confusión cina, erguida la cerviz y cimbreando en los aires svi bien
adelanta, al darlos, la pierna derecha á la que abigarrada y divertida, movíase, corría, trotaba, se desparra- puesta encornadura, con paso tardo, pero imperioso y casi
ca.si toca el pitón de su contrario, y se encierra m a b a y obstruía l a gran avenida d e Marc^au y l a d e s e m b o - lemnc, midió sus primeras pisadas en el i c d o n d e l .
con facilidad en las tablas, porque confía,—y cadura d e l'avenm Manlaigne. L a s tres señalaban los relojes
(Se continuará.)
éste es .su mal—en despegarse al toro con los de la capital de Francia, y los contomos d e fl/ippodroinc se
forzados.
h a b í a n hecho intransitables.
Hay que parar esos pies, hay que rematar
N o era aquello el remover variado y caprichoso, prisma
los pases, no dejarse pisar el terreno y usar la cambiante d e luz d e alegí ías y colores d é l o s comienzos d e
TOROS EN MADRID
mano derecha. Sin embargo de esto, la muleta nuestra fiesta. Aun en aquel bullicio, notábase cierto aire d e
de Mazzantini defiende al diestro; no es un aba- seriedad, q u e se diferenciaba enormemente d e nuestro c a - Corrida extraordinaria verificada en la tarde del jueves
5 de Junio de 1884.
nico, ni un peligro, como acontece en manos de rácter y nuestras costumbres. A s í como nuestra puerta d e
otros espadas; pero no castiga ni prepara. Es Alcalá en dias d e toros ser\-Íría á un artista para trazar en el > L A G A R T I J O
MAZZANTINI
GALLO
la base de una ovación, quizá algún dia el mo- lienzo l a apoteosis d e l a algazara, a s í aquel cuadro parisién
feníe j ' oro.
Fen/o piúklü y negro.
Mo.'-aiío ,V ovo.
tivo de una cogida.
prestaría asunto á un pintor, p o r si con entraña paleta
Toros de D.Manuel Bañuelos y Salcedo. (ColmeCon el capote anda incierto. Sus medias ve- quisiere encerrar en \va marco la monotonía del ruido.
nfir.) ( D i v i s a a z u l t u r q u í . ) — P r e s i d e n c i a : D o n
rónicas le descubren, sus largas no las remata,
Cuando penetramos en el interior ií¿l
//i/'ói/rot/io'á\g-ÁmoaVicente d e la T o r r e S e q u e r a . — H o r a , a las
cuatro y media.
ni tienen esa finura y perfección que aplaudi- lo con franqueza, fuimos sorprendidos. Aparto d e la figu-
Recuerdos del tieniDo tíel
.-^••í-.
Frascuelo en París.
( i ) Nuestro Director, literario y p o r tanto I^A N I ' E V A
L I D I A , n o se hacen solidarios dt-'los Juicios y apreciaciones
que se formulen en los trabajos d e colaboración, L a responsabilidad d e estos artículos pertenece desde luego á sus firmantes.
L o s artículos d e colaboración irán todos firmados, a u n q u e
sea d e «na sola inicial.
ra u n tanto elíptica del redondel, d e las delgadas
colum-
nas sosteniendo el pesado a r m a í o n d e la cristalería,
conformación
déla
original d e los palcos, sustituyendo á nuestras
barreras y á los llamados asientos d e cajón en Sevilla, a q u e lla era u n a hermosa plaza d e toros improvisada. E l sol, p e (i)
Vi-nse mieslrn numero 1 °
F/ /í/tifiíiit y Fuentes se colocaron en sus puestos, y .salió
el primer, t o r o .
I."
Bdfoso, retinto listón, comidelantero.
Lagartijo empleó cuatro verónicas p a r a pararle los pies.
Mostróse con los d e á caballo b l a n d o , y sólo aguantó c i n co puyazos, propinados p o r los picadores siguientes:
Evírique p i n c h ó dos veces y dio im m a r r o n a z o .
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