EL P.Francisco Palau y Lleida PRIMEROS ENSAYOS DE VIDA COMUNITARIA EN LÉRIDA Y AITONA (1848-1854) PRIMEROS PASOS DE LA AGRUPACIÓN 1848-1851 Durante el viaje de Francisco Palau a España (1846-1851) tuvo lugar en Aitona, por su directa acción apostólica un movimiento de reforma religiosa y moralización de costumbres. De este movimiento formaron parte algunas parientes del P. Francisco y otras jóvenes que siguieron bajo su dirección espiritual después de su regreso a Francia. En junio de 1848 envió a Juana Gratias Fabré, uno de los miembros de Notre Dame de Livron (Francia), con el fin de establecerse en la diócesis de Lérida enlazando con las dirigidas del P. Palau en este lugar. Pronto se originaron dos pequeños núcleos en Lérida y Aitona respectivamente. La critica situación por la que atravesaban las asociaciones religiosas en España y la vigilancia de las autoridades civiles y municipales favorecieron la postura de algunos malintencionados, que elevaron denuncias al gobierno de Madrid encausándole la pertinente investigación con real orden del 3 de agosto de 1848, dirigida Primera casa en Lérida, Calle Gairoles, No. 27 al obispo de Lérida. Ninguna medida tomó el (inmueble de la derecha, foto antigua) entonces prelado de Lérida José Domingo Costa y Borrás y aquellas piadosas mujeres continuaron su desarrollo normal dirigidas por el P. Francisco Palau. Dirección que se hizo más inmediata desde su regreso definitivo a España en abril de 1851. <<Queridísimas hermanas:…la hermana Juana queda por disposición de Dios encargada del gobierno de la casa de Lérida y la hermana M.ª Dolores de la de Aytona. No es necesario encomendaros la obediencia porque pienso que la practicáis con toda perfección. Ella os mantendrá en paz y unión ..Yo deseo mucho poderos abrir la reja del confesionario para escuchar vuestras penas y tratar sobre la perfección de vuestros espíritus: podéis pensar que eso no se pierde por mi parte; haría muy gustoso el viaje aunque fuese a pie; es muy justo que yo hiciese este sacrificio pues que vosotras os habéis sacrificado en obedecer. 1 EL P.Francisco Palau y Lleida Pero, todas las cosas a su tiempo son buenas y fuera de tiempo son ásperas, agrias y verdes. Ciertas consideraciones graves me retienen. Yo no se sé podré, sin perjuicio grave de mis ocupaciones, hacer este viaje antes de septiembre… >> (Carta 5) Las cartas del P. Palau revelan dos grupos no numerosos pero sí con vida organizada y sujetos a un plan relativamente estructurado en orden a una vida común y ejercicio de virtudes: <<Yo deseo que todas seáis un solo corazón animado de un solo y un mismo espíritu. Os ofrezco a Dios todos los días en el santo sacrificio y os presento sobre el altar del sacrificio como un solo corazón. Si todas formáis un corazón, si este corazón está animado, vivificado, dirigido y gobernado por el Espíritu de Dios. ¡Con cuánta abundancia derramará Dios sus gracias sobre vosotras! A este fin habéis de practicar (veo con satisfacción que ya lo hacéis) estas virtudes : 1ª Obediencia…2ª Amor entre vosotras… 3ª Pobreza… Guardando estas virtudes, viviréis en paz y formaréis una casa donde Dios habitará y tendrá sus delicias. Dios es príncipe de paz y no habita sino en corazones unidos por el amor. Estando unidas marcharéis juntas, encadenadas con las cadenas del amor de Dios. Marcharéis por un mismo camino. Un niño de cinco años podrá dirigiros, es decir, Jesucristo será vuestro guía… Sed pues exactas, fieles, constantes y fuertes en practicar todas las virtudes que han de formar de vosotras un coro de ángeles sobre la tierra. Cada una de vosotras tiene sus miserias propias y especiales, sus combates y tentaciones, sus penas y amarguras, su cruz. Que cada una lleve su cruz. Si es muy pesada, si os oprime, yo os daré siempre una mano, os auxiliaré en particular todas las veces que, en caso extraordinario, tengáis necesidad… Podéis siempre contar con el cuidado, solicitud y amor de un padre que os desea perfectas.>> (Carta 7, dirigida a las Hnas de Lérida y Aitona, 31 de octubre de 1851) 1852-1854 El 14 de junio de 1851 se remitió a todos los prelados de España por parte del Ministerio de Gracia y justicia las normas complementarias del artículo 30 del Concordato. Dicha circular se reducía a un núcleo vital: no se debía permitir la multiplicación de comunidades religiosas. Se prescribía la supresión y la agrupación o unión de varias, aun de distintas órdenes y congregaciones, tomando como directrices que las personas y edificios quedaran aptos para la enseñanza u otras obras de beneficencia al servicio de los enfermos. 2 Primera casa en Lérida, Calle Gairoles, No. 27 Imagen actual, octubre, 2006 EL P.Francisco Palau y Lleida Éstas y otras circunstancias constituyen el cuadro histórico en que se sitúa la trayectoria por la que discurrieron los incipientes grupos de <<beatas>>, <<mujeres piadosas>> ó <<doncellas de la Cruz>> dirigidas por el P. Palau. No eran religiosas, no formaban comunidades de observancia regular, eran seglares, aunque voluntariamente sujetas a un género de vida común con prácticas y ejercicios piadosos que el P. Palau les dictaba según su propio espíritu carmelitano. Las dirigidas del P. Palau fueron juzgadas como intrusas por el Obispo Cirilo Uriz y Labayru (sucesor de Costa y Borrás). Su actuación fue inmediata, en enero de 1852, denunció nuevamente la existencia de una especie de asociación dependiente del P. Francisco Palau y el 29 de marzo del mismo año remitía el gobernador las diligencias sobre el particular encaminadas a la disolución de los grupos. La disolución se hizo efectiva en el grupo de Aitona el día 6 de abril. En Barcelona, los enemigos del P. Palau no despreciaban cualquier circunstancia propicia para su descrédito y el de la Escuela de la Virtud (proyecto de gran envergadura que el P. Palau llevaba a la par en ese entonces). El periódico la Actualidad difundió que el P. Palau “mantenía con algunas mujeres una conducta sospechosa, prolongación de su extraña vida en Francia” (No. 18, 1852). Era un golpe directo. Al P. Palau ante todo le importaba el crédito público de la religión, del clero y el escándalo para la piedad de sus dirigidas. Por lo que escribe una detallada explicación de los hechos al Obispo de Lérida, Pedro Cirilo Uriz y Labayru haciendo defensa de aquellas religiosas mujeres, como lo constatamos en su carta 9: <<…Acabo de recibir una copia del oficio que V.E.I. ha dirigido al Exmo. Sr. Gobernador de esa provincia de Lérida. He quedado sorprendido al leer su contenido. Por la parte que me compete a mí y a la familia (tengo dos sobrinas, hijas de dos hermanas mías en esas mujeres que V.E. Ilma. proscribe) me veo comprometido a justificar mi conducta, y las relaciones que he tenido y tengo con ellas… V.E. Ilma. sabía muy bien que esa familia marchaba según mis consejos en aquello que dependía de mí…. Tengo enemigos, ¿no es verdad? Estos me atacan,.. La Actualidad, periódico de esta capital es el órgano de mis enemigos. Hemos desplegado el estandarte de nuestra Religión a la vista, y en un lienzo, suspenso en él, hemos inscrito este lema: Escuela de la Virtud. Yo me opondré como muralla de hierro al vicio y al error, no es extraño tenga enemigos. La Actualidad y sus colegas atacan nuestras doctrinas, la jurisdicción de la Iglesia y de sus prelados; yo me defiendo… El Sr. Provisor y Vicario 3 EL P.Francisco Palau y Lleida General llamó a la Sra. Juana Gracias, al párroco de Lérida y Aytona, les exigió juramento de silencio sobre el interrogatorio (cosa extraña en los tribunales) y a esto se siguió enviarles el Comisario de Policía para que les expulsara de su domicilio y hasta del país. El Sr. Provisor encontró a esas mujeres criminales, dirá el calumniador; vio crímenes de aquellos que no es lícito publicar, …por esto con política las lanzó la autoridad de su domicilio como de un lupanar o lugar de prostitución,… Sepa Exmo. Señor que el obispo de Montauban se atrevió a decir que una compañera de la Sra. Gratias, que es la Sra. Teresa Christiá, había venido a dejar en Lérida el fruto de su incontinencia. Al Sr. obispo de Barcelona le han dicho tantas cosas contra el honor de esas mujeres, que ha expulsado V.S. Ilma.,… ya le he dicho que yo tengo en ésas dos sobrinas y otras parientes y ese golpe me llega hasta el alma. V.S.I. es responsable ante el derecho público, ante los tribunales de la Iglesia y del Estado y ante la prensa religiosa de las órdenes y disposiciones que contiene ese oficio contra doncellas honradas, virtuosas, que no habían merecido la indignación de su pastor... : llámelas, óigalas, salve su honor, autorícelas, y puesto su honor a salvo podrá V.E.I. disolverlas a su gusto…>> Y en su carta 10, dirigida nuevamente al Obispo de Lérida en mayo de 1852 describe: <<…Los informes que han venido de Tarragona a Lérida sobre esas mujeres han sido tan difamatorios, que pasaban por una casa de prostitución... por mujeres públicas y bandoleras. Citemos hechos: Vinieron dos doncellas de Reus y sus parientes se alarmaron tanto al saber que estaban en una casa infame que corrieron a Lérida y se las llevaron a casa.... el Sr. Provisor y V.S. llama ala Sra. Juana Gracias, la hace jurar de callar lo que iba a preguntarle…lo mismo hace con el Sr. Párroco de San Andrés y de Aytona... y luego después S.S.I. las expele de su diócesis, las disuelve y las arranca hasta de su propia casa… Ahí va una exposición que le envío por mano de mi familia como altamente ofendida, ultrajada y herida en sus derechos y honor por la orden dada por S.S.I. contra parte de ella….>> El prelado debió dar por cerrado el asunto con la disolución de ambos grupos. La carta del P. Palau del 5 de marzo de 1853 testimonia que continuó interesado por sus dirigidas que, fieles a sus consejos y orientaciones espirituales, no renunciaron a un estilo de vida peculiar en familia y en forma privada. Otro acontecimiento a la par vino a unirse a las ya abrumadoras dificultades del P. Francisco: la Escuela de la Virtud fue clausurada (31 de marzo de 1854) y él confinado. Francisco Palau vio en tan dolorosa coyuntura la voluntad de Dios considerando en su nueva situación que era Dios mismo quien no aprobaba que salieran de su espíritu comunidades religiosas y, en consecuencia, renunció al proyecto. En mayo de 1854, escribe a Juana Gratias: <<…Yo quería asociarte con hermanas y ¿qué habría resultado de aquí?: comunidades de monjas o una derrota. Lo primero (se ve) que no convenía, no era esa mi misión. Dios se ha 4 EL P.Francisco Palau y Lleida manifestado por lo segundo. Dios no ha aprobado que salieran de mi espíritu comunidades religiosas. Conocida ahora claramente su voluntad por las obras y hechos, desisto y renuncio enteramente a esta idea, y en consecuencia dispongo en cuanto a Lérida que la casa sea alquilada... y abandono este combate… Si no era voluntad de Dios formar comunidades religiosas, démosle muchas gracias, y alegrémonos en vuestra derrota y dispersión. Para mí ha concluido y ha llegado a su fin esta empresa, no trabajaré más en esa parte; haré bien a todos, tanto como pueda, pero en cuanto a direcciones llevadas con el objeto que tenía, ya está concluido… Nosotros hablamos, proyectamos, hacemos y deshacemos planes como criaturas que caminan en un mundo tenebroso, y Dios que ve nuestros pensamientos tal vez se ríe de ellos, y en su sabiduría tiene dispuestos otros planes…>> (Carta 19) El P. Palau acepta definitivamente (según sus expresiones) la disolución y dispersión. Invita a su dirigida Juana a alegrarse en la derrota, guardando sentimientos de gratitud para con Dios. Esta carta 19, escrita desde Ibiza, es un exponente del desenlace de estos grupos de dirigidas. __________________________________________________________ Bibliografía: - Francisco Palau, “Escritos”; Editorial Monte Carmelo, Burgos, 1997 POSITIO, fuente principal del presente estudio. (pag. 602 y siguientes). 5