GRANDES ENTREVISTAS E HENRY FORD: COMMONS.WIKIPEDIA.ORG ‘VIVIMOS EN UNA ÉPOCA CÓMODA, PERO NO TAN CÓMODA COMO SERÁ EN EL FUTURO’ 10 Escape Inventor. La introducción del Ford T en el mercado automovilístico revolucionó el transporte y la industria en Estados Unidos. Fue un inventor prolífico que obtuvo 161 patentes registradas en aquel país. n sus memorias escritas en 1913 cuando contaba 50 años, Henry Ford, ya consolidado como gran industrial del automóvil con sus fábricas de Detroit, diría que su primer recuerdo es un paseo junto a su padre, William (un irlandés establecido como propietario cerca de Detroit) y su hermano Samuel, en el que se topan con un viejo roble caído que tiene un nido. Ford reconoce que desde entonces la naturaleza lo apasiona. Pero ese niño que sentía pasión por lo natural también es cierto que estaba obsesionado con lo mecánico, con las máquinas creadas por el hombre, como, por ejemplo, los relojes. De niño, su padre le había regalado un reloj y el joven Henry lo desarmó y volvió a encajar cada una de sus partes de manera perfecta. Su espíritu emprendedor llevó al joven Ford a trabajar en una subestación de la compañía eléctrica de Thomas Edison, para luego experimentar con diferentes tipos de máquinas de vapor y más tarde lanzarse a la construcción de motores de explosión alimentados con gasolina. En 1896 ya tenía un prototipo muy primitivo que bautizó como “cuadriciclo”. Luego el ascenso fue vertiginoso y exponencial. En 1899, Ford consiguió los fondos necesarios para desarrollar sus nuevos prototipos, con los que ganó prestigio en las primeras competiciones automovilísticas que se realizaban en Estados Unidos. En 1903 funda su propia empresa, la Ford Motor Company, y ese mismo año consigue el milagro de vender casi 200 unidades. Compañías como Ford, junto a otras como Cadillac y Oldsmobile, pronto transformaron Detroit en la meca de la industria del automóvil. Pero ninguna de esas marcas logró como Ford el carácter casi filosófico de la disciplina industrial que desde entonces sería conocida como “fordismo”. Se trataba de una producción en cadena, donde cada trabajador cumplía una función específica dentro del proceso de fabricación del automóvil. La rapidez y ahorros conseguidos con este sistema tuvieron como consecuencia que los automóviles fueran producidos a un coste bajo, por lo que su venta posterior tendría igualmente un precio bajo. Así surgió en 1908 el famoso modelo T, que desbordó el mercado interno y luego el mundo. Para 1929, poco antes del crac de Wall Street, Henry Ford era presumiblemente uno de los hombres más ricos e influyentes del mundo. Entrevista ¡Invenciones! ¡Descubrimientos! Los últimos 50 años han sido una época de maravillas, con descubrimientos asom- bía esperarse mucho de las mentes jóvenes no convencionales. — Si los jóvenes de hoy quisieran embarcarse en algo con un gran futuro, se dedicarían de lleno a los aeroplanos1—dijo el señor Ford—. Necesitarán muchísima ayuda. Lo primero que tendrán que hacer es averiguar cómo se ha llegado a la etapa actual de los aeroplanos. El hecho es que actualmente no existe un motor de aeroplano propiamente dicho. — ¿Qué quiere decir con eso? — pregunté. —Los muchachos a los que les interesan los aeroplanos ni siquiera saben qué tipo de motor deben tener. Me recuerdan mis primeros tiempos, cuando pensaba que el motor de un aeroplano tenía que ser de vapor porque las locomotoras usaban vapor. Solo después de mucho experimentar lo cambié por el motor de gasolina. Es completamente lógico que los muchachos de hoy piensen que los aeroplanos deben volar con motores de gasolina. Piensan así porque los automóviles funcionan con motores de gasolina. Pero algún día uno de estos muchachos descubrirá que los motores de gasolina no son en absoluto adecuados para los aeroplanos. SE.PREPARER.AVX.CRISES.FR THEGUARDIAN.COM brosos en todos los campos y nuevas aplicaciones de viejos principios por doquier. Se ha logrado mucho, pero aún queda mucho por lograr. Quedan muchísimas cosas por hacer y para conseguirlo debemos apretar el acelerador a fondo. Todos los científicos e inventores famosos con los que traté en los grandes laboratorios de la nación como General Electric, Westinghouse y la Oficina de Normas coinciden en que las invenciones de los próximos 50 años superarán las de los últimos 50. Los inventores del mañana patentarán miles de máquinas nuevas. ¿Cuáles serán esas invenciones? ¿Cuáles son hoy nuestras principales necesidades? Recientemente, en Dearborn, Michigan, tuve oportunidad de hacerle estas preguntas a Henry Ford. Sus respuestas fueron sumamente estimulantes e informativas. Para empezar, permítanme explicar el punto de vista del señor Ford sobre lo que está por venir. —Vivimos en una época cómoda —dijo—, pero no tan cómoda como será en el futuro. Es un comienzo, pero queda mucho por hacer. “A veces se dice, como comentario negativo, que esta es la era de las máquinas. Ciertamente lo es. Pero quienes piensan que los hombres se han transformado en máquinas y que la vida se ha mecanizado, solo muestran ideas conservadoras. La máquina entra en escena únicamente gracias al dominio que el hombre tiene sobre ella. Ha sido inventada, adoptada y utilizada por los hombres para, en primer lugar, preservar la dignidad de sus hogares al centralizar el trabajo en las fábricas y, en segundo lugar, para ahorrar tiempo. “Quienes suponen que hemos llegado a la verdadera era industrial se llevarán una gran sorpresa. Es muy poco lo que tenemos para mostrar como fruto del trabajo de los cientos de generaciones de trabajadores que nos precedieron. La verdadera era industrial, a la que todavía no hemos llegado, será menos ruidosa, más bella, más justa y permitirá que todos alcancemos niveles de vida más altos que los actuales. — ¿Qué invenciones diría usted que son más necesarias en este momento para promover esta era industrial ideal? — pregunté. No crean que el señor Ford respondió esta pregunta de manera directa. Más bien señaló las necesidades actuales y futuras hablando sobre las oportunidades de inventiva a que se enfrenta nuestra generación, a que se enfrentan nuestras lumbreras y todos aquellos con una mentalidad creativa, y dijo que de- 1 Hacía tres años que la compañía de Ford había lanzado al mercado el modelo Tin Goose, que está considerado como el primer avión de pasajeros que tuvo éxito en términos comerciales. Escape 11 12 Escape BLOGSPOT.COM ATEB.MX “Lo que ahora llamamos motores de aeroplano en realidad son motores de automóvil en todos sus principios fundamentales. Algunos de nuestros experimentos aquí en Dearborn pueden ayudarnos a descubrir cómo debería ser un motor de aeroplano. En este momento nos concentramos en el motor diésel. Las perspectivas son muy prometedoras. Hoy nadie sabe cómo será exactamente el motor de los aeroplanos del futuro, pero sin duda tendrá cuatro características: primera, baja velocidad; segunda, fiabilidad; tercera, equilibrio perfecto; y cuarta, utilizará un combustible cuatro o cinco veces más potente que nuestro combustible actual. Cuando esté listo el motor que cumpla estos requisitos, tal vez tengamos un aeroplano que descienda y aterrice a una velocidad significativamente inferior a los 95 kilómetros por hora. Cuando el señor Ford habla del combustible del futuro, piensa en algo con “metano”, concretamente algo con cuatro o cinco veces más de “metano” que nuestro combustible actual. ¿Cuál será este combustible? ¿De dónde provendrá? No prevé escasez de combustible para nuestros motores de combustión interna en el futuro. — Se puede obtener combustible de la fruta —dice—, del zumaque que crece en el borde de la carretera, de las manzanas, de las malas hierbas, del serrín, de casi cualquier cosa. Hay combustible en cualquier vegetal que pueda ser fermentado.2 La cosecha de un año de media hectárea de patatas contiene alcohol suficiente para hacer funcionar la maquinaria necesaria para cultivar esa misma tierra durante 100 años. Global. Si bien Ford tenía una educación bastante pobre, poseía una visión global, con el consumismo como llave de la paz. Su intenso compromiso de reducción de costes llevó a una gran cantidad de inventos técnicos y de negocio. — Falta que alguien descubra cómo producir comercialmente este combustible: ¡un mejor combustible a menor precio que el actual! — Probablemente en el futuro —dijo el señor Ford—, la calefacción en las ciudades estadounidenses será eléctrica. O sea que nuestras casas deberán construirse de una manera diferente, mejor. Debemos averiguar cuál es la mejor forma de aislarlas. De ese modo serán más frescas en verano y con una calefacción más uniforme en invierno. “¿Por qué no convertir carbón en energía eléctrica quemándolo bajo tierra y enviándolo a la ciudad desde las minas sin siquiera traerlo a la superficie? Así se hará en el futuro. Cuando ese momento llegue, encontrarán la forma de construir represas para disponer del agua necesaria para condensar el vapor. En este momento, en una de mis fábricas en Michigan tenemos un “lago” en el techo justamente con esa finalidad. ¡Estoy empezando a enviar energía por cable en vez de por flete! El señor Ford dice que las grandes oportunidades de inventar algo que satisfaga las necesidades del momento son un desafío para todos los que realizan tareas que les resultan demasiado pesadas. “Si tuviera un trabajo demasiado pesado para mí —dijo—, me esforzaría en descubrir la forma de hacerlo más fácil. Un intento serio de hacer menos pesado un determinado trabajo es el impulso inicial para crear algo. Quien lo haga construirá su futuro sobre la base de un descubrimiento que el mundo necesita. “Recuerde —advirtió— que es poco lo que un hombre solo puede inventar. La mayoría de las cosas se logran combinando de formas nuevas principios y métodos previamente descubiertos. Lo que ya se ha hecho no es necesariamente lo mejor que se puede hacer. Avanzamos a partir del punto en que estamos. Muchos cambios están a la vuelta de la esquina. ¡Piense en la pérdida de tiempo, de dinero y de esfuerzo que implica cocinar en miles de hogares en una misma comunidad! ¡Espere a que un joven se dedique a inventar un tipo de cocina en la que se puedan preparar alimentos para 100 personas! Llegará el día en que las familias ya no cocinen de forma individual. Solo falta que alguien averigüe qué tipo de cocina será la que saque esta pesada tarea fuera del hogar y cómo se cocinará. En los años venideros, indudablemente utilizaremos caucho para los suelos y para miles de otros usos que hoy ni siquiera imaginamos. En Suiza actualmente se utiliza en las carreteras. En Estados Unidos hemos progresado: de las carreteras de tierra, madera, piedra, alquitrán y macadán hemos pasado lada si primero supiera cómo había resuelto el problema Mills. “Cuando un hombre se dispone a empezar una tarea nueva para él (escribir una tesis, mejorar un proceso industrial, diseñar o inventar una máquina), lo primero que quiere es saber lo que se ha hecho previamente en ese campo. Debe descubrir todo lo que pueda sobre los logros de quienes trabajaron antes que él sobre el mismo problema. Si no sabe qué se hizo antes, casi con seguridad irá hacia atrás.” Recuerdo cuando en mis primeros tiempos de reportero Thomas A. Edison me habló de las invenciones y necesidades del momento en un tono muy similar al Fordismo es el sistema que difundió a fines de los 30; se trata de la producción en cadena AT.FORD.COM a las carreteras de cemento. ¿Serán de caucho las carreteras del futuro? Vale la pena pensar en esta pregunta. “Necesitamos mucho más caucho.3 A su debido tiempo y de diferentes fuentes, lo vamos a obtener. El señor Edison, después de largos experimentos, ha encontrado una hierba que produce gran cantidad de caucho. No es ni un arbusto ni un árbol sino una hierba que crece por todos lados. El señor Edison dice que el caucho producido a partir de plantaciones de esta hierba podría servirnos si en algún momento se cortan las importaciones. Ya nos dirá si puede ser algo más que un cultivo de emergencia.” En este punto, el señor Ford me contó una historia con moraleja. Como verán, la moraleja tiene que ver con el método del inventor. Si usted fuera a inventar algo hoy, ¿qué sería lo primero que haría? Transcribo la respuesta del señor Ford: “Allá por 1884, yo trabajaba para la empresa Westinghouse, donde me encargaba de las reparaciones. Me pidieron que arreglara algo en una locomóvil de vapor. Era una Mills, de las construidas por Emory W. Mills, un maestro mecánico del siglo XIX. La hice funcionar durante todo el día y nunca más tuve oportunidad de manejar otra hasta que hace poco, cuando recorríamos Malone, en Nueva York, buscando máquinas viejas que pudieran ayudar a los muchachos a visualizar el progreso mecánico de Estados Unidos, nos encontramos con una de las fabricadas por Mills. Compramos los repuestos, y la máquina marcha tan bien como siempre. No sé si habrá otra en el país. Se fabricaron muy pocas antes de que se detuviera la producción tras la muerte de Mills. “Mills fue un genio que se adelantó 50 años a su tiempo. Incluyó en esa vieja máquina muchas de las cosas que encontramos en los más avanzados motores de vapor de nuestros tiempos. Tuvo la idea del recalentador 25 años antes de que se aplicara en las locomotoras. Ninguna otra locomóvil de vapor ha llegado a igualar su eficiencia. Por supuesto, ya no hay demanda para esta máquina, por la sencilla razón de que ahora se utilizan otros medios de propulsión para las máquinas locomóviles. Si pese a todo alguien, por alguna razón, tuviera la ocasión de desarrollar una locomóvil de vapor para que fuera utilizada hoy, su tarea se vería muy facilitada y su imaginación muy estimu- del señor Ford. Estos dos hombres tienen una actitud idéntica frente a este tema. Ninguno pretende dictar cátedra ni se atreve a decir qué es lo que el mundo más necesita. La verdad del asunto es que actualmente tenemos demasiadas necesidades como para que podamos decir que una es más importante que las demás. Epílogo Esta entrevista muestra claramente el carácter visionario de Henry Ford, porque mientras él parece embelesado con el futuro e insta a inventar y avanzar, el mundo se encuentra en caída libre. En el momento de la entrevista habían 2 Ford siempre se mostró interesado en los combustibles de origen vegetal, al punto que su primer modelo, el Ford T, fue concebido para funcionar con etanol. En la década de 1930 llegó a instalar una planta de fermentación para obtener eta- nol en Kansas, pero los bajos precios del petróleo hicieron fracasar la empresa. 3 En la década de 1930, Ford invertiría cerca de 20 millones de dólares (unos 200 millones actuales) en la creación de lo que se llamó Fordlandia, un poblado situado transcurrido apenas dos meses desde el crac de la bolsa de Nueva York y el mundo comenzaba a padecer una depresión que acompañó a la economía durante buena parte de la década de 1930. Sin embargo, a Ford la vida parece sonreírle. Se cree que hacia 1932 un tercio de todos los automóviles que circulaban en el mundo había sido producido por las fábricas de Ford. Pero el genio de este empresario no se mide solo en hierro, también fue el creador de nuevas formas de producción, el que dio un nuevo enfoque filosófico a la organización de las empresas —algunos de cuyos principios se mantienen hasta hoy en día— y estableció un nuevo enfoque sobre las relaciones laborales al otorgar beneficios que aumentaron la implicación de los trabajadores en las empresas. Es cierto que su personalidad presentó rasgos menos amables, como por ejemplo que no ocultara nunca su antisemitismo, lo que provocó la admiración de la plana mayor del régimen nazi, Hitler incluido. En 1929 la Ford Motor Company vivía su periodo de expansión física con sucursales en la mayor parte de los países más poblados del mundo, de Brasil a Australia, de Argentina a Gran Bretaña, de Canadá a Sudáfrica, India y México. Sin embargo, una década más tarde, tras sufrir un infarto, Ford cedió el control de la empresa a su único hijo, Edsel, aunque siguió manejando los hilos y los destinos de su imperio desde la trastienda. Cuando su hijo murió repentinamente víctima de un cáncer en 1943, Ford volvió a ponerse al frente de la empresa, aunque topó con la resistencia de los accionistas más jóvenes, que deseaban un presidente con mayor claridad mental y energía. Hasta el final de la guerra Ford fue el presidente indiscutido de la empresa, aunque sus malas decisiones la hicieron entrar en un declive pronunciado. Ya viejo y cansado, le cedió su puesto a su nieto mayor, Henry Ford II, en 1945. Henry Ford falleció en 1947 a los 83 años de edad, ya retirado y con varios problemas de salud, en su mansión de Fair Line, un barrio en las afueras de Detroit, la ciudad que él ayudó a poner en los mapas del mundo. ENTREVISTA: “HENRY FORD NOS DICE QUE HAY QUE INVENTAR”, POR M. K. WISEHART. PUBLICADA EN DICIEMBRE DE 1929 EN MODERN MECHANICS en la selva amazónica que tendría el fin de plantar caucho bajo condiciones controladas y así proveer a su fábrica rompiendo el monopolio de ingleses y holandeses. Sin embargo, la inexperiencia y una plaga hicieron fracasar el proyecto. Escape 13