HOMILÍA DE EXHORTACIÓN A QUIENES NO HABÍAN ASISTIDO A

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HOMILÍA DE EXHORTACIÓN A QUIENES NO HABÍAN ASISTIDO A LA IGLESIA
San Juan Crisóstomo, allá por el año 398, Constantinopla
La iglesia es la misma en todas las épocas; hay gozo por la fidelidad de los amados que permanecen en la
comunión de ella, y hay tristeza por los amados que se ausentan de tan apreciada comunión. Les invito a leer el
extracto de este escrito de Juan Crisóstomo y, en oración, reflexionar. (Carlos Astorga Treviño)
“CUANDO VEO con mis propios ojos el escaso número de los concurrentes y advierto que en cada reunión va
siendo menor, me entristezco y a la vez me gozo. Me gozo por vosotros los que estáis presentes; me entristezco por
los ausentes. Vosotros merecéis encomios puesto que ni aún el ser vuestro número escaso os ha vuelto desidiosos;
mientras que los otros merecen reproches, puesto que ni siquiera el empeño que vosotros ponéis los ha alentado.
“¡No han escuchado al profeta que dice: “Escogería antes estar á la puerta de la casa de mi Dios, que habitar en
las moradas de maldad”!
“Es decir, aun cuando sea contado entre los últimos, yo lo amo, yo me contento de eso, con tal de que se me
conceda siquiera estar a la puerta. Tengo por gran beneficio siquiera ser contado entre los últimos que entran en la
casa de mi Dios. El amor hace que al Señor común de todos lo tenga por su Señor particular. ¡Tal es la virtud de la
caridad! Tal disposición de alma tenían los profetas. Veían a la iglesia como un puerto resguardado de las olas y
los vientos que ofrece a las naves que lo escogen grande seguridad. Así la casa de Dios a quienes en ella entran,
como si fueran arrancados del seno de una tempestad de los negocios seculares, los pone en gran seguridad y
tranquilidad, al hacerlos partícipes de la predicación de las Sagradas Escrituras. Este sitio es ocasión de virtudes y
escuela de moderación. En toda ocasión, cuando entras a sus vestíbulos, dejas al punto fuera todos los cuidados del
siglo. ¡Entra en su vestíbulo y al punto sentirás el soplo de un suave viento espiritual en tu alma!
“Impresiona esta tranquilidad y obliga a meditar y a ser bueno. Levanta los pensamientos y no permite recordar las
cosas presentes, sino que arrebata de la tierra al cielo. Y si aun la reunión tuviera sólo la lectura de la Palabra
sacas gran ganancia: cuando los profetas exclaman, cuando los apóstoles predican el Evangelio, cuando Cristo se
presenta en medio, cuando el Padre Eterno está recibiendo los misterios que aquí se realizan, cuando el Espíritu
Santo derrama su alegría y gozo. ¡De cuán grandes ventajas salen cargados los que acá vienen, y cuan grave daño
sufren los que permanecen ausentes!
“Los que fueron invitados a las nupcias espirituales, pusieron como pretexto, el uno haber comprado una yunta de
bueyes, el otro haber adquirido una finca, el tercero haber contraído matrimonio. Cierto que tales causas obligan;
pero cuando es Dios quien invita no hay excusa que valga. Lucas 14:18-20
“Todas las cosas.; aun las necesarias, las debemos posponer a Dios. Una vez que se haya cumplido con el honor que
a El se le debe, ya puede ponerse empeño en el resto de las cosas. Porque, pregunto: ¿qué criado hay que atienda a
su casa antes de haber cumplido con lo que se debe en servicio de su amo? ¿No será, en consecuencia, cosa absurda
mostrar al amo terrenal tan gran reverencia y obediencia acá entre los hombres, y en cambio al verdadero Señor no
sólo nuestro sino también de las Potestades celestes, no honrarlo ni siquiera con la reverencia y obediencia que
prestamos a quienes son nuestros consiervos?
“Y ¡ojalá pudierais entrar en la conciencia de los consiervos! Porque a la manera que un campo sin cultivo de parte
de los agricultores queda desierto y se convierte en selva, igualmente el alma que no se nutre con la doctrina del
espíritu, produce espinas y abrojos. Si nosotros, los que diariamente disfrutamos de la lectura de los profetas y los
apóstoles, apenas si refrenamos las pasiones y cohibimos la ira y dominamos los alborotos de las codicias y con
dificultad rechazamos la peste de la envidia, a pesar de que estamos continuamente repitiendo en medio de nuestras
perturbaciones los versículos de la Escritura, y con trabajo apenas domesticamos semejantes bestias feroces e
impudentes ¿qué esperanza de salud queda, pregunto, para quienes jamás han usado de la dicha medicina ni han
escuchado tratar de las virtudes?”
Este material fue tomado del Boletín dominical de la Iglesia Bíblica Unidos en Cristo (IBUC) en Monterrey, NL, Méjico.
Usado con permiso
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