LA VOZ DEL SEÑOR

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LA VOZ DEL SEÑOR
NOS COMPROMETE
Guía: Estamos reunidos como comunidad cristiana en adoración, para
rogar al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos.
Queremos celebrar al Señor resucitado y todopoderoso para que dé a cada
uno de los miembros el poder encontrar el sentido verdadero de la
existencia.
Recemos principalmente para que los jóvenes estén atentos a la
llamada de Cristo.
Jesús quiere asociarnos a él en la tarea de salvación del mundo:
tarea que encomendó a su Iglesia. En ella cada uno de nosotros tiene su
lugar y su cometido.
Alabemos al Señor nosotros los creyentes y pidamos, al mismo
tiempo, que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la
verdad. Lo haremos con el Salmo 66, en dos coros, y cantando el estribillo:
Todos: A DIOS DEN GRACIAS LOS PUEBLOS, ALABEN LOS
PUEBLOS A DIOS. (2)
* El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra sus caminos todos los pueblos su salvación.
* Que canten de alegría las naciones porque riges al mundo con justicia;
riges a los pueblos con rectitud y gobiernas a las naciones de la tierra.
* La tierra ha dado su fruto, nos bendice el Señor nuestro Dios,
que Dios nos bendiga, que le teman hasta los confines del orbe.
Guía: Sigamos alabando al Señor individualmente. Reconozcamos las
gracias que hemos recibido: Dios es bueno con todos.
(unos minutos de silencio).
Guía: En este momento vamos a utilizar la Palabra de Dios. Para
disponernos de manera correcta frente a ella escuchemos lo que nos enseña
el Papa en su mensaje por la Jornada Mundial de Oración por la vocación.
Lector 1:“La Palabra de Dios revela el sentido profundo de las cosas y da
al hombre seguridad de discernimiento y de orientación en las opciones
diarias de la vida. En el campo de la pastoral vocacional, la Revelación
bíblica, al dar a conocer las vicisitudes de los diversos personajes a los que
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Dios confió una peculiar misión para su pueblo, puede ayudar a
comprender mejor el estilo y los rasgos de la llamada que él dirige al
hombre y a la mujer de cada época...
En la realización del plan de la Redención, Dios ha querido contar con la
colaboración del hombre: la Sagrada Escritura narra la historia de la
salvación como una historia de vocaciones, en la que se entrecruzan la
iniciativa del Señor y la respuesta de los hombres. En efecto toda vocación
nace del encuentro de dos libertades: la divina y la humana. Interpelados
personalmente por la Palabra de Dios, la persona llamada se pone a su
servicio. Comienza de esta manera un seguimiento no exento de dificultades
y de pruebas, que conduce a una progresiva intimidad con Dios y a una
disponibilidad cada vez mayor a las exigencias de su voluntad."
Guía: vamos a leer el llamado de Moisés:
Lector 2: Vocación de Moisés, del libro del Éxodo
Yavé vio que Moisés se acercaba para mirar, y Dios lo llamó de en medio de
la zarza: “Moisés, Moisés”. El respondió: “Aquí estoy”. Yavé le dijo: “No te
acerques más. Sácate tus sandalias porque el lugar que pisas es tierra
sagrada”. Y Dios agregó: “Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de
Abrahám, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”.
Moisés se tapó la cara, porque tuvo miedo de que su mirada se
fijara sobre Dios.
Yavé le dijo: “He visto la humillación de mi pueblo en Egipto, y he
escuchado sus gritos cuando lo maltrataban sus mayordomos. Yo conozco
sus sufrimientos. He bajado para librarlo del poder de los egipcios y para
hacerlo subir de aquí a un país grande y fértil, a una tierra que mana leche y
miel.
Ve pues, yo te envío a Faraón para que saques de Egipto a mi
pueblo, los hijos de Israel”.
Moisés dijo a Dios: ¿Quién soy yo para ir donde Faraón y sacar de
Egipto a los hijos de Israel?
Dios respondió: “Yo estoy contigo, y ésta será para ti la señal de
que yo te he enviado: Cuando hayas sacado al pueblo de Egipto, ustedes
vendrán a este cerro y me darán culto aquí”.
Moisés dijo a Yavé: “Te suplico tengas presente que yo nunca he
tenido facilidad para hablar, ni aun después de que tú me hablaste, pues no
encuentro palabras para expresarme”.
Le respondió Yavé: ¿Quién ha dado la boca al hombre? ¿Quién
hace que uno hable y que otro no? ¿Quién hace que uno vea y que el otro
sea ciego o sordo? ¿No soy yo? Anda ya, que yo estaré en tu boca y te diré
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lo que has de hablar. Insistió Moisés y dijo: “Por favor, Señor, ¿por qué no
mandas a otro?” Palabra de Dios. Todos: te alabamos Seños.
Guía: Dejemos hablar al Señor en nuestro corazón. En oración personal,
preguntémonos cómo el Señor sigue llamándonos. Siguiendo la vocación de
Moisés, pensemos en las semejanzas con nuestra vida.
(momentos de silencio para orar y meditar)
Quien gusta, puede poner en común la resonancia de la Palabra de
Dios, con un breve comentario y reflexión.
Guía: Con el Salmo 83 expresemos nuestra alegría de estar en la presencia
del Señor y pongamos nuestra vida a su servicio ( dos coros)
¡Qué deseables son tus moradas, Señor de los ejércitos!
mi alma se consume y anhela los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne sealegran por el Dios vivo.
Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los ejércitos, Rey mío y Dios mío.
Dichosos los que viven en tu casa, alabándote siempre.
Dichosos los que encuentran en Ti su fuerza,
al preparar la peregrinación:
cuando atraviesan árido valles, los convierten en oasis,
como si la lluvia temprana los cubriera de bendiciones;
caminan de altura en altura, hasta ver a Dios en Sión.
Señor de los ejércitos, escucha mi súplica, atiéndeme, Dios de Jacob.
Fíjate, oh Dios, en nuestro escudo, mira el rostro de tu ungido.
Un solo día en tu casa vale más que otros mil,
y prefiero el umbral de la casa de Dios a vivir con los malvados.
Porque el Señor es sol y escudo, él da la gracia y la gloria,
el Señor no niega sus bienes a los de conducta intachable.
¡Señor de los ejércitos, dichoso el hombre que confía en Tí!
Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero,
Tus preceptos son mi herencia, la alegría de mi corazón.
CANTO: NOS ENVÍAS
/Nos envías por el mundo a anunciar la buena Nueva./
/Mil antorchas encendidas y una nueva primavera./
/Si la sal se vuelve sosa, ¿quién podrá salar el mundo?/
/Nuestra vida es levadura, nuestro amor será fecundo./
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/Siendo siempre tus testigos cumpliremos el destino./
/Sembraremos de esperanza y alegría los caminos./
/Cuanto soy y cuanto tengo la ilusión y el desaliento./
/Yo te ofrezco mi semilla y Tú pones el fermento./
Guía: Las llamadas del Señor en la Biblia son un ejemplo de cómo Dios
sigue llamando al hombre y mujer de hoy. Escuchando la vocación del
profeta Jeremías, podemos descubrir muchos elementos de la llamada de
Dios a nosotros.
Lector 3: Jeremías es llamado por Dios.
Entonces Yavé me dirigió su palabra: “Antes de formarte en el seno de tu
madre, ya te conocía; antes de que tú nacieras, yo te consagré y te destiné a
ser profeta de las naciones”. Yo exclamé: “Ay, Señor, Yavé, ¡cómo podría
hablar yo, que soy un muchacho!”.
Y me contestó Yavé: “No me digas que eres un muchacho. Irás
adondequiera que te envíe, y proclamarás todo lo que yo te mande. No les
tengas miedo, porque estaré contigo para protegerte -palabra de Yavé-”.
Entonces Yavé extendió su mano y me toco la boca, diciéndome: “En este
momento pongo mis palabras en tu boca. En este día te encargo los pueblos
y las naciones: Arrancarás y derribarás, perderás y destruirás, edificarás y
plantarás”. Palabra de Dios
todos: te alabamos Señor.
(momentos de silencio para orar y meditar)
Se puede compartir algo a cerca de lo que la Escritura nos inspira
o alguien puede hacer un comentario al texto escogido.
Guía: En clima de oración rezamos el Sal 29. A cada estrofa contestaremos:
Habla, Señor, que tus siervos escuchan.
Lector 4: * Hijos de Dios, den gloria al Señor; reconozcan su gloria y su
poder. Glorifiquen el nombre del Señor; el Santo se manifiesta: ¡adórenlo!
TODOS:...
* ¡La voz del Señor sobre las aguas! Retumba el trueno de Dios de majestad,
el Señor más arriba que las aguas torrenciales.
TODOS:...
* La voz del Señor es llena de fuerza! Voz del Señor, voz esplendorosa.
TODOS:...
* ¡La voz del Señor parte los altos cedros! El Señor derriba los cedros del
Líbano. TODOS:...
4
* ¡La voz del Señor arranca llamaradas! ¡La voz del Señor sacude el
desierto! El Señor estremece el desierto de Cadés.
TODOS:...
¡La voz del Señor doblega los árboles y arranca los bosques! Una sola voz
resuena en su templo: ¡Gloria!
TODOS:...
* El Señor se sienta por encima del aguacero, se sienta como rey, siempre.
El Señor dará fuerza a su pueblo, y bendiciones de paz.
TODOS:...
CANTO: QUE DETALLE, SEÑOR
QUE DETALLE, SEÑOR, HAS TENIDO CONMIGO
CUANDO ME LLAMASTE, CUANDO ME ELEGISTE,
CUANDO ME DIJISTE QUE TÚ ERAS MI AMIGO.
QUE DETALLE, SEÑOR HAS TENIDO CONMIGO!
Te acercaste a mi puerta pronunciaste mi nombre,
Yo temblando te dije: ¡Aquí estoy Señor!.
Tú me hablaste de un Reino, de un tesoro escondido,
De un mensaje fraterno, que encendió mi ilusión.
Yo dejé casa y pueblo por seguir tu aventura.
Codo a codo contigo, comencé a caminar.
Han pasado los años, y aunque aprieta el cansancio,
Paso a paso te sigo, sin mirar hacia atrás.
Qué alegría yo siento, cuando digo tu nombre,
Que sosiego me inunda, cuando oigo tu voz.
Qué emoción me estremece, cuando escucho en silencio
tu Palabra que aviva mi silencio interior.
Guía: Dejemos hablar al Señor, dentro de nosotros, que nos indique las
respuestas a sus llamados, que nos dé el Espíritu de discernimiento para
poder ser buenos y eficaces instrumentos de su Gracia. Podemos decirle
cómo estamos respondiendo a nuestra vocación de cristianos, cómo
queremos ser más fieles a lo que Él nos pide.
(Momento de silencio y oración personal delante de Jesús Eucaristía).
Guía: Escuchemos ahora la palabra del Papa: es un llamado a todos, cada
uno según el lugar que ocupa al trabajar por las vocaciones.
Lector 5: Cada vocación es un acontecimiento personal original, pero
también un hecho comunitario y eclesial. Nadie está llamado a caminar
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solo. Toda vocación es suscitada por el Señor como un don para la
comunidad cristiana, que debe poder enriquecerse con ella. Es necesario,
por tanto, un serio discernimiento, realizado por el propio interesado junto
con los responsables de la comunidad que lo acompañan en el itinerario
vocacional.
Mi pensamiento se dirige a vosotros, venerables hermanos en el
episcopado, que, como pastores de la Iglesia, sois los primeros
responsables de la animación vocacional. Poned todas vuestras energías al
servicio de las vocaciones. Sabed estimular con la fuerza del Espíritu a
vuestras comunidades diocesanas para que sientan como propio el
problema vocacional y para que cobren conciencia de la dimensión eclesial
de toda llamada divina.
La catequesis juvenil debe ser explícitamente vocacional y ha de guiar a los
jóvenes a comprobar, a la luz de la palabra de Dios, la posibilidad de una
llamada personal y la belleza de la entrega total a la causa del Reino. Con
valentía promoved la pastoral de las vocaciones al sacerdocio, a la vida
consagrada masculina y femenina, a la vida misionera y a la contemplativa,
para que cuantos son efectivamente llamados descubran el gran don que el
Señor les hace con un trato de especial predilección (cf. Mc 10,21)
A vosotros, sacerdotes diocesanos y religiosos, os pido que hagáis todo lo
posible para favorecer entre los fieles el conocimiento y el amor a la
Escritura, y que cuidéis siempre con esmero la dimensión vocacional de la
catequesis. Haced que en corazón de los jóvenes crezca la estima por la
escucha de la Palabra de Dios, con la convicción de que la fe, fundada en
las divinas Escrituras, es “memoria vital” del creyente.
Dirijo un apremiante llamamiento a las personas consagradas para que
testimonien con gozo su consagración radical a Cristo: dejaos interpelar
continuamente por la Palabra de Dios, compartida en comunidad y vivida
con generosidad al servicio de los hermanos, especialmente de los jóvenes.
En un clima de amor y hermandad, iluminado por la Palabra de Dios, es
más fácil responder “sí” a la llamada.
Exhorto, también, a las parroquias, a los catequistas, a las asociaciones, a
los movimientos y a los laicos comprometidos en el apostolado a que
cultiven una verdadera familiaridad con la Biblia, teniendo presente que la
escucha de la Palabra es camino privilegiado para el florecimiento de las
vocaciones. En la catequesis parroquial es preciso reservar un espacio
conveniente a la dimensión vocacional, incluso mediante la creación de
grupos vocacionales, y promover, en el decurso del año litúrgico, iniciativas
de oración y de catequesis bíblicas orientadas a tal fin, valorando también
los centros educativos y los cursos de ejercicios espirituales. Es necesario
alimentar la fe de cada cristiano con el conocimiento amoroso de la
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Palabra de Dios, en actitud de generosa apertura a la acción permanente
del espíritu.
Pero sobre todo a vosotros, jóvenes, a quienes quisiera dirigirme ahora:
¡Cristo os necesita para realizar su proyecto de salvación! ¡Cristo necesita
vuestra juventud y vuestro generoso entusiasmo para anunciar el
Evangelio! Responded a esta llamada entregándole vuestra vida a él y a
vuestros hermanos. Confiad en Cristo. No defraudará ni vuestras
esperanzas ni vuestros proyectos; antes bien, los llenará de sentido y de
gozo. El dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6)
Abrid con confianza vuestro corazón a Cristo. Dejad que se refuerce en
vosotros su presencia mediante la escucha diaria, impregnada de
adoración, de las Sagradas Escrituras, que constituyen el libro de la vida y
de las vocaciones realizadas."
Guía: Transformemos lo que hemos escuchado en oración, respondemos:
Suscita, Señor todas las vocaciones necesarias para tu Reino.
(libremente):
* Concede al Papa y a todos los que te sirven con la predicación docilidad
para ser tu vos que pide seguirte. OREMOS.
* Señor, da a tu Iglesia los medios que necesita para responder a las
aspiraciones de los jóvenes. OREMOS.
* En esta crisis que vivimos, no solo económica, sino especialmente de
valores cristianos, concédenos escuchar tu llamada a la vida siendo mejores
ciudadanos, buscando la justicia, la igualdad y la ayuda mutua. OREMOS.
* Te pedimos, Señor, que nuestra comunidad cristiana sea un medio a través
del cual se haga presente tu vos, especialmente para los adolescentes y los
jóvenes. OREMOS.
* A todos los jóvenes, ayúdalos a estar atentos a tus llamadas. OREMOS.
* También te pedimos por los maestros, catequistas, y otros colaboradores
en la educación de la infancia y juventud; para que sepan ser animadores
vocacionales que los impulsen a vivir atentos al llamado de Dios.
OREMOS.
* Señor, son muchas las necesidades del mundo, de tus hijos. Manda obreros
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del Evangelio para tus campos. OREMOS.
Confiados en que Dios nos escucha, recemos el Padre nuestro:
Canto: PESCADOR
Pescador, que al pasar por la orilla del lago
me viste secando mi redes al sol.,
tu mirar, en tus ojos mis ojos sangraron
y estás en mi vida buscando mi amor.
PESCADOR, QUE EN MIS MANOS HAS PUESTO OTRAS REDES
QUE PUEDAN GANARSE LA PESCA MEJOR
Y A LLEVARME CONTIGO EN LA BARCA
ME NOMBRASTE, SEÑOR, PESCADOR.
Pescador, entre otros que había en la playa,
tus ojos me vieron, tu boca me habló
y a pesar de sentirse mi cuerpo cansado
mis pies en la arena siguieron tu voz.
Pescador, manejando mis artes de pesca
en otras riberas mi vida quedó,
al querer que por todos los mares del mundo
Trabajen mis fuerzas por Ti, Pescador.
Pescador, mi trabajo de toda la noche,
mi dura faena hoy nada encontró.
Pero Tú, que conoces los mares profundos
compensa, si quieres, mi triste labor.
Guía: Concluimos con la oración del Papa por las vocaciones:
Todos: Padre Santo y providente, tú eres el Dueño de la viña y de la mies y
a cada uno das el trabajo y la justa recompensa.
En tu designio se amor llamas a los hombres a colaborar contigo en la
salvación del mundo.
Te damos gracias Jesucristo, por tu Palabra viva, que nos ha redimido de
nuestros pecados y está entre nosotros para socorrernos en nuestra pobreza.
Guía la grey a la que has prometido el Reino.
Manda nuevos obreros a tu mies, infunde en los corazones de los pastores
fidelidad a tu proyecto de salvación, perseverancia en la vocación y santidad
de vida.
Cristo Jesús, que en las riberas del mar de Galilea llamaste a los Apóstoles
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y los constituiste fundamento de la Iglesia y portadores de tu Evangelio,
sostén en este momento de la historia a tu pueblo en camino.
Infunde valor a aquellos que has llamado a seguirte en la senda del
sacerdocio y de la vida consagrada, para que puedan fecundar el campo de
Dios con la sabiduría de tu Palabra.
Hazlos instrumentos dóciles de tu amor en el servicio diario a los hermanos.
Espíritu de santidad, que infundes tus dones en todos los creyentes y,
particularmente, en los llamados a ser ministros de Cristo, ayuda a los
jóvenes a descubrir el atractivo de la llamada divina.
Enséñales el verdadero camino de oración, que se nutre con la Palabra de
Dios.
Ayúdales a escrutar los signos de los tiempos, para ser intérpretes fieles del
Evangelio y portadores de salvación.
María, Virgen de la escucha y del Verbo hecho carne en tu seno, ayúdanos a
estar disponibles a la palabra del Señor para que, acogida y meditada, crezca
en nuestro corazón.
Ayúdanos a vivir como tú la bienaventuranza de los creyentes y a
dedicarnos con incansable caridad a la evangelización de los que buscan a tu
Hijo.
Ayúdanos a servir a cada hombre, haciéndonos agentes de la Palabra
escuchada, ara que permaneciéndole fieles encontremos nuestra felicidad en
practicarla.
¡Amén!
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