144-2008 - Ministerio Público

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144
MINISTERIO PÚBLICO DE COSTA RICA
2008
Tema.
Allanamiento: Requisitos de la fundamentación de la orden de allanamiento.
Operativo final en drogas . Alcance del concepto de control jurisdiccional del operativo final.
Sumario
Allanamiento: Requisitos de la fundamentación de la orden de allanamiento.
Señala el Tribunal de Casación Penal , que “… los artículos 193 y siguientes del Código Procesal
Penal le dan contenido a la excepción a la garantía de inviolabilidad del domicilio, prevista por la
Constitución Política en su artículo 23. Al respecto el artículo 23 Constitucional indica: “ El domicilio
y todo otro recinto privado de los habitantes de la República son inviolables. No obstante pueden
ser allanados por orden escrita de juez competente, o para impedir la comisión de delitos, o evitar la
comisión o impunidad de delitos, o evitar daños graves a las personas o a la propiedad, con sujeción a lo que prescribe la ley” .Indican que en los numerales 185, 193, 194 y 195 del Código Procesal Penal se establecen los requisitos para proceder a ejecutar esta facultad excepcional que
establece la Constitución Política. Esos requisitos son: 1- Existencia de motivos suficientes para
sospechar que se encontrarán rastros del delito o bien se presuma que en el lugar podría encontrarse el imputado o alguna persona evadida. 2- La ejecución del allanamiento en forma personal
por parte del Juez. 3- El horario en que debe realizarse (entre las seis y las dieciocho horas), salvo
casos de urgencia los que deberán de hacerse constar en la resolución. 4- Orden escrita del Juez la
cual debe contener: a) nombre y cargo del funcionario que autoriza la medida y la identificación del
procedimiento en el cual se ordena. b) La determinación concreta del lugar o lugares que habrán de
ser registrados. Esto es la dirección exacta, o al menos las señas suficientes para poder individualizar la morada o casa de negocio a registrar. c) El nombre de la autoridad que habrá de practicar el
registro, en el caso de delegación en funcionarios de la Policía Judicial o del Ministerio Público,
cuando así proceda legalmente. d) El motivo del allanamiento. Esto es la fundamentación de las
razones por las cuales existen esas sospechas de que se encuentran en el lugar evidencias relacionadas con el delito investigado, o bien la presencia de la persona investigada o evadida. Es en este
acápite de la resolución en donde el juzgador debe indicar en qué consiste la investigación que se
está realizando, y al ponderar la solicitud que se le hace para allanar determinado lugar, establecer
sí de tal investigación se desprenden indicios suficientes de que en el lugar se podrían encontrar
evidencias relacionadas al caso, o bien a la persona investigada para su detención. e) La hora y
fecha en deba ( sic ) practicarse el allanamiento.
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CONSIDERACIONES EN EL CASO CONCRETO : Para la cámara de Casación , debe plantearse si en el presente caso, la orden de allanamiento dictada a las quince horas quince minutos del
quince de marzo de dos mil siete por parte de la Jueza Penal de Pérez Zeledón, Licenciada E. G.
B., visible a folios 24 a 31, contiene los requisitos que establece la ley, en especial la fundamentación exigida. Para ésta Cámara, la orden de allanamiento se encuentra debidamente fundamentada. La resolución de la Jueza Penal comienza por hacer un análisis de la naturaleza del allanamiento de morada, su fundamento constitucional, así como su excepcionalidad (folios 26 a 28). Luego
indica por qué razón es una medida que solo en caso necesario debe dictarse. Al respecto se indica
en la resolución: “Asimismo, se debe tener presente que en estos momentos lo existente es una
sospecha fundada de que se está frente a la comisión de un delito, cuya naturaleza, alcances y
manifestaciones concretas se esperan delimitar con la diligencia de allanamiento. Conformando
esta existencia de sospechas fundadas, el elemento esencial que debe sopesar el juez a la hora de
autorizar una diligencia de esta naturaleza, porque se tratará de la afectación de un derecho fundamental que solo procede en casos de excepción, en armonía con lo que disponen los artículos 23 y
28 párrafo segundo de la Constitución Política” (folio 27). Finalmente, la juzgadora analiza la solicitud concluyendo en su procedencia, pues de las investigaciones realizadas por la Policía Judicial se
desprende que se han realizado varias precompras de droga al imputado, las cuales cuentan con su
debida requisa al colaborador, acta de vigilancia y recibo de evidencia, todo lo cual hace presumir
que en el lugar a allanar, el cual es la casa de habitación del imputado M. V. V., cuya dirección delimita debidamente, se encontrarán evidencias relacionadas con el delito contra la Salud Pública
que se investiga (folios 28 y 29). De manera tal, que contrario a lo que indica la recurrente, la orden
de allanamiento sí posee el análisis exigido por la ley, conteniendo los razonamientos por los cuales
estima que en el presente caso, de la investigación realizada por la Policía Judicial y la Fiscalía
hasta ese momento, se desprendían elementos suficientes para estimar que razonablemente podrían encontrarse evidencias relacionadas con el caso. La exigencia de fundamentación de las resoluciones establecida por el numeral 142 del Código Procesal Penal, se cumple en el caso de las órdenes de allanamiento, con el análisis de los elementos de la solicitud que demuestran que en las
diligencias previas de investigación se ha determinado en grado de probabilidad que en el lugar a
registrar existen evidencias relacionadas con el delito. No se requiere que el juzgador indique expresamente que la medida a ordenar es proporcional, pues del análisis de los elementos de prueba
recabados en la investigación que le presenta la Fiscalía, y de la naturaleza del delito investigado,
se desprenderá su proporcionalidad. En cuanto a la necesidad de la medida, ésta va implícita en la
afirmación del juzgador o juzgadora de que existen motivos suficientes para estimar que en el lugar
se encontrarán evidencias relacionadas con el caso, todo lo cual se cumple en la resolución impugnada.
OPERATIVO FINAL EN DROGAS . Alcance del concepto de control jurisdiccional del operativo
final. Refiere el fallo “ En lo que respecta a la ubicación de la Jueza Penal al momento de que se
realiza la precompra final, debe decirse que independientemente de si la citada funcionaria tenía o
no visibilidad hacia la vivienda del encartado, es lo cierto que no es exclusivamente con base en esa
compra previa que se está condenando al encartado, sino que producto del allanamiento se decomisaron 51 fragmentos de cocaína base crack con un peso de 7,12 gramos, lo que unido a las varias compras previas que se hicieron al imputado, aun sin control jurisdiccional, si resultan elementos suficientes para llegar a la certeza de que el imputado poseía drogas para la venta. Por otra
parte, el control jurisdiccional llevado a cabo en la compra previa final no se limita a que la juzgadora la observe - lo que en este caso no se descarta- sino a la supervisión de los actos previos (marcaje del dinero, requisa, entrega del dinero marcado al colaborador), y los posteriores (recepción de
la droga por parte del juez, y decomiso de los billetes marcados), todo lo cual se cumplió en este
caso. Por ello, no lleva razón la recurrente..”
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VOTO 2008-0125.TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL DE CARTAGO N único 7-000286-0064-PE .
A las diecinueve horas diez minutos del dos de mayo de dos mil ocho.. Intervienen en la decisión
del recurso, los jueces Ronald Cortés Coto, Ingrid Estrada Venegas y Jaime Robleto Gutiérrez .
Trascripción en lo conducente
Considerando : II- En su primer motivo del
recurso la defensora pública del imputado M.
V. V., Licenciada R. L. M., alega violación al
Debido Proceso por Allanamiento Ilegal. Argumenta la recurrente que la orden de allanamiento de la casa de habitación del imputado no fue debidamente fundamentada. Estima la defensora pública del imputado que el
registro se excedió a otros lugares no contemplados en la orden. Aduce que la orden
de allanamiento de las quince horas quince
minutos del quince marzo de 2007 visible a
folio 24, si bien contiene una fundamentación
sobre la posible comisión de un delito, no
tiene un análisis de pertinencia, necesidad y
proporcionalidad de la medida, lo que hace
ilegal la orden. Por otra parte, alega la recurrente que pese a que la orden se extendió
para la casa de habitación del imputado, se
registró también un taller contiguo a la casa
de éste, donde se decomisaron los billetes
marcados y la droga, recinto que estaba cubierto por la resolución. Que el testigo F. S.
quien estuvo presente en el momento del
allanamiento dijo en el debate que el taller y
la casa de habitación eran recintos que no se
comunicaban entre sí, con entradas independientes. Solicita se declare la ineficacia de la
orden de allanamiento y de la prueba recabada en dicha diligencia, absolviendo de toda
pena y responsabilidad al imputado. Sin lugar
el reclamo. Los artículos 193 y siguientes del
Código Procesal Penal le dan contenido a la
excepción a la garantía de inviolabilidad del
domicilio, prevista por la Constitución Política
en su artículo 23. Al respecto el artículo 23
Constitucional indica: “ El domicilio y todo otro
recinto privado de los habitantes de la República son inviolables. No obstante pueden
ser allanados por orden escrita de juez com-
petente, o para impedir la comisión de delitos,
o evitar la comisión o impunidad de delitos, o
evitar daños graves a las personas o a la
propiedad, con sujeción a lo que prescribe la
ley”. Por su parte, en los numerales 185,
193, 194 y 195 del Código Procesal Penal se
establecen los requisitos para proceder a
ejecutar esta facultad excepcional que establece la Constitución Política. Esos requisitos
son: 1- Existencia de motivos suficientes para
sospechar que se encontrarán rastros del
delito o bien se presuma que en el lugar podría encontrarse el imputado o alguna persona
evadida. 2- La ejecución del allanamiento en
forma personal por parte del Juez. 3- El horario en que debe realizarse (entre las seis y las
dieciocho horas), salvo casos de urgencia los
que deberán de hacerse constar en la resolución. 4- Orden escrita del Juez la cual debe
contener: a) nombre y cargo del funcionario
que autoriza la medida y la identificación del
procedimiento en el cual se ordena. b) La
determinación concreta del lugar o lugares
que habrán de ser registrados. Esto es la
dirección exacta, o al menos las señas suficientes para poder individualizar la morada o
casa de negocio a registrar. c) El nombre de
la autoridad que habrá de practicar el registro,
en el caso de delegación en funcionarios de
la Policía Judicial o del Ministerio Público,
cuando así proceda legalmente. d) El motivo
del allanamiento. Esto es la fundamentación
de las razones por las cuales existen esas
sospechas de que se encuentran en el lugar
evidencias relacionadas con el delito investigado, o bien la presencia de la persona investigada o evadida. Es en este acápite de la
resolución en donde el juzgador debe indicar
en qué consiste la investigación que se está
realizando, y al ponderar la solicitud que se le
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hace para allanar determinado lugar, establecer sí de tal investigación se desprenden
indicios suficientes de que en el lugar se podrían encontrar evidencias relacionadas al
caso, o bien a la persona investigada para su
detención. e) La hora y fecha en deba practicarse el allanamiento. Hechas estas consideraciones debe plantearse si en el presente
caso, la orden de allanamiento dictada a las
quince horas quince minutos del quince de
marzo de dos mil siete por parte de la Jueza
Penal de Pérez Zeledón, Licenciada .E.G. B.,
visible a folios 24 a 31, contiene los requisitos
que establece la ley, en especial la fundamentación exigida. Estima ésta Cámara, que
la orden de allanamiento se encuentra debidamente fundamentada. La resolución de la
Jueza Penal comienza por hacer un análisis
de la naturaleza del allanamiento de morada,
su fundamento constitucional, así como su
excepcionalidad (folios 26 a 28). Luego indica
por qué razón es una medida que solo en
caso necesario debe dictarse. Al respecto se
indica en la resolución: “Asimismo, se debe
tener presente que en estos momentos lo
existente es una sospecha fundada de que se
está frente a la comisión de un delito, cuya
naturaleza, alcances y manifestaciones concretas se esperan delimitar con la diligencia
de allanamiento. Conformando esta existencia de sospechas fundadas, el elemento
esencial que debe sopesar el juez a la hora
de autorizar una diligencia de esta naturaleza,
porque se tratará de la afectación de un derecho fundamental que solo procede en casos
de excepción, en armonía con lo que disponen los artículos 23 y 28 párrafo segundo de
la Constitución Política” (folio 27). Finalmente,
la juzgadora analiza la solicitud concluyendo
en su procedencia, pues de las investigaciones realizadas por la Policía Judicial se desprende que se han realizado varias precompras de droga al imputado, las cuales cuentan
con su debida requisa al colaborador, acta de
vigilancia y recibo de evidencia, todo lo cual
hace presumir que en el lugar a allanar, el
cual es la casa de habitación del imputado M.
V. V., cuya dirección delimita debidamente,
se encontrarán evidencias relacionadas con
el delito contra la Salud Pública que se investiga (folios 28 y 29). De manera tal, que contrario a lo que indica la recurrente, la orden de
allanamiento sí posee el análisis exigido por
la ley, conteniendo los razonamientos por los
cuales estima que en el presente caso, de la
investigación realizada por la Policía Judicial
y la Fiscalía hasta ese momento, se desprendían elementos suficientes para estimar
que razonablemente podrían encontrarse
evidencias relacionadas con el caso. La exigencia de fundamentación de las resoluciones establecida por el numeral 142 del Código Procesal Penal, se cumple en el caso de
las órdenes de allanamiento, con el análisis
de los elementos de la solicitud que demuestran que en las diligencias previas de investigación se ha determinado en grado de probabilidad que en el lugar a registrar existen
evidencias relacionadas con el delito. No se
requiere que el juzgador indique expresamente que la medida a ordenar es proporcional,
pues del análisis de los elementos de prueba
recabados en la investigación que le presenta
la Fiscalía, y de la naturaleza del delito investigado, se desprenderá su proporcionalidad.
En cuanto a la necesidad de la medida, ésta
va implícita en la afirmación del juzgador o
juzgadora de que existen motivos suficientes
para estimar que en el lugar se encontrarán
evidencias relacionadas con el caso, todo lo
cual se cumple en la resolución impugnada.
Como un segundo motivo de ineficacia de la
orden de allanamiento, la recurrente alega
que la Jueza Penal se excedió en la ejecución del acto, pues se registró además de la
casa de habitación del imputado, un taller
contiguo que tenía una entrada independiente, y que era un recinto distinto a la casa que
se había ordenado allanar. En este aspecto,
tampoco lleva razón la defensa. Según consta en el acta de allanamiento visible a folio 34
vuelto, la Jueza Penal durante el acto del
allanamiento, procede a ordenar la revisión
del taller que se encuentra en la misma propiedad, lugar en donde se localizan tanto los
billetes marcados para la compra final como
la droga decomisada. Si bien la orden de
allanamiento hace alusión a que se ordena el
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registro de la casa de habitación del imputado
M. V. V. (folio 30), es lo cierto que en el acto
del allanamiento, la Jueza constata que dentro de la misma propiedad, junto a la casa
de habitación hay otro recinto que es un taller, el cual ordena registrar y así lo hace
constar en el acta de folio 34 y siguientes. De
manera tal que la garantía que exige la ley
sobre la determinación del lugar a allanar y la
orden escrita de Juez competente, se ha
cumplido a cabalidad, pues fue la misma Jueza quien ordena en el acto -y así lo deja constando por escrito-, el registrar el taller que se
encuentra dentro de la misma propiedad.
Nada obsta para que incluso, de haber sido
propiedades independientes, lo que en este
caso no sucede, el juzgador pueda en el acto
de la diligencia ampliar la orden y registrar
otra propiedad en donde se desprenda de lo
actuado que pueden existir evidencias relacionadas con la investigación, lo cual basta
que lo consigne en el acta respectiva. Por
todo lo anterior, no existen los vicios alegados.
precompra más de una hora, lo que resulta –
según su entender- contradictorio con las
declaraciones de los oficiales del Organismo
de Investigación Judicial quienes dijeron que
las transacciones fueron sumamente rápidas,
que transcurrieron entre el momento en que
el colaborador fue dejado para hacer la compra y la entrega de la misma, a lo sumo cinco
minutos. Estima la defensa que el argumento
del Tribunal de que la hora consignada en las
actas no necesariamente coincide con la hora
de la precompra, pues la investigación lleva
una serie de actos y protocolos a seguir, no
nos dice nada. Sin lugar el reclamo. Las reglas de la cadena de custodia de la prueba
tienen por objetivo primordial el que se asegure con certeza que la evidencia relacionada
con el caso sea la misma que en su momento
ha sido presentada como prueba ante un
Tribunal, o bien, como ocurre en este caso,
que se trate de la misma droga llevada al
laboratorio de ciencias forenses para su análisis. Las diferencias de tiempo que según la
defensa existen entre la hora en que se realiza cada una de las precompras y la entrega
de la droga por parte del colaborador a los
oficiales de la Policía Judicial, no solo no son
tan amplias como lo interpreta la recurrente,
sino que en modo alguno ponen en duda que
la droga entregada por colaborador confidencial a los oficiales de policía, sea la misma
que fue analizada en los laboratorios de ciencias forenses y cuyas pericias rolan a folios
112, 115, 119 y 122. Interpretadas conforme
a las reglas de la experiencia, cada una de
las actas de vigilancia y recibo de evidencia
que señala la recurrente y que son visibles a
folios 4 a 13 y 37 de los autos, se desprende
que no transcurrió ningún lapso de tiempo
irracional entre la compra previa y la entrega
de la droga por parte del colaborador a la
Policía Judicial. Por ejemplo, en la primera
precompra, cuya acta de vigilancia tiene fecha 12 de marzo de 2007 a las diez horas
(folio 5), se desprende que la hora consignada es la correspondiente a la hora en que se
inicia la diligencia, más no la hora de la compra previa, pues antes de ésta, los oficiales
consignan que se desplazaron a la vivienda
III- En su segundo motivo del recurso, la recurrente arguye falta de fundamentación de la
sentencia sobre el alegato de defensa relativo
a la ruptura de la cadena de custodia de la
prueba. Según indica la recurrente, existen
márgenes de tiempo muy amplios entre la
hora en que se realizó cada una de las precompras de droga, y el momento en que la
droga es recibida. Cita la defensa, el caso de
la primera precompra realizada en fecha 12
de marzo de 2007, la cual según el acta se
realiza a las 10 a.m. y la droga es recibida a
las 11:15. La segunda precompra del 12 de
marzo de 2007, la compra se hace a las
14:35 y la droga es recibida a las 15:00
horas. La tercera precompra hecha el 15 de
marzo de 2007, se realiza a las 11:25 horas y
la droga es recibida a las 11:50 horas y finalmente en la precompra final del 15 de marzo
de 2007, señala que la compra se realiza a
las 15:35 horas y se recibe a las 16:05 horas.
Indica que en todos estos casos, la droga
estuvo en manos del colaborador confidencial
más de veinticinco minutos, y en la primera
5
del imputado, que luego el colaborador se
dirige a realizar la compra, ellos lo vigilan
desde cierta distancia, el colaborador contacta con el imputado, éste ingresa al garage,(sic) luego sale y se da el intercambio.
Posteriormente el colaborador se retira y
hace la señal de que efectuó la compra, y se
dirige donde la Policía Judicial que está a
cincuenta metros para finalmente entregarles
la droga adquirida. De manera tal, que entre
la hora en que se inicia la diligencia, que es la
que se consigna en el acta de vigilancia, y el
momento en que se da la entrega de la droga, se dieron varias acciones que requirieron
de un tiempo acorde al consignado en el acta
de entrega. Tómese en cuenta además que la
experiencia indica que la acción de entrega
de la droga se da en plena vía pública, y que
es común y lógico que el acta de recepción
de la evidencia se confeccione en un lugar
más seguro, como puede ser la oficina judicial, o bien en el mismo vehículo pero lejos
del lugar de los hechos, para evitar ser vistos
por los implicados. De allí que el que en ésta
precompra y en las otras realizadas existan
diferencias de media hora a una hora entre el
inicio de la vigilancia y la entrega de la droga,
no resulta irracional, ni pone en duda que se
trate de la misma evidencia presentada posteriormente ante el laboratorio de ciencias
forenses el cual dictaminó que se trata de
cocaína base crack. La sentencia recurrida,
aunque de manera breve llega a similares
conclusiones con respecto a las diferencias
de tiempo entre uno y otro acto procesal (folio
210). De allí que no lleva razón la recurrente.
de circunstancias nuevas surgidas durante el
contradictorio. Sin lugar el reclamo. Tal y
como se indicó en el considerando segundo
de esta resolución, pese a que la vivienda y el
taller allanados tenían entradas independientes, éstas se encontraban dentro de la misma
propiedad. Por otra parte, la Jueza Penal en
el mismo acto de ejecución del allanamiento,
ordenó registrar también el taller, dejando
constancia en el acta levantada al efecto, por
lo que en realidad la prueba que echa de
menos la defensa resulta intrascendente en
cuanto a este punto se refiere. En lo que respecta a la ubicación de la Jueza Penal al
momento de que se realiza la precompra
final, debe decirse que independientemente
de si la citada funcionaria tenía o no visibilidad hacia la vivienda del encartado, es lo
cierto que no es exclusivamente con base en
esa compra previa que se está condenando
al encartado, sino que producto del allanamiento se decomisaron 51 fragmentos de
cocaína base crack con un peso de 7,12
gramos, lo que unido a las varias compras
previas que se hicieron al imputado, aun sin
control jurisdiccional, si resultan elementos
suficientes para llegar a la certeza de que el
imputado poseía drogas para la venta. Por
otra parte, el control jurisdiccional llevado a
cabo en la compra previa final no se limita a
que la juzgadora la observe - lo que en este
caso no se descarta- sino a la supervisión de
los actos previos (marcaje del dinero, requisa,
entrega del dinero marcado al colaborador), y
los posteriores (recepción de la droga por
parte del juez, y decomiso de los billetes marcados), todo lo cual se cumplió en este caso.
Por ello, no lleva razón la recurrente. Por
tanto: Se declara sin lugar el recurso de casación interpuesto por la defensa. Notifíquese.
IV- En su tercer motivo la defensora del imputado alega violación al derecho de defensa
por rechazo injustificado de prueba. En concreto, argumenta que luego de recibida la
prueba testimonial ofreció como prueba una
inspección ocular para demostrar que la casa
del imputado y el taller allanados son inmuebles independientes, con accesos independientes, y que en el sitio que la señora jueza
dijo que estaba en el momento de la compra
final no había visibilidad hacia la casa del
encartado, por lo que no pudo tener control
sobre el operativo final. Que lo anterior derivó
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