é PARTE TEÓRICA. 149 mucho para conservarlos en buen estado, porque además déla acción destructora del tiempo, cuentau gran número de enemigos entre los insectos. Los Ptinus, Tinea y otros, parece que depositan con alguna preferencia sus óvulos en los herbarios, y «us larvas se ceban en ellos destruyendo en poco tiempo el trabajo de muchos años. Para evitar este destrozo no basta apretar mucho los paquetes, ni encerrarlos en armarios bien acondicionados: es n e cesario recurrir al envenenamiento de las plantas cuando se quiere que la colección sea duradera. Este envenenamiento se práctica' humedeciendo la planta seca con una solución alcohólica de cloruro mercúrico, va solo, ya asociado al alcanfor, en cuyo caso' la solución recibe el nombre de licor de Smith. Déjanse secarlas plantas de nuevo para que queden tíen impregnadas de sublimado corrosivo, y después de secas se las vuelve á poner en el herbario del mismo modo que antes. Este es el mejor medio de conservar los herbarios, aunque no siempre suele ser suficiente; casos hay en que las plantas envenenadas han sido destruidas por los insectos, sobre todo, las compuestas, umbeláceas, euforbiáceas y sinanteráceas, que parece son el pasto preferente de dichos animales; sin embargo, es el medio que da mejores resultados, y si no fuera por él no existirían hoy muchos herbarios notables. Sabiendo ya el modo de conservar y disponer los herbarios, ocurre desde luego una objeción; sufor-