Bizancio a Estambul, Constantinopla

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Tercera Parte
de
Bizancio a Estambul,
pasando por
Constantinopla
En el artículo anterior nos quedamos a las puertas de salida de Santa
Sofía y enfrente a corta distancia nos encontramos con el Sultanahmet
Camii, más conocido como la Mezquita Azul y separados por una zona
preciosamente ajardinada.
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VD / Gran Tour
La Mezquita Azul fue mandada
construir (1609-1617) por el
Sultán Ahmet I, y pasó a ser la
mezquita más importante de la
muy imperial ciudad de
Estambul, y al decir de los guías
turísticos la única en el mundo a
excepción por supuesto de la
Mezquita de la Kaaba en la Meca
en poseer seis minaretes o
alminares.
Textos: José María Díez
Fotos: Jan A. Nilsen
No es cierta esta afirmación y lo del
mundo mundial tendríamos que dejarlo
solo en Estambul, pues sin salir de
Turquía la mezquita de Adana también
posee seis minaretes. De presuntuoso
se tachó al Sultán por este motivo y el
Sultán al no poder culpar al arquitecto,
mandó construir un séptimo minarete
en la mezquita de la Meca, la más importante del Islam. Pero Ahmet I, no
solo dotó a la mezquita de seis minaretes sino que se empeñó en rivalizar e
incluso
superar
al
Emperador
Justiniano con su Hagia Sofía.
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Justiniano también quiso con la
construcción de Santa Sofía superar el templo del rey Salomón
de Jerusalén. Llamó al arquitecto
Sedefkar Mehmet Aga, discípulo
aventajado del gran arquitecto
Sinan, y se inspiró en la primera
gran construcción de su maestro,
que fue la Mezquita Sehzade, para
desarrollar la Mezquita Azul con
majestuosidad, esplendor y un tamaño mayor que Santa Sofía.
Construyó Mehmet Aga, una espectacular mezquita combinando
los estilos bizantinos, imitando a
Santa Sofía, y elementos de la arquitectura islámica. Yo no sabría
explicarles esto de los estilos,
pero queda claro que Santa Sofía
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es de estilo bizantino. En Madrid la
iglesia de San Manuel y San Benito se
podría catalogar en este estilo, aunque
los entendidos la tratarían como “neobizantina”. Nuestro experto guía tampoco nos supo dar una respuesta contundente en cuanto a la mezcla de estilos bizantinos e islámicos-otomanos
en esta mezquita. En cambio si nos
aclaró la pasión de Ahmet I por superar
en grandeza y magnificencia a Santa
Sofía, símbolo del pasado, y para ello
no dudó en ubicarla enfrente y ocupando el espacio donde se encontraba el
Gran Palacio de Constantinopla. Otros
palacios y casas suntuosas tuvieron
que ser demolidas, como el Sokollu,
para completar la impresionante
Mezquita Azul.
Les podría dar datos de sus medidas,
pero esto no les va a ustedes a servir
de gran cosa, aunque por curiosidad
anoten que la cúpula central tiene 23,5
metros de diámetro y 43 metros de alto
en el centro.
Lo de llamarla Mezquita Azul proviene del color del mármol en su parte exterior y de los azulejos en su parte interior. Cada pilar de la parte inferior esta revestido con más de 20.000 azulejos de cerámica hechos a mano y supervisados por el maestro Kasici
Hasan de Izmir. En los niveles superiores, pinturas azules dominan la decoración. Más de doscientas vidrieras dan
luz natural a la mezquita. Actualmente
la mezquita, que es para rezar, ha per-
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dido gran parte de sus riquezas que
provenían de la época de los sultanes y
que pueden ser contempladas, en diferentes museos. A rezar también invitan
los versos del Corán, obra del calígrafo Kassim Gubarim, y colocadas en lápidas colgadas en las paredes.
Y así, antes de salir de la mezquita,
dirigí desde mi interior una oración de
agradecimiento a Dios-Alá por haber
tenido la oportunidad de visitar este
singular templo.
Una vez en la calle se me acercó el
guía dándome la noticia de que nos dirigíamos al Palacio de Topkapi, en cuya
biblioteca se encuentra los ocho volúmenes con los planos que Mehmet Aga
realizó para construir la Mezquita Azul
y con un poco de suerte algún entendido me podría explicar el asunto este de
los estilos.
Foto: José Bañuls
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No es que yo me haya obsesionado
con lo de los estilos arquitectónicos ni
mucho menos, ya me costó lo suyo, en
los años de estudiante distinguir entre
el dórico, jónico y corintio de los griegos, como para establecer las sutilezas
variantes del bizantino, e islámicosotomanos, en la época de la transición
de Constantinopla a Estambul de esta
Foto: José Bañuls
gran ciudad. Desde luego en la biblioteca del Palacio Topkapi, tampoco me
aclararon gran cosa, aunque dejaron
claro que la gran diferencia consiste en
el patio exterior que poseen las mezquitas y del que están exentas las iglesias ortodoxas de aquellos tiempos.
Rememorando mis últimos viajes, sí,
he de reconocer que en las bellas mezquitas de reciente construcción, como
la de Hassan II en Casablanca
(Marruecos) o la Sheikh Zayed de Abu
Dhabi (UAE.) el patio tiene su enorme
importancia. En el lugar sagrado del
Islam, Mezquita Al Masjid al-Harán de la
Mecca, el patio, en donde se puede contemplar la venerada piedra Kaaba, es espectacular. Y a esta mezquita y en su pa-
Foto: José Bañuls
tio están citados todos los musulmanes,
por lo menos una vez en sus vidas.
Y de la mezquita, de la vida espiritual, pasamos sin más a la vida mundana en su máximo esplendor, visitando
la morada de los grandes y poderosos
sultanes otomanos: El Palacio de
Topkapi. Pero eso será en el próximo
número de ViajamosDos. V
D
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