«La institución educativa pierde contacto con el suelo cuando se

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EDUCACIÓN Y CIENCIA
Entrevista al colectivo Zemos98 por la publicación ‘Educación expandida’
«La institución educativa pierde contacto con el
suelo cuando se considera imprescindible»
Elisa G. McCausland
Pregunta: Una definición rápida de ‘Educación expandida’, tanto del libro como del concepto al que aludís. ¿Desde dónde lo habéis enmarcado? ¿Por qué un libro libre y
no un blog?
Respuesta: Para entender el contexto, quizás sea interesante comenzar diciendo que todas las actividades que ha producido Zemos98
han estado atravesadas por la comunicación y la educación. Desde
2004, cada edición del festival —que utilizamos como herramienta
de investigación en abierto— ha tenido un leitmotiv que subraya un
aspecto concreto de la sociedad al que nos interesa apelar más específicamente: hablamos de control social a través de las nuevas tecnologías, de otras formas alternativas de hacer televisión, de las trampas
implícitas en la noción de progreso, de la creación y su origen en la
inteligencia colectiva o en la remezcla como ecosistema cultural. La
undécima edición del festival Zemos98 se denominó Educación Expandida. Organizamos un simposio y de ahí surge este libro, tres años
más tarde.
El adjetivo «expandido», lejos de buscar originalidad en el neologismo, se inspira en el título de un libro publicado en 1970, ‘Expanded
cinema’, del cineasta, escritor y crítico norteamericano Gene Youngblood. ‘Expanded cinema’ rápidamente se convirtió en una obra clásica y pionera en la experimentación con nuevos medios y lanzaba
preguntas del tipo: ¿se puede hacer cine experimental haciendo algo
que no sea cine? Aplicándolo a nuestra propuesta: ¿podemos pensar
en prácticas educativas que no sea «educación»? Nosotros, desde el
primer momento, pensamos que sí, ya que la educación —como intercambio de enseñanzas y aprendizajes— es algo que puede suceder
en cualquier momento y en cualquier lugar. Y nos pusimos a investigar sobre prácticas que casaran con esta intuición. Hoy pensamos que
‘Educación expandida’ es un «contenedor de tipologías de prácticas
educativas», una excusa para investigar si es posible imaginar otra escuela y, si no es posible, de qué imposibilidad se trata —parafraseando
al Foucault de ‘Las palabras y las cosas’—.
P: Sugerís desde el colectivo Zemos98 que la educación
«no ha de perder contacto con el suelo» ¿Desde vuestro
punto de vista, las instituciones educativas han perdido
contacto con la realidad? ¿Esa realidad es el mercado o estamos hablando de tocar otro tipo de hueso?
R: La institución educativa pierde contacto con el suelo cuando se
considera imprescindible. Dice Iván Illich que «este mito moderno
se funda en la creencia de que el proceso produce inevitablemente
algo de valor y que, por consiguiente, la producción produce necesariamente demanda. La escuela nos enseña que la instrucción produce aprendizaje. La existencia de las escuelas produce la demanda
de escolaridad. Una vez que hemos aprendido a necesitar la escuela,
todas nuestras actividades tienden a tomar forma de unas relaciones
de clientes respecto de otras instituciones especializadas». La tesis de
Illich —muy citado en el libro— demuestra que, sobre todo, la escuela enseña el necesitarla a ella y al resto de instituciones: el Estado, el
mercado y sus leyes, la empresa, la familia o la pareja. Por tanto, a pesar de que se hable de fracaso escolar, la escuela sigue educando muy
efectivamente en esa relación clientelar. Y sin embargo, como dice
Martha Nussbaum, el éxito o el fracaso de la escuela jamás se mide
en función de tener o no tener vidas llenas de miedos, por ejemplo. Y
ahí quizás sí estemos tocando otro tipo de hueso.
P: ¿Cómo puede concebirse una educación «desde lo márgenes»? ¿Internet podría ser la llave, el medio, un ecosistema de herramientas?
R: La educación, como dice Daniel Pennac hablando sobre la lectura, no admite el imperativo. Y sin embargo la institución educativa
remarca su papel salvador —y mitológico— promocionando «un
mundo dividido en espíritus sabios y espíritus ignorantes, espíritus
maduros e inmaduros, capaces e incapaces, inteligentes y estúpidos»
(Rancière). Ese mundo de capaces e incapaces ocurre en el adentro,
en la estructura, el límite, todo el orden administrativo y burocrático.
El espacio que etiqueta, que nomina, donde todo es previsible. Es al
margen —al afuera— al que le ocurren las cosas. Allá donde las cosas
pueden suceder, espacios no reglados, no formales, donde se pueden
experimentar y, en definitiva, donde se puede jugar. Donde se puede
también perder el tiempo y, como dice Marina Garcés, donde se puede dar que pensar. Internet demuestra que puede romper jerarquías,
saltar mediadores y rehacer ciertas reglas del juego, por lo que sin
duda es una herramienta a nuestra disposición que podemos utilizar
para practicar estas ideas.
P: Y por último, ¿en qué consiste y cómo os enfrentáis a la
investigación-acción-participación?
R: Zemos98 es un equipo de investigadores y productores culturales muy heterogéneo. Nos hemos enfrentado a la investigación tanto de forma muy intuitiva
como de manera muy formal y siempre
en contextos situados. Es innegable que
la deconstrucción de imaginarios hegemónicos a través de la remezcla y el
juego, y una suerte de fe en la serendipia
y la inteligencia colectiva, están siempre
presente en nuestros procesos de investigación. Metodologías abiertas y accesibles, la no obsesión por un «producto»
acabado —por ejemplo, este libro— y
un flujo de comunicación.
Educación expandida’, editado por el colectivo Zemos98, puede descargarse en
http://www.zemos98.org/descargas/educacion_expandida-ZEMOS98.pdf.
42 g Profesiones
nº 139 g septiembre-octubre 2012
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