CAPITULO # 2 : YO TENGO RAZÓN Y TU ESTÁS EQUIVOCADO

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CAPITULO # 2 : YO TENGO RAZÓN Y TU ESTÁS EQUIVOCADO!
Qué hay detrás de querernos imponer en una situación de contienda?
El tema central de este capítulo es llevarnos a revisar :
- nuestra actitud
- el control sobre nuestra boca y
- la participación que le dejamos al Espíritu de Dios o a la carne, en medio de una
contienda.
Primero debemos estar alerta y conscientes de que muchas discusiones o contiendas
ni siquiera deberían darse!, las razones para entrar en discusión pueden ser tan
tontas, que no vale la pena un conflicto y menos que se afecte una relación.
2 Timoteo 2: 23-24 Nos instruye al respecto: “Desecha cuestiones necias e insensatas,
sabiendo que engendran contiendas”. Se refiere a asuntos sin importancia que pueden
llevar a disgustos.
Segundo, un tema que no debe llevarnos a contienda es La Palabra de Dios. Ella ES La
Palabra de Dios!, no necesita nuestra defensa! Se presenta tal cual está escrita y se
sustenta por sí misma. Nuestro lio en torno a ella, es nuestra subjetividad para
aceptar algunas partes y querer rechazar otras, o hasta acomodarlas para que vayan
con nuestro criterio, y ahí radican los grandes conflictos, en lugar de aceptarla con
humildad en la sencillez de saber que es la revelación de Dios.
LA ACTITUD.En una discusión, la actitud muestra mucho el carácter y el perfil de una persona.
- El orgullo puede ser el motor de una contienda, para querer brillar, es decir parecer
inteligente o ser admirado. - la soberbia o altaneria queriendo imponerse con rudeza
generalmente, reflejando un comportamiento de intimidación queriendo callar a otros.
- El problema puede ser de baja estima e inseguridad, y se discute con pasión para
poder tener una compensación o confianza de tener la razón.
Como cristianos, tenemos que aprender mucho acerca del orgullo, la soberbia y la baja
estima. Los tres son zancadillas para meternos en líos, romper relaciones, y pueden
ser las armas favoritas del enemigo, disponibles en nosotros mismos, y que nuestras
palabras suelen sacar para instigar, criticar, juzgar y causar división.
El orgullo es idolatría!, es demasiado amor a sí mismo y deseo de gloria. La soberbia,
puede engañarnos y hacernos creer que estamos en lo cierto estando equivocados. La
baja estima es un sentimiento negativo hacia sí mismo que unas veces pelea por
ganarse un lugar y reconocimiento con esfuerzos personales, o en otras ocasiones se
va al otro extremo para anular y no dar chance al cambio..
Estas actitudes conducen a la destrucción por si mismas y ante Dios son detestables.
La biblia habla claramente de ello: “antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes
de la caída la altivez de espíritu”. Prov.16:18
* Asignación: Meditar en Santiago 4: 5- 10.
LA BOCA.En una discusión, la boca puede acabar con una contienda o detonarla. En nuestra
boca está el poder de construir o destruir, de edificar y animar o herir. Con nuestras
palabras podemos marcar un desastre o prevenirlo. Una palabra inapropiada con una
persona llena de orgullo, soberbia o herida, puede hacer que mate o le cueste la vida.
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Nuestras palabras pueden tomar cualquiera de las dos direcciones, todo depende de la
elección personal que se tome, las motivaciones del corazón y la meta que se busca.
Nuestro modelo es Jesús, el vivió sometido totalmente al Espiritu de Dios y a la
instrucción del Padre. Con frecuencia se le acusó erróneamente, le buscaban caída
con preguntas mal intencionadas, le juzgaron de tener demonio, y NO se inquietó.
Sus respuestas siempre fueron conforme a la Palabra de Dios, no pensando en su
defensa. No trataba de probar nada, sabía que Su padre celestial lo conocía y lo
reinvindicaría, asi no fuera precisamente ante los fariseos.
La biblia enseña del potencial de la boca e instruye a domarla por medio de la ayuda
de Dios. Santiago 3: 1- 12, ha de ser un pasaje de revisión permanente, que habla de
la lengua como: “- miembro pequeño que se jacta de grandezas, - fuego consumidor, un mundo de maldad, - que contamina el cuerpo, - que es inflamada por el infierno, llena de veneno mortal, - fuente de bendición o maldición”.
* Asignación: Meditar en Proverbios 15: 1- 4 + 21:23 + salmo 141:3
SEGUIR LA GUIA DEL ESPIRITU DE DIOS.Todo nuestro ser debe estar sometido al Espíritu de Dios, pero en cuanto a la boca, sí
que es imperativo que seamos conscientes de ello, por el mismo poder que tienen
nuestras palabras hacia sí mismo y hacia otros. Con ella podemos bendecir o
maldecir, desatar o atar, sanar y salvar o juzar y herir.
Someter la boca al Espíritu de Dios es aprender a callar; pero primero tenemos que
despojarnos del orgullo, la soberbia o cualquier otra actitud carnal. Debemos
aprender a clavar el yo en la cruz, y hacer morir el viejo hombre viciado de pecado,
permitiendo la transformación que Dios quiere obrar. Pero además saber el valor que
tenemos en Cristo para no depender de tener razón o aprobación de otros.
Si somos instiagos a entrar en contienda por ofensas o insultos, es mas sabio
ignorarlos y callar! NO ES LO MAS fácil!, pero es lo más apropiado! Y se puede hacer,
si sabemos quienes somos en Cristo y dejamos que Dios, nuestro defensor, trate con
esa persona. El dicho popular dice: “Es de sabios callar”
Por tanto, nuestra boca necesita la continua ministración de Dios en sabiduría y
bondad antes de ser abierta. El soberbio no sabe callar, pero un temperamente guiado
por El Espíritu, aprende a:
1. Escuchar.- Nuestro mayor datino es la respuesta rápida o disparada como un
resorte por la emoción, muchas veces sin haber escuchado y extractado cual es la
esencia de una discución.
2. Tener una conciencia de que puede ignorar algo de lo que se discute.- Tener mejor ,
una actitud de “hasta donde sé, creo tener la razón, pero podría estar equivocado”.
3. Considerar si es el momento y vale la pena lo que va a decir.- El Espíritu guiará a la
participación o al silencio. El asunto no es callar por cobardía o indiferencia, sino por
prudencia. La oración es el soporte de ayuda antes de cualquier reclamo!
Pero también es vital hablar si necesitamos aclarar, confrontar o corregir situaciones
erróneas, pero guiados por el Espíritu, hacerlo en bondad, hablando con serenidad y
sabiendo cuando parar.
Si vemos que no hay acuerdos en un reclamo, dejar en las Manos de Dios los
resultados. Dios sacará a la luz lo correcto y verdadero. El exalta a quien tiene la
razón habiendo obrado conforme a Su Palabra , principios y dirección del Espíritu.
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Tres principios podemos aprender de este capítulo:
1. El orgullo quiere aparentar.
2. Mi boca necesita la dirección del Espíritu.
3. Dios exalta al que humilla.
Oración.
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