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fantástico: en una de ellas, el cuello luce una decoración de flor estilizada que
toda la superficie y está bordeado por una línea de hoo pétalos; en la cabeza el ojo redondo lleva ornamentación en los
extremos; los cuernecillos, trabajados como en el dibujo anterior, son
tres ahora y la cola sale del caparazón torcida hacia arriba y adornada con
redondeles pequeñísimos y borde de pétalos. Las dos patas visibles aparecen también decoradas con dedos que sugieren pencas de maguey. La
representación es aun más complicada. El cuerpo se ha alargado
desproporcionadamente; la concha del caracol queda en el centro como
pequeña silla de montar; el cuerpo es ahora una especie de dragón chino
lujosamente adornado con los motivos característicos del arte mochica.
Bellísima es también la representación del cielo en forma de águila
fantástica con la cola formada por plumas larguisimas, esquematizadas en
cintas negras en cuyo término aparece la alusión a las estrellas en pares
de ojos.
El río es una figura con patas y cara de hombre como los de las
pictografías; brazos, cuerpo y cola de camarón. Sobre el cuerpo la alu-.
sión a las ondas acuáticas en las franjas negras ondeantes, el
del sol, el signo escalonado, y otros motivos de decoración lineal.
La prosa acompañada por estos dibujos tiene en contraste, la difícil
lograda por el conocimiento intimo de nuestra lengua y un se.
guro instinto expresivo regido por el buen gusto. Ved esta descripción
de los ríos costeños: "Nacen en las azules lagunas en deshielo, al pie de
los nevados de la cordillera. Al comienzo son menudos y bajan por la
quebrada blancos de espuma. Poco a poco el valle se ensancha y el río
resuena joven y fuerte arrastrando las piedras de su lecho. Alisos y modecoran las riberas y a lo lejos, sobre el lomo de los cerros, los cactus
se empinan. Quebrada abajo del río se remansa# y a su vera, en faja angosta y premisora, verdean los primeros sembrios".
llena
jas
última
jeroglífico
sencillez
lles
Cuo
ALEGRÍA,
Los
perros hambrientos.-Santiago de
tora Zig-Zag, 1938.
Chile, Empresa Edi-
170 pp.
Mitólogo. del Marañón en el oriente peruano, Ciro Alegría lleva a
un plano artistico otra zona geográfica del Perú -la sierra del norteen su segunda novela Los perros hambrientos. Los cholos valientes de
los valles orientales quedan atrás, mientras se acelantan los tímidos, indios y cholos cordilleranos. Se cumple con esta novela la representación
de un hecho conmovedor observado en las punas: la intimidad del hombre con los animales que viven con él en una misma dimensión comprensiva, sintiendo los mismos goces y los mismos dolores.
Sólo un profundo conocedor de este hecho como Ciro Alegría, pudo
describir esa misteriosa realidad; lanzarse a la tentativa de sorprender
el pensar de los perros domésticos; hacer la apología de su lealtad supe~
rior a la humana.
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La novela es, en primer término, una serie de biografias de perros:
Zambo, Wanka, Giendiente, Gtieso, Pellejo, Maiu, se afirman en' el:relato con fuerte relieve. Ciro Alegría asegura que estos "esforzados huéspedes de la cordillera andina" son mestizos como sus dueños los hombres.
El viejo alco del Perú antiguo fundió su sangre con la de los perros traldos por los españoles y hoy es el pequeño perro de voz aguda y abundante pelo, ahuyentador del pavor en la soledad de las noches andinas.
La historia de Gúeso, dramática, es reflejo de la de su amo Julián Celedón, quien con su hermano Blas hace vida de bandolero justificada
por el maltrato que en Julián provocó el primer delito. Muere Güeso,
después de innumerables riesgos y aventuras, lo mismo que su dueño:
atravesado por un tiro de los gendarmes perseguidores de los bandoleros.
Mailu hace una vida más normal en la sierra: vive con sus amos
Mateo y Martina,
con el niño Damián, hasta que unos gendarmes
se llevaron al Mateo al servicio militar y Mañu sube a la categoría de
guardador de la madre, del niño, de las ovejas. Lealmente cumple sus
deberes: no abandona al niño, ni aun cuando, muerto ya, amenaza al
cadáver la voracidad de los cóndores. Hasta la casa del abuelo sigue a
Damián muerto, rescatado su cuerpo de las aves rapaces por don Rómulo Méndez.
El episodio andino causante de igual tragedia en hombres y animales
es la sequía. Ciro Alegría ha puesto en la descripción de este fenómeno
de los Andes, trágico acento. La naturaleza respira sed y muerte. El
viento silbante, polvoroso, las noches negras, interminables, el cielo diurno bruñido, resplandeciente, sobre los campos amarillos y grises, están
llenos de presagios hostiles. Hombres y animales solidarios aún, mostraban en los ojos "un dolor en que latía dramática grandeza. Tremaba
en ellos la agonía. Eran los ojos de la vida que no quería morir".
Cuando el hambre no puede soportarse ya, los perros empiezan a
devorar ovejas. Es el momento en que hombre y animal se sienten enemigos y aquél ahuyenta a palos a los perros antes familiares. Hasta que
las lluvias reanudan el viejo ritmo del vivir serrano en la alternancia de
siembras y cosechas; en la sosegada faena pastoril.
El paisaje andino acompaña al relato con sus cerros retorcidos, sus
peñas azules y negras por donde ascienden las nubes. El silencio de la
cordillera "hecho de piedra y de inconmensurables distancias" sólo se interrumpe por los gritos ingenuos de pastorcitas como la Antuca lí-.
mando a la nube, al viento.
El folklore serrano se difunde a través de las historias de Simón
Robles escuchadas por cholos e indios en la noche propicia al placer dulceamargo de la coca. A esos relatos pertenece "El puma de sombra", serrana explicación de los origenes del miedo en las silenciosas noches punefias y el gracioso "Consejo del rey Salomón".
La protesta del autor ante la injusticia social apunta en el doloroso
episodio de la captura de Mateo obligado al servicio militar mientras su
juega
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hogar se deshace en la espera inútil de la mujer sencilla en la muerte de
hijo abandonado.
Caracteriza a esta novela la manera directa y a la vez poemática en
la presentación de los temas. El autor los destaca sin preámbulos narrativos, nos hunde en ellos con unas pocas evocaciones sugerentes. Ved el
comienzo del primer capitulo: "El ladrido monótono y largo, agudo hasta ser taladrante, triste como un lamento, azotaba el vellón albo de las
ovejas conduciendo la nianada".
y pequeña voz"
La bella estampa de la pastora Antuca de
se antepone en seguida a la "desolada amplitud de la cordillera". Es
poemático en claro idilio, que no ha de repetirse después en los intensos
aguafuertes de la sequía. Esta forma directa, modernísima, se acoge al
clásico resorte de breves historias -las de los perros- intercaladas en
el conjunto con unidades independientes.
Las mujeres serranas son amantes leales, sencillas en sus emociones
y sensaciones, obedientes a su sino de consoladoras en humilde dación.
La Antuca, la Martina, la Elisa, son repeticiones de las Lucindas y Florindas alabadas en La serpiente de oro.
Hay en Los perros hambrientos más calor numano, menos espectáculo -aunque sea aquel hermoso espectáculo- que en La serpiente de
oro. En ambas la sintesis admirable y la poesia dominadora nos dan revelaciones del alma peruana, de sus más viejas esencias, y lo hacen sin
arqueología ni recargamento documental, sino mostrando la tradición
con ademáin amoroso, en el propio manantial andino.
«dulce
lo
CONCHA MELENDEZ,
Universidad de Puerto
Rico.
PABLO DOMÍNGUEZ, Ponzoñas. Cuadernos Literarios de la Asociación de
Escritores Venezolanos.-Caracas, Editorial Elite, 1939. 78 pp.
De la colección de diez cuentecitos breves sobresale "Navajazos",
donde un barbero corta el cuello a un cliente por una obsesión insana
del oficio. Este cuento nos hace recordar a aquel rey español que mandó
degollar a su barbero por ocurrirsele que al afeitarlo podría muy bien rebanarle el cuello. "Un par de yuntas" se refiere a un sueño en que el
protagonista arranca los ojos negros de la amada para hacerse unas man-
cuernillas. Cuentecito original e impresionante.
"Todo un valiente" carece de vigor. El tema del hermano trabajador
y del matón degenerado no logra impresionar, a pesar de la loa que se hace
al trabajo. "Matías" horroriza por el naturalismo de la tragedia, no por
el estudio del personaje. Es el obrero esquivo y silencioso que castiga la
infidelidad con saña de monstruo. "Acuarela en rojo negro" relata
la venganza sangrienta de unos pescadores que se dedican al contrabando
y son traicionados por sus compañeros.
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