Discriminación de la normativa griega en materia de impuestos

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Discriminación
de
la
normativa
griega
en
materia
de
impuestos
especiales sobre el tabaco en relación con las producciones canarias
respecto al resto de producciones comunitarias: posible vulneración del
artículo 95 del Tratado de Roma
FECHA: 1998
AUTOR: Diego López Tejera
I
El apartado 2 del artículo 4 del Reglamento (CEE) nº 1911/91 del Consejo, de 28
de junio de 1991, relativo a la aplicación de las disposiciones del Derecho
comunitario en las islas Canarias, autoriza a España para que -de conformidad con
lo dispuesto en el artículo 26, en relación con el Anexo I, capítulo V, puntos 3 y 4
del Acta de Adhesión no aplique en las islas Canarias las disposiciones de las
Directivas 72/464/CEE y 79/32/CEE
Tal y como se señala en la propia parte expositiva del citado Reglamento
comunitario, dicha posibilidad obedece a que el refuerzo de la integración
progresiva de las islas Canarias en la Comunidad Europea resulta absolutamente
compatible con el mantenimiento de una fiscalidad indirecta específica, la cual se
integra
dentro
del
conjunto
de
especialidades
económico-fiscales
que
históricamente han regido en Canarias como mecanismo compensador de las
desventajas derivadas de la lejanía y la insularidad, y cuya existencia se reconoce
y garantiza por la propia Constitución Española de 1978.
Por su parte, la normativa comunitaria sobre régimen general, tenencia,
circulación y controles de los productos objeto de impuestos especiales, también
recoge
esa
especialidad
territorial
históricamente
reconocida
en
el
plano
normativo, y, así, la Directiva 92/12/CEE del Consejo, de 25 de febrero de 1992,
tras señalar en el artículo 2, apartado 1, que el ámbito de aplicación de dicha
norma es el territorio de la Comunidad, tal y como se define para cada Estado
miembro en el Tratado constitutivo de la Comunidad Económica Europea
(incluyendo, por tanto, las islas Canarias), exceptúa en el apartado siguiente de
forma expresa y diferenciada al archipiélago canario.
En coherencia con las previsiones contenidas en las normas comunitarias citadas
anteriormente (tanto la normativa específica desde el punto de vista territorial del
Reglamento 1911/91, como la normativa contenida en la Directiva 92/12/CEE
referida a los impuestos especiales en general), la Ley estatal española reguladora
de los Impuestos Especiales (Ley 38/1992, de 28 de diciembre) deja fuera de su
ámbito de aplicación al archipiélago canario (excepción hecha del Impuesto sobre
la Cerveza, sobre los Productos Intermedios y sobre el Alcohol y Bebidas
Derivadas, los cuales se aplican en todo caso con el carácter de norma no
armonizada).
En definitiva, y de la misma manera que ocurre en el Derecho interno, desde el
punto de vista del Derecho comunitario se han reconocido las especiales
circunstancias concurrentes en las Islas que han aconsejado históricamente un
tratamiento excepcional por parte del ordenamiento jurídico, y todo ello, no como
un privilegio de las islas, sino, antes al contrario, como mecanismo tendente a
compensar las desventajas del archipiélago. Ese objetivo del Derecho comunitario
de conciliar el proceso de integración de Canarias en la Comunidad Europea con el
mantenimiento de sus especialidades territoriales históricas se resume y recoge
de forma clara en el doble principio -pertenencia de las Islas a la Comunidad y
reconocimiento de su realidad regional- que constituye el soporte en que se basa
el programa comunitario plurisectorial de acciones conocido como POSEICAN.
II
El artículo 2, apartado 3, de la Ley griega 2127/1993, de adaptación a las
Directivas comunitarias en materia de Impuestos Especiales, aclara -tras haberse
definido como ámbito objetivo de aplicación de los Impuestos en el apartado 1 los
productos enumerados en el artículo 1 que sean producidos en el interior del país,
que sean originarios de otros Estados miembros, o que sean importados- que los
productos originarios de determinadas partes del territorio comunitario serán
considerados productos importados, citando entre dichos territorios a las islas
Canarias, y equiparando las Islas en definitiva a un país tercero. Dicho precepto
resulta conforme con lo previsto en el artículo 5, apartado 1, párrafo segundo, de
la citada Directiva 92/12/CEE, que considera "importación de un producto objeto
de los impuestos especiales" la entrada en la Comunidad de dicho producto,
incluida la entrada procedente de las islas Canarias.
Por otra parte, el artículo 49 de la citada ley griega prevé la concesión de un plazo
de ocho semanas para el pago de los Impuestos Especiales relativos a tabacos
manufacturados que se devenguen siempre y cuando dichos productos se
fabriquen en el interior del país o se produzcan y procedan de otros países de la
Unión Europea.
Como consecuencia de dicha limitación en función del origen de los productos no
resultan aplicables dichas facilidades de pago, y por tanto se debe satisfacer el
Impuesto de forma inmediata, en relación con aquellos productos que procedan
de países terceros, entre los cuales vienen entendiendo las autoridades aduaneras
griegas que se hallan los productos que llegan a Grecia y que han sido elaborados
en el archipiélago canario, los cuales, en definitiva, se hallan en peor situación de
competencia que los procedentes de otras partes del territorio comunitario.
III
Parece indudable que la normativa griega debe partir, como efectivamente parte,
del especial status jurídico de las Islas en la Comunidad Europea. En ese sentido,
teniendo en cuenta que en Canarias no resulta de aplicación la citada Directiva
92/12/CEE del Consejo, constituyendo el archipiélago canario un territorio no
armonizado desde la perspectiva de los Impuestos Especiales, es lógico que las
leyes griegas prevean los oportunos ajustes fiscales en frontera respecto a los
bienes importados procedentes del archipiélago, los cuales deberán satisfacer a la
entrada en territorio griego los impuestos especiales que graven dichos productos
"como si fueran productos de un tercer país".
Ahora bien, las consideraciones anteriores no pueden significar de ninguna
manera que, debido a la imposibilidad de acceder al referido diferimiento en el
pago y consecuentemente soportar mayores costes financieros, los productos
procedentes de las Islas queden en peor situación desde el punto de vista de la
competitividad que los fabricados en el país griego y que los procedentes de
cualquier otro territorio de la Comunidad Europea.
Se considera que una medida como esa vulneraría el artículo 95 del Tratado de
Roma, que prohibe a los Estados miembros gravar directa o indirectamente los
productos de los demás Estados miembros con tributos internos, cualquiera que
sea su naturaleza, superiores a los que graven directa o indirectamente los
productos nacionales o similares.
Este precepto, en aras de la libre circulación de mercancías y de la neutralidad,
prohibe toda discriminación fiscal respecto a los productos procedentes de
cualquier otro Estado miembro así como el correlativo efecto protector para las
producciones locales del Estado de que se trate. La jurisprudencia comunitaria ha
aclarado que las discriminaciones fiscales prohibidas por el artículo 95 del Tratado
pueden derivar no sólo del tipo impositivo fijado o de las modalidades de fijación
de la base imponible sino también de otras modalidades de percepción que
incrementen la carga que soportan las importaciones frente a la que pesa sobre la
producción nacional, recogiendo entre éstas un presupuesto en el que encaja
perfectamente
aquel
al
que
se
está
haciendo
referencia:
ha
señalado
expresamente el Tribunal de Justicia que existiría vulneración de lo dispuesto en
el precepto en cuestión si dos tributos internos, aun cuando previesen un mismo
tipo para los productos nacionales y los importados, se percibiesen en plazos
distintos, siendo los plazos aplicables a los productos importados más breves que
los previstos para la percepción de esos mismos tributos cuando se tratase de los
productos nacionales (Sentencia "régimen fiscal de los alcoholes", de 27 de
febrero de 1980). Parece claro que el establecimiento por la normativa griega
reguladora del impuesto especial sobre el consumo de labores del tabaco de
diferentes plazos de ingreso según se trate de productos procedentes del
archipiélago canario o de cualquier otra parte del territorio comunitario, incluido el
país griego, atenta contra la prohibición recogida en el artículo 95 del Tratado.
Al margen de constituir una vulneración del citado artículo 95, se considera que
dicha medida infringe asimismo lo dispuesto en el artículo 30 -precepto respecto
al cual el artículo 95 constituye una norma especial-, el cual prohibe que entre los
Estados miembros existan restricciones cuantitativas a la importación, así como
todas las medidas de efecto equivalente.
IV
Con independencia de las consideraciones anteriores, con mayor razón si cabe
debe rechazarse una medida de ese tipo si se toma en consideración que la
exclusión del archipiélago canario del ámbito de aplicación de las Directivas
comunitarias en la materia -reconocida tanto en las mismas como en el
Reglamento que regula la aplicación del Derecho comunitario en las Islasobedece a las desfavorables condiciones que concurren el archipiélago, que lo
sitúan en unas condiciones de competencia desventajosas, y que desde siempre
han justificado un trato compensatorio en relación con el mismo; circunstancia
ésta que el POSEICAN -bajo la expresión de "reconocimiento de la realidad
regional canaria"- eleva a principio básico de dicho plan, debiendo interpretarse el
mismo coordinadamente con el que constituye el otro principio fundamental del
POSEICAN, esto es, la pertenencia de las Islas a la Comunidad.
La situación alejada del archipiélago canario, de una parte, respecto a los países
proveedores, y de otra, respecto de los mercados exteriores, unido a las
deficientes y gravosas comunicaciones con dichos centros de aprovisionamiento y
consumo, suponen unos altísimos costes de distinta naturaleza para el sector
tabaquero del archipiélago. Es por ello que la actual y tradicional relevancia del
sector tabaquero en el archipiélago no ha derivado de la concurrencia de unos
factores naturales favorables, sino, antes al contrario, de la adopción de unas
excepcionales medidas normativas por parte de las instancias competentes.
El justificado reconocimiento a nivel normativo de determinadas medidas
económico-fiscales ha posibilitado y favorecido la articulación de determinadas
políticas que han conferido al sector tabaquero del archipiélago su tradicional
importancia en el contexto de la economía canaria. La industria del tabaco genera
un valor añadido de unos 36.000 millones de pesetas, lo que supone un 2% del
producto interior bruto canario -dato cualitativamente importante sobre todo si se
tiene en cuenta el escaso protagonismo del sector industrial en el conjunto de la
economía canaria (un 8’8% del PIB)-, ocupa directa e indirectamente en torno al
1’2 % de la población activa en Canarias, constituye un sector de gran capacidad
exportadora (se exporta un 75 % de la producción total, lo que supone unos
70.000 millones de pesetas/año), destacando asimismo por la incorporación de
tecnologías avanzadas.
En el último decenio, el sector tabaquero canario, igual que otros, ha realizado un
destacable sacrificio para adaptarse a las exigencias derivadas de la progresiva
integración del archipiélago canario en la Comunidad Europea, proceso que ha
acarreado importantes cambios respecto a la situación precedente del sector, el
cual se ha visto amenazado en los últimos años por el posible traslado de
inversiones hacia otras zonas alternativas más ventajosas.
V
En todo caso, no se trata ya de que, con objeto de compensar las desventajas, se
adopten discriminaciones positivas en relación con el archipiélago, actuación que
sería legítima y estaría plenamente justificada tal y como históricamente ha
reconocido el ordenamiento jurídico, y como reconoce el propio ordenamiento
comunitario tanto a través de la exclusión del archipiélago del ámbito de
aplicación de las citadas Directivas como mediante la adopción de determinadas
medidas dentro del programa POSEICAN (véase al respecto el Reglamento CEE nº
2179/92, de la Comisión, de 30 de julio de 1992, por el que se establecen las
disposiciones de aplicación de las medidas específicas en favor de las islas
Canarias para la importación de tabaco); antes al contrario, se trata de que, de
conformidad con el espíritu de integración progresiva en la Comunidad inspirador
del citado Reglamento CEE 1911/91, no se discrimine a las producciones canarias
negándoles el acceso a las facilidades de pago reconocidas para el resto de
producciones comunitarias, y colocándolas en peor situación de competencia
respecto a las mismas mediante la imposición de unos costes financieros
adicionales que se añaden, agravándolos, a los estructurales problemas del
archipiélago derivados tanto de su situación ultraperiférica como de otros factores
de índole diversa, y cuya incidencia desde el punto de vista económico tiene una
especial trascendencia habida cuenta de los elevados tipos impositivos que rigen
en materia de impuestos especiales; barreras financieras que no sólo se
consideran
absolutamente
contrarias
al
espíritu
del
R.E.F
reconocido
normativamente a nivel comunitario, sino que suponen una vulneración de los
artículos 95 y 30 del Tratado de Roma, a la vista de la interpretación que de
dichos preceptos ha realizado la jurisprudencia comunitaria.
En virtud de todo lo anterior, se considera viable jurídicamente y oportuno que por
parte del Gobierno de Canarias se inste al Ministerio de Asuntos Exteriores para que
se adopten las medidas oportunas tendentes a eliminar la actual discriminación de
la normativa griega en materia de impuestos especiales sobre el tabaco en relación
con las producciones canarias respecto al resto de producciones comunitarias.
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