¿En qué estamos fallando?

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Número 3 - Diciembre de 2007
OPINIÓN
EDITORIAL
¿En qué estamos fallando?
La reciente publicación del informe PISA ha vuelto a poner en evidencia a la educación en
España. Lejos de mejorar, la situación empeora cada vez más, especialmente en lo que
se refiere a destrezas básicas como el cálculo matemático o la compresión lectora. A la
vista de los datos, pocos dudan ya de que las cosas no se están haciendo bien en nuestro
sistema educativo.
Pero, ¿quién es el responsable de esta situación? ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
¿Qué podemos hacer para corregir los nefastos resultados que, año tras año, obtenemos
en informes de este tipo? Responder a estas preguntas no resulta sencillo. Pero si algo
debemos tener claro es que no existe un único culpable de este desastre. Más al contrario,
lo que ha ocurrido es que ninguno de los actores protagonistas del sistema educativo
español ha hecho correctamente sus deberes.
Alumnos, padres, profesores y políticos deben hacer examen de conciencia y determinar,
de una vez por todas, el origen, las causas y las soluciones del problema. Los primeros
han de asumir que educarse y formarse, más allá de un derecho, se ha tornado en una
obligación en la sociedad del siglo XXI. De hecho, las nuevas normativas recogen ya el
deber que tienen los estudiantes de aprovechar la oportunidad que les brindan las
administraciones públicas. Los padres, por su parte, deben asumir que su papel es
extraordinariamente importante en el sistema educativo, apoyando al profesorado en su
labor y animando a sus hijos en el estudio.
En cuanto a nosotros, los profesores, deberíamos preguntarnos si estamos poniendo toda
la carne en el asador, si no gastamos más energías en quejarnos de la actuación de
alumnos, padres y administraciones que en intentar innovar y enganchar de alguna
manera a una multitud de chicos desmotivados y desinteresados en aprender. Pasados
tres lustros desde que la educación obligatoria se extendiese hasta los dieciséis años,
hemos de asimilar que los viejos remedios no valen para las nuevas situaciones a las que
nos enfrentamos cada día en las aulas.
Y al Gobierno y la oposición hay que pedirles que apuesten decididamente por la
educación como el valor más importante de una sociedad moderna, sacándola de la
trinchera política y concibiéndola como una cuestión de Estado, tal y como ocurre en la
mayoría de países de nuestro entorno.
Sería necesario, por tanto, un gran pacto por la educación consensuado entre todos los
estamentos implicados. Si no conseguimos ponernos de acuerdo, si no remamos todos en
la misma dirección y continuamos echándonos las culpas los unos a los otros, difícilmente
podremos aprobar el próximo examen.
¡A TIZA!
Revista Digital del I.E.S. Antonio Serna
Número 3 - Diciembre de 2007
OPINIÓN
¡No! a la violencia machista
Álvaro Carbonell - 2º Bachillerato
La violencia machista es una de las más importantes lacras de la sociedad actual y
desgraciadamente una de las que va en auge, entre otras muchas, como el racismo o el
“bulling”.
Lo más curioso de esta oleada de violencia machista entre la sociedad es que ésta
se deriva del amor “mal entendido” entre dos personas, del sentimiento más grande que
poseemos los seres humanos. Ya basta de abusos y malos tratos hacia jóvenes, víctimas
de algunos desalmados que continúan tratando a la mujer como si fuera un objeto. Para
mí, la principal culpa de que todo esto se produzca no se debe ni a la educación escolar,
ni a los medios de comunicación; sino que todo esto proviene de la educación infundada
por las familias. Ellas son la primera causa del pensamiento irracional, el cual se
manifiesta en agresiones hacia la mujer, incluso, la propia muerte. Aunque, en muchas
ocasiones, otro factor influyente son las religiones, religiones machistas que ven a la
mujer sólo como el elemento necesario para la procreación y nada más. Por esta razón,
muchas mueren lapidadas y todas con la cicatriz sufrida por la temprana ablación.
En fin, yo pienso que para empezar a eliminar esta violencia, primero hay que
erradicar el machismo de la sociedad y hacer ver que la mujer ante todo es una persona
con los mismos derechos que los hombres a disfrutar de una vida amorosa sin un futuro
incierto.
¡A TIZA!
Revista Digital del I.E.S. Antonio Serna
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