El rayo y el hombre

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Hubo una vez
en este lugar
Mitos y leyendas de este lado del mundo
Región Gran Chaco
El rayo y el hombre
14.
Deidad también
llamada Qasogoná, Qasoxanaxa,
Kasoronra, Kasógongá, Kasong’rá o
Kasogonagat.
15.
Oso hormiguero.
K
asongongá14 es la deidad qom que tiene el
poder del rayo. Vive en el cielo. Creen que manda a formar las nubes, pide a la serpiente arco iris
que traiga los vientos a la tierra, castiga con granizo y, de tanto en tanto, se presenta ante los hombres tomando forma de viejita o de oso hormiguero.
Kasongongá es para los qom el rayo que cae a la tierra
con la fuerza destructora de la naturaleza. Pero también es
una deidad benefactora que, cuando se cruza con un indio,
si este es obediente y cumplidor, le asegura buena pesca y
abundancia para el resto de su vida.
Dicen que una vez un qom estaba cazando en el monte
para llevar comida a su gente. La tarde estaba tranquila, iluminada por los rayos del sol que se colaban entre los árboles.
El qom avanzaba por el monte cuando de pronto escuchó
un gemido suave, largo, lastimoso. Se metió monte adentro
para ver de qué se trataba siguiendo ese sonido que cada vez
se hacía más fuerte cuando se encontró con un potai.15
Inmediatamente, al estar frente a frente, le contó quién
era y cómo había quedado atrapado en el tronco de aquel
árbol. Le pidió ayuda, necesitaba liberarse y volver al cielo
y solo un hombre que prendiera una fogata en su nombre
podría ayudarlo.
Al principio, al cazador le costó creerlo. Pero cuando lo
pensó un poquito mejor, recordó que la noche anterior se
había desatado una terrible tormenta y que era posible que
Los qom
Región Gran Chaco
Los qom
un rayo hubiera caído con toda su fuerza hasta quedar atrapado en el tronco de un árbol.
Kasongongá le dijo que solo tenía que encender
una gran fogata y que él se encargaría del resto.
El cazador, obediente, juntó todas las ramitas y
hojas secas que pudo y armó una gran fogata. Cuando
las llamas de la hoguera se elevaron en lo alto, Kasongongá comenzó a elevarse con el humo y desde lo alto
le habló al cazador de este modo:
—Ahora podés irte a tu casa. Rápido, porque en
poco tiempo se desatará en el monte una gran tormenta. Para agradecerte lo que hiciste por mí, te prometo que nunca te faltará alimento y que serás un
experto cazador.
Dicho esto, Kasongongá se confundió con el humo,
se elevó al cielo y desapareció. Tal como lo había anunciado, empezó a llover fuerte en el monte. Los relámpagos iluminaban la noche. El Rayo estaba festejando
el regreso a su casa.
Coordinación editorial
Daniela Allerbon, Pilar Amoia
Redacción y compilación
Graciela Piombo
Corrección
Gabriela Laster
Diseño de la colección
Bernardo + Celis / Trineo
Diagramación
Paula Erre y Javier Bernardo
Gestión de derechos de autor
Natalia Silberleib, María Nochteff Avendaño, Daniela Valeiro
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