Año 11. Número 16. Mayo 2015 La devaluación al estilo Maduro: Sin beneficios fiscales pero costosa socialmente Durante los controles de cambio de 1983, con Recadi, de 1994 con OTAC y durante el inicio de “la era Cadivi” reinó la lógica de ajustar los tipos de cambios en medio de caídas de los precios petroleros con miras a aumentar los ingresos en bolívares y cerrar las brechas fiscales. Actualmente a pesar del alto déficit fiscal del Sector Público Restringido y de la caída de los precios promedio del crudo, el Gobierno apostó a un reacomodo de las asignaciones de divisas que ha hecho poco por sanear las cuentas fiscales, manteniendo la tasa Cencoex (VEB 6,3/US$), unificando el Sicad I y II (pero a la menor tasa, VEB 12,0/US$) y creando el Simadi que liquida únicamente 2,2% de las divisas. Pareciera que este es un ajuste con el que el Gobierno intenta proteger el poder adquisitivo de la población manteniendo un tipo de cambio sobrevaluado para subsidiar las importaciones. Sin embargo, la migración de sectores importadores hacia mecanismos con mayores tasas de cambio, ha ido depreciando el tipo de cambio de la canasta básica del consumidor venezolano, que entre abril de 2014 y abril de 2015 se depreció 80,1%. Estamos en presencia de una devaluación que no beneficia las finanzas del Gobierno y a la vez perjudica el poder adquisitivo. Es por esto que cabe preguntarse por qué el Ejecutivo opta por ese camino si el ajuste es ineficiente. Para Ecoanalítica la principal razón está en que la lógica del esquema cambiario no es económica, sino política. En los próximos meses podemos esperar algunas acciones por parte del Gobierno para tratar de incrementar sus ingresos y mejorar la situación de escasez y desabastecimiento de cara a las elecciones parlamentarias. Sin embargo, no esperamos más que paños calientes en 2015. El Ejecutivo apuesta por ganar tiempo, rezar por un incremento de los precios del petróleo y apretarse el cinturón en 2016.