La vida aventureray tumultuosa del marqués de Lafayette `-

ELAfflNDO
3 SECCIONES
DIARIO DE
^im^
LA MAÑANA
s.
EL MUNDO, SAN JUAN, P. R. — DOMINGO 4 DE DICIEMBRE DE 1938.
La vida aventureray tumultuosa del marqués de Lafayette
Se alió a la revolución norteamericana por su odio a Inglaterra.-El subalterno más fiel de Jorge Washington.-El papel decisivo que jugó en la revolución
francesa y la declaración de los derechos del hombre.-De test aba
a Mirabéaü, a Robespierre y a Napoleón
Arriba el cuadro histórico que muestra a Lafayette con Washington en
U residencia de este en Mount Vernon. Abajo, Lafayette acompañado en
gloria al Hotel de VUle de París el día que triunfó la revolución en 1830.
NUEVA YORK. (E. P.)—En el ve- que Inmediatamente empezó a crerano de 1775 el Duque de Glouces- cer en el héroe virginlano su estiter, hermano de Jorge III de Ingla- mación por el valiente marquesito.
Cuando en octubre de 1777 el geterra, hacía un viaje a Francia. Encontrándose en las cercanías de neral Burgoyne se rindió con sus
Metz, fué invitado a cenar por él tropas inglesas al general Gates, los
Conde de Broglle, comandante del enemigos de Washington se entreEjército francés en aquella región. garon a la tarea de preparar una inEstaban presentes el joven Marqués tripa para sustituir a éste y colocar
da Lafayette, tu com panero el Con- a Gates en al Jefatura del Ejércide 'd« Noailles y au intimo amigo to. Acampado en el Valle Forge con
el Conde Segur. Cuenta la historia un contingente desorganizado y poque allí oyó Lafayette hablar por bre que reclamaba a gritos el genio
primera vez de la revolución ame- organizador de von Steuben; abanricana, que el Duque de Glouces- donado por los agricultores cuáqueter estimaba justa y por cuyo triun- ros de Pennsylvania que rechazaban
fo suspiraba para ver asi derrotado los billetes del Congreso continena su hermano el Rey.
tal y preferían vender sus mercaW. E. Woodward acaba de publicar una biografía del Marqués de
Lafayette, (Editorial Farrar and
Rlnehart, Nueva York) en la que
sin desmentir el episodio de la cena, deja establecido el origen de las •
simpatías dtl aristócrata francés
por la revuelta yanqui. Parece que
el Conde Broglie, que a la sazón
contaba 57 anos de edad, tenia dos
proyectos favoritos: uno, invadir a
Inglaterra desde el continente; y
el otro, hacerse cargo de la comandancia general del movimiento revolucionario norteamericano. Para
lo primero, ya habla logrado convencer al Gobierno; para lo segundo, se puso en contacto con el Comisionado de las colonia, insurrectas
en París, Silas Deane, y obtuvo un
nombramiento militar a favor de su
lugarteniente el Barón de Kalb.
derías a los Ingleses por oro con- lia de soldados que mandaba en la
tante y sonante; amenazado por Im- Villa Faya en el siglo XII, el hijo
previstos movimientos de tropas del coronel Cha^petiere y futuro
enemigas en diversos frentes, Marqués vino al mundo destinado
Washington apenas tenia tiempo a presenciar el periodo más interepara prestarle atención a las trai- sante y dramático de la historia de
ciones que se fraguaban a sus es- Francia, desde la toma de la Bastipaldas y que culminaron con la en- lla en el 1789 hasta la revolución
trega a los ingleses de los planos de de 1830. Educado a la manera cláWest Polnt por el general Benedict sica en el aristocrático Colegio de
Arnold.
Plessls eir» París, con un ingreso
El plan de Gates, que ya habla anual de más de 120,000 libras y
sido elevado a la dirección de la matriculado en la academia real de
Junta de Guerra por sus partida- equitación, sus amigos eran gente
rios, consistía en separar a Lafayette de la categoría de los hermanos de
de Washington disolviendo asi los Luis XVI, el Conde Provenza y el
lazos de la revolución con Francia, Conde d'Artois a quien años más
para disminuir la influencia de- tarde habla de antagonlzar siendo
aquel en los concilios del movi- él Carlos X de Francia.
En la Corte de Versalles, no almiento patrio. Por ello se concibió
la descabellada expedición al Cana- canzó el éxito que su familia espedá mandada por el Marqués y or- raba y que merecía su esposa Adriaganizada expresamente para llevar- na, la hija del Duque d'Ayen. Quilo al fracaso. Afortunadamente, al zás contribuía a esto el hecho de
llegar a la ciudad de Albany en fe- que el geneálogo de la monarquía
brero de 1778, Lafayette compren- no habla encontrado el nombre de
dió la conjura que se le preparaba, Lafayette en el "Dictionaire de la
desbandó a los milicianos, y se vol- Noblesse". Acaso, su parentesco con
vió a Flladelfia, decidido a conti- la familia rara del Duque d'Ayen.
nuar la lucha hasta el final al lado La anciana Marquesa de Noailles,
de su ídolo.
madre <del Duque, era una cleptóWashington lo recibió, como siem- mana de efectos religiosos, a quien
pre, sin reservas mentales, y agra- habla que estar vigilando constandecido de su lealtad. Habla quedado temente en la iglesia, y quien sossellada una amistad que se prolon- tenia correspondencia con la Virgen
garla hasta la muerte de ambos pa- María, de la que decía era "una petricios. De allí en adelante, es La- queña burguesa de Nazareth a
fayette su emisario especial para quien debo recordar por ser la maconsultarse con Rochambeau en dre de Nuestro Salvador".
Newport en 1780; es Lafayette en
La Reina María Antonieta se burFlladelfia, al mando de 2,200 hom- laba de que el marquesito desconobres, guardando el camino mientras cía la técnica del baile, a pesar de
llegan los refuerzos de la flota del practicarlo bastante en el cabaret
Conde d'Estaing; es Lafayette ma- de la Epée de Bois, en compañía
niobrando meses y meses hasta me- de los hermanos del rey y el Conde
ter en una ratonera a las fuerzas de Segur. Este último nos dice en
militares superiores de Lord Com- sus memorias que Lafayette amaba
wallis; es Lafayette en la batalla a su mujer, pero que le sobraba
de Monmouth y persiguiendo a los tiempo para llevar relaciones claningleses después de la evacuación destinas con la Condesa de Hunolsde FHadelfia; es Lafayette compar- tein, una de las amantes del Duque
tiendo la victoria en la rendición de Chartres y azafata de la esposa
del enemigo en la batalla de York- de éste. Más luego, Lafayette se
town.
acogió al regazo de Madame de
Slmiane, a quien quiso coi» igual
El hombre de cuna nacido
ardor que a la Hunolsteln.
para ser soldado
En su corazón; sin embargo, poProcedente de los Motlers, fami- día, más la ambición de la gloria
que el amor de ninguna mujer. Thomas Jefferson. siendo ministro de
los Estados Unidos en Francia, le
escribía a James Madison que Lafayette sufría de "un apetito canino por la popularidad", y Lamartine, que lo conoció a fondo, afirmaba que poseía en alto grado "el instinto del renombre". Esta ambición
contribuyó, sin duda alguna, a inclinarlo a las empresas militares.
Fué el hombre de destino
que no quiso hacer historia
Parece extraño que un hombre
de semejante idiosincrasia no aprovechara las numerosas oportunidades que se le presentaron para convertirse en el primer poder del
mundo europeo en el medio siglo
que transcurrió desde 1a Revolución
norteamericana hasta la revuelta
contra los Borbones en la Francia
de 1830.
El 12 de julio de 1789, residiendo
en Paris como un héroe ejemplar
para las masas, se le escapó la llamada del sino que tocó a sus puertas mientras Juan Pablo Marat
instigaba al pueblo a levantarse
contra sus opresores. Ese mismo
día, Desmoullns aconsejaba a las
multitudes de Paris que se alzaran, advirtiéndoles que por la noche vendrían "los batallones suizos
y alemanes de Champ-de Mars a
cortarnos los pescuezos, y no hay
un momento que perder".
Los agentes del Duque de Orleáns, que aspiraba a arrebatarle el
trono a Luis XVI estaban ocupadisimos haciendo propaganda subversiva. Hacia dos semanas el Rey habla hecho trasladar secretamente a
la capital 20,000 soldados de los regimientos extranjeros. Se rumoraba que pensaba disolver la Asamblea Nacional y encarcelar en la
Bastilla a Lafayette y a Mirabeau.
Francia estaba sumergida en las
ideas de los enciclopedistas y filósofos rebeldes: Diderot, Voltaire,
Helvecio, Quesnay y Holbach. Ante
la Asamblea, Lafayette acababa de
leer el 11 de julio su famosa Decla-
ración de los'Derechos del Hombre,
que discutió de antemano con Tomás Jefferson y que se dice fué
inspirada por éste. El dia 14, a raíz
de la invasión del Jardín de los Inválidos por la turba, y antes del
asalto Na la Bastilla, mientras el
Rey se divertía en Versalles, Lafayette pudo haberse puesto a la cabeza del movimiento y hecho abdicar a Luis. Hubiese evitado el caos
de la revolución que se avecinaba
y fundad,o la primera república. Su
indecisión, pues, fué una catástrofe nacional.
En Francia habla tres poderes
en aquella época: los Nobles, el Clero y el Tercer Estado, el Estado llano. Con la toma de la Bastilla, quedó dueño de la situación el Tercero,
dominado por la clase media. Pero
Lafayette dejó que los aventureros y agitadores le arrebataran el
cetro ante la plebe y tuvo que presenciar en silencio la matanza de
Foullon y Berthier, primeros episodios del terror que la obligaron a
renunciar la Jefatura de la Guardia
Nacional para después reasumirla
a ins anclas de Ballly, el alcalde de
París.
Lafayette: un verdadero
puritano en Babilonia
Todavía en octubre, el populacho
le pedia que los acompañara con la
Guardia hasta las puertas de Versalles, a pedirles justicia a los monarcas. Como se negara a hacerlo,
la multitud siguió camino por su
cuenta. Perplejo, el Marqués informó a la Comuna y recibió instrucciones de ésta para trasladarse al
frente de sus militares al Palacio y
proteger a los soberanos. Al llegar a
la plaza de Versalles, vio entre la
turba a la amante belga del Principe de Gales que éste le habla endosado al Duque de Orleáns, cabalgando sobre el lomo de un hermoso caballo y desplegando el escarlata y
negro del pretendiente a la corona.
Al cabo de una noche de zozobra,
angustia y lluvia, el Marqués no
pudo impedir lo inevitable. Por más
'-
quo hizo aparecer al Rey en los dos para repeler al enemigo, al la*
balcones; por más que sacó a la Rei- do del veterano Rochambeau.
Ya era demasiado tarde, sin emna austríaca a quien despreciaba, y
le besó la mano temblorosa ante bargo. Sus partidarios los Girondiel pueblo, las cartas ya estaban nos, monárquicos, mediocres al fia
echadas. Cuando los monarcas hU y al cabo, no podían resistir al em•cleron su célebre entrada a Paris, puje avasallador de Robespierre, el
todavía la Comuna estaba domina- incorruptible. Mientras tanto, un
da por los moderados de Lafayette, oscuro teniente de la reserva. Naaunque trepidaran en el ambiente poleón Bonaparte, observaba cómo
las vores de izquierda, Dantón, Ro- los caudillos políticos de Francia
bespierre y Desmoulln-. Desde en- amenazaban convertir a ésta en natonces. Luis y María Antonieta se ción vasalla de los austrogermanos.
Los desastres se sucedieron con
consideraron prisioneros en las Tunerías, y el Marqués debió sentirse inesperada rapidez. Lafayette hael hombre más poderoso de Fran- bla desertado prácticamente del
Ejército y roto sus vinculo» con la
cia.
%
Aún en aquellas circunstancias, Asamblea Nacional. Estamos en visno actuaba, porque le inspiraban peras de la Convención y del reinaasco las transacciones de la políti- do del Terror. En le prisión de 01ca. Mirabeau. encarnación de la mo- mutz, pasa cinco años —dos de ellos
narquía constitucional y el político con su esposa e hija— confó rehén
más influyente de la Asamblea, que- de las instituciones monárquicas de
ría unírsele para "salvar" a la pa- Europa y de Luis XVI. Napoleón
tria. En la casa de Jefferson ambos obtiene su libertad, para luego ser
hombres se daban cita para discutir denunciado por él como "un enela siti.ación del pal-. Mirabeau que- migo del pueblo".
En este periodo de convulsiones^
ría establecer un régimen constitucional —bajo la autoridad de la mo- tremendas, Lafayette ha visto desnarquía— en el que Lafayette fue- filar hada el exilio o la guillotina
ra el Rlchelleu y él su consejero a los/ personajes más célebres de
y mano derecha. En el 1790, los re- Francia. En varias o.asiones ha siyes le aconsejaron que asi lo hi- do el hombre de quien se esperaban
ciera, porque ya tenían sobornado decisiones definitivas, y siempre su
al célebre tribuno por 200,000 li- conciencia recia ha paralizado su
bras, pero el Marqués despondió voluntad. El aristócrata que le proque no le gustaba aquel individuo y puso a Jorge Washington la liberque no vela razón alguna para unir- tad de los esclavos y fué repudiado,
se a él. El instinto profundo de la no se atreve a proponerle a los franintegridad le hacia oler a leguas ceses que se liberten del yugo de
a los traficantes de la libertad. Mi- los Borbones, por el temor a los derado entre Dantón y Mirabeau, da- magogos}
ba la impresión de un verdadero puY es que Lafayette fué un espíriritano en Babilonia.
tu contradictorio que sospechó de
LA HISTORIA PASA JUNTO A
todas las clases como clases. En la
EL SIN FASCINARLO
Asamblea atacaba el plan para manPor su exagerado —o tal vez pu- dar al Duque de Angulema a reporo— sentido de la justicia, que tan- ner el trono de España a Fernando
tas veces lo llevó a proteger la vi- VII; soñaba con ver a Londres enda de los monarcas aún a riesgo de vuelto en llamas; despreciaba a
perder la suya y aparecer como el Luis y a María Antonieta; detestasicofanta de los Borbones, a me- ba a los bonapartlstas, a los monárdiados de julio de 1791 ya habla quicos corrompidos de Mirabeau, a
perdido gran parte de su populari- los jacobinos sanguinarios de Rodad. Renunció la jefatura de la bespierre.
Guardia Nacional tres veces, y la
Lo dominaba la Idea de 'la ley y
última se marchó al campo. En las el orden". El asesinato del anciano
elecciones de ese año, regresó a Pa- Foullon y la cabeza de la victima
rís como candidato de los modera- paseada en una pica por las callea
dos. Obtuvo solamente 3,126 votos, de Paris le pareció un espectáculo
contra 6,728 de Pétion, el alcalde abominable. El caos lo llenaba de
de los Jacobinos. Únicamente la pánico; vela que la patria era una
amenaza de invasión por Austria y quimera incomprensible para los
Prusia, lo rescató del olvido nacio- hombres. Nunca nadie, en ninguna
nal, cuando lo pusieron al frente de parte, fué un político más románuno de los tres ejércitos organiza- tico que el Marqués de Lafayette.
U
Lafayette, enemigo de Inglaterra, aventurero y
amante de la gloria
Lafayette no habla cumplido los
19 anos; pero la sola idea de hacerse célebre contribuyendo a la derrota de Inglaterra en América le
sedujo desde el primer momento.
Se unió al Conde de Broglie, y al
cabo de numerosas peripecias, compró un velero, el "Vlctolre". en Marsella, por la suma de 112,000 libras,
y zarpó a su bordo para el Nuevo
Mundo acompañado, entre otros,
por el Intrigante Barón de Kalb.
Los servicios que durante cuatro
años le prestó Lafayette a la causa
revolucionaria han sido relatados
por mis de un historiador. El biógrafo Woodward no pretende abundar en la materia, sino interpretarnos la personalidad human» de
aquel espíritu desinteresado y noble para quien la libertad era. un
bien supremo, jamás negociable por
ninguna otra recompensa.
Desde el primer instante, Jorge
Washington sintió-una gran simpatía por el entusiasta aventurero. A
titulo de Comandante General del
Ejército Libertador, el caudillo
aceptaba aquel joven extranjero en
su cuerpo de altos oficiales con el
grado de general, pero sin tropas.
Hablan de transcurrir dos años antes de que se le dieran encomiendas de importancia, mas cuando je
lnidó. en la batalla de Brandywihe.
lo biso con tal gallardía y arrojo
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