Aitami González Kylian Mederos San Benito nació en Nursia (en la región italiana de Umbría) hacia el año 480. Siendo San Benito un joven estudiante en Roma, decide cambiar radicalmente su vida haciéndose monje. Una hermana suya de nombre Escolástica, ya había sido consagrada a Dios desde su infancia. Al inicio de su nueva vida, Benito habitaba en una cueva de la región montañosa de Subiaco, lugar donde más tarde establecerá varios monasterios con numerosos discípulos. Finalmente se traslada a la región de Montecassino, donde funda un nuevo y célebre monasterio, en el cual reside hasta su muerte. Allí crece su irradiación espiritual, y escribe la conocida Regla de los Monjes, que llegaría tener amplísima difusión a lo largo de los siglos. El abad Benito muere santamente rodeado de sus discípulos, alrededor del año 547, a los 67 años. EL CUERVO CON UN MENDRUGO DE PAN EN EL PICO Así se representa siempre a san Benito Abad. La representación del ave que obedeció al santo cuando éste le ordenó que tomara el mendrugo de pan en su pico y lo arrojara donde persona alguna pudiera encontrarlo. El mendrugo de pan emponzoñado le fue enviado como engañoso presente por Florentino, el sacerdote envidioso. Santo al que hasta los animales obedecen. El cuervo también simboliza la soledad buscada y encontrada por San Benito. Por último, apunta claramente la comunión del Santo con la naturaleza, en este caso, con el reino animal.