mi ¿eclesíie después en ella un poco de ' excremento de ovejas, y sobré todo se hecha aceite de ajonjoli. Entonces toda la mezcla queda como leche y en ella remojan la tela, Ja revuelven bien y dejan alli toda una noche. A la mañana la revuelven bien otra vez, la sacan después, la tuercen, sacuden y ponen al sol. E n estando seca la vuelven al mordente, lo que practican por ocho días, teniendo cuidado de aumentar legia, cuando se espesa el caldo. Concluido esto, y seca la tela, la lavan en legia dé cenizas ordinarias una ó dos veces, y después en el agua áspera arriba dicha, y la ponen al sol. Mientras duran estas operaciones ponen á secar y reducen á polvo las hojas de Cacha. ( 3 ) Toman como nueve ó diez onzas de este polvo para una tela de cinco codos: le infunden en agua áspera, y meten alli la tela, la revuelven y dejan toda una noche. A la mañana la tuercen y ponen á secar al sol, con lo que toma un v i s o ' amarillo. Toman después nueve onzas del polvo de la corteza del árbol Nouna; ( 4 ) lo hechan en agua, y meten también aqUi la tela, como Se hizo con el Cacha, á excepción de que esta segunda operación se repite por dos dias, y entonces la tela toma un color bermejo. Después de estb toman del polvo de la raiz de ChaydVér ó Chaya.: ( 5 ) lo hechan en nueve azumbres de agua pura, y en ella remueven muí bieii la tela dejándola después alli toda uña noche. Por la mañana la tuercen fuertemente, la ponen á secar al sol, y repiten esto mismo por ocho días. Pasados estos, toman diez y ocho onzas del mismo po'vo de Chaya ó Cha. ywer: le hechan en una vasija de barro con diez azumbres de agua, que hacen calentar á fuego modelado, hasta a^ue levante un poco, y cuando ya h a c o 7