Profecía y Milagros

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Profecía
y
Milagros
Transcripción de una conferencia de John Vennari
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Sobre el tópico “La Obligación de creer, obedecer y promover el Mensaje de Fátima”, me
gustaría hablar de una falsedad que pienso que ustedes han escuchado. Es la noción que Fátima
es supuestamente solo una Revelación Privada. Y porque es una Revelación Privada, entonces no
es parte del Depósito de la Fe, así, usted puede tomarla o dejarla.
Excepto que, Fátima está verdaderamente en una categoría diferente de lo que es una
mera Revelación Privada. Está en la categoría de una Revelación Pública Profética que impone
una obligación a la Iglesia. En unos pocos minutos les citaré lo que el teólogo Padre Joseph de
Sainte-Marie, y el Obispo Rudolph Graber han dicho sobre esto.
Las razones para creer en Fátima – que nosotros podemos llamar los motivos de
credibilidad – son cuatro. Con Fátima, nosotros tenemos:
1) Auténtica profecía que está siendo cumplida;
2) Milagros, eso es, hacer cosas que solo Dios puede hacer;
3) Doctrina que es 100% católica, y agregaré, anti-ecuménica;
4) Aprobación oficial por la Iglesia.
Las profecías y los milagros son, como usted sabe, cosas que solo Dios puede hacer.
Nosotros vemos esto con Nuestro Señor en los Evangelios. Nuestro Señor mismo fue
profetizado. Cuando Nuestro Señor vino a la faz de la tierra, El no tomó a nadie por sorpresa.
Los judíos en ese tiempo se estaban preguntando “¿es El el tal?” – en otras palabras, ¿es El el
que corresponde a las profecías?
Donde Nuestro Señor nacería fue profetizado; el hecho que El nacería de una Virgen fue
profetizado; la clase de enemigos que El tendría fue profetizado; incluso el hecho que a Su
muerte ninguno de sus huesos sería quebrado, fue profetizado.
En realidad, el Obispo Fulton Sheen dijo que las profecías de Isaías concernientes a la
muerte de Nuestro Señor en el Antiguo Testamento fueron tan exactas que uno podría pensar que
fueron escritas después de la Crucifixión.
Nuestro Señor también obró milagros. El hizo lo que solo Dios pudo hacer para probar
que El era quien El decía que era, y para probar la verdad de lo que había dicho.
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http://www.fatima.org/span/crusader/cr78/cr78pg24.pdf
Nosotros conocemos por los Evangelios la historia del hombre que había estado
paralizado de nacimiento y fue llevado a Nuestro Señor. La primer cosa que Nuestro Señor hizo
fue decirle, “tus pecados están perdonados”.
Los judíos de entonces se escandalizaron por esto, y dijeron que solo Dos podía perdonar
los pecados, así ¿que estaba ocurriendo? Y Nuestro Señor se volvió a ellos y les preguntó, “¿que
es más fácil? Decir a este hombre “tus pecados están perdonados”, o decirle a este hombre que
está paralizado de nacimiento, ‘levántate y ve a casa’?”
Entonces Nuestro Señor hizo la relación: “para que ustedes sepan que el Hijo del
Hombre tiene poder para perdonar los pecados, Yo te digo, levántate y anda.” Y el hombre se
puso de pie y volvió a su casa”. Es como si Nuestro Señor estuviera diciendo, “ustedes no
pueden ver los pecados perdonados a este hombre. Así, Yo haré alguna cosa que ustedes puedan
ver para evidenciar algo que ustedes no pueden ver”. Y así, El obró un milagro.
Ahora bien, nosotros vemos algo similar con Nuestra Señora de Fátima. Nosotros no
vimos a Nuestra Señora de Fátima aparecerse a los niños. La gente que estuvo en Fátima en ese
tiempo no la vió. Pero Nuestra Señora hizo algo que ellos pudieron ver para evidenciar algo que
ellos no pudieron ver. Ella obró el Milagro del Sol, que tuvo lugar el 13 de octubre de 1917,
presenciado por 70.000 personas.
Ahora, la razón de que hubiera allí 70.000 personas el 13 de octubre – junto con la razón
que el Padre Gruner explica, que la gente habló a otra gente del evento – es porque el Milagro
del Sol era, en si mismo, parte de la profecía. Eso es lo que nosotros vemos en Fátima: profecía
auténtica y milagros auténticos.
El 13 de julio, Nuestra Señora profetizó, “en octubre haré un milagro, para que todos
puedan creer”. En agosto, Ella dijo lo mismo, “En octubre haré un milagro”. En setiembre, Ella
dijo nuevamente, por tercera vez, “el próximo mes, en octubre, haré un milagro para que todos
pueden creer”.
Y el 13 de octubre, tuvo lugar el Milagro del Sol ante 70.000 personas. Y los miembros
de la prensa anti-católica, que habían ido inicialmente a reírse y a burlarse de los hechos, vieron
el milagro e informaron lo que ellos vieron.
Sin embargo, hubo en Fátima un número de profecías que han sido cumplidas. En primer
lugar, el Milagro del Sol del que ya hemos hablado.
Nuestra Señora también predijo el 13 de julio, “a Jacinta y a Francisco los llevaré pronto
al Cielo”. Ellos eran niños pequeños, en perfecta salud, pero Nuestra Señora dijo que ellos
morirían pronto. El 4 de abril de 1919, esa profecía se cumplió cuando murió el pequeño
Francisco, y el 20 de febrero de 1920 cuando murió Jacinta.
En realidad, incluso los detalles de la muerte de Jacinta fueron profetizados: que ella
moriría en un hospital sola y sin los sacramentos. Todo eso fue profetizado. No hubo manera que
esos hechos futuros hubieran sido inventados, especialmente desde que Jacinta misma, la noche
antes de su muerte, estaba suplicando que fuera un sacerdote a darle los Sacramentos. El
sacerdote creyó que podía esperar hasta la mañana siguiente, pero al momento en que llegó el
sacerdote, ella había muerto. Una vez más, una profecía y su cumplimiento.
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Nuestra Señora predijo el 13 de julio, “la guera va a terminar pronto”. Eso se cumplió un
año y cuatro meses más tarde, el 11 de noviembre de 1918.
Nuestra Señora también predijo, si la gente no deja de ofender a Dios, estallará una
guerra más terrible durante el reinado de Pío XI”. Eso fue cumplido por la agresión de Hitler a
Europa en los años 30, la que tuvo lugar bajo el reinado de Pío XI. Benedicto XV fue Papa
durante el tiempo de las apariciones en Fátima. No hubo forma que los niños pudieran conocer el
nombre del próximo Papa. Nosotros, ciertamente, no conocemos el nombre del próximo Papa.
Así, nosotros vemos los motivos de credibilidad en Fátima: profecía y milagros.
En Tercer lugar, Fátima es 100% católica. Nuestra Señora enfatizó el Rosario, Ella
enfatizó el Escapulario Marrón, Ella enfatizó la Eucaristía; el Angel de Fátima enfatizó la
Eucaristía como el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo. Nuestra Señora enfatizó la
Confesión, Ella enfatizó el Cielo, el Infierno, el Purgatorio, verdades que están ahora bajo
ataque. Nuestra Señora enfatizó todo eso en 1917.
Y Fátima es también importante en este aspecto: en contraste con el moderno espíritu
ecuménico. El moderno espíritu ecuménico dice que, en lo posible en nuestro trato con los nocatólicos, nosotros deberíamos enfatizar aquellas cosas que nos unen, y no las que nos dividen.
Eso está basado en la popular mentira que “lo que nos une es más grande que lo que nos divide”.
Bien, nosotros podemos ver que ese no es el planteo de Fátima. Porque al enfatizar el
Rosario, al enfatizar la Sagrada Eucaristía, al enfatizar la Confesión Sacramental, al enfatizar el
Purgatorio, Ella estaba enfatizando las cosas precisas que nos dividen de los no-católicos y nos
dividen de todas las otras religiones sobre la faz de la tierra. Nuestra Señora no fue ecuménica,
Ella fue católica.
Y he aquí otro punto referente a nuestra obligación de creen en el Mensaje de Fátima. Y
este debería ser razón suficiente para nosotros: si nosotros no creemos, y no prestamos atención
al mensaje de Fátima, entonces, Nuestra Señora está triste. Nosotros sabemos esto por la
entrevista del Padre Fuentes con la Hermana Lucía el 26 de diciembre de 1957.
La Hermana Lucía dijo, “Padre, la Santísima Virgen está muy triste porque nadie ha
prestado ninguna atención a Su mensaje, ni los buenos ni los malos. Los buenos continúan su
camino, pero sin dar ninguna importancia a Su Mensaje. Los malos, no viendo realmente caer el
castigo de Dios sobre ellos, continúan su vida de pecado sin atender siquiera el mensaje. Pero
créame Padre, Dios va a castigar al mundo y eso será de una manera terrible. El castigo del Cielo
es inminente”.
Y entonces, aquí está lo que veo como una suerte de profecía del período post-Conciliar:
En 1957, cinco años antes del Concilio Vaticano Segundo, la Hermana Lucía
dijo, “Padre, el demonio está librando una batalla decisiva con la Virgen. Y como sabe
qué es lo que más ofende a Dios y lo que, en menos tiempo le hará ganar mayor número
de almas, está tratando de ganar a las almas consagradas a Dios, ya que de esa manera
también deja el campo de las almas desanparado, y más fácilmente se apodera de ellas”.
Ahora, cualquiera de nosotros que hubiera leído eso en 1957, probablemente
hubiera pensado que “llevar las almas consagradas lejos de Dios” significa que las
almas consagradas irían a dejar la vida religiosa y el sacerdocio. Bien, después de la
“nueva primavera” del Concilio Vaticano Segundo, eso es precisamente lo que ocurrió.
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Pero también hay otro elemento a considerar. Desde el Vaticano II, nosotros no solo
tenenmos el alejamiento físico del sacerdocio, el alejamiento físico de la vida religiosa
por las almas consagradas. Nosotros también tenemos muchos sacerdotes, muchos que
en las altas esferas no han dejado físicamente la Iglesia, sino que en sus mentes han
dejado la Fe. Incluso ellos todavía se comportan como si estuvieran enseñando el
catolicismo. Así, la profecía está cumplida en cuanto que los fieles están “abandonados
por sus guías” para que el diablo se apodere más fácilmente de ellas.
Y 10 años después de esa entrevista – en los últimos años 60 – la Hermana Lucía
advirtió sobre la “desorientación diabólica” de la alta jerarquía. Esa desorientación
diabólica es contra la que nosotros estamos.
Así, para cerrar mi pequeña sección, citaré al teólogo carmelita, Padre Joseph de
Sainte-Marie, quien enseñó teología en Roma durante una década. En un artículo
publicado en 1982, el Padre de Sainte-Marie dijo, “una vez que el Papa ha juzgado y
reconocido que una profecía dada viene verdaderamente de Dios, entonces nosotros
debemos obedecer, no como obedeciendo al profeta, sino como obedeciendo a Dios”.
Este es un punto importante, porque están los que tratan de menospreciar
Fátima, diciendo que la Hermana Lucía no puede “ordenar” al Papa que consagre Rusia;
que el Papa no debe obedecer a la Hermana Lucía. Eso es incorrecto. Porque como el
Padre de Sainte-Marie señala, una vez que el Papa ha determinado que el Mensaje viene
de Dios, entonces el Papa mismo está obligado a obedecer.
Luego está el Obispo Rudolph Graber, autor del libro Atanasius and the Church
of our Time / Atanasio y la Iglesia de nuestro tiempo. El también fue editor en jefe del
Fatima Journal, y a fines de los años 50 pronunció una conferencia en la que dijo,
“debería hacerse una cuidadosa distinción entre revelaciones personales y aquellas en
que el mensaje es dirigido a la humanidad, en general. Las primeras pueden ser
ignoradas con ecuanimidad, pero las segundas deben ser tomadas con seriedad, y Fátima
pertenece a esta última categoría”.
Así, Fátima no es simplemente una ‘Revelación Privada’ que nosotros somos
libres de tomar o dejar, es una Revelación Pública Profética, con una profecía aún
pendiente, que “varias naciones serán aniquiladas”, si el Papa y los obispos no
consagran Rusia, en tiempo, al Inmaculado Corazón de María.
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http://www.fatima.org/span/crusader/cr78/cr78pg24.pdf
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