Elaborado por el M.D.O. Rodolfo Reyna Pacheco Liderazgo consciente Por: Rodolfo Reyna Consultor en Transformación Personal y Organizacional Para prologar este tema, iniciaré con una cita de Carl R. Rogers: UNA PERSONA PLENA “Una persona que funciona plenamente. Es libre en sus elecciones, creadora y abierta al exterior. Se fía de su instinto, porque conociéndose plenamente ya no se tiene miedo; sabe que no puede darse malas sorpresas. Está plenamente comprometida en el proceso de ser y hacerse ella misma. En una palabra, está totalmente abierta y disponible al flujo de la conciencia de sí y de los demás, que fluyen en y a través de su experiencia”…. Mucho se habla de Liderazgo; la literatura organizacional y social se encuentra saturada de definiciones, fórmulas, “deberías”, acerca de lo que significa ser un Líder: sus rasgos de personalidad, sus competencias, sus logros y un cúmulo de características que, en ocasiones parecen estar describiendo a un hombre superior, inimaginable. Lo que parece ser cierto, es que, a pesar del auge en los centros educativos y en la publicaciones acerca del tema: “transfórmese en un líder efectivo, post heroico, visionario, etcétera”, en los escenarios sociales y organizacionales, la fuerza del Líder que da dirección al espíritu humano, no está presente con generosidad; todos lo sabemos, lo hemos vivido: existe una gran crisis de Liderazgo cuyas consecuencias han sido y son infaustas. Bien sabido es que nadie puede dar a otros aquello de lo que carece; entonces, partamos del principio de que nadie puede liderar a otros si no es capaz de ser Líder de su propia vida. Y aquí es dónde retomo a Rogers: Un Líder es una persona plena que se conoce y no se teme a sí misma, y sobre todo: una persona consciente. Ser consciente significa – nos dice Ken Wilber - “Percibir el mundo interior y exterior. Que siente, piensa, quiere y obra con conocimiento de lo que hace. Con pleno uso de los sentidos y facultades”. La importancia de ser un Líder consciente, radica en el hecho de que un Líder tiene poder; es decir, posee atributos personales y de posición para lograr que las cosas sucedan. El poder es neutro, no es bueno ni malo en sí mismo; el uso que se dé al mismo depende del nivel de conciencia de la persona que lo posee. Por tanto, un Líder puede crear un paraíso o un averno; puede hacerlo, tan solo mostrando a otros como utiliza su poder a través de sus comportamientos. Hay una vieja historia Zen: A un maestro Zen, vino a verle un guerrero samurai, y le preguntó: «¿Existe el cielo, existe el infierno? Y si hay cielo e infierno, ¿dónde están las puertas? ¿Desde dónde se entra? ¿Cómo puedo evitar el infierno y elegir el cielo?» Elaborado por el M.D.O. Rodolfo Reyna Pacheco El maestro le respondió:—¿Quién eres tú? —Soy un samurai —replicó el guerrero. —¿Tú un samurai? —dijo el maestro riéndose—. Más bien pareces un mendigo. El guerrero olvidó a qué había venido. Sacó la espada y estaba a punto de matar al maestro. Olvidó que había venido a ver al maestro para aprender dónde están las puertas del cielo y del infierno. El maestro se rió y dijo: —Esta es la puerta del infierno. Con esta espada, esta ira, este ego, así se abre la puerta. Esto es algo que un guerrero puede entender. Y el samurai comprendió de inmediato: ésta es la puerta. Volvió a envainar la espada. y el maestro dijo: —Ahora has abierto las puertas del cielo. El maestro místico Osho nos comenta a este respecto: "El infierno y el cielo están dentro de nosotros, ambas puertas están dentro de nosotros. Cuando nos comportamos inconscientemente, allí está la puerta del infierno; cuando estamos alertas y conscientes, allí está la puerta del cielo". El poder en manos de un Líder consciente, es algo tremendamente maravilloso: Puede construir bienestar para su empresa, su gente, la sociedad, el mundo. En su organización él señala conscientemente el rumbo a seguir y consigue e inspira a sus colaboradores para que caminen junto con él; su ética produce beneficios integrales, al incluir a todos los tenedores de interés en una perspectiva en donde todos ganan, logra convertir en ciencia y arte el proceso de dirigir, de tal modo que la supervivencia, el crecimiento y el desarrollo están siempre presentes. Cuando el poder es detentado por un Líder inconsciente, los efectos pueden ser catastróficos para todo aquello que tenga relación con él: La empresa se vuelve avariciosa, olvidando el bienestar de los colaboradores, los clientes y demás tenedores de interés; se genera una cultura en donde el temor, la manipulación, la culpa y el egoísmo, controlan el comportamiento de las personas. Tarde o temprano, la entropía se apodera del sistema para frenar su desarrollo y crecimiento y, eventualmente, morir. No existe ninguna magia que, a través de los conceptos y de la práctica de habilidades para desarrollar líderes, consiga que una persona se transfigure en alguien cuyo poder interno le lleve a ser un alquimista catalizador de la transformación de personas y organizaciones. Para alcanzar esto, es necesario SER, convertirse en la clase de persona que es capaz de realizar esta alquimia. No es un proceso sencillo, rápido, ni sin dolor. Exige una transformación del SER, un trabajo de estar consciente continuamente; de autoconocimiento profundo y de aceptación de sí mismo, con todas las luces y sombras que nos constituyen como seres humanos. Ser consciente de nuestras emociones y significados más profundos es un proceso de vida, doloroso a veces, muchas otras gozoso, que demanda una total disposición y apertura al flujo de la vida y a aceptarla tal y como es, para desde ahí actuar con responsabilidad y libertad.