comparar para sumar

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Libro: ¿Qué cambió en la política argentina?
(Elecciones, instituciones y ciudadanía en
perspectiva comparada)
Autor: Isidoro Cheresky y Jean-Michel Blanquer (Comp.)
Editorial: Homo Sapiens
COMPARAR PARA SUMAR
Por Daniel Rosso
Este libro está compuesto de tres partes. La primera, se ocupa del
tema de la crisis política y su futuro; la segunda, de las instituciones
y la ciudadanía; la tercera, compara los sistemas de partidos de varios
países latinoamericanos. Si bien la edición de este trabajo data del
2004, el análisis comparado que propone en su tercera parte conserva una vigencia absoluta. En esta reseña, nos centraremos en la
tercera parte, donde se analiza comparativamente los sistemas políticos de la Argentina, Paraguay, Colombia y Venezuela. Todos los
artículos tienen un punto en común: describen el debilitamiento del
bipartidismo en cada uno de estos países y el surgimiento de fuerzas de centroizquierda alternativas. En Paraguay, la emergencia del
Partido por un País Solidario, fundado por Carlos Filizzola, un conglomerado pluralista aliado a lo que queda del Partido Febrerista
Revolucionario y del Encuentro Nacional. En Colombia, el caso de
Antanas Mockus, que ganó la alcaldía de Bogotá en 1994 y del actual
Presidente, Álvaro Uribe, quien ganó la elección presentándose con
un partido nuevo, Primero Colombia, tras su ruptura con el histórico Partido Liberal. En Venezuela, el caso más conocido del Movimiento V República, que se fundó bajo las ruinas de las viejas estructuras políticas venezolanas, el COPEI y Acción Democrática. Francoise Martinat, uno de los ensayistas, comparando los casos de
Colombia, Argentina y Venezuela hace la siguiente distinción: “Contrariamente a los casos venezolano y colombiano, en los que el cambio pasó por la creación de un nuevo partido (MVR) o por un divorcio con el partido dominante (PL), en Argentina la mutación
opera en el interior mismo del Justicialismo, cuya orientación ha
cambiado un poco desde que, bajo el impulso de Kirchner, se sitúo
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Reseñas
¿QUE
CAMBIO EN LA POLITICA ARGENTINA?
en la centroizquierda del tablero político (el neoconservadurismo
de Menem da paso al neokeynesianismo de Duhalde y Kirchner.)”. En todos los casos, el debilitamiento de los bipartidismos es
acompañado por la emergencia de actores políticos que monopolizan la visibilidad del cambio con respecto a la política tradicional:
la legitimidad que pierden los actores del bipartidismo se traslada a
los nuevos actores emergentes. Cuando estos actores emergentes
pierden la iniciativa del cambio o se acercan a la política tradicional
tienden a sufrir crisis de legitimidad. En el caso argentino, en el que
el nuevo actor emerge en el interior de uno de los dos partidos
tradicionales, el control de la agenda de cambios, el monopolio
de la visibilidad de esos cambios y las distintas tácticas para diferenciarse del entorno tradicional es una tarea de una complejidad mayor.
Se trata de candidatos que emergen en un contexto de crisis
entre la opinión pública y la política. Estos se consolidan en los gobiernos si construyen una clara distancia con respecto a la política tradicional y encarnan estrategias y estilos de cambio con respecto a
ella. Agrega Martinat con respecto al gobierno Kirchner: “El recurso
al derecho, en especial con la anulación de las leyes llamadas del
Punto Final, le permitiría crear la imagen de una política de ruptura
con la “vieja política”. Pero, ¿por qué los bipartidismos pierden legitimidad y tienden a perder centralidad en los sistemas políticos latinoamericanos? La respuesta es que han perdido la posición y las
funciones que actuaban como fuente de esa legitimidad. Los partidos políticos desempeñaban funciones claves entre los Estados y las
sociedades: construían y articulaban demandas, situaban esas demandas en el interior de discursos y visiones generales, incluían a grupos sociales e individuos en identidades políticas y presionaban sobre
el Estado para lograr respuestas a demandas de diversas densidades. Hoy, los partidos ocupan una posición distinta: ya no median
entre la sociedad y el Estado sino que han sido incorporados a
este último y, como integrantes de la maquinaria estatal, ya no cumplen funciones de mediación y ordenación política de demandas.
En la nueva posición, ya no median sino que son objeto de todo
tipo de demandas dispersas y contradictorias, sin ningún orden ni
ubicación en matrices generales, impulsadas bajo la ilusión de que
sean respondidas una a una de modo simultáneo y eficaz. Es en este
punto en el que los partidos del sistema bipartidista fracasan: sus
respuestas a cientos de demandas fraccionadas no logran alcanzar
cuotas de eficacia reconocibles socialmente. En esta perspectiva,
el sistema neoliberal en retirada dejó montado un modo de relación
umbrales n° 1.
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DANIEL ROSSO
entre los estados y las demandas de la sociedad civil de donde se
derivan crisis de legitimidad. De allí la paradoja de los nuevos gobiernos latinoamericanos: la politización e ideologización son medidas pragmáticas, tendientes a recuperar gobernabilidad y fuentes
de legitimidad. La repolitización e ideologización de la discusión
pública es la estrategia pragmática que le devuelve funciones y, por
lo tanto, eficacia a la política. Este proceso permite colocar las demandas en un orden de prioridades y dispersarlas en tiempos consensuados y, por lo tanto, romper con el criterio neoliberal de que las
demandas deben ser resueltas de modo individual y simultáneo en
una lógica de equivalencia absoluta. La política y la ideología, explicitadas como tales, tienen una función pragmática en el nuevo tipo
de gestión de las gobernabilidades. Paradójicamente, la política y
la ideología –colocadas como elementos opuestos a la gestión y a
la gobernabilidad en las matrices neoliberales– son los componentes que permiten legitimar gestiones y alcanzar nuevos umbrales de
gobernabilidad en los gobiernos posneoliberales.
Paralelamente a esta pérdida de posición de los partidos políticos, se
produce en Latinoamérica la “informalización creciente de la política”: la irrupción de miles de organizaciones sociales con estructuras más flexibles, menos burocráticas, horizontales y comunitarias.
Martinat concluye que “la reinstitucionalización de lo político, en
definitiva, no podrá realizarse sin una rearticulación de lo político y
lo social, una valorización del capital social y un reestablecimiento
de la confianza ciudadana en las instancias representativas.” Las nuevas experiencias partidarias en Latinoamérica deberán construirse en
diálogos diversos y creativos con esas redes sociales por donde hoy
circula una parte de la política.
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Reseñas
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