Togo: Reina el terror en un clima de impunidad

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ÍNDICE AI: AFR 57/03/99/s
Servicio de Noticias: 079/99
NO PUBLICAR HASTA EL 5 DE MAYO DE 1999
Togo: Reina el terror en un clima de impunidad
Un primer paso para eliminar el terror que reina en Togo ha de ser el de
poner fin al clima de impunidad total en el que se están produciendo los
asesinatos, las torturas y demás violaciones de los derechos humanos, ha dicho
hoy Amnistía Internacional.
En un informe recién publicado, la organización de derechos humanos
describe cómo las fuerzas de seguridad y la policía togolesas han cometido
homicidios y «desapariciones» sin tener que rendir cuentas de sus actos. Las
detenciones arbitrarias, la tortura y los malos tratos
—a veces con resultado de
muerte—, y las durísimas condiciones penitenciarias forman todos parte del
cuadro sumamente preocupante que ofrece la situación del país tras años de
represión organizada.
«La crisis de los derechos humanos en Togo sólo puede comenzar a
resolverse si las autoridades empiezan a procesar a los que matan y torturan»,
ha dicho Amnistía Internacional. «La comunidad internacional debe compartir la
responsabilidad de lo que está ocurriendo en Togo y dejar de proporcionar al país
armas y asistencia militar cuando existe un peligro claro de que estén
contribuyendo a la comisión de violaciones de derechos humanos.»
Amnistía Internacional ha hecho estas declaraciones en vísperas de la visita
al país del secretario general de la organización, Pierre Sané. Del 20 al 21 de
mayo, el señor Sané espera mantener un diálogo positivo sobre derechos
humanos con el presidente togolés Gnassingbé Eyadéma, que gobierna el país
desde 1967.
Togo introdujo ciertos cambios democráticos a principios de los años
noventa, cuando la nueva constitución, adoptada por referéndum en 1992, abrió
las puertas al pluralismo político y a cierto grado de libertad de expresión.
Pero, hasta la fecha, no ha podido
prevenir que continuaran cometiéndose
graves violaciones de los derechos humanos.
La represión ha sido particularmente dura durante los dos últimos
periodos electorales. Al conocerse los resultados de las elecciones presidenciales de
junio de 1998, las fuerzas de seguridad dieron muerte a centenares de personas,
incluyendo militares. El mar depositó cadáveres en las playas de Togo y del
vecino Benín durante días.
Los centenares de asesinatos políticos y las decenas de «desapariciones»
que se han producido en Togo en los últimos años han sido en gran medida obra
de las Forces armées togolaises (FAT), Fuerzas Armadas Togolesas, y de la
Gendarmerie nationale, la policía paramilitar. Se duda que se haya procesado
alguna vez a los perpetradores.
Las detenciones arbitrarias prosiguen. Decenas de civiles y personal
militar han pasado meses, a veces incluso años, detenidos sin que se formularan
cargos o se los procesara. La mayoría de las personas detenidas en los últimos
cuatro años han sido arrestadas únicamente por sospecharse que eran «rebeldes»
o miembros de un partido de la oposición.
Durante el último decenio, las fuerzas de seguridad de Togo han torturado
a los sospechosos de forma sistemática. Una de las víctimas, miembro de un
partido de la oposición, dijo a Amnistía Internacional:
A mi llegada al cuartel general de la Gendarmería me golpearon por todo
el cuerpo con cables, culatas de rifle y porras. Me hicieron preguntas sobre
el partido al que pertenezco y me acusaron de contrabando de armas. El
teniente S. ordenó a continuación que me pusieran sobre una mesa
rodeada de soldados. Me pegaron con porras y las hebillas de sus
cinturones [...] En cierto momento me desplomé y no podía levantarme.
Nadie me ayudó a hacerlo; continuaron golpeándome para que me
levantara y regresara a la mesa yo solo [...] Al día siguiente, a las cuatro
de la madrugada, la policía me sirvió un «café fuerte» [expresión que se
refiere a ser despertado a golpes de porra].
Por todo el país, y especialmente en la prisión civil y en el cuartel general
de la Gendarmería de Lomé, la capital, las condiciones de detención son muy
duras y están muy lejos de cumplir las normas internacionales. Los cuidados
médicos y la provisión de alimentos son totalmente inadecuados por lo que
muchos detenidos padecen enfermedades como tuberculosis, para la que no
reciben tratamiento alguno.
Es necesario poner de relieve el papel que desempeña el ejército, y
particularmente los altos mandos de éste, en las violaciones de derechos
humanos. Pero igualmente importante es examinar el papel de los gobiernos
extranjeros que suministran armas y demás asistencia militar a las autoridades
togolesas, y facilitan así la comisión de violaciones de derechos humanos.
Togo continúa beneficiándose de la considerable asistencia militar de
Francia, el antiguo poder colonial,
particularmente el acuerdo sobre defensa y asistencia técnica militar en virtud
del cual puede pedirse la intervención de Francia en cualquier momento en
respuesta a una invasión extranjera. Al parecer, el acuerdo también dispone la
intervención de Francia en caso de disturbios internos en el país. No se ha hecho
público jamás. Sudáfrica y Chad también han suministrado en el pasado
pertrechos militares, de seguridad y policiales a Togo.
En noviembre y diciembre de 1998, una delegación de Amnistía
Internacional discutió la gravedad de la situación de los derechos humanos en
Togo con altos cargos del país, entre ellos los ministros de Justicia, Interior y
Defensa. Todos ellos declararon su compromiso con la protección y promoción de
los derechos humanos. No obstante, se negaron a discutir en detalle la política
gubernamental en materia de derechos humanos. Pese a las abrumadoras
pruebas de que continuaban perpetrándose violaciones de los derechos humanos,
las autoridades rechazaron la mayoría de las alegaciones de la organización y la
acusaron de remover el pasado.
«La situación en Togo exige una acción concreta e inmediata», ha dicho
Amnistía Internacional. «Un país que dispone de una constitución que garantiza
los derechos humanos, y que ha ratificado casi el total de los tratados
internacionales de derechos humanos, debe hacer honor a sus compromisos tanto
a nivel nacional como internacional.»
Amnistía Internacional ha pedido a toda la comunidad internacional, y
especialmente a Francia, que pongan fin a la transferencia de equipo que pueda
usarse para violar los derechos humanos en Togo. El gobierno francés debe
asimismo condicionar toda la ayuda militar al establecimiento de un programa
de formación en derechos humanos. Los informes sobre violaciones de derechos
humanos a manos de las fuerzas de seguridad deben investigarse sin demora y
exhaustivamente, y los responsables deben ser procesados.
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Si desean obtener un ejemplar del informe o concertar una entrevista, pónganse en
contacto con las oficinas de Amnistía Internacional en Londres, Reino Unido, tel. : +44
171 413 5566.
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