AMR 41/90/97 Servicio de Noticias 162/97 DECLARACIÓN DE

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AMR 41/90/97
Servicio de Noticias 162/97
DECLARACIÓN DE PIERRE SANÉ
SECRETARIO GENERAL DE AMNISTÍA INTERNACIONAL
Ciudad de México
24 de septiembre de 1997
(Comprueben con el discurso efectivamente pronunciado)
México padece actualmente una crisis de los derechos humanos
y únicamente la voluntad política del gobierno y los esfuerzos
concertados de todas las instituciones, incluidos el Congreso y
la judicatura, ayudarán a sacar al país de la situación actual y
a que se respeten las normas de conducta exigidas por sus habitantes
y esperadas por la comunidad internacional.
En la actualidad, los ciudadanos mexicanos carecen de recursos
efectivos ante la ley para solicitar que les reparen e indemnicen
cuando sufren violaciones de sus derechos. La enorme impunidad de
que han disfrutado delitos atroces ha erosionado progresivamente
a las instituciones responsables de la protección de los derechos
y la seguridad de los ciudadanos. Amnistía Internacional lleva
vigilando la situación de los derechos humanos en México desde hace
más de dos décadas y siente honda preocupación por el grave deterioro
producido en los tres últimos años.
Sólo en 1997, Amnistía Internacional ha documentado centenares
de casos de detención arbitraria que, junto con la persistente y
extendida práctica de la tortura a los detenidos, así como algunos
casos notables de «desaparición» y de ejecuciones extrajudiciales,
ilustran el hecho de que la mayoría de las medidas legales y
administrativas han resultado ineficaces a la hora de impedir, poner
fin o castigar las violaciones cometidas por los funcionarios
públicos. Esto resulta especialmente llamativo cuando comparamos
las cifras. Por ejemplo, mientras que a comienzos de los años
noventa, Amnistía Internacional no tenía constancia de más de cinco
presos de conciencia, ahora hay más de 150 reclusos de esta
naturaleza que deben ser liberados inmediata e incondicionalmente.
Mientras que a principios de este decenio los informes de
«desapariciones» eran poco frecuentes, actualmente existe una
tendencia creciente y sólo en 1997 se ha informado de más de 30.
Hoy en día la tortura es más frecuente que nunca en México.
Las amenazas, ataques y otras violaciones de derechos humanos
contra los defensores de derechos humanos y los periodistas han
aumentado espectacularmente. Nuestra organización no tiene dudas
sobre el origen de esto: la falta de verdadera voluntad política
para aplicar las medidas existentes, especialmente en los casos
de las violaciones de derechos humanos cometidas por los miembros
de las fuerzas armadas.
La situación se hace más injustificable si tenemos en cuenta
las obligaciones internacionales de México al respecto. Esto es
por lo que esperamos que, en el actual clima de reforma, las
autoridades cumplan el deber contraído por México de proteger los
derechos humanos. Este es el contexto en el que nuestra delegación
ha realizado la primera visita de alto nivel de un secretario general
a México, con el fin de contribuir a la mejora de la situación de
los derechos humanos en el país.
Durante los tres primeros días, nuestra delegación se reunió
con organizaciones no gubernamentales, la Conferencia Episcopal
Mexicana, el futuro jefe de gobierno de la Ciudad de México, el
presidente de la Cámara de Diputados, el presidente de la Corte
Suprema y algunos altos cargos gubernamentales para debatir la
situación actual de los derechos humanos en México y la forma de
mejorarla. El interés de la sociedad civil, incluida la Iglesia
católica y algunas instituciones como el Congreso, por resolver
la situación contrastó enormemente con la actitud del gobierno,
consistente en negar la realidad.
Amnistía Internacional ha presentado a las autoridades
pertinentes una serie de recomendaciones, que en caso de aplicarse
correctamente, contribuirán notablemente a mejorar la situación
actual de los derechos humanos. Por ejemplo, en las cárceles
mexicanas hay decenas de presos de conciencia recluidos en virtud
de cargos falsos formulados contra ellos -muchas veces basados
únicamente en confesiones obtenidas mediante tortura-. Deben quedar
en libertad inmediata e incondicionalmente. La seguridad pública
mejoraría si se pusiera fin a la impunidad. Asimismo, las
«desapariciones» pueden hacerse sistemáticas si no se toman medidas
sin dilación, siguiéndose las recomendaciones de Amnistía
Internacional. México debe firmar y ratificar la Convención
Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas.
Las recomendaciones también incluían reformas urgentes de la
administración de justicia, especialmente de la labor del
ministerio público y la necesidad de la creación de un organismo
efectivo e independiente que investigue y castigue las violaciones
de derechos humanos. Y lo que es más importante, para ayudar a
impedir una situación irreversible de violaciones masivas de los
derechos humanos en México -cómo la que ha presenciado Amnistía
Internacional en algunas regiones del país- se debe relevar a las
fuerzas armadas de sus funciones en el terreno de la seguridad y
de la investigación penal, una labor que está alimentado la crisis
de derechos humanos.
Amnistía Internacional se une a la esperanza del pueblo
mexicano de que, en el actual clima de reforma, las autoridades
pertinentes asumirán el reto y la responsabilidad de adoptar todas
las medidas necesarias para que se protejan y respeten íntegramente
los derechos humanos. A este fin, instamos a dichas autoridades
a que pongan en práctica las medidas recomendadas sin dilación.
La sociedad mexicana, incluida la Iglesia católica, cada vez más
preocupada y comprometida con esta causa, pueden desempeñar un labor
fundamental para que en México se cumplan las normas consagradas
en la Declaración Universal de Derechos Humanos antes de que termine
el siglo.
Para más información, pónganse en contacto con Susan Kobrin 0171 814 6238 / Correo
electrónico:[email protected] o Amanda Barnes 0171 814 6239. Después del horario de oficina:
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