Celebración Penitencial Las llaves que abren para acoger

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Celebración Penitencial
Las llaves que abren para acoger
Ambientación
Estaría bien el disponer los bancos y las sillas del local en forma de corro, dejando un espacio
central libre. En el centro se coloca una mesa cubierta con mantel blanco.
Monición
Bienvenidos de todo corazón, hermanos.
Hoy vamos a vivir esta celebración con un símbolo bastante poco usual. Todos los que queramos
podremos depositar, dentro de un momento, nuestro llavero sobre la mesa central.
¿Por qué esto? En primer lugar, para que tomemos conciencia de nuestra personalidad y de nuestra
intimidad. Las llaves de casa y de nuestra habitación nos permiten entrar en el calor del hogar, de la
intimidad «en nuestra casa». Es algo precioso que todos sentimos muy dentro. Para llegar a ese
espacio, necesitamos experimentar la entrada y ¡a salida!.
Tras esa puerta invisible, está la sede de nuestro amor, de nuestra fe, de nuestra fraternidad.
¿Esa puerta la tenemos siempre abierta? ¿Dejamos fácilmente la posibilidad de entrar y salir? ¿La
tenemos cerrada quizá con llave, condicionando el acceso? ¿Tenemos cabida para muchos o para
pocos? ¿A quiénes nos gustaría de verdad darles acceso?
Podemos depositar ahora nuestras llaves, mientras pensamos en el fondo de nuestro ser, algunas de
las preguntas formuladas.
(Se deja tiempo para que los participantes depositen las llaves tal como se indicó más arriba.)
Canto
Saludo del presidente
Bienvenidos, hermanos, nuevamente a esta casa en la que el Señor nos reúne a todos y desea abrir los
deseos de su corazón. Que esa cercanía del Señor esté siempre con todos vosotros.
Oración
Dios Padre nuestro,
¡cuánto deseo llegar a ti, para sentir tu llamada!
Físicamente estoy aquí, pero desde mi fe,
quiero estar dentro de ti.
Ayúdame a amarte por encima de todo y a quedarme contigo.
Muchas veces he olvidado tu cercanía
y me he cerrado a tus secretos en intimidad.
Y por eso, he bloqueado mi corazón a muchas personas necesitadas.
Ábreme a ti, para que puedan entrar todos mis hermanos.
Ven, Señor.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.
Proclamación de la Palabra
Lecturas
Lectura del evangelio según san Marcos 13, 33-37, 1-13.
Reflexión
Todas las viviendas, grandes o pequeñas, tienen una puerta de acceso. Por ella entramos para
encontrarnos dentro de un hogar; por ella salimos, tras haber fraternizado. Hay viviendas a las que es
muy difícil acceder, ya que están cerradas con doble llave.
Hay otras muchas en las que el acceso resulta sencillo, fácil y familiar. Parece como que superar un
umbral fácil de abrir nos hace descubrir el acceso confiado de las personas que habitan dentro de ella. Y
así mismo, es bastante normal encontrarse con que, a la dificultad para abrir una puerta, se añade la
dificultad para relacionarse con quienes así se encierran. Como si la seguridad exterior indicara también
las barreras interiores que las personas tienen.
El símbolo de la puerta se adecua perfectamente al acceso posible con las personas.
Hay personas, que con su mirada, con su fiabilidad, con su sencillez, con su acogida cariñosa,
permiten el acceso a muchas personas, de modo que compartir la cercanía en su interior resulta
riquísima, fraternal, profunda, religiosa, caliente.
Muchas veces, es verdad que la vida nos va endureciendo con sus experiencias críticas. Y poco a
poco, renunciamos a la apertura, renunciamos a seguir dando confianza, y preferimos «encerrarnos»
solos.
Entonces, no sólo entran muy pocos o nadie dentro de nosotros, sino que también nos alejamos de
la necesidad que tenemos de los demás. Con nuestra soledad, sobreviene la dureza, la frialdad...
En el evangelio resulta enormemente llamativa la actitud de Jesús. Él está abierto a la confianza, a la
voluntad y al amor de Dios Padre. Por eso, en Él encuentran fácil acceso los niños, los pobres, los
pecadores, los jóvenes, los enfermos, los extranjeros. Todos perciben algo maravilloso en el corazón de
Jesús. Su cercanía hace natural a todos el llegar a Dios Padre.
Con Jesús se abren los bienes divinos (Jn 10, 9); con Él tenemos acceso al Padre (Ef 2, 18); El
entrega las llaves del perdón, de la misericordia y de la alegría a Pedro (Mt 16, 19); en su bautismo se
abre el cielo (Jn 1, 51); mediante Él tiene lugar el encuentro pleno entre Dios Padre y la humanidad (Ap
21, 12-27; 22, 14-15).
¿Por qué no intento ser como Jesús hoy entre los hermanos?
Canto
Preces
(Las personas que antes depositaron su llavero, vuelven a la mesa, y, al tiempo que recogen su llavero, libremente
expresan una petición. Ponemos un ejemplo a continuación)
- Señor, perdónanos por haber cerrado con llave el acceso a la fe a...
- Señor, ayúdame a confiar estas llaves a...
Gestos
Tras la participación de los presentes en las preces, a todos se les invita a expresar el gesto de la
acogida y la apertura confiada mediante el signo de la paz (con espontaneidad).
Despedida
PRESIDENTE.- Entrar en el amor y bendición de Dios Padre, es entrar también en nuestros hermanos.
Que la bendición de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo esté con todos vosotros.
R/. Amén.
Canto
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