TEMA 7. ARTE DE AL-ÁNDALUS ARQUITECTURA 1. MEZQUITA DE CÓRDOBA Arquitectura religiosa hispanomusulmana de época califal. Cronología: Origen entre 785-788 (Abd al-Rahman 1, en época del emirato); completada en 788-796 (Hisam I) y ampliada en 833-848 (Abd al-Rahman II), en 946 (Abd al-Rahman llI), en 961-966 (AI-Hakan II) y en 987-990 (Almanzor) Autores: Desconocidos en su fase original. Chafar en la ampliación de AI-Hakan II (la más importante) y Ab Allah ibn Said ibn Batrí en la ampliación de Almanzor. Materiales: Piedra, ladrillo, madera, mármol, y como material decorativo yeso. Dimensiones: 178x125 m La mezquita de Córdoba constituye el monumento medieval más bello de la arquitectura islámica occidental y el mejor ejemplo de la civilización musulmana en al-Ándalus. Era el templo principal de córdoba y se construyó para reunir a los fieles en la oración del viernes. Pretendía ser la réplica de la gran mezquita de Damasco, pero acabo rivalizando con ella en belleza e innovaciones técnicas y estilísticas. Sus arquitectos adaptaron las tradiciones locales a las necesidades constructivas islámicas. Conceptualmente, el conjunto remite a las mezquitas del norte de África, al uso de las dovelas bicolores de la arquitectura romana (piedra blanca y ladrillo rojo) y a los arcos de herradura de origen visigodo. Su construcción abarca un periodo que va desde el siglo VIII hasta el siglo X: desde el emirato que la levantó sobre el solar de la iglesia de San Vicente aportando soluciones técnicas memorables, hasta el califato que la amplió en repetidas ocasiones para poder albergar a una población cada vez más numerosa, dotándola de gran esplendor y riqueza. La mezquita de Córdoba es una muestra de la importancia que esta ciudad tuvo en la Edad Media, donde se crea un estilo arquitectónico nuevo, rico y refinado, que tendrá gran influencia en etapas posteriores. Actualmente se conserva con toda su magnificencia a pesar de que en 1513, una vez terminada la Reconquista, el cabildo de Córdoba ordenó la construcción de una gran catedral en medio de la sala de oración, destruyendo 63 columnas y arcos de la misma., hecho que ya en la época provocó quejas en buena parte de la población. Exterior: Todo el recinto está limitado por un grueso muro homogéneo de 178x125m (con lo que el conjunto supera los 22.000 m2 de superficie) que, a modo de muralla y sin fachada principal, rodea toda la construcción. En él sobresalen numerosos contrafuertes, entre los que se abren 19 puertas que dan acceso al interior. Estas puertas presentan una tipología tripartita: tres calles horizontales, una central con la apertura de acceso y dos laterales que simulan puertas ciegas y tres cuerpos horizontales, estando el superior ricamente decorado con arcos de herradura, arcos lobulados y celosías. La más antigua de estas puertas es la de San esteban, antigua Puerta de los Visires, en la fachada occidental. Los muros que rodean el recinto se rematan por almenas escalonadas (denominadas de tipo sirio), lo que le confiere al conjunto un aspecto de fortaleza, característico de la arquitectura hispanomusulmana. En el muro occidental se levanta el alminar o minarete de época de Abderramán 111, de forma prismática, que servirá de modelo para otras mezquitas de AI-Andalus, convertido posteriormente en campanario cristiano. Planta: El inmenso sahn o Patio de los naranjos, cuyos árboles reproducen la distribución de los soportes interiores de la sala de oración, presenta varios sabils o fuentes rituales para las abluciones de los fieles. El patio está porticado en tres de sus frentes. En el fondo del patio se abren 19 arcos de herradura, que se corresponden con las 19 naves del haram o sala de oración. Estas naves, separadas por arcadas sobre columnas, son perpendiculares a la quibla, muro de la cabecera orientado hacia La Meca y hacia donde el creyente dirige la mirada. En la quibla se sitúa el mihrab, tradicionalmente un pequeño hueco o nicho vacío, lugar más sagrado de la mezquita, pero que en Córdoba constituye una habitación, por primera vez en la historia del arte islámico. Delante del mihrab existe un espacio privilegiado llamado maqsura, reservado al califa y autoridades. Originariamente la mezquita de Abderramán I constaba de 11 naves y 12 tramos o crujías en cada una de ellas (el mihrab, por tanto, queda en la nave central, con 5 naves a cada lado); Abderramán II añade 7 tramos más y AI-Hakan 11 añade otros 12 tramos y construye el actual mihrab, que continúa centrado; cuando Almanzor añade 8 naves hacia el este, al no poder ampliar la sala de oración hacia el sur por la proximidad del Guadalquivir, provoca el actual descentramiento del mihrab. Interior: El haram o sala de oración está formado por un bosque de 514 columnas de jaspe, granito y mármol. En el edificio original, levantado por Abderramán I se reutilizaron fustes romanos y visigodos (columnas de acarreo); la insuficiente altura de los fustes, que daría a tan amplio espacio un aspecto oscuro y poco elegante, se resolvió gracias a una ingeniosa superposición de arquerías. Esta innovación sin precedentes en la arquitectura de interiores permitió elevar la cubierta hasta los 11,5m y generar un efecto de gran impacto estético, un espacio espectacular lleno de ritmo y color, en el que los arcos y columnas se multiplican, de liviandad y diafanidad arquitectónica al dejar libres los arcos inferiores, sin relleno. Algunos autores creen que fue una afortunada improvisación, ya que la mezquita se estaba construyendo a gran velocidad y el arquitecto solo disponía de los reducidos fustes clásicos; muchos otros sostienen que tan ingeniosa solución procede del acueducto romano de Los Milagros en Mérida, confirmando esta influencia además, la presencia de la bicromía blanco-rojo en las dovelas (bicromía que también aparece en dicha obra romana). El sistema constructivo es el siguiente: sobre los capiteles de las columnas de la arcada inferior, donde se unen los arcos de herradura, se levantan pilastras rectangulares (quedando dichos arcos enjarjados o embutidos en las pilastras) que a su vez sostienen arcos de medio punto, y éstos, finalmente, soportan las cubiertas a dos aguas. Para que la transición de la columna inferior al pilar superior no sea brusca, aparecen los modillones de rollos, elemento decorativo de nueva creación. Las diferentes ampliaciones respetaron este esquema constructivo en la sala de oración; sin embargo, parte del haram quedaba sumido en la penumbra, por lo que AIHakam II añadió en su ampliación cuatro lucernarios o cuerpos de ventanas coronados por cúpulas: - Uno en la nave principal, en el lugar donde estuvo el antiguo mihrab de Abderramán II, espacio denominado CAPILLA O LUCERNARIO DE VILLAVICIOSA. La cubierta es una imponente cúpula nervada califal, es decir de 8 nervios paralelos dos a dos, que no se cruzan por el centro, dejando espacios de plementería poligonales que se convierten en pequeñas cupulitas de gallones. En dirección al mihrab, la Capilla de Villaviciosa presenta una especie de "arco triunfal" fastuoso, mediante un abanico de arcos polilobulados entrecruzados en la parte inferior y de herradura superpuestos en la superior; en ambos se alternan las dovelas lisas y las decoradas con atauriques. Todos ellos descansan sobre ricas columnas rosas y azules. - Tres en la MAQSURA, siendo el central, el que está delante del mihrab, el más importante. Para pasar de la planta cuadrada de la base a la forma octogonal se emplean las trompas o nichos en las esquinas. La cubierta es una fastuosa cúpula califal de nervios cruzados en paralelo, dos a dos, que forman en el centro un espacio octogonal cubierto con cúpula gallonada. La decoración a base de mosaicos bizantinos, regalo del emperador de Bizancio, realizados por especialistas venidos de aquellas tierras, ocupa todo el conjunto a modo de tapiz y resulta deslumbrante. Las teselas dan forma a motivos vegetales (ataurique), geométricos (lacería) y caligráficos (epigrafía). Este esplendor se pretende en el espacio sagrado reservado al califa. Estamos en el momento más rico e importante de todas las fases de ampliación de la mezquita, en época de AI-Hakan II, entre 961-966, momento en que se realiza también la fastuosa ENTRADA AL MIHRAB: se trata de una impresionante "portada de aparato", hecha sobre el esquema de la Puerta de San Esteban y destinada al espacio más importante de la mezquita, el mihrab o punto de convergencia de la oración de los fieles. Un doble alfiz rectangular con bandas de decoración epigráfica alusiva a la ampliación de AI-Hakan II enmarca el arco de herradura califal que da acceso al mihrab. Se corona con un friso de arcos ciegos polilobulados. La suntuosa decoración musivaria realizada por artistas bizantinos reproduciendo motivos de ataurique y epigrafía cúfica, se conjuga a la perfección con los bajorrelieves de las enjutas (albanegas) y las jambas. El resultado es un conjunto de gran elegancia, policromía y perfecta ejecución. El interior del mihrab presenta planta heptagonal y original cubierta en forma de concha o venera. Los muros son simples placas de mármol en la parte inferior, un segundo cuerpo de arquería ciega trilobulada con decoración de ataurique y un friso epigráfico superior alusivo a la construcción del mismo. 2. LA CIUDAD PALATINA DE MADINAT AL-ZAHRA Arquitectura y urbanismo de época califal cordobesa. La autoproclamación de Abd al-Rahman III en el año 929 supuso la adopción de un conjunto de medidas políticas, económicas y urbanísticas destinadas a consolidar el poder del nuevo régimen. La construcción de una nueva ciudad, Madinat al-Zahra, como residencia personal de califa y sede de los órganos de la administración del nuevo Estado Califal (hasta entonces en el antiguo Alcázar de Córdoba) fue su actuación más ambiciosa y tuvo gran repercusión cultural y artística. Se inició en el año 936 y supone una práctica habitual en el mudo islámico oriental: la construcción por el califa de un nuevo núcleo urbano como muestra de su dignidad y estatus y como parte de un programa de propaganda y representación. Por tanto, no es muy verosímil la versión que justifica la fundación de la ciudad palatina como una muestra de amor del califa por su favorita Zahra. Madinat al-Zahra, lila ciudad brillante", tenía forma rectangular de 1500m de largo x 750m de ancho, con una superficie total de 112 hectáreas (1125000m cuadrados) defendida por murallas y fue diseñada como un completo centro urbano situado al oeste de Córdoba, al pie de las últimas estribaciones de Sierra Morena, en un lugar de gran valor paisajístico. La adaptación a esta topografía de pie de sierra determinó la disposición en tres terrazas o planicies jerárquicas: -Superior, con las dependencias palatinas, es decir, el Alcázar o palacio, entre albercas y huertas, en un lugar preeminente. -Intermedia, con las dependencias burocráticas y viviendas de los altos dignatarios del régimen. -Inferior, ocupada por el caserío urbano (aún si excavar), la Mezquita Aljama, la Ceca (Casa de la Moneda), Zoco, baños, centro artesanal oficial y barrios para el resto de la población. La ciudad necesitó de una compleja infraestructura viaria, hidráulica y de abastecimiento de material de construcción, visible aún en los restos de caminos, puentes, acueductos y canteras en el entorno próximo. Era, por tanto, una ciudad cortesana, administrativa y gubernamental totalmente autónoma respecto a la metrópolis cordobesa, centro agrícola, comercial y religioso del Califato. Las crónicas de la época nos transmiten la admiración que Madinat al-Zahra despertaba entre quienes la contemplaron en su época de esplendor; pero su existencia fue muy breve: tras la intensa actividad constructiva de Abd al-Rahman III y su hijo al-Hakan II, llegó una decadencia con Hisan II y finamente su destrucción entre 1010 y 1013 como consecuencia de las luchas internas que provocaron la caída del Califato Omeya de Occidente y la división de al-Andalus en números reinos de taifas. Desde este momento Madinat al-Zahra fue sometida a un gran saqueo de materiales durante toda la Edad Media y posteriormente fue olvidada durante siglos, hasta que en 1911 comenzaron las primeras excavaciones. En la explanada o terraza alta se encontraba la parte privada y la parte pública u oficial, en la que destaca uno de los más bellos salones de la arquitectura califal, el SALÓN DE ABD AL RAHMAN III, también llamado SALÓN RICO, edificado entre 953-975: se trata del pabellón de recepción más importantes del palacio, para las recepciones a los embajadores extranjeros que tenían lugar mediante un sofisticado protocolo. Su estructura es basilical de 5 naves (las naves de los extremos se separan mediante muros, y las centrales mediante ricas columnas de mármoles polícromos) con pavimento de mármol blanco precedidas de un pórtico que se abría a un majestuoso jardín. Sobre las columnas descansan bellos arcos de herradura ultra semicirculares con grandes dovelas bícromas y alternas (lisas y decoradas). Destaca la rica y profusa decoración en bajorrelieve con motivos vegetales o ataurique (hojas de forma acorazonada con muchas variantes, acantos, palmetas, piñas,...) que cubre sus muros, con el tema del árbol de la vida, y en las dovelas de los arcos, en las basas y capiteles de las columnas, trabajados prodigiosamente creando filigranas mediante la técnica del trépano (capitel califal cordobés, también llamado "de avispero"). El Salón Rico y todo el conjunto palatino de Madinat al-Zahra son un claro exponente del esplendor, riqueza y refinamiento al que llegó el califato cordobés en el siglo X. El maestro alarife del Salón Rico fue Sunaif y los tallistas Mudáfar, Bedr, Nasr, Fatah, Aflah, Taric y Rasic. 3. GIRALDA DE SEVILLA La mezquita aljama (mezquita mayor) almohade de Sevilla, construida entre 1172-1182, tenía un oratorio o haram de 17 naves perpendiculares al muro de la quibla que fue derribado en 1401 para construir en su lugar la actual catedral gótica. De esta mezquita sólo se conserva actualmente parte del sahn o patio de abluciones (patio de los naranjos) y el magnífico alminar o minarete (torre para la llamada a la oración) conocido como Giralda, que constituye el monumento almohade más importante de España. Se comenzó en 1184 por mandato del sultán Abu Yacub, en el momento de máximo esplendor del período almohade, con centro en Sevilla, bajo la dirección del arquitecto Ahmed ben Basso, que planeó la obra en piedra, por lo que los dos primeros metros sobre el nivel actual del suelo son de grandes sillares reutilizados del palacio taifa de Ibn Abbad, residencia de AI Mutammid, rey taifa de Sevilla del siglo XI; otros son de mármoles romanos preexistentes en el lugar, visible aún en algunas lápidas conmemorativas. Tiene unos cimientos que llegan en profundidad a los 8,5m El resto se edificó con ladrillos bajo la dirección arquitectónica de Alí de Gomara. Hay que advertir que la situación del alminar no es la habitual en las mezquitas (junto al muro del sahn), ya que existieron problemas de cimentación y se buscó el lugar más idóneo. Estilísticamente, la Giralda guarda una estrecha relación con otros dos alminares norteafricanos: la Kutubiyya de Marrakech y la Torre Hassan de Rabat, pero es más elegante y perfecto que éstos. Todos ellos son herederos del antiguo alminar califal cordobés. Se trata de un bellísimo prisma de elegantes proporciones (13,GOm cada lado del cuadrado de la base), de volúmenes geométricos puros, estructurado en torno a un pilar machón central, alrededor del cual se asciende a través de tramos alternos horizontales y en rampas, lo que permitía al muecín subir montado. El pilar machón alberga en su interior siete habitaciones superpuestas. Por tanto, el alminar está formado por dos prismas cuadrangulares concéntricos unidos por las rampas interiores que conducen hacia arriba. Es el más alto alminar clásico del islam, con una altura de 97,5m contando con el cuerpo de campanas, y un total de 101m si sumamos el Giraldilla. En cuanto a la decoración exterior, los pisos inferiores de la Giralda presentan muros lisos con vanos en forma de arcos lobulados y de herradura, enmarcados por alfices. Los pisos superiores se dividen en tres calles: la central con ventanas geminadas superpuestas, y las laterales con arcos ciegos que sustentan elegantes tapices de rombos (labor de sebka) formados por el entrecruzamiento de arquerías de ladrillo. El remate superior presenta un friso de arcos ciegos polilobulados entrecruzados. Este alminar se convertirá en modelo para los campanarios mudéjares posteriores, tanto en estructura como en decoración. En origen, se remataba con un yamur de 4 esferas metálicas doradas de tamaño decreciente, colocado en 1195 para conmemorar la victoria de Alarcos sobre los cristiano, sustituido tras la conquista cristiana por un campanario con cruz y, finalmente, en 1557 por un extraordinario cuerpo de campanas de estilo renacentista-manierista, obra del arquitecto cordobés Hernán Ruiz II, rematando el conjunto una escultura en bronce de la alegoría de la fe (Giraldillo), símbolo del triunfo del catolicismo sobre el islam. Por tanto, la obra almohade propiamente dicha, termina donde hoy nace el cuerpo de campanas. El alminar recibe el nombre de Giralda por la figura renacentista de la fe que lo corona, que en realidad es una veleta (giralda). Esta torre fue declarada Monumento Nacional en 1928. 4. TORRE DEL ORO Arquitectura defensiva almohade. Esta torre se denominó ya en época almohade del Oro (Bury al-Dahad) por su relación con la Ceca (Casa de la Moneda) situada en sus proximidades o, lo que es más probable, por haber estado recubierta de azulejos dorados de reflejo metálico. La permanente inseguridad favoreció el desarrollo de la arquitectura militar; los almohades adquirieron tal grado de perfección, que sus fortificaciones fueron inexpugnables. Es una torre albarrana (la que tiene función defensiva) situada en la orilla izquierda del Guadalquivir, construida entre 1220-1221 como parte de las defensas de Sevilla (su recinto fortificado tenía 176 torres), capital del reino almohade, controlando la entrada a la ciudad por el río. Estaba unida, junto con su vecina Torre de la Plata, a través de una muralla con un camino de ronda superior, que constituían un saliente de la muralla que rodeaba la ciudad. Así, el Alcázar quedaba más protegido. Algunos historiadores sostienen que una gruesa cadena la unía a un fortín en la otra orilla del río, que podía ser tensada en casos de incursiones de nave enemigas. Tiene 35m de altura -5m permanecen enterrados, planta dodecagonal y dos cuerpos, más una linterna circular como tercer cuerpo, añadida en 1760 tras el terremoto de Lisboa de 1755. El primer cuerpo está construido con tapial y sillares de piedra en base y esquinas para reforzarlo; en el segundo cuerpo se emplea el ladrillo. Los vanos son escasos, algo más numerosos en la parte superior, donde se duplican y aparecen enmarcados entre arquillos ciegos. Éstos, junto a los listeles -típicos del arte almohade-y las albanegas con cerámica blanca y verde (utilizada por primera vez en la Península y luego habitual en el arte nazarí), son los únicos elementos decorativos en este edificio de gran sobriedad estética. Los dos primeros cuerpos tienen remates almenados, lo que potencia su carácter militar. 5. LA ALHAMBRA Arquitectura y urbanismo nazaríes. Autores desconocidos. Materiales: Argamasa, tapial, ladrillo, estuco, yeso, mármol, cerámica y madera. El reino nazarí de Granada, instaurado en 1238, se prolongó hasta 1492, gracias al régimen de vasallaje con los reinos cristianos. De los 22 sultanes que formaron la dinastía nazarí durante 250 años, destacaron dos por sus empresas constructivas: Yusuf I (segundo tercio del siglo XIV) y su hijo Mohamed V (segunda mitad del siglo XIV). El arte nazarí es ecléctico, ya que toma el legado artístico iniciado en el califato cordobés y el almohade, pero articula un lenguaje propio y excepcional. Su principal aportación está en el ámbito decorativo: mocárabes y estalactitas formando cúpulas, techos y arcos; capiteles de gran originalidad sobre columnas sutiles y esbeltas. El gran monumento de la arquitectura nazarí es la Alhambra granadina, que significa "la roja" por el color de sus muros. Se alza sobre una colina entre el valle del Darro y la vega del Genil, recortándose su silueta sobre el fondo montañoso de Sierra Nevada. Se trata de una ciudadela en un recinto amurallado sobre una colina inexpugnable rodeada de vegetación. El recinto fortificado de aprox. 740m x 220m, tiene un perímetro aprox. de 2200m y se unía a las murallas exteriores de la ciudad por dos puntos. 22 torres espaciadas se adaptan irregularmente y 4 puertas principales daban acceso al recinto, entre las que destacan las de la Justicia y la Justicia y de Armas (ambas de recodo, con desarrollo en ángulo para imposibilitar el ataque de tropas, y entre torres avanzadas). En el extremo que mira a la vega se eleva la Torre de la Vela. El conjunto palatino cubría necesidades administrativas, políticas y urbanas. Constituye una perfecta adaptación de la arquitectura al medio natural: fundiéndose con el paisaje se convierte en un elemento más del mismo, que añade, con el rojo de sus muros, una tonalidad más al colorido del lugar. En su vista aérea se observa su compleja estructura: -Parte militar: Alcazaba, murallas y torres. -Parte Pública: Mexuar, para administración de justicia. -Parte Oficial: Cuarto o Patio de Comares (palacio independiente), con--Salón del Trono --Patio de los Arrayanes -Parte privada o harem: Cuarto de los leones (palacio independiente), con las Salas de --los Abencerrajes --los Reyes --las Dos Hermanas --los Mocárabes -Jardines: Partal, cerca del Palacio de los Leones. Generalife, en una colina a las afueras. Su origen se remonta a 1060. Un visir del rey taifa bereber Ibn Habus levantó una residencia de la que en la actualidad quedan los cimientos y zonas más bajas de los muros y la fuente del Patio de los Leones. En 1238 Mohamed I conquistó Granada y fundó la dinastía nazarí, iniciando a continuación las obras de la Alhambra. El conjunto, que incluye la fortaleza propiamente dicha o Alcazaba, en el extremo del recinto amurallado, y la Casa Real o palacios, es obra de sucesivas construcciones realizadas en tiempos de Mohamed 11, Yusuf I y Mohamed V (reinados de máximo esplendor artístico, entre 1325 y 1369). Son edificios edificados a escala humana, que disimulan con yeso la pobreza de los materiales empleados: argamasa y mampostería para los muros; ladrillos para pilares, arcos y bóvedas; y entramados de madera. No se da importancia a los aspectos estructurales. La decoración lo embellece, pero debajo de la ornamentación no hay una arquitectura potente. Los arcos, por ejemplo, son simplemente decorativos, no constructivos, ya que en realidad se trata de una arquitectura adintelada. El arte nazarí granadino crea un tipo de columna de fuste finísimo apoyado en basa y rematado por un capitel precedido de varios collarinos. Este capitel, a su vez, se compone de un cuerpo cilíndrico encintado (decorado con cinta continua y ondulada) y otro cúbico encima con decoración de vegetal o de mocárabes. Para cubrir los paramentos y techos emplearon la madera y el yeso. Lacería, mocárabes, ataurique y epigrafía son los principales motivos que decoran los muros y bóvedas de yeserías. El cromatismo está presente, dando una gran luminosidad gracias al uso del dorado. La parte baja de las paredes se cubre con azulejos y zócalos alicatados. Un rasgo curioso es la perforación de muchos de sus muros. La ligereza del material empleado y la falsedad de sus elementos permitieron tratar las paredes como celosías: lo aparentemente sólido no es más que un tabique de yeso y estuco, soportado por finas columnas, que deja atravesar la luz para hacer ingrávido lo que se muestra material e inaccesible. En el Patio de los Leones, a través de las paredes se paredes se puede contemplar el cielo azulo las estrellas. Sólo una mente oriental pudo idear esto. Como rasgo característico de la arquitectura musulmana hay que destacar el contraste entre la apariencia exterior fortificada y el suntuoso, rico y refinado interior de las dependencias. En el caso de la Alhambra la visión sobria de los muros exteriores nada tiene que ver con el espléndido interior que ocultan. El PATIO DE LOS ARRAYANES (1333-1354) forma parte de uno de los grandes núcleos de la Alhambra: el Palacio o Cuarto de Coma res, la parte oficial. El patio rectangular tiene en su centro una alberca con fuentes en sus extremos, y en sus dos lados cortos aparecen sendos pórticos con siete arcos de medio punto peraltados (el central de mayor tamaño) sobre finas columnas nazaríes con capitel de mocárabes, que tienen una función más decorativa que estructural. Los arcos quedan realzados por la decoración de paños de sebka en los alfices. Ambos pórticos son como pantallas decorativas que marcan la transición entre el ámbito abierto del patio y el interior de las salas. Todo el arte nazarí estará en función de los sentidos. La Alhambra parece la materialización de la creencia musulmana de que el paraíso es un jardín. La arquitectura da paso a la naturaleza estableciendo transiciones suaves y sutiles: pórticos abiertos, torres miradores, patios...La vegetación -huerta o jardín-y el agua, concebida como elemento vivo y fluyente, que refresca el ambiente en los cálidos veranos, interrelacionan los diferentes recintos y les dan unidad. En el Patio de los Arrayanes hay una incorporación de la naturaleza a la arquitectura mediante los arbustos de arrayanes a ambos tados de la alberca y el agua de la misma (el agua es un elemento omnipresente en la Alhambra: aparece en movimiento en surtidores, fuentes y acequias creando con su rumor una agradable musicalidad, pero también en reposo como en este estanque rectangular, que se convierte en un espejo de agua en el que se refleja la mole de la Torre de Comares y acentúa ópticamente la liviandad de la construcción, aumenta la perspectiva y crea una perfecta geometría). En el extremo norte del Patio de los Arrayanes se encuentra la TORRE DE COMARES, cuyo interior era el Cuarto de Embajadores y Salón del Trono, construido por Yusuf I en la primera mitad del siglo XIV. El nombre de Coma res hace alusión a la palabra árabe que alude a las vidrieras de colores que tuvo la estancia. Es un espacio suntuoso en el que se recibía a las delegaciones extranjeras, y en una alcoba abierta en el muro norte se situaba el trono de Yusuf I En todas las paredes de la sala la epigrafía decorativa llena de alabanzas al soberano. El color y la explosión decorativa sobrecogen. Se trata de una planta cuadrada en cuyos gruesos muros se abren tres nichos con vanos. Un zócalo de alicatados cubre toda la parte inferior de los muros, y a partir de éste las yeserías cubren todo el espacio hasta llegar a la techumbre, mostrando claramente un horror vacui. La estancia se cubre con una impresionante techumbre cuadrada de madera con decoración estrellada, representando los siete cielos del Paraíso islámico. El gran refinamiento de este salón contrasta con el aspecto externo del Torreón de Comares. Otro gran conjunto es el PATIO O CUARTO DE LOS LEONES (1354-1391), de época de Mohamed V, que se dispone perpendicularmente al eje de Comares. Era la parte privada o harem de la Alhambra, la parte más íntima donde estaban las alcobas y estancias de invierno de la familia real. Constituye, dentro del conjunto de la Alhambra, un palacio independiente. Constituye la obra maestra de La decoración nazarita. Se trata de un patio de crucero con total de 124 columnas de mármol de Macael, cuyos capiteles típicos nazaríes tienen una gran variedad en la riqueza ornamental, que rodean los cuatro frentes del patio formando una elegante y refinada galería de arcos de medio punto peraltados; sobre ellos paneles de yeso con decoración de sebka y ataurique que se enriquecen con los efectos de claroscuro. Tiene forma rectangular, con pórticos en los cuatro lados; en los lados cortos hay bellísimos pabellones avanzados con una fuente en su interior, que son una muestra de arquitectura abierta entre las habitaciones y el jardín (se cree que en la época el lugar estaba ocupado por u jardín). Están formados por finas columnas nazaríes de mármol, con capitel encintado en el primer cuerpo y de ataurique en el segundo, agrupadas en 2, 3, 4 o aisladas y sobre ellas descansan arcos de mocárabes peraltados con una yesería tan exquisita, que filtra la luz cuando se observa el patio desde el interior. En el centro del Patio se halla la famosa fuente de los Leones, cuya taza dodecagonal se sostiene a lomos de 12 leones de mármol dispuestos en forma radial. Se fechan en el siglo XI, procedentes del palacio del visir judío José Ibn Negrella, aunque algunos autores los datan en el siglo XIV. Son animales de factura tosca -debido tal vez al poco desarrollo de la escultura islámica-que contrastan con el refinamiento del resto del conjunto. La taza es del siglo XIV y lleva inscrito en su borde un poema que explica la simbología de esta fuente (el sultán tiene el don del agua -surtidor-que da a sus guardianes -los leones-) De esta fuente salen 4 pequeños canales de agua como alegoría de los ríos del Paraíso islámico, que llegan hasta los surtidores de los pabellones y las estancias contiguas: Salas de los Mocárabes y de los Reyes en los lados cortos y Salas de Los Abencerrajes y de las Dos Hermanas en los lados largos. En el lado norte del Patio de los leones se sitúa la SALA DE LAS DOS HERMANAS (1363). Su denominación le viene de las dos grandes losas que configuran el suelo de la sala y que se distribuyen a ambos lados de la fuentecilla central. Destaca por su impresionante cúpula de mocárabes sobre un tambor octogonal, perforado por 16 ventanas pareadas en su arranque, que la iluminan, creando efectos sorprendentes. Las muqarnas (mocárabes) son pequeños nichos o células cóncavas y convexas que se ensamblan de diferente manera formando estalactitas o simulando panales o avisperos. Tienen efecto tridimensional y dan a las cubiertas un aspecto suntuoso. Tendrán un enorme éxito en la arquitectura islámica, y es la gran creación ornamental del arte nazarí. Su ventaja radica en que son tridimensionales; se pueden adaptar a superficies planas y carecen de límite, por lo que se puede ampliar o reducir su extensión. Los centenares de mocárabes, muchos de ellos policromados y dorados, captan y reflejan la luz en infinidad de matices. Con ellos, el estuco se lleva a la categoría de materia preciosa. Posee un espléndido zócalo de alicatados y un poema de Ibn Zamrak inscrito en sus paredes. Esta Sala de las Dos Hermanas sirvió de Salón de Embajadores y del Trono de Mohamed V, estando situado el trono en una pieza contigua denominada Mirador de Lindaraja o Daraxa, desde el que había una vista espectacular, y en el que destacan los bellísimos alicatados y la cubierta de madera y cristal. En el lado sur aparece la SALA DE LOS ABENCERRAJES (1363), cuyo nombre deriva del siglo XVII, partiendo de la leyenda de que aquí fueron asesinados los miembros de la dinastía enemiga de los Abencerrajes por orden del sultán Mohamed IX. Su cúpula de mocárabes es inigualable en la historia del arte: Sobre un tambor en forma de estrella de 8 puntas, con 16 ventanas pareadas en el arranque, se recubre interiormente de maravillosas muqarnas que, al contacto con la luz, crean efectos lumínicos sorprendentes. La decoración mediante materiales pobres se lleva a su máxima expresión. Hay en todo el espacio una sensación de ligereza espacial, de delicadeza arquitectónica, rasgo común a todos los espacios íntimos de la Alhambra. En el suelo aparece también una fuente interior cuya agua procede de la fuente central del Patio de los Leones. En el lado oriental se ubica la SALA DE LOS REYES (1368), que recibe este nombre por tener pintados 10 dignatarios islámicos en el techo. Su destino era la celebración de fiestas y banquetes en época estival. Su planta es alargada, compartimentada en siete tramos por fastuosos arcos de mocárabes (tres tramos son más luminosos, por estar abiertos al patio, y cuatro más oscuros por estar cerrados al patio por paredes, con lo cual se consigue un efecto óptico muy bello y sutil, al formarse una sucesión rítmica de espacios iluminados y en penumbra. La lujosa decoración del recinto, a base de zócalos de azulejería, artesonados de madera con motivos de lacería (geométricos) y paramentos de estuco repletos de atauriques y epigrafía, contribuyen a hacer de él uno de los lugares más hermosos de la Alhambra. Hay que destacar que la presencia de la figura humana en las bóvedas y de flores en las albanegas de los arcos, demuestra que en los palacios (no en las mezquitas) estaba permitido representar seres vivos. En una colina independiente, frente al recinto de la Alhambra, se alza el que fue palacio de verano de los sultanes nazaríes: EL GENERALIFE. Mohamed 11 inició las obras entre 1273 y su victoria sobre los Infantes de Castilla. Es un pequeño palacete en una finca de recreo, donde el agua y la naturaleza están omnipresentes, produciendo un efecto sensorial por medio de la frescura de las plantas, el rumor de los surtidores y la decoración de los pabellones. El agua se fusiona con la arquitectura de forma magistral. En esta residencia estival destaca el Patio de la Acequia: es de crucero, rectangular, con dos pabellones, al norte y al sur, unidos por un largo y estrecho curso de agua (la acequia) con surtidores y parterres laterales alargados.