El desarrollo y los problemas de la teoría de los instintos *

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El desarrollo y los problemas de la teoría de los instintos *
Edward Bibring
Las páginas siqulentes tienen como fin ofrecer .una revisión ,~reve
y simplificada .del desarrollo de la teorla pslcoanalltlca de .los. instintos.
Esencialmente está basada en las obras de Freud, puesto que,por tentador .que sea.tener en cuenta la totalidad de la literatura analítica sobre
el tema, hacerlo complicaría en demasla nuestra exposiclón .. '.. La revisión
sigue un orden cronológico ;(excepto .enuncaso, en relación conel cuarto paso en la htstorla de la teoría), pero, naturalmente.vello no se aplica
al examen detallado de alqunos puntos.
"
Antes de embarcarme en mi tema concreto, permítaseme decir
algunas palabras sobre la subdivisión de la rama del, conoclmiento de la
que la teoría de los instintos no es más que una parte. E', estudíc psicoanalítico' de los ínstintos está compuesto pardos partes princlpales, una
teoría general y una teoría especializada' de, los' instintos. La prirDe'rq
incluye, además del concepto de instinto, la teoría de íos lnstlntos
sentido más estrecho, esto es, el problema' relativo 'al' número
la naturaleza de los instintos, la cuestión de lóá criteribs"'para su' clastñcaclón
y la concerniente' a:'s~ causa y tunclón.además, la'tedría' general 'incluye
la teoría de la transtorrnación
instintiva, es decir, 'el problema de la' variabilidad de los instintos y las leyes a que obedecentales variaciones,'
las cuales, en parte, coinéiden con lo que Itamamos vicisitudes: Instintivas:
por último, incluye los conceptos y problemas vinculados con' 'etaspecto
energético de los instintos. La teoría especializada se refiere al 'desarrollo
de 10$ instintos en el 'individuo, junto con las hlpótesis-datrabajo
que 'tal
desarrollo implica
los problemas a que da origen.'"
c :
'-"
, En Ias páginas siguientes me limitaré a 'la teoría' general'y,~ en
particular, 'a aquella parte dedicada
la teoría de los instintos' en', el
sentido más estrecho. Este campo también ha sido el tema central de las
y
e'n' el
y
a
• , Aunque este trabaja se publicó en alemán hace algunos años, considero conveniente que ,se publique
en inglés, ya que ofrece' quizás' la versión 'más clara y autorizada 'de las diversas"fases de las ideas
de Freud sobre los Instintos, Está basado en dos conferencias dadas al Grupo .de .Estudio Psicoanalltico
de Praga en noviembre de' 1934, y apareció por primera vez ,en Imago (1936), 22, 147,"En esta=versión se han omitido algunos 'pasajes referentes a las ideas de otros .autores aparte de Freud, por' motivos que el propio autor ha señalado, Empero, la guerra ha impedido obtener su aprobación detallada
de esas omisiones, porJo cual el editor se 'hace responsable de-ellas, Dichas 'omisiones: no 'perturban
el hilo central del' trabajo y los puntos correspondientes a ellas han sido señalados en el texto: (Nota
editorial original.)' ~Reimp[eso del Int. J. Psychoanal., ,1,941,22, 102-131.1, P~blicado en' et',lnt.',J.' Psy,choanal., 1969, 50, 3,
'
831:
Edward Bibring
controversias pslcóanalltlcas sobre los instintos durante los últimos años .
. A los fines de la claridad, comenzaremos con un breve bosquejo
de la historia de la teoría, instintiva. Una teoría de los instintos puede ser
monista, dualista o pluralista. La teoría de Freud fue dualista desde el
comienzo, y siguió siéndolo a pesar de todos los cambios que experimentó. Nunca se modificó el- número, sino sólo la naturaleza de los instintos o, más ·b'ien,'los grupos de instintos que habían de distinguirse.
La teoría de los instintos, alcanzó su posición actual en cuatro
pasos.
'1) El primer paso consistió en establecer dos grupos de instintos,
los sexuales y los instintos del, Yo. Los primeros fueron detalladamente
estudiados, mientras que los instintos del Yo siguieron siendo una cantidad relativamente desconocida.
2) El segundo paso constituyó una adición a la teoría. La introducción del concepto de narclslsmo en 'la teoría de la libido llevó a postular un componente libidinal de tos instintos' yoicos. Sin embargo, Freud
siguió sosteniendo el criterio "de que, además de este componente libidinal, debía existir un componente primario, no libidinal, al que llamó
"Interés" de una manera no comprometedora, "más bien en 'el sentido de
un egoísmo no libidinal.
, 3) El tercer paso, que en gen"Mal los autores psicoanalíticos han
pasado por alto, consistió en atrlbulr las tendencias agresivas a los instintosder Yo como constituyentes esenciales de éstos. Freud propuso
este criterio en las últimas secciones de su trabajo "Los instintos y sus
destinos" (1915, págs., 76-83) y estaba basado en un examen de la relación entre el amor y el odio, en el cual llegó a la 'conclusión de que el
odio debía entenderse como una reacción no libidinal del Yo.
832
4) El cuarto paso Se debió al mayor conocimiento sobre la estructura del aparato mental como un todo y su división en un estrato
"vital" (el Ello) y una parte organizada (el Yo) y, más en especial, al
estudio de' la región inconsciente del Yo, el Superyó. Lo esencial de
este criterio era que las tendencias agresivas ya no debían entenderse
El desarrollo y los problemas de la teoría de los instintos
como atributos primarios de los instintos del Yo, sino como instintos independientes de agresión y destrucción que existían junto a los instintos
sexuales en los estratos vitales de la mente. Los instintos del Yo dejaron
de ser entidades independientes y empezaron a derivar, en parte, de los
instintos libidinales y, en parte, de los agresivos.
A este cuarto paso en el desarrollo de la teoría instintiva se agrega luego otra teoría, que postula la existencia de los instintos primarios,
lo que se conoce como instintos de vida
de muerte. Este postulado
sirvió para ampliar la base teórica subyacente al cuarto paso, con el fin
de resolver ciertos problemas inexplicados y reunir y simplificar las
, diversas hipótesis teóricas establecidas hasta ese momento.
v
P.asemos a considerar ahora en forma detallada y en el orden correspondiente estos cuatro pasaosen el desarrollo de la teoría instintiva.
La primera teoría trazó un distingo entre instintos sexuales y del Yo y se
establectó como resultado de la observación clínica que demostraba la
importancia central del conflicto mental en la producción de las neurosis.
En su apoyo, Freud adujo las creencias de la psicología popular y,
más enfáticamente, ciertas teorías biológicas. En vista de lo que se dirá
más adelante, resulta importante. señalar el siguiente pasaje en "l.os
instintos y sus destinos" (1915, pág. 67): "Abrigo serias dudas acerca
de que trabajar con material psicológico ofrezca alguna indicación decisiva para la distinción y clasificación de los instintos. Antes bien, parecería necesario aplicar a ese material ciertos supuestos definidos para
trabajar .luego con él, y quisiéramos que esos supuestos se tomaran de
alguna otra rama del conocimiento y se aplicaran a la psicología". Así,
de acuerdo con Freud, es casi imposible llegar a una clasltícaclón.de tos
instintos siguiendo lineamientos puramente analíticos.
.
833
Edward Bibring
Durante el -período en que predominó, esta primera teoría de los
instiIJtoS, Freud -dedicó su .lnterés a desarrollar 'la teoría sexual. Sus
conclusiones
pueden .encontrarse sobre todo en los Tres ensayos sobre
una teoría sexual (1905), donde fueron objeto de una formulación
progresiva. La teoría sexual se divide naturalmente
en tres partes: 1) la
tesis de los instintos, componentes,
vinculada
con el concepto
de las
zonas eróqenas; 2) la tesis de' un desarrol!o ontoqenético
de los instintos
sexuales, 'que tiene lugar en etapas sucesivas y sigue un orden fijo
prescripto por leyes biológicas, y 3) la teoría de la libido (que amplía y
sustenta las dos primeras) y, quizá, también la teoría de las transformaciones de los instintos sexuales en general.
A esta altura se hace necesario profundizar en el tema de la teoría
sexual, por dos motivos. En primer lugar, porque el concepto de instinto
al que se llegó en este campo del conocimiento
y que subyacía a la
teoría sexual ha sido utilizado por muchos autores para discutir las hipótesis posteriores
sugeridas por Freud; y, en segundo lugar, debido a la
concepción
cuantitativa
de los instintos que predominaba
en esa 'época
y que, más tarde, cedió su lugar ala concepción 'cualitativa.
Consideraremos
en primer lugar la cuestión del concepto
tinto: 'Según la definición más común, el instinto' es una energía
de insque se
origina en' ei estrato 'vital de ¡la: mente y tiéne una dirección
inherentemente determinada.
Puesto que muchos hechos parecen 'indicar que el
instinto sé origina en fenómenos orgánicos,
lo hace Freud, como un concepto fronterizo
'seIo puede describir,
'entre las esferas
como
mental y
orgánica.- D'e tal modo" el concepto de instinto queda: incluido en el concepto, de estímulo: el instinto es un estímulo de la mente, distinguible
de
otras clases de estímulos en tanto su acción es constante ,y procede del
interior del cuerpo y no del exterior. Así, también se lo puede entender
como "una medida' de la demanda de trabajo impuesta a la mente como
consecuenclade
su conexión con el cuerpo" (1915, pág. 64).
834~
, .según este criterio, el instinto, cualquiera sea la forma en que se
convierte en una tensión de energía psíquica, siempre contrasta, en tanto
El desarrollo y los problemas de la teoría de los instintos
estímulo, con el aparato mental con sus métodos postulados de funcionamiento. 'Con respecto a esos métodos de funcionamiento, se hacen
necesarios algunos supuestos y esa necesidad, como sabemos, ha llevado
. a establecer ciertos principios del suceder mental .y ciertas tendencias
fundamentales del aparato mental. Volveremos sobre esto más adelante;
por el momento, debemos recordar que los principios o los mecanismos
reguladores regulan el aparato mental, al tiempo que los instintos plantean
continuamente nuevas demandas de trabajo a este aparato, de tal modo
regulado. Este contraste entre el instinto y la' actividad mental quizá
encuentre su .expresión más clara en un pasaje de "Los instintos y sus
destinos" '(1915). Aquí, la división entre instintos' sexuales y del Yo se
describe como una construcción auxiliar de tipo provisional (pág. 67),
al tiempo que se establece corno postulado necesario la tesis de que
existe una tendencia básica del aparato mental "a abolir ··Ios estímulos
que llegan a él, oa reducir la excitación al nivel más bajo posible, o
incluso ... a mantenerse en un estado totalmente carente de estimulaclón" (pág. 63).
Puesto que los instintos se originan en el .campo orgánico, la
cuestión relativa a su' fuente se vuelve importante para su clasificación.
Las tres: características del instinto que destaca Freud -su fuente, su
meta y su objeto- pueden utilizarse como criterios. De éstos, el objeto
es el más variable; la meta es menos variable, aunque lo es en cierto
grado;. pero la fuente es relativamente constante y, por ende, resulta el
mejor criterio para utilizar como base de una clasificación de los instintos.
Así, en esta etapa, en la que se elaboraba la teoría sexual, la
ideade.la füente constituía el criterio de clasificación más importante. La
fuente de un instinto, que. era el lugar de su origen, es entendida, por
su misma naturaleza, como algo relacionado con un hecho orgánico. Tal
hecho orgánico,.a. su vez, es hipotéticamente considerado, de acuerdo
con las teorías de las hormonas, como una suerte de proceso químico,
posiblemente una acumulación de sustancias sexuales o 'una concentra-
835·
Edward Bibring
eren de. procesos qulmleo-sexualesque
-Iueqo sufren. una nueva distribución o quizá se disuelven. El. órgano del que surge un instinto por
lo general coincide con el lugar· en .qus aquél encuentra satlsíacclón, o
bien el lugar de la satlsíacclón es un órqano ,en el. que se origina algún
otro instinto componente.
La diferenciación de los distintos instintos componentes está bao:
sada en los diversos órganos en que aquéllos se originan, es decir, las
llamadas zonas erógenas. La, reunión' de los instintos componentes que
da lugar al grupohomogén'eo de los .instintos sexuales está basada en sus
características comunes y sus relaciones regulares. El concepto de zona
erógena es,', en el primer caso, puramente descrlptlvo y deriva de las
zonas oral, anal y ge~ital. del cuerpo. Sus signos distintivos pueden verlficarse experimentalmente,. y sonia .excitaclón, la acción y la satisfacción; la última deéstas adopta la forma de procesos característicos de
placer, que son distintos en el caso de las zonas oral- y anal de, los, d~
la zona genital.
:; '.
"
! ".
Así, el instinto es una energía que surge del estrato vital de la
mente,' que tiene. una direcclón'<inherentemente determinada, que presiona para alcanzar una meta particular y está' dirigida en forma algo
vaga a cosas y personas .que.son su objeto.· Se relaciona con un órgano
de origén como su fuente 'y: con 'un. órgano -terrnlnal, como lugar eje su
satisfacción: Esta conslste.en la.eliminación de esos cambios en las zonas de excitación que-acompañan aía tensión instintiva. 0, para decirlo
en forma más breve, un instinto es algo .que "proviene de afuera", produce energía y es la causa de procesos mentales particulares.
Cuando los Instlntos-componentee quedaron integrados en el grupo homogéneo' de los' ínstlntos'-sexuales ''1' se los asignó ·aetapas bioló-gicas predeterminadas dentro del marco del. desarrollo sexual, se hizo
necesario establecer la' teoría de lálibido para proporcionar una base y
una ampliación. Según esa teoría, los instintos deben entenderse cómo'
montos puramente cuantitativos de energía que puedén estar localizados
(desplazados) y concentrados de .dlversas maneras. Las cualidades' de.
i
836
I
,
El desarrollo y los problemas de la teoría de los instintos
los, lnstlntos 'componentes no pertenecen a -los instintos mismos, sino
que derivan de sus fuentes. Esta hipótesis permitió describir. en 'forma
comparativamente simple las interrelaciones entre las zonas erógenas,
las transformaciones de un instinto componente en otro, etcétera. Como
se verá, la distinción que se estableció más tarde entre las cualidades
instintivas sobre la base de su meta permitió explicar esas transformaciones sin recurrir a otros supuestos.
" 'Mientras tanto, 'se'.descuidaba hasta.ciérto punto a los instintos del
Yo." El: concepto de' instintos del Yo era 'sólo provisional, como puede
advertirse en las formulaciones que de ellos hace' Freud en esa época.
Erande naturaleza puramente tentativa y lo mismo puede decirse de toda
la clasificación de los instintos. Ello se debió,enparte,
a' factores histórlcos.y, en parte, a factores de orden práctlco. Por un lado, era necesar,i.9)~~solver en primer Iu.gar el problemada.Ia
estructura y el desarrollo .de los. instintos' sexuales c--ef primer problema que se planteó
a ja investiqaclón-e-; por otro lado, era mucho más difícil reconocer las
manifestaciones' de los instintos del. Yo. Las ,tendencias emanadas del
Yo y l)U~ modos:de exprestón eran mucho más compllcadas y, en consecuencia,' más difíciles' de comprender. Pero la principal razón fue que,
antes de poder aprender algo acerca deellos,:era
necesario, saber, más
aC~,r?a\ie' 'los 'instintos iibidinaiés, *. ,: '
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~esulta Importante señalar que.no.seconslderaba
que los instintos
del yo estuvieran en el mismo. nivel q~e-'Ios sexuales. En "Lo~ instintos y
sus 'destinos", Freud formuló el conflicto ',psicológiCOJque puede descubrirse en la raíz de toda neurosis, como unconñlcto entre las exigencias
de la sexualidad
y las del Yo. Así vemos. que,
en esaépoca,
los instintos
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del Yo representaban a éste, todavla inaccesible á la. investigación, y estaban gobernados ppr,.ciertas tendenclas.
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, El criterio basado en la fuente que se había utlllzado para la clasiflcaclón de los instintos sexuales, fue aplicado también a ,los instintos
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Esto es ;válldo 'para la situación' imperante' en e's~ época, 'En I~ etapa' actu~I' d~ nuestros conocimientos.
es obvio que un estudio completo del ,Yo' presupone .una comprensi6n :de .tos Instintos. libidlnales: y.
ag reslvoa.
837
Edward Bibring
del Yo, de los que los.lnstlntos de nutrición constituían un ejemplo típico.
También ellos podían vincularse con órganos de origen y terminación.,
siempre con la ayuda de hipotéticos procesos químico-fisiológicos.
11
El motivo para dar el segundo paso -en 'el desarrollo de la teoría
de los instintos se originó en el campo de la psiquiatría. Surgieron nuevos
hechos que no podían explicarse mediante ninguna de las ideas existentes y que requerían una nueva adición a la teoría de la libido, a: saber,
el concepto de narcisismo.
El concepto de narcisismo abrió la primera brecha en [a existencia
independiente de 16s lnstlntos del Yo. Incluía tres partes constitutivas: 1)
se Introdu]o una etapa a comienzos de la vida del individuo en la cual
sus instintos carecen de' objeto, y se la llamó narcisismo primario. En
dicha etapa; la actitud Iibidinal objetal no ha .sldo todavía diferenciada,
,así como tampoco, hay una diferenciacióñ adecuada entre el Yo, y
el mundo externo. La Jlbldo se almacena de una manera u' otra, como
ocurre en el dormir o en el estado embrionario, y está "inactiva" y quizá
no ha comenzado a funcionar aún; o bien es imposible distinguirla todavfo o separarla de ,la energía y 'las funciones del Yo; para utilizar las palabras de Federn (1931) sólo es operativa en una forma "medial". 2) La
libido, después de la separaciÓn entre el Yo' y~el mundo externo, puede
tomar como objeto la propia persona del sujeto aslcomo cualquier cosa
que pertenezca" al' múrido externo. 3) Por medió de la identificación en
el'
'~fldeál del Yo, la energía instintiva se puede tr~nsformar en
energía narcisista. También en este caso actuará "medialmente", es decir,
en' forma secundaria.
'
Vo o
838
El' postulado 'de una ene'rgía libidinal que actúa en el Yo exigía
revisar las ideas sobre los instintos del Yo. Implicaba que la energía de
los instintos del Yo era libidinal en cuanto al origen y que sus metas de-
El desarrollo y los problemas de la teoría de los instintos
rlvaban ,de las metas. de la libido narcisista dirigida al propio Self del
sujeto y que actuaba dentro y sobre él. Los instintos del Yo no eran
más que los .instintoslibidinales
dirigidos al '10_ y, por ende, algo organizado de manera distinta. Así corno el princ.ipJo.de realidad, por ej~mplo"
no era más que una modificación del principio, del placer, y, no obstante,
podía volverse contra él, así.los instintos de) Yo parecían ser libido modi- '
ficada. en sus metas y, no. obstante capaces de volverse contra Jos verdaderos .lnstlntos Jibidinales. Esta hlpótesjs se.yincula con una concepción particular acerca del origen de las metas instintivas. Según esa hi~¡
pótesis, la meta general de la libido parece serel placer, pero sus metas
particulares derlvan.de los. objetos particulares a [osque está dirigida.
El conflicto mental ya no es un contllcto entre losInstlntos sexuales y
los del Yo, sino entre partes del instinto sexual dirigidas al mundo externo
y partes diriqldas al Yo, entre tendencias libidinales objetales y libidinales yoicas. Esta explicación del conflicto como un choque entre dis-'
tintos intereses era posible, pero no fácil de mantener; además, era demaeladoairnpliñcada como paratener en cuenta; todoslos hechos.
-Parecía inevitable que .esta crltlca al status Independiente de los
instintos del Yo arrojara dudas sobre el carácter dualista de la teoría de
los instintos, pues ahora .sólo había un grupo de [nstintos, los libidinales.·
Los instintos ya no se clasificaban según su origen sino, primariamente,
con referencia a sus relaclcnes con- diversos, objetos, los cuales, a su
vez, parecían modificar la meta de los.Instlntos. ~n ,1.0.esenclal-esto implicaba ya la noción de que los instlntos sexuales y, loa.del ..Yo no eran
más que productos dlterenclados de una "libido .primarla" .cornún.
Con todo.. Freud mantuvo firmemente .la ide.~.de la naturaleza au-,
tónoma de los instintos del Yo. Esto puede haberse debido, en gran par-te, a que había clasificado -a los instintos de acuerdo cOQ conslderaclones biológicas, y, alprtnclploestasconstderaclones
nose vieron perturbadas por su nuevodescubrimiento del narclslsrno .. La. vida .del individuo
parecía, tener., intereses. muy -distintos d~ los. que ,s~, ~eferían; a la conservación .de. la. especie: .As], resultaba natura! suponer que distintas
tuerzas-entraban en acción. Además, los fenómenos del .sadismo en sus
•
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•
.'
.
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'i
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Edward Bibring
aspectos más amplios aún no se habían explicado. Por lo tanto, Freud
introdujo la idea del interés yoico en el sentido de un egoísmo no llbidinal o, para decirlo más correctamente, afirmó que lo que se conocía
como egoísmo tenía dos componentes, un componente libidinal-narcisista
y un componente no libidinal. Según escribió (1914, pág. 31), el narcisismo es sólo "el complemento libidinal del egoísmo del instinto de autoconservaclon. una parte del cual puede con justicia atribuirse a todo
ser viviente". Originalmente, estos dos componentes no estaban diferenciados.
" " "ASí, Freud seguía fiel a la idea de que la naturaleza de los instintos
del Yo era originalmente no libidinal. Y esta idea se veía corroborada por
consideraciones de índole teÓrica y heurística.
"
"
-
I
".
111'
Mái; tarde, "sobre la" base de la observación empírica y de arqumentes teóricos, se atribuyeron a las porciones no Ilbldlnales de los instintos' del Yo atributos adicionales que confirmaron su independencia de"
la libido: Este .constituyó él tercer paso en" el desarrollo de la teoría de
los instintos,' un paso que dio a las tendencias aqresivas un status independiente" en- relación con las corrlentesHbldlnales y las clasificó como
pertenecientes a los instintos del Yo.
.
.
Examinemos los argumentos y observaciones que llevaron a este
intento de clasificarlos instintos en esa forma. La razón" más importante
fue que, "hasta ese momento.Ja teoría no había ordenado o explicado adecuadamente los hechos conocidos.'
..
lo que se refería
los instintos sexuales, lo que' carecía de
una sólida basé teórica era',' sobre todo, la posición de sus componentes
sádicos: Al principio se había tenido laimp~esión de que el sadismo estaba determinado erógenamente. Los impulsos sádicos podían encontrarse
en todos los. niveles, aunque en una forma que aparentemente variaba
según "la naturaleza de su fuente o su" zona erógena. Los niveles oral,
Én
840
a
El desarrollo y los problemas de la teoría de los. instintos
anal y fálico tenían sus propios constituyentes sádicos. A medida que
se amplió el campo de observáción, se hizo más y más probable que el
sadismo fuera un instinto componente independiente que impregnaba
todos los niveles, era capaz de aliarse a cualquier otro instinto compo. nente, tenía sus propias vicisitudes y podía entenderse, de acuerdo con
el criterio predominante en la época, como relacionado con el sistema
muscular estriado como su "fuente". Bajo esta luz, el sadismo ocupaba
una posición más curiosa que nunca en contraste con los instintos puramente libidinales. Lo que resultaba particularmente difícil de explicar
era la contradicción entre las metas de ambos, Tal contradicción parecía
requerir una historia genética distinta para cada uno de, ellos. 'El término "sadlsmo" incluía sin duda toda clase de fenómenos, algunos de
los cuales no eran' de naturaleza erótica, desde las perversiones sexuales
hasta los impulsos de crueldad y severidad que carecían de todo eretismo
manifiesto; y, por último, también se lo utilizaba para ciertos instintos
del Yo.
También respecto de los instintos del Yo podían distinguirse diversos instintos componentes. En relación con el criterio de la fuente, el
hambre y la 'sed parecían constituir los representantes adecuados de los
instintos del Yo pero, con el correr del tiempo, perdieron esa posición.
Un examen más cuidadoso de los instintos del Yo permitió introducir una clasificación más fundamental de: ellos. Los impulsos a co~trolar podían distinguirse de los impulsos defensivos, y. los instintos de
poder y deautoafirmación podían agregarse a ellos. Los impulsos a con-'
trolar parecían estar relacionados con las tendencias de poder y tampoco
diferían mucho de numerosas manifestaciones sádicas del instinto; También las tendencias defensivas podían subdividirse en impulsos' el luchar
y atacar (impulsos destructivos) exhlbldos en una 'meta lncontundible de
aqreslvldad. Así, la mayoría de esas tendencias del Yo tenían un carácter
agresivo. Se hizo necesario suponer que, además .del sadismo sexual,
había un "sadismo" de los instintos del Yo, al tiempo 'que éstos, a su
vez, entraban al servicio de la libido en la forma de instintos de dominio.
841
Edward Bibring
Todo esto complicaba aún más la situación. FU,eprecisamente este concepto del sadismo de los instintos del Yo el que mostró claramente que
se había producido una ampliación indebida de la noción de sadismo. La
terminología empleada en.ta época era el-resultado-de la ausencia de
_todo distingo entre la relación de los fenómenos sádicos con los fenómenos libidinales, por un lado y, por el otro, de los fenómenos agresivos
con los sádicos,
Puesto que la idea de sadismo abarcaba hechos de clase distinta,
la pregunta que se planteaba era la siguiente: ¿cómo se podía aclarar la
relación entre ambos grupos de componentes instintivos, entre los que tenían metas' agresivas y los que tenían. metas libidinales? Sólo hay un
número limitado de formas en las que podemos imaginar esta relación: o
bien los fenómenos -instintlvosñbldlnales
y aqreslvos comienzan a partir
de algo que es primario y común a ambos y 'sólo se diferencian en el
curso del desarrollo, o bien cada uno de ellos tiene un origen distinto y
sigue líneas de desarrollo distintas que a veces se cruzan .
. El primero de estos criterios, a: saber, que tienen un oriqen común,
es monista y considera los .fenórnenos llbidinales y agresivos de la vida
instintiva como productos de diferenciación "0 modos de manifestación
de uno y el mismo instinto: fenómenos bipolares que pueden reemplazarse unos a otros. (Tal concepción ha: sido mantenida en distintas formas por .Relch [1932l y Fenichel· [1935J.)_
.-
842
-Elctro criterio sobre las relaciones entre los dos grupos de impulsos instintivos es puramente dualista, Supone la existencia de dos
instintos cualitativamente diferentes y-se propone incluir en ellos todos
los fenómenos pertinentes. Mientras que el primer criterio se ve corroborado .por la- existencia de fenómenos-oque contienen ambos conjuntos de tendencias en estado indiferenciado pero enfrenta el problema
de explicar su aparición en forma diferenciada, en lo que se refiere al
segundo criterio son precisamente los .f~nómenos -indlterenciados los que
constituyen : un obstáculo y deben explicarse con la ayuda de la teoría
de la fusión. :
.
El desarrollo y los problemas de la teoría de los instintos
Antes de comprometerse con la teoría dualista Freud, como se ha
visto 'en los pasajes mencionados de "Los instintos y sus destinos",
plantea la posibilidad de una bipolaridad del instinto como principio
ordenador. Pero, después de comparar las metas de los dos grupos de
tendencias instintivas y establecer su carácter dispar, y después de examinar el problema relativo a la "transformación del amor en odio" y
negar ..Ia posibilidad. de que tal cosa ocurra, rechazó la idea de que
existía una relación genética entre los dos conjuntos de fenómenos.
Así, la agresividad (incluyendo el odio y el sadismo) y la libido
diferían con respecta a la meta y el origen. Pero esto dejaba a la agresividad en una posición incierta dentro del marco de la teoría instintiva.
El siguiente interito de Freud por resolver este punto. consistió en atribuir
las características de la agresividad (o "sadismo", para utilizar. por última vez-el término corriente "entonces). a los instintos del Yo y suponer
que,' junto con. una oposición' entre los instintos sexuales y' los del Yo
(aqresívos) que se expresa; entre otras cosas, en' el conflicto, también
se producen entre ellos ciertos' estados de fusión.
Es importante observar que, en este sentido, Freud no hablaba
todavía' de instintos de agresión como entidades independientes, sino
sólo acerca del aspecto agresivo de los instintos del Yo. Esto parecía'
constituir una respuesta provisional a la- cuestión vinculada con la relación entre la agresividad y los instintos del Yo,- a saber, si hay fenómenos
de agresión 'fuera del campo de las funciones de conservación del Yo.
(Esta cuestión no afecta al problema del sadismo erótico.) La cuestión
se 'retleraalhechcemplrlco
de que la agresividad aparece sólo o casi
exclusivamente cuando los instintos de vida O los instintos del Yo corren
petlqror.de sufrir un daño. Es. una cuestión que volverá a surgir más'
adelante. ,
.' . !=ste tercer paso, entonces, proporcionó soluciones provisionales
para numerosos problemas. En primer lugar, el sadismo fue eliminado de
la categoría de los Jnstlntos sexuales e incluido entre los instintos' del
Yo; así se afirmaba el 'carácter independiente de los instintos. del Yo"
Esto equivalía sólo, a' una, redistribución de .Ios dos grandes grupos de
843
Edward Bibring
844
instintos, pero no a una nueva clasificación de ellos. En segundó lugar,
la idea: de estado de fusión arrojaba un poco más de luz sobre la situación. El sadismo de 'los' instintos sexuales surgiría dé la agresividad de
los instintos del Yó y haría su' aparición (1915, páq. 82) "cuando' la función sexual está gobernada por' los instintos' del Yo": éstos "impartirían"
a la meta instintiva también las cualidades" del odio" (término que se utilizaba para referirse a la agresividad en' esa época): Freud intentó' ras-:
trear la evolución de la influencia que los instintos del Yo ejercen sobre
los' instintos sexuales .partlendo 'de la ambivalencláde
la etapa" oral y
pasando' por élsadlsmo de la, etapa anal hasta él amor correspondiente
a la' etapa genital, 'en"la" que el amor y 'el odio chocan directamente 'por
primera vez: A su vez,' los instintos del Yo podrían también' recibir una
mezcla desde el lado libidinal, cerno en 'el 'narcisismo: En tercer 'lugar, se'
producía así' una modlficaóión' en' el criterio 'de" la clasificación de los'
instlntós. t.a noción detafuehte 'instintiva cedió paso a la-de la meta instintiva; El ejemplo típico de "los instintos: del ~Yo ya no" era' el hambre,
sino el "odio", esto es, la agresión. Corno sabemos, elhecho de-que existen distintas metas instihtivas ya había llevado al problema de la poslclón
detsadismcAl
mismo tlernpo.ise planteaba: la cuestión relativa asi, junto'
con este cambió' de' crlterlo, de lafuente- a +a meta, se' producía una
modificación en nuestro concepto de instinto: En lo que se refería 'a los
instintos 'sexuales; esta mayor importancia atribuida' a 'la meta' instintiva
no" hablairnpllcado ningúna rnodlfleación de este tipo: Aderriás,' debe reo'
cordarse que' la "fuente instintiva sequla cohservalidosu
'lmportancla'
corno criterio, y lo mismo puede 'decirse acerca de la teoríade la tenslón
energética" con su tundarnentación química: Aunque no se podía formular
unahlpótesls químicapara los 'instintos del Yo, el concepto 'general de
instinto formulado a partir de los instintos sexuales podía aplicarse 'a
ellos, También ellos podían entenderse como demandas de 'trabájo lrnpuestas al aparato mental, como tensiones que ponían en marcha ciertas'
actividades que buscaban la' satisfacción mediante el logro de su meta'
-por' ejemplo', el hambre, y su impulsó resultante a controlar-e-, 'como'
estímulos que afectaban al aparato mental y producían énerqía.: ,
El desarrollo y los problemas de la teoría de los instintos
Así, el tercer paso en la teoría, del instinto aparentemente resolvía
varios problemas. Parecía establecer los instintos agresivos del Yo como
entidades independientes; volvía plausible el hecho de que la meta del
"sadismo" no fuera puramente sexual, mediante la teoría de la combinación instintiva; y ordenaba y clarificaba las diversas manifestaciones de
la agresividad libidinal y no libidinal.
IV
El. problema
del instinto de agresión
-La necesidad de remodelar la teoría de los instintos y dar otro
paso adelante se debía, en parte, a la investigación de los fenómenos
sadornasoqulstas e~ su sentido más amplio. Y, en parte, al conocimiento
más acabado sobre la estructura del aparato mental que se obtuvo como
r.esultado del estudio no sólo de las fuerzas reprimidas sino también
de las 'represivas.
Al describir este cuarto paso (que, en mi opinión, debe dividirse
en dos partes) no me limitaré ya a una revisión puramente histórica,
basada .en las obras de Freud en su orden de aparición, sino que lo
examlnaré desde un punto de vista más sistemático,
La necesidad de suponer la existencia de un sentimiento inconsclente'de 'culpa llevó a una nueva concepción de la estructura de la
personalldad. Se contrastó al Yo y al Ello, y se consideró que el Yo había
surgido del Ello: y constituía una parte organizada de él. El Ello comprendía 1) el estrato vital, en el que los instintos tenían su lugar de origen
y que -estaba en libre contacto con el Yo; 2) la porción reprimida de los
instintos, que no podía tener libre comunicación con el Yo debido a
contracargas,y 3) la parte inconsciente del Yo, esto es, el Superyó.
El cuarto paso en el desarrollo de la teoría instintiva consistió
en separar. la agresión de los instintos del Yo, esto es, no concebirla
como un instinto componente·o como una característica de los instintos
845
Edward Bibring
del Yo, yen ubicarla, como un grupo instintivo independientemente subsistente con metas propias, en el estrato vital de la mente, Así, la nueva
teoría afirmaba que hay 'dos grupos de instintos en el estrato vital: el
grupo libidinal y el grupo agresivo (o destructivo). Cada grupo instintivo
busca la satisfacción por su propia cuenta; y, en parte a través de la
lucha libre por alcanzarla, y en parte por la influencia de un. Yo que
esta sometido a la presión de un' mundo externo y del. Superyó, cada
uno establece una gran variedad de relaciones con el otro, sea de tipo
asociativo o antagónico. Ambos pueden llegar a chocar con gran facilidad
con las tendencias del sistema que actúan enel sentido de la autoconservación y que están representadas en el Yo (los instintos del Yo). En
contraste con los instintos del sexo y la agresión, que operan en el estrato
vital y apuntan a los objetos, los instintos del Yo tienen como campo
de operación. al Yo.
'. A esta altura se plantean tres interrogantes: ¿por qué fue necesa':
rio este cuarto paso? ¿Cuál es la ventaja de una nueva teoría instintiva
que,' si bien es dualista desde un punto de vista genético, reconoce tres
grupos de instintos? ¿Han sufrido algún cambio el concepto de instinto
yal criterio' para su clasificación?'
~
Puesto que, como vimos en nuestro examen de las razones para
dar el tercer paso en la teorladel instinto, se consideró necesario separar las. tendencias agresivas .de los instintos sexuales y atribuirlas a los.
instintos del Yo, todo el problema de establecer un instinto de agresión
independiente se limita a determinar si las tendencias agresivas de natu~
raleza no libidinal de-sempeñanalgún papel fuera de las funciones del Yo.
.'
846
:
. No. parece caber duda de que existen, de hecho, tendencias agresivas -que, sin revelar' ninguna característica sexual digna de mención,
actúan si fuera del campo de las funciones de autoconservación. Además,
incluir por completo .Ia.agresividad en los instintos del '(o constituye un
procedimiento dudoso en aquellos casos en que su acción se opone a
esos instintos. Las manifestaciones de sadismo sexual posiblemente podrían explicarse mediante la teoría de una mezcla de los instintos del Yo,
El desarrollo y, los problemas de la teoría de los instintos
pero ello no resulta tan fácil de hacer con las manifestaciones masoquistas. Los instintos, del Yo son representantes del "instinto que mueve a
todo ser vivo a aferrarse a 'la vida" (Freud, 1917, pág. 156). Que el dolor,
que sólo podía entenderse' como una señal al servicio de este instinto
de vida,se convirtiera en meta del instinto masoquista parecía contrario
a las leyés de la .bíoloqla, aunque la idea ~e la sexualización podía ofrecer, una explicación posible. Pero la dificultad aumentaba aún más cuando las depresiones melancólicas ejercían un poder autodestructivo, depresiones que, según Freud, se caracterizaban por una "derrota psicológicamente muy notable" del instinto de autoconservación (1917,pág. 156).
Lo mismo puede decirse acerca de aquellas tendencias del Superyó que
se vuelven contra el Self, como, por ejemplo, en la necesidad de autocastigo, que parece actuar como un instinto independiente.
, Estas manifestaciones, de las que el Yo debe defenderse, tal como
debe defenderse de ,los impulsos libidinales, no pueden explicarse fácilmente corno
debidas a la agresividad de los instintos yoicos. Resulta
,
obvio que Freud no tardó en dejar de 'lado ese criterio. No lo menciona excepto en algunos pasajes' de '''Los instintos y sus destinos" 'que ya
se han citado. Empero, el problema relativo asi las manifestaciones de
la agresión aparecen fuera de las funciones defensivas del Yo sigue,
hasta cierto punto, sin resolverse, y a ese problema pertenece también
la cuestión concerniente a la relación entre' la embriaguez de omnipotencia que experimenta el Yo y el grado de intensidad alcanzado por
los instintos de agresiÓn gratificados.
Era lógico que, cuando se estableció un contraste entre el Yo y
el Ello y se demostró que el Yo debía defenderse de los instintos del
Ello, se, ubicara a las' tendencias agresivas, como fuerzas instintivas
autónomas, en, el estrato vital del aparato mental. Ello no significaba,
como Freud señala .en el Capítulo 6 de El malestar en la cultura (1930),
ningún cambio nuevo en la teoría de los instintos, sino sólo "acercarse
a una conclusión a la cual llegamos hace mucho y seguir.la -hasta sus
consecuencias lógicas" (pág. 94).
'.
'
847
Edward Bibring
':
El postulado dela existencia de un instinto de agresión que subsiste
independientemente facilitó sin duda una descripción de los hechos en
cuestión. El Yo se veía ahora .obllqado a luchar con la agresividad tal
como estaba forzado a luchar con la libido; podía rendirse a ella, sublimarla, . reprimirla, 'alterarla mediante formaciones reactivas, mitigarla
agregándole elementos libidinales u ofrecerse como objeto y dirigir así
la agresión contra sí mismo (quizás por vía del Superyó). Pero, desde
luego, el mero hecho de establecer ese instinto no resolvía todo. El problema no consistía tanto en la destructividad dirigida hacia afuera como
en las tendencias destructivas vueltas sobre el Self, tal como se las
podía observar en la melancolía, la necesidad de castigo y la Schicksalsneurose o neurosis de destíno. Aquí parecía tratarse de un instinto destructivo que actuaba dentro del sujeto; mismo, y esto resultaba aún más
difícil de explicar siguiendo lineamientos biológicos que la existencia del
placer obtenido a través del dolor en el campo más limitado de la teoría sexual. Parecía que nuestras investigaciones primeras sobre el Yo
habían revelado la existencia de lo que,filogenéticamente'
hablando,
era el instinto más reciente, un instinto que qulzás había surgido junto
con la civilización del hombre.
Destructividad
848
primaria
No cabe duda de que el Superyó existe y de que, en ciertas circunstancias, puede hacer que su~ tendencias punitivas lleguen a destruir al sujeto mismo. Tampoco cabe duda de que explicar este último
hecho como una Vuelta de la aqresión contra el 'Self no proporciona
una explicación teórica adecuada del fenómeno. Tal explicación no es
más que el punto de partida para un examen del verdadero problema.
¿Cómo esposible que los instintos agresivos se vuelvan contra la propia persona th:iF suieto hasta llegar a la autodestrucclón, esto es, cómo
podemos .explicar semejante situación a partir del punto de vista blológico aceptado hasta este momento? ~n consonancia con los principios
El desarrollo y los problemas de la teoría de los instintos
metodológicos del psicoanálisis, cabe suponer I~ existencia de .alpo más
fundamental en vir.tud de lo cual puede tener lugar, ese vuelco de la
agresión contra el Yo. Ese algo más fundamental no puede ser otra
cosa .que una tendencia instintiva que, de alguna manera, ejerce un
efecto autodestructivo, pero cuyo modo de actuar no resulta visible a
primera vista.
Hasta cierto punto, el problema existía ya en la teoría sexual, y
Freud lo formuló cuando preguntó si el fenómeno primario era el sadismo o el masoquismo, esto es, cuál era el más antiguo de los dos desde
el punto de vista biológico. Incluso en esaépoca apelo a los problemas
paralelos correspondientes -al desarrollo de -los instintos puramente libidinales y estableció el hecho de que, en el sadismo, a diferencia de
otros instintos componentes tales como el 'exhibicionismo, no existía,
o no podía demostrarse que existiera, una etapa análoga a la etapa
narcisista.
La observación de los fenómenos clínicos ya mencionados, así
como la necesidad metodológica fundamental de encontrar un modelo *
original en analogía con las hipótesis paralelas' de la teoría de la Ílbldo,
hicieron necesario suponer la' existencia de una tendencia "autodestructiva" que actuaba dentro del Self. Esta tendencia sería una especie de
destructividad primaria análoga al narcisismo primario. La agresividad
dirigida contra los objetos sería la contraparte de las tendencias libidinales objetales, y las manltestactones de la destructividad secundaria
corresponderían a las del narcisismo secundario (Weiss, 1935).
Esta analogía se vería corroborada por la observación de que
ocurren fluctuaciones entre la agresividad y la autodestructividad similares a las que se producen entre una posición libidinal narcisista y una
posición orientada hacia los objetos. La agresividad puede dirigirse
hacia adentro, tal como la autodestructlvldad, cuando alcanza una altura
peligrosa, puede encontrar una válvula de seguridad en la posibilidad
de volcarse hacia .afuera en la forma de agresión.
•
.
Este 'punto es objeto· de explicación
"
y elaboración
más adelante.
849
Edward' Bibring . '
. t:ste es, pues,' el problema, Si la hipótesis de uhá etapa pnrnana
del instinto destructivo resulta teóricamente inevitable, ¿cómo puede
formularse una tendencia de este tipo? Fue en su esfuerzo por responder
a esta pregunta que Freudfnlcló esa' reflexión que ha dado origen a
tantos malentendidos y contradicciones ....
La teoría de los instintos primarios
,
.
,
850
.
.
, Para. completar yreunlr los problemas teóricos incluidos en el
cuarto paso y para resolver los problemas planteados por él, Freud introdujo la teoría de los instintos primarios. ~stos son los instintos de vida
y los instintos de muerte. La teoría no estaba basad? en material psicológico nuevo.o en alguna cuestión de naturaleza psicológica; constituyó el resultado de ciertos problemas teóricos que las hipótesis previas
habían planteado y que estaba destinada. a resolver. Así, su naturaleza
era la de una subestructura o, más bten.. una superestructura teórica, y
constltuia
una .teoría de segundo orden en comparación con la teoría
instintiva que hasta ese momento había estado construida directamente
sobre datos y problemas cllnlco-psicolóqlcos. Era' una teoría biológica
del instinto, pues se fundaba casi por entero, en consideraciones biológicas: Los instintos devida y de' muerteno 'son psicológicamente perceptibles corno 'tales: son instintos biolóqicos cuya existencia sólo la
hipótesis hace necesaria. En tales condíclones, se deduce que, en términos estrictos, la teoría. de. los instintos primarios es un concepto que
sólo debe aducirse en un 'contexto teórico y no en consideraciones de
carácter clínico o empírico. En éstas, la idea de los instintos agresivos
y 'destr,4ctivos basta para explicar todos los hechos que se nos presentan.
Al trazar este claro distingo. entré ambos conceptos, creo que nos
resultará' ~ás factible 'evitar ciertos errores y asegurar la claridad de
nuestras descripciones clínicas.
.'
La forma en qu~ Freud presentó su' teorí~ del instinto de muerte
ha dado lugar a cierta confusión de ideas, sobre todo en cuanto. a la re. •
.~ •
. r,'
.)
~
•
El desarrollo y los problemas de la teoría' de los instintos
[ación entre, el instinto de muerte y la compulsión a la repetición. Por
,ende, permltaserne señalar que, aunque utilizó la compulsión a la repetición como prueba de la existencia del instinto de muerte, esas pruebas
no deben, entenderse como .lndíspensables. Sus trabajos muestran dos
clases de. argumentación .en apoyo de la teoría' del instinto de muerte.
Quisiera. contrastarlas entre sí como, argumentaciones especulativas y
teóricas, respectivamente. La línea especulativa está plenamente desa, rrollada en Más allá del principio del placer (1920)..La teórica está indicada en forma algo más vaga y dispersa en varios trabajos, pero puede
reunirse y hacer que constituya una totalidad. Nos dedicaremos ahora
a la línea especulativa..
La base especulativa de la teoría del instinto de muerte
Iría más allá· del propósito de este trabajo examinar las razones
que I/evaron a; Freud a la hipótesis de una compulsión a la repetición y
los diversos problemas relacionados con ella. Bastará decir que el re...
sultado fue .que consideró necesario postular un mecanismo regulador
que actuaba con lndependencla del principio del placer y parecía ser
mucho más primario' 'que éste (es decir, anterior desde un punto de vista
histórico y más elemental), y que debe entenderse como un prlncipio
primario, una característica primaria de la vida y, por ende, una característica no sólo del instinto de muerte, sino de todos los instintos .
. El concepto. de compulsión a la repetición es complejo y abarca
varios aspectos. 1} La compulsión a la repetición expresa la "inercia"
, de; la materia ·viva, su "renuencia a abandonar una posición 'previa en
favor de una nueva" y, por ende, una tendencia conservadora que siempre se inclina a mantener la situación existente. 2} En consecuencia, existe una tendencia a mantener ciertas formas de adaptación y ciertas rutas
indirectas como reacción frente a cualquier trastorno de- los procesos
habituales. Esto puede describirse como la "impresionabilidad de la vida".
Una vez adquiridas, las adaptaciones se retienen y·se' reproducen. Bajo
851
Edward Bibring
852
este. encabezamiento puede ínclulrse la ley.básica de la .bloqénesis y el
concepto biolóqico de la .reprocucclón .en.:general. 3). Sin embargo, la
naturaleza conservadora de la vida .no.se expresa sólo en el mantenimiento y la reproducción .de: procesos ya establecidos, sino también en
una tendencia retrospectiva ..que apunta .a superar o, por' así decirlo, a
dejar de lado adaptaciones que .íe' han sido impuestas y restaurar -sltua.ciones más prlmltlvas, es decit.r históricamente previas. Aquí, la inercia
y la actitud conservadora se nancónvertldo
.en un activo. "anhelo: del
.pasado", una tendencia regresiva. (Este .método de formulación fue irnportante como' base para el supuesto del instinto de muerte.), 4) Desde
el punto de vista energético, la compulsión a la r.epetición se. considera
un caso especial de la tendencia a la abreacción. Las grandes cantidades
de energía liberadas por los estímulos traumáticos son ligadas por contracargas y luego, gradualmente, 'cuando la situación traumática se repite una y otra vez, se descargan en cantidades fraccionarias. Bajo este
encabezamiento se incluyen los sueños de las personas con una neurosis
debida a un accidente; .el juego' de' los' ·niñ,?s·,las manifestaciones. de la
situación transferencial enel análisis, etcétera. .
.
Como ya se ha señalado, la formulación. histórica de ja compulsión
a la repetición -como esfuerzo: por' restablecer eJ status quo ante- fue
utilizada por Freud como baseparasu supuesto de, un instinto de. muerte.
Partió del hecho .de que elmomento más t~mpranoen que se .puede.decir que existe vida orqánica .es el momento eh que emerge de la materia
muerta, inorgánica. El fenómeno de. la inercia en el mundo de la física,
que no es más que una oposición a cualquler. cambio, en él .carnpo de
la biología se convierte' enyna .tenoencia activa,. por así. decirlo, retrogresiva, desde. el punto de vista histórico,. y, desde :el punto de vista energético, una tendencia a la liberación .de tensión, hacia el reposo absoluto.
Pero aquí las dificultades. implícitas en esta líhea especulativa de. arqumentación se vuelven obvias. Aparte de' las..muchas desventajas quepresenta en el campo hipotético ... se plantea la objeción de que consldera el instinto de muerte como el instinto original e implica que los lnstintos de vida ~urgieron luego como resultado de Jos azares .del desarro-
El desarrollo y los problemas de la teoría de los instintos
IIo~Lq~ Instintos de vida quedan así subordinados ia 'los instintos de muerte, 90rno -puede observarse cuando Freuo dice.ten Más allá del principio
d~~ placer, .que fundamentalmente los lnstlntos.de vida actúan al servicio
-lOS'de muerte," De acuerdo con esto, ;:los, instintos de vida crearían
tensiones de todos los tipos posibles Sólo para 'someterlas al instinto de
muerta.ccn sLJtendencia inevitable a.la relajación' de.tenslón. Sin duda, 'el
e~~l!~r,?;9especulatlvo de, Freud en este campo es pesimista: afirma que
la verdadera esencia de la vida es la muerte .. '
.
, . : .'Sin embargo, una subordinación de esta clase de los instintos de
vicia .a los instintos demuerte, no parece. enteramente justificable desde
e~ punto ,qe· vista teórico.· De cualquier manere-lo contrario es igualmentr:! ~<?,~i!:>-'!3.
Y, defendlble. En sus Nuevasaportacionés al psicoanálisis (1933),
F,relld mootñcósu criterio en la medida en:que 'consideró que ambos ins-'
tintos i~rqn.sincróni.cos y actuaban-en forma' coordinadartavldaconslste
por igual en los lnstlntosde 'vida' y -de muerte . .' ::.
de
..c. :
o'",
~\.ti~.•. jl
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La ~,base
la .teoría
~del instinto;'de'·muerte'
,';.
..teórica para
..
.
,
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"
.:-t:;\,(,:a'primera sugerencia- de :Freud;que parecla'tan pesimista, se debía' a- que la 'necesidad de-suponer. la" existencia de instintos de vida no
era de ninquna manera tan-apremiante-como
la necesidad de suponer
la existencia de instintos 'de muerte. Si la existenciade los instintos de
vida,: s~ aceptaba teóricamente, ello se debía. más a' razones biológicas
que a motivos psicológicos. la' sexualidad' como relación entre células
de .diferentes sexos o; más bien, entre los portadores de esas células, no
hace su apariclón . hasta' cierto, momento,' eh el, curso de la evolución
filogenética. Por- ende, debe ser una 'nueva adquisición o bien,' más probablemente, una. modificación (impuesta' quizás .por la necesidad de adaptación)' ,de ~Igún instinto' anterior' que, puede haber exhlbidoIas caracte~,
rístlcaa.más
-generales de los .lnstlntos sexuales, 'tal. 'como la: tendencia
a- unlr ;c~saso, desde el- punto de .vlsta energético, '8 crear tensiones'.
___,: Ell1pero, esta'; nueva concepclón de. la.teoría. instintiva .surgía eví-:
853
Edward Bibring
854
denternente sobre todo de la necesidad de resolver el problema de la destructividad primaria. Ya vimos qué consideraciones llevaron a este problema y no ,es necesario Volver a señalarlas: pero esta' cuestión requiere
la consideración de- otros puntos.
"
Como sabemos, el psicoanálisis siempre ha tenido una orientación biológica, y la teoría de los instintos ha poseído hasta ahora una
base biológica. Por ende, resulta.natural que trate de encontrar un modelo
biológico preexistente para la destructividad dentro del individuo. La
tarea que- enfrentaba, por lo tanto, consistía en formular el modelo biológico para la tendencia destructiva primaria que actúa en la mente y cuya
existencia parece tan, probable desde el punto de vista teórico: Así corno
antes se comprobó que la agresividad se opone a la 'libido en cuanto a
sus metas, ahora I~ agresividad, volcada contra el Self debía contradecir
el principio de autoconservación de la vida, a menos que en la vida misma hubiera algo que' permitiera un vuelco de 'ese tipo.
Las cuestiones que deberemos examinar ahora son, primero, ¿cómo ha de definirse la destructividad primaria?; segundo, ¿cómo hemos
de comprender la "complacencia" biológica, cuya existencia se ha' supuesto?
'
,
El problema relativo a encontrar el modelo original dalas tenden-,
cias autodestructivas (tanto primarias corno secundarias) lleva inevitablernenteal tema de la muerte, pues la cuestión 'de la naturaleza de la
muerto y su lugar dentro del esquema de la vida es, en cierto sentido,
idéntica a 'este problema y, debería contribuir a resolverlo. Así, la relación
entre la vida-y la muerte; si de hecho existe un modelo biológico de la
agresión, debe entenderse como, una relación más íntima de lo que habitualmente se supone. En otras palabras, una característica esencial de
la vida debe ser su relación con la muerte. Esta formulación del problema conduce a la esfera de la biología y limita el planteo a dos alternativas: ¿es la muerte tan sólo el resultado de un daño procedente del exterior, o bien la vida tiene un fin natural? Si la primera alternativa es
cierta, la vida es, desde el punto de vista teórico, un proceso eterno que
sólo termina debido a la destrucción procedente del exterior. ,Si la se-
El desarrollo y los problemas de la teoría de los instintos
gunda es cierta, la muerte' es un componente necesario de la vida. Cada
uno de~estos criterios sobre la .naturaleza de, la' muerte implica una concepción .correspondlente acerca de .la naturaleza de la vida...
.'
Nos apartaría demasiado: del tema presentarlos' diversos hechos
y consideraciones biológicos pertinentes; debemos contentarnos aquí con
responder a dos preguntas. La primera es la que ya se ha planteado, y
Freud da su respuesta en Más allá del principio del, placer, donde expr.esa
la idea cautelosa de que hay una serie de hechos que hablan en favor
de la muerte natural y ninguno que definitivamente ,la excluya. '
La segunda pregunta es:¿es la muerte natural que, como sabemos,
afecta tan' sólo ál soma y no al plasma qerrnlnal, una adqulslclón ñloqe-:
nétlca: que se hizo posible -debldo al surgimiento del organismo multice. lular y que nada tiene que ver con la naturaleza esencial de la vida?
También aquí la respuesta puede 'ser que,: en el curso de la evolución
flloqenética, simplemente' se ha diferenciado algo que 'ya constituía una
parte integral del organismo unicelular, es decir, que .la muerte' natural
es uri'''carácter'? original de la vida, de modo que también morir es algo
que el instinto busca.
' '
.: En tal caso, ¿:quésignifica'en el, sentido ;diriámico?.¡ISi' la vida- se entiende: como un sistema -cerrado que' se mueve en una órbtta.vpor=as!
decirlo, alrededor de un centro de gravedad fijo, la muerte debe-ser algo'
ajeno a ese sistema; sólo puede .conslstlr en una' destrucción proveniente del exterior. Pero' 'si se entiende, que la vida sigue un. curso lineal, entonces -Ia muerte es algo esencial a la-vida: es .la meta alaque
tiende
la vida. Vivir es morir; un, proceso que' avanza hacia' la muerte, hacia el,
potencial cero.',
"
Pero creo que la concepción Ireudiana de la-vida no es' ninguna'
de estas dos cosas, sino una tercera que combina aquellas dos. De acuerdo con Freud, el sistema de la vida está gobernado por dos tendencias:
avanza hacia el potencial 'cero pero,' al .hacerlo, crea nuevas 'tensiones.
Para citar un símil de Aster, es como un reloj que se da cuerda a sí mis"
mo. En el individuo, pareceríaque la vida lleva inevitablemente a la muerte,' pero, si la vida se toma.comounproceso
integral que incluye el pasal
t
855
Edward -Bibring
do y el futuro y se la considera desde un punto de vista más amplio que
el de la existencia individual, entonces el .slmil de Aster es válido. La
lucha de los Títanescrea constantemente nuevas formas de vida y nuevas muertes en una procesión aparentemente infinita e interminable .
. «;
la significación
de la teoría' del instinto' 'de muerte
¿ En qué medida contribuye el concepto 'del- instinto de muerte a
esclare-cer los problemas teóricos -en consideración' y a unificar tas diversas soluciones intentadas? -Lo hace 'en' gran medida. El modelo biológico' de la destructividad primaria es, según-se vio, un instinto de muerte
que puede formularse como una tendencia al reposo 'absoluto, .al potencial,' cero; De ese instinto se- pueden derivar la destructividad primaria y
la agresividad-en todas lastormasen que se vuelven contra el Self. De hecho,' ello no puede -loqrarse sin -la - ayuda' de ciertas construcciones auxíllares-que; aunque 'slnduda lnsetistactorlas en muchos sentidos, se: basan
en ciertos hechos de la observación.
,,'
-,
- Comencemos ,por la-aqreslvldad.: El, hecho de que, la agresividad
pueda volverse contra el-propio- SeU -del sujeto y el hecho, igualmente
observable,' de -que esa destructividad -retrovertlda pueda dirigirse' una
vez -más al mundo externo bajoJaforma de agresión, hacen probable
que se produzcan procesos y 'conexlones similares entre la destructividad
yla agresión 'prirnarla dirigida 'hacia afuera, es decir que' en ciertas cir·'
cunstancias la destructividad primaria se "vuelva 'hacia afuera": -Los' halIazgos de la psicología colectiva también hablan en favor, -de-esta posi-,
bilidad: En- este caso, el individuo' que- está preparado para mostrarse
agresivo se encuentra ligado a un grupo organizado y, así, su' agresión
se dirige a una" parte del, mundo 'externo que es exterior- a ese grupo, a
un supuesto "enemigo", sea ésteuna
idea hostil o un grupo hostil de
personas.,
856:
'
.. Este h-echo, junto con- la observación clínica ya mencionada; nos
proporciona' un modelo ontogenético(para emplear 'las palabras de Krís)
El desarrollo y los problemas de la teoría de los instintos
partiendo del cual podemos pasar a, construir un modelo filogenético.
Según este último, el surgimiento del organismo multicelular a partir
del unicelular probablemente tendría el efecto de volver inocua la autodestructividad de las células, ya que estarlan ligadas entre sí (quizá con
la ayuda de los instintos libidinales), y de .hacerque en parte se vuelque
hacia el exterior, en una. u otra forma, como un instinto de agresión.
Si tratamos ahora de tabular la clasiticaclón instintiva a que hemos
llegado en forma análoga a los conceptos paralelos de la teoría de la
libido, encontramos la serie de comparaciones' ofrecidas en la Tabla 1.
TABLA
Instintos de vida (Eros)
Instintos de muerte (sadismo primario, masoquismo primario)
Los instintos sexuales:
Los instintos destructivos:
Narcisismo primario
Destructividad primaria
Libido objetal
Agresividad vuelta contra- el objeto
Narcisismo- secundario
'.
.
.Agresividad vuelta contra el Self
. (destructividad secundaria)
Esta disposición simétrica no se debe en modo alguno al deseo de
establecer una serie sistemática, sino que, cómo sé verá, puede desempeñar un papel cuando .examinemos la cuestión de las manifestaciones
visibles de' los instintos de muerte.
'
Freud utiliza como sinónimos y sin establecer distinqo alguno
entre. ellos los términos "instintos de vida" e "instlntos sexuales", por
un lado y, por el otro, "instintos de muerte". e "instintos destructivos".
Y, de hecho, no parece posible establecer un distingo neto, sobre. todo
entre.los dos últimos. Con todo, quisiera tratar de rastrear ..ciertas líneas
de' demarcación por razones de orden heurista..
85.7
Edward Bibring
858
Los instintos de vida y de muerte son instintos puramente blológicos, que-actúan en la esfera orgánica pero que se reflejan de alguna
manera: también en la esfera mental. Los instintos 'sexuales no son más
que una forma especializada de los instintos de' vida. Lo mismo es válido
para el concepto de los instintos -destructlvos .. Los dos' -térmlnos son
sólo nombres generalizados para-todos los fenómenos Iibidinales, por
un lado, y todos los fenómenos destructlvos, o agresivos, por otro. Así,
si senos pregunta de qué-manera esos instintos se manifiestan, nos basta
conseñalar todos los hechos que pertenecen .directa o indirectamente al
campo de que se trate. Los fenómenos de los instintos sexuales son bastante bien conocidos, y lo mismo ocurre con los de la agresividad, apunte
ésta al exterior o. se vuelva contra el Self. Por lo tanto, sólo resta descubrir cuáles son los representantes mentales de la destructividad pri. maria, que .son paralelos a los, representantes mentales del narcisismo
primario.
.
¿Hay fenómenos mentales que puedan considerarse como expresiones de esta tendencia destructiva primaria? 'EI hecho mismo de que
tal interrogante' pueda' plantearse, y de que la existencia' de una tendencia destructiva primaria .deba deducirse a partir de bases puramente
teóricas, es fundamental en lo que se refiere a establecer e( supuesto de
que nos enfrentamos con ·instinto.s· "silenciosos". Po~ ende, 'Ia destructividad primaria' debe definirse de' modo tal que sea la energía destructiva en virtud de la cual envejecemos y morimos mentalmente, para adaptar la frase de Weiss '(1935).'
.
Así, no· podemos describir la destructividad primaria' de nlnquna
manera excepto por definición. Pero subsiste éstápregunta: aunque no
haya productos directos de aquélla, ¿no podrán existir productos indirectos? Dos hechos parecen pertinentes a esta pregunta: la necesidad
de reposo 'y la necesidad de sufrir. Nó creo que resulte difícil mostrar'
que probablemente existe un deseo instintivo de reposo. La necesidad
de reposo surge no sólo como 'resultado del cansancio; es una fase que
alterna naturalmente con fases de actividad o que se produce en medio
de estas últimas, como si se .tratara de una necesidad .primaria que ha
El desarrollo y los problemas de la teoría de los instintos
sido descuidada y que ahora exige su satisfacción. La: necesidad de
reposo parece gObernar el aparato psíquico tanto como la necesidad de
placer. Es precisamente la.aparlción combinada de las dos tendencias en
los instintos sexuales 'lo que llevó en primer lugar a 'que se identificara
una con la otra. Asimismo, la necesidad instintiva de dormir o el dormirse' instintivo parece, constituir una expresión de esta necesidad instintiva de reposo ...
-Una tarea mucho más. difícil es Ia que consiste en demostrar la
relación entre la destructividad primaria y la necesidad de sufrir. En este
sentido, Freud 'introdujo 'elconcepto de masoquismo erógeno, que puede
entenderse hasta cierto ·punto como un fenómeno normal y que se caracteriza por tener 'corno meta el placer en el dolor o, en términos más generales.Ta necesidad de sufrir. Se supone que no toda la destructividad primaria se vuelca hacia el exterior sino' que, en cambio, una parte de ella
sigue actuando en el. interior y, libidinalmente ligada o suavizada, sólo
surge bajo la' forma de lo que se llama masoquismo erógeno; y este supuesto constituye un' intento de establecer una' conexión directa entre
.el instinto destructivo primario postulado Y los fenómenos del masoquismo.
Así, la necesidad de reposo constituiría un reflejo más o menos
dlreéto en la mente del instinto de muerte,' de la destructividad primaria;
pero la: necesidad de 'sufrir sólo derivaría en forma indirecta de ese
instinto, con la ayuda de la teoría de la mezcla' instintiva. Incluso el placer
que se tiene al provocar dolor a otros no constituye, según Freud, una
expresión inmediata de la· destructividad primaria dirigidahaci8
afuera,
sino el resultado de un estado de fusión.
En síntesis: con la .ayuda de la teoría biológica del instinto de
muerte, se hizo posible formular la naturaleza de 'la destructividad primárla,' que constituía una. hipótesis necesaria desde el punto de vista
teórico y, además (aunque no sin recurrir a diversas hipótesis auxiliares),
obtener una -vlsión unificada de las manifestaciones destructivas y agresivas.En mi opinión, 'la ventaja heurista de tales supuestos es incuestionable,!;pero esto no es todo lo que la teoría puede lograr en lo que se
refiere a unificar los hechos.
.
o
!,
859
Edward Bibring
Instintos' Y' principios
.' " . ,
,
860
{
'Al examinar el' concepto' de instinto implícito en la teoría sexual,'
vimos que se contrastaba a los instintos con el funclonarnlento del apa..;
rato mental. Porun 'lado; se examinaban las' características de los instintos pero, por el otro, 'era' 'necesario hacer ciertos supuestos' sobre' la;
forma en que funcionaba el aparato: según se suponía, estaba requlado:
de acuerdo 'con clertastendenclas o principios. ¿Cuál era, entonces, la
relación entre esos principios yIos instintos? Estos' se entendían 'como'
tenstonesds energía que surqendeIa esfera orgánica y actúan en forma
"perturbadora", tal como un estímulo externo, sobre el aparato mental,
y se manejan luego de acuerdo con los principios' reguladores que go~
biernan ese aparato, Tal lo que se entendía' cuando se deflnian tostnstintos 'como demandas: de trabajo -hechas al aparato' 'mental. La manera,
eri 'que hab'ríande clasltlcarse los estímulos perturbadores parecía- constltulrun problema secundário en comparaclónconlaadopolóndel
criterio'
de que 'el aparato mental tiene Oh método fundamental de trabajo- en'
relación con todos los estímulos 'que llegan a él, provengan del exterior
o-detlnterior.
"
.'
.. Deb-e señalarse' Una vez más 'que en' ésta' concepción general no,'
se pensaba qué losinsfintos dirigían' todo elcurso 'de' los' hechos' rnentales; sino 'qué sólo corístitulan fuentesde 'energía y causas de excitación'
que ponían en marcha 'las tendencias reguladoras del aparato" mental.'
• El' supuesto freudianobáslco 'era que ese' aparatoestáqobérnado
por una tendencia a la relajación .córnpleta de la tensión o 'a 'mantener el
nivelmás bajo 'posible dé 'cantidades de los estímulos procedentesdel exterior.. Al 'comienzo, identificó esta tendencia con el principio' del placer,
ya que la tensión pareclaprovocar sentimientos de displacer yIarelalaclón
dé la tensión, 'sentimientos de placer. Empero, resultaba imposible adecuar
varios hechos a esta concepción. El principio de realidad representó una
modltlcaclón- del principio del placer según la cual el placer ya no se
buscaba en' forma directa e inmediata,' sino 'siguiendo desvíos adaptados
a la realidad y durante un período prolongado.
El desarrollo
y los problemas de la, teoría de los instintos
'Pero, 'por razones que ya conocemos, se hizo necesario separar el
:prlnciplodel placer de la tendencia subyacente a la relajación de tensión
y sumantenlmlento en un nivel mínimo. Se propusieron diversas ideas
-conrespecto-va-esa
tendencia fundamental. Parecía ser, una suerte de
-prlnciplo de constancia destinado a mantener la tensión en un .nlvel partlcularren-otras- palabras, era como si el sistema mental individual es-tuvlera- regulado en un estado particular de- equilibrio. Todo lo que pareciera perturbar, ese equilibrio, fuera hacia arriba o hacia abajo, era
'reducido' por una tendencia 'reguladora hacia la tensión normal. Lo que
'la 'hipótesis- del principio de constancia o estabilidad expresaba era -la
'noción-de ,que-la vida es algo que se mueve siguiendo 'una órbita alrededor-de-urrcentro 'de gravedad fi]o. Se hizo entonces posible definir el
principio' del placer, que dirige los procesos mentales hacia un estado
'flrial de' placer; como' una modificación del principio de constancia. Todo
-Io~qúe'acercaba al" grado constante de tensión o al' estado de estabilidad
,t
séexperlrnentaba -corno placentero, y todo lo que apartaba de aquéllos,
era dlsplacentero.
, : P~eroen cuantose modificó la concepción fundamental de la vida
'y ya
se .cónslderó que seguía uria órbita sino un curso lineal, también
.se .ccnceptuallzó de distinta 'manera su tendencia básica. En consecuencia,"él'p"riOapio' de constancia fue reemplazado por el' principio del Nirv"ana,'C'úya tendencla consistía en' efectuar una nivelación completa dé
,toda dife'réñcia'de potenclal, esto es, alcanzar el potencial cero.
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na
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_,_A§il, si dejarnos a un lado la compulsión a la repetición *, compro1;>.<~ril(~,ª-.qL!é_
hay tres tendencias requladoras dirigidas, respectivamente,
auna .retajaclón completa d,e ,la tensión, al placer y a la adaptación a la'
teé\Ii,p,ad;(0 principio. del Nirvana, principio del placer y principio de rea~"
La compulsión a la repetición deberla incluirse también entre las tendencias reguladorás, Se trata de
un 'principio-regulador
general y 'sirve para ligar energlas, esto es, para lograr el pasaje, del "flujo"
,.al "reposo", La existencia de una tendencia reguladora de este tipo parece estar fuera de duda, Asi"mismo, la forma en que actúa presupone 'esa' posibilidad de ligar y de detener tensiones, de hacerlas
estáticas, Del mismo modo, la compulsión a la repetición parece ser una sine qua non de todas las
'.
otras tendencias reguladoras, Para que las fuerzas reguladoras puedan actuar, es necesario detener y
ligar, Ias cantidades de estimulos que llegan ¡(en la medida en que no se han limitado a ciertos canales
"
en el curso -de los 'procesosfilogenéticos
de adaptación o si han superada la capacidad de esos canales),
,
861
Edward Bibring
862
lidad). Según este criterio, el prlnclplo de realidad sigue siendo una modificación del principio del placer, pero la' relación entre el principio del
Nirvana y el. del placer es ahora distinta de la que' prevalecía según el
criterio previo, de acuerdo ,con ..el cual el, principio. del placer era una
forma .especlatdel principio de constancia. Ahora cada úno corresponde
a .una tendencia distinta. El deseo de placer, por un lado, y el deseo de
reposo, por el otro, constituyen los doeprlnclptos reguladores:básicos de
la vida mental.
Resulta obvio que sólo se. ha logrado. una posición provislonal al
limitarse a contrastar, por un lado, los principios reguladores del aparato
mental y, por el otro, los instintos que, proceden del exterior y se hacen
sentir como una demanda de trabajo por, realizar. El principio heurista,
que nos llevaría a indagar hasta qué punto toda la organización mental y
sus modos de funcionamiento están construidos a partir de los instintos,
debe. preguntar inevitablemente si los instintos ejercen influencia sobre
la tendencia de los procesos mentales, pero hacerlo significaría preguntar
cuál es la relación entre los principios mentales y los instintos.
Este interrogante surgió con mayor facilidad debido él que el
concepto de instinto, había Sufrido un cambio en 'el cursodel desarrollo
de la teoría instintiva: Originalmente, el instinto se entendía como una
tensión energética que se origina en fuentes orgánicas y .está automáticamente dfrigidá hacia una meta inherentemente determinada; esa meta
se alcanzaba a través de un objeto y, en última instancia, consistía en
una modificación del órgano de' origen del instinto, esto es; en el retorno del órgano al estado enque se encontraba antes de que se produjera la estimulación. De acuerdo con esta noción, se: eligió -la idea de
lafueñte instintiva como criterio adecuado para clasificar tos Instlntos.
La imposibilidad de descubrir fuentes de este tipo para todos los
instintos y la dificultad para construirlos hipotéticamente, sobre todo
en relación con los instintos del Yo, llevó al primer plano la noción de
la meta instintiva como criterio. Esto no. requería ningún cambio radical
en el concepto de instinto. La meta consistía, externamente, en llevar a
cabo el acto intencional sobre el objeto e internamente, en alcanzar una
El desarrollo y los problemas de la teoría de los instintos
relajación de 'la tensión como .sucede, por ejemplo, en, el casó de los
instintos' agresivos. , .
.' Perola teoría .de los instintos primarios (los instintos de vida y de
muerte) estaba. fundada en un concepto del .Instinto. esencialmente rnodificado. S~gún: esa teoría, el instinto no era una tensión' de energía que
afectaba la esfera mental, que surgía deuna fuente orgánica y tendía a'
eliminar un estado, de excitación en el órgano en que se originaba. Era
"algo': directivo o dirigido que guiaba ·Ios procesos vitales en determinada
dirección: El acento ya no estaba puesto en la producción de energía,
sino sólo en lafunción 'que determina una dirección.
Pero tampoco los principios mentales eran otra cosa que un "algo" determinante que decidía en. qué dirección se producirían los procesos psicológicos. Así, los conceptos. de "instinto", "principio", "requlación", 'parecían' ser muy simila'res: Así como los instintos regulaban
el curso 'de los hechos biológicos, .del mismo modo regulaban' el curso
de los hechos mentales. Ya no era posible mantener un contraste estricto
entre 'un aparato mental regulado por principios, e instintos que presionaban desde el exterior, yaque IosInstlntos mismos se revelaban ahora
como principios fundamentales
la vida:
Esto /levó a la posibilidad de agr~par los princlplos con los instintos. Nos apartaría mucho del tema examinar este punto en forma más
detallada, pero sabemos de qué manera formuló Freud un agrupamiento'
de este tipo (1924,"' pág. 257): "El principio del Nirvana expresa la tendencia de los instintos de muerte, el principio del placer representa las
pretensiones de la libido (y corresponde así a los instintos de vida),
mientras que una 'modificación 'de este último, el principio de realidad,
representa la influencia del mundo externo". La relación entre los dos
principios principales consistla en que los instintos de vida efectúan una
modificación en el curso recorrido por ios procesos de relajación de la
tensión, modificación que está' asociada con la aparición del placer.
Permítasemeagregar algunas· palabras sobre ~I problema de la
cantidad. En tanto el concepto de la meta se utilizó meramente como
criterio para la clasificación, no contradijo en modo alguno el concepto
.
. I
.
•
.
de
863
Edward .Bibring
cuantitativo .de instinto ..Pero las cosascambiaron en cuanto la cualidad
de la meta se consideró como una característica primaria de los instintos.
Ello implicaba transformar los instintos en cualidades mentales y limitar
su aspecto cuantitativo a cada grupo separado de ellos (al grupo Sexual
o al agresivo). Habría entonces dos clases de. energía instintiva que podrían distinguirse mediante la cualidad de su dirección, a saber, la energía
de libido y la energía de agresividad o, como la llama Weiss (1935) "destrudo" y entre ambos no podía tener lugar intercambio alguno de energía.
(El problema de la confluencia de la meta corresponde a un plano muy
distinto.) Aunque esta concepción es congruente, encierra sus propias
dlticultades, relacionadas en parte con ciertos hechos clínicos y, en parte, con. el concepto de un depósito narcisista de libido. Esta última, según
Freud (1923, pág. 61), es "una energía desplazable, que es en sí misma
neutral, pero capaz de unirse a un impulso ·erótico o destructivo, difiriendo cualitativamente al hacerlo, y aumentar su .carqa total". Freud
encuentra una solución en el supuesto de que la meta de los instintos
libidlnales.. que son "más plásticos, más fácilmente desviados y desplazados que los destructivos", puede reducirse a una mera necesidad de
"descarga" o relajación de tensión, en la que .el objeto y las vías de la
descarga quedan "relegados a una posición de importancia sólo secundaria". El depósito neutral de energía consistiría así en libido suficientemente reducida como para estar en condiciones de contribuir por igual
a los tmpulsos libidinales y agresivos. Así, una reserva de energía pura
-es decir, en la que 'Ia calidad de su meta es inoperantepodría fluir
sólo desde los instintos libidinales a los aqresivos y sólo a través de este
depósito indiferenciado de libido.
864·
A los :fines de una mayor claridad nos hemos esforzado. hasta
ahorapor.hacer lo más ancha posible la brecha entre los conceptos estudiados. Pero .ahora quisiera estrechar una vez más esa brecha y encarar de manera más detallada la estructura concreta de esos conceptos.
Por un lado, los instintos biológicos de vida que crean. tensiones, los
El desarrollo y los problemas de la teoría de los instintos
instintos', sexuales" los instintos deLYo, que, tienden .a mantener la vida,
y el principio del placer, están de alguna manera relacionados entre sí;
por otro Jado, también los instintos de muerte que tienden a anular las
tensiones, los instintos de destrucción qus funcionan adentro,laagresivldad dirigida hacia afuera, la tendencia a un estado de reposo (el
principio del Nirvana) y la inclinación a sufrir, constituyen un grupo
relacionado.
Las "misteriosas" fuerzas instintivas, que se encuentran detrás
de todo esto, siguen todas ellas su propia dirección, o unas contra otras
o bien unas con otras. Se combinan en la forma de placer masoquista en
el sufrimiento, de sadismo, de necesidad de castigo, de autoodio, de
instintos yoicos agresivos, etcétera.
,Lo que llamamos instinto actúa en forma directiva sobre los hechos
biológicos tanto en el campo físico como, en el mental. Bajo ciertas influencias, se diferencia y se concentra en puntos de tensión que. están
de alguna manera vinculados con los fenómenos orgánicos como fuentes;
se vuelca hacia afuera sobre un objeto, tiende -a una meta que consiste
externamente en un tipo particular de conducta hacia ese oblato y hacia
el propio cuerpo: del sujeto e, internamente, en la eliminación de un
estado de excitación. No resulta claro de qué manera actúa en el interior
del Self. Nos es más fácil comprender qué sucede cuando está dirigido
hacia objetos en los que lleva a cabo sus acciones intencionales. Para
ello, algo debe sucederle a veces al órgano de origen y, a veces, sólo al
objeto. La satisfacción sobreviene a veces en la .forrna de un proceso
particular y,' otras, en forma más difusa. Pero el instinto también puede
adoptar como objeto al propio Self del sujeto de diversas maneras. Puede
transformarse en una "fuerza motivacional" y' aumentar así las energías
del Yo. Puede seguir una multitud de caminos y es tan maleable que puede experimentar gran variedad de cambios. No podemos claslflcarlo de
ninguna manera uniforme única, pero sí, a veces, según un punto de
vista y, a veces, según otro, de acuerdo con su meta, su objeto o su
fuente.
865
Edward Bibring
Todos estos hechos; opiniones hipotéticas' y teorías se hantormulado en éoncéptos que a. menudo resultan 'ambiguos y vagos. En el
campo' de la psicología, no siempre son posibles las nociones exactas y
bien definidas, pero se ha ganado mucho si podemos introducirnos en un
campe-nuevo y establecer una serie de conceptos que puedan servir para
esclarecerseunos a otros" aunque no hayamos hecho más que lograr un
primer enfoque de una serie de hechos que, en general, todavía nos
son desconocidos;
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