Misa_enfermos_2011

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Espacio para la sugerencia de los cantos de la celebración.
«Sus llagas nos han curado»
1Pe 2, 24
Jornada Mundial del enfermo 2011
Monición de entrada.
La Eucaristía no puede ser considerada como la ceremonia piadosa, mediante la cual
cumplimos con Dios cada domingo, porque es, nada menos, que el recuerdo de quien, siendo la Salud,
cargó con nuestras enfermedades; es la presencia del que prometió: Yo estaré con vosotros cada día; es
la donación reiterada de su persona, y de la virtud restauradora de su Cuerpo y Sangre; es, en fin, el
momento en que nos “vayan y anuncien la Buena Noticia y sanen a los enfermos por todas partes”
Estemos pues preparados para testimoniar esta esperanza a todo aquel que nos las pida
Hoy estamos de fiesta y celebramos agradecidos todo lo que hemos recibido, todo lo ido
haciendo y todo lo que aún nos falta por hacer, para fortalecer nuestra sensibilidad hacia quienes viven
los momentos de dolor por la enfermedad o la pérdida de un ser querido. Celebramos nuestra fe en la
resurrección y la fuerza del Espíritu que nos mueve a dar testimonio del Evangelio impregnando de
salud los procesos de dolor y sufrimiento.
Con estos sentimientos de fiesta y alegría recibimos al celebrante y puestos en pie
comenzamos la eucaristía.
Acto Penitencial
Conscientes de nuestras dificultades, limitaciones y fragilidades, acudimos con confianza a la
misericordia de Dios.
— Tú que conoces que somos de barro. SEÑOR, TEN PIEDAD.
— Tú que curaste a los enfermos. CRISTO, TEN PIEDAD.
— Tú que nos alimentas con la Palabra y con la Eucaristía. SEÑOR, TEN PIEDAD.
Monición a las lecturas
Descubrimos en la liturgia de la palabra de nuestra celebración que “…Sólo un Dios que nos
ama hasta tomar sobre sí nuestras heridas y nuestro dolor, sobre todo el inocente, es digno de fe” como
afirma en papa Benedicto XVI en su mensaje para esta jornada del enfermo.
Cristo se nos presenta como el Salvador, solidario con nosotros en su cuerpo humano. Por
ello puede estar por tanto a nuestro lado, compartir nuestro dolor, cargar con nuestro mal, con
nuestros pecados. Pero Él es también y siempre el Hijo de Dios y esta solidaridad con nosotros se hace
radicalmente transformadora, liberadora, expiadora y salvadora a través de la Gloria de la
Resurrección.
Lectura del profeta Isaías (66,10-14)
Alégrese con Jerusalén, gocen con ella todos los que la aman, alégrense de su alegría todos
los que por ella llevaron luto, para que se alimenten de sus pechos, se llenen de sus consuelos y se
deleiten con la abundancia de su gloria.
Porque así dice el Señor «Yo hare correr la paz sobre ella como un río y la gloria de sus
naciones como un torrente desbordado. Como niños serán llevados en el regazo y acariciados sobre sus
rodillas; como un hijo a quien su madre consuela, así los consolare yo. En Jerusalén serán ustedes
consolados.
Al ver esto se alegrara su corazón y sus huesos florecerán como un prado. Y los siervos del
Señor conocerán su poder»
Palabra de Dios.
Salmo Responsorial
¡Feliz el que ha sido absuelto de su pecado y liberado de su falta!
¡Feliz el hombre a quien el Señor no le tiene en cuenta las culpas, y en cuyo espíritu no hay doblez!
¡Feliz el que ha sido absuelto de su pecado y liberado de su falta!
Yo reconocí mi pecado, no te escondí mi culpa, pensando: "Confesaré mis faltas al Señor". ¡Y tú
perdonaste mi culpa y mi pecado!
¡Feliz el que ha sido absuelto de su pecado y liberado de su falta!
Por eso, que todos tus fieles te supliquen en el momento de la angustia; y cuando irrumpan las aguas
caudalosas no llegarán hasta ellos.
¡Feliz el que ha sido absuelto de su pecado y liberado de su falta!
Tú eres mi refugio, tú me libras de los peligros y me colmas con la alegría de la salvación.
Del Santo Evangelio Según San Lucas
Cuando Jesús volvía de la región de Tiro, pasó por Sidón y fue hacia el mar de Galilea,
atravesando el territorio de la Decápolis. Entonces le presentaron a un sordomudo y le pidieron que le
impusiera las manos. Jesús lo separó de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos en las orejas
y con su saliva le tocó la lengua.
Después, levantando los ojos al cielo, suspiró y le dijo: "Efatá", que significa: "Abrete". Y
enseguida se abrieron sus oídos, se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente.
Jesús les mandó insistentemente que no dijeran nada a nadie, pero cuanto más insistía, ellos
más lo proclamaban y, en el colmo de la admiración, decían: "Todo lo ha hecho bien: hace oír a los
sordos y hablar a los mudos".
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
S.- Elevemos nuestras súplicas a Dios, bueno y sensible, por nuestro mundo, necesitado de tantas
cosas, poniendo a María como intercesora.
L.- A cada petición responderemos: Padre Escúchanos.
— Por la Iglesia Universal, para que sea consecuente con el Evangelio y sensible con la humanidad.
Oremos al Señor…
— Por quienes expresamos nuestra fe en la Eucaristía, que, cultivando las actitudes que tanto sirven
para vivir, como la esperanza, el ánimo y la solidaridad, sepamos comunicarlas.
Oremos al Señor…
— Por todos los que continuamente recibimos la invitación de Jesús a participar con Él en la extensión
de su Palabra que perdona y fortalece, para que la escuchemos y respondamos.
Oremos al Señor…
— Por nuestro mundo envuelto en desaliento, cansancio y desorientación, para que nunca le falten
profetas que le ayuden a redescubrir la importancia y la profundidad de creer en ti.
Oremos al Señor…
— Por los necesitados de pan, de trabajo, de ánimo, de comprensión y de alegría, para que sepan que
pueden contar con nosotros.
Oremos al Señor…
— Por los enfermos, que en la fragilidad de sus vidas descubran la mano trabajadora del alfarero, que
va dando forma y consistencia a toda vida.
Oremos al Señor…
— Por todos los profesionales de la salud, que la vivencia asidua de la Eucaristía sea la fortaleza para
que en la vida su trabajo se realice desde el corazón.
Oremos al Señor…
S.- Escucha, Padre bueno, estas oraciones que dirigimos a ti como petición, que nos sirven de recuerdo
para nosotros, y que expresan las necesidades de nuestro mundo. Ayúdanos a hacerlas realidad contigo.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Ofertorio
Junto al Pan y al vino queremos presentar queremos ofrecer unos símbolos: los símbolos que de un
modo u otro, llegan a nosotros y nos influyen profundamente.
*.- Un crucifijo, símbolo del amor entregado.
*.- La Biblia la en que encontraremos la fuerza de la Palabra.
*.- Una hoja con los nombres de los enfermos que visitamos en nuestra parroquia. Allí donde
queremos ser fermento de esperanza para nuestros enfermos.
MONICION FINAL
Al finalizar nuestra celebración recordamos las palabras finales del Mensaje del Papa
Benedicto XVI para la jornada del enfermo de este año: “un afectuoso saludo a los obispos, a los
sacerdotes, a las personas consagradas, a los seminaristas, a los agentes sanitarios, a los voluntarios y a
todos aquellos que se dedican con amor a curar y aliviar las llagas de cada hermano o hermana
enfermos, en los hospitales o residencias, en las familias: que en el rostro de los enfermos sepáis ver
siempre el Rostro de los rostros: el de Cristo”. Que estas palabras del Papa resuenen en nuestra vida
para que acojamos, comprendamos y acompañemos al hermano en sus situaciones de dolor y
fragilidad.
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