MONICIONES A LAS LECTURAS, III DOMINGO DE PASCUAL CICLO “C” MONICIÓN INICIAL Reciban nuestra más cálida bienvenida a la Eucaristía de este III Domingo de Pascua. La alegría de la Pascua, la promesa de un futuro de gloria, paz y amor, debe llenar nuestras vidas. Jesús se aparece a sus discípulos en Galilea, le reconocen y Pedro, tras su arrepentimiento, recibe el encargo de afianzar a la Iglesia. Y eso mismo, siguen haciendo sus sucesores. Qué la celebración de la Pascua nos motive para iniciar la Eucaristía con gozo y alegría, estando en pie y cantando con alegría. MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA (Hch 5, 27 b-32. 40b-41) La primera lectura, del Libro de los Hechos de los Apóstoles, nos hace preguntarnos qué lugar damos al Señor en nuestra vida y si somos capaces de anteponer las exigencias del evangelio a todo lo demás. Así lo hicieron los apóstoles ante las autoridades religiosas, porque siempre hay que obedecer a Dios antes de los hombres. MONICIÓN AL SALMO RESPONSORIAL (29) “Te ensalzaré, Señor, porque me has librado”. MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA (Ap 5, 11-14) Seguimos con la lectura del Libro del Apocalipsis donde se nos dice que: “Digno es Cristo de recibir la sabiduría, el honor, la gloria, el poder y la alabanza”; y eso nos da el conocimiento de que podremos sentir, siempre, a Jesús a nuestro lado. MONICIÓN AL SANTO EVANGELIO (Jn 21. 1-19) Preparémonos a escuchar el relato del Evangelista Juan sobre la aparición de Jesús Resucitado junto al mar de Tiberíades. Pongámonos junto a los apóstoles en el momento preciso que reconocen a Jesús y anunciémoslo a los demás. Puestos en pie y cantando el aleluya, nos preparamos para la escucha del evangelio. ORACION UNIVERSAL O DE LOS FIELES A cada petición responderemos: “TE LO PEDIMOS SEÑOR, ¡ÓYENOS!” 1. Por el Papa Francisco y demás pastores de la Iglesia; para que muestren a los hombres que la resurrección es la autenticidad de una nueva vida hecha realidad por Jesús. OREMOS. 2. Por nuestra Iglesia Diocesana que inicia las asambleas diocesanas, para que la gracia del Espíritu guíe y dirija nuestro camino sinodal. OREMOS 3. Por los pueblos, las naciones, por todo el mundo; para que entiendan que solamente en la reconciliación, el perdón y el amor puede llegar la resurrección que tanto necesitamos. OREMOS. 4. Por las familias; para que la alegría y la esperanza presidan tantos hogares en los que se ha instalado la desesperanza, el querer tener más, llegar más alto, dominarse unos a otros, haciéndoles vivir una vida insoportable. OREMOS. 5. Por todos los que estamos aquí cuyas peticiones calladas Dios conoce; para que seamos fermento de gozo, libertad, salvación, amor... en esta sociedad que huye del compromiso y la exigencia. OREMOS. MONICIÓN AL OFERTORIO Te ofrecemos Señor el vino y el pan, que se van a convertir en tu cuerpo y sangre y en el mejor alimento para nuestra esperanza y nuestra fe. Con el pan y el vino, presentamos al Señor nuestra gratitud por todo lo que nos da día con día. Pidámosle que nos ayude a utilizarlo para bien de todos. MONICIÓN ANTES DE LA COMUNIÓN Jesús nos invita a participar de este banquete celestial. Con el encuentro personal con Cristo somos enriquecidos con los frutos de su redención. Al recibir este pan de vida, nos hace gustar ya desde ahora de la vida eterna. Con un gesto respetuoso y alegre nos acercamos unidos a recibir la eucaristía. MONICION FINAL Nosotros también somos testigos del resucitado. Le experimentamos vivo y presente en medio de nosotros cada vez que venimos a la Eucaristía. Y también en cada persona, en cada hermano, especialmente en los más pobres, y en cada situación de la vida cotidiana. Porque Jesús está vivo y sigue actuando en la vida y entre las personas, y sigue tocándonos el corazón y cambiando nuestras vidas, en la medida que le dejemos. Cada uno de nosotros ha de tener su propia experiencia de encuentro con el resucitado, con su amor incondicional, que llene nuestra vida. Así, nuestra fe nos llevará a testimoniarlo con todas nuestras fuerzas y sin miedo a nada.