Las reformas y adiciones al Artículo 6° Constitucional, relativo al Derecho a la Información, replantean la exigencia de actualizar las bases jurídicas y reglamentarias para la operación archivística, y de poner a la disposición ciudadana la información y documentación que genera el Ayuntamiento Pasó la época de los archivos muertos; hoy los archivos vivos salen de la gaveta para restaurar nuestra identidad. Aguilar Barraza No. 62 Pte. Col. Almada Tel. 7126102 Www.lacronica.culiacan.gob.mx [email protected] Adrián García Cortés Miguel Ángel González Córdova Saúl Favela Uriarte Director-Cronista Oficial Editor Responsable Diseño Culiacán Rosales,Sinaloa Miércoles 04 de Junio de 2008 No. 166 Hace 66 años México se declaró en guerra con los países del Eje Fue la respuesta por el hundimiento de el Potrero del Llano y el Faja de Oro Fachada del mercado Garmendia con sus ventanales bloqueados por el adefésico añadido Joya arquitectónica encarcelada es el mercado Gustavo Garmendia Testigo silente de la vida culiacanense es esa obra de Luís F. Molina Escenario y mudo testigo de la cotidianidad culiacanense desde la primera década del siglo XX hasta nuestros días, es el mercado Gustavo Garmendia, cuya presencia de ámbito coloquial en la vida citadina de la capital sinaloense adquiere a veces relieve histórico a partir de su fisonomía arquitectónica que lo catalogan como una de los logros más relevantes de la obra de Luis F. Molina. En su libro Entre papas y cebollas, editado por el Instituto La Crónica de Culiacán, Benjamín Luna Lujano aporta una relación muy completa de los mercados de este municipio, entre los cuales el Garmendia cobra un sitio protagónico. A continuación se transcriben en forma deshilvanada algunos párrafos de esa obra que, no obstante la falta de rigor secuencial, permiten conocer, recordar o añorar aspectos relacionados con la vida del Culiacán del siglo veinte. Nuevas administraciones llegaron, las cuales suavizaron el problema sobre todo presionados por la disminución en la recaudación de impuestos, pues, si bien, la participación oriental no era decisiva en la economía culiacanense, sí tenía una aportación importante Participación de un vivales que ni por la feria volvió En esas mismas fechas, con el entusiasta apoyo del entonces gobernador Macario Gaxiola, el Ayuntamiento presidido por Francisco Ochoa se propuso pavimentar al mercado Garmendia, mediante una inversión ya aprobada de entre 10 mil y 15 mil pesos. La comisión acordó llamar al arquitecto Fernando Orígenes del adefesio Mendívil, quien se encontraba en Guaymas, a fin de que iniciara la tarea. Fue así como en la sesión de Cabildo del que bloqueó la fachada 15 de febrero de 1921, aquel especialista manifestó que Mucho se ha discutido sobre quiénes fueron los responsables de aprobar en breve tendría el honor de presentar un plano y un minucioso presupuesto de las obras, pero que para tal la nefasta medida de construir puestos fijos y semifijos en el perímetro del mercado Garmendia, llegando, incluso, a señalar con índice de fuego efecto necesitaba regresar a Guaymas, donde tenía su oficina, con el propósito de obtener datos más precisos. al ex presidente municipal Luís Flores Sarmiento como el principal Embriagados de entusiasmo, los regidores culpable de ese ecocidio. aceptaron la propuesta y le otorgaron al arquitecto de marras un apoyo inicial de 60 pesos, al tiempo de La realidad nos remite hacia atrás de la gestión edilicia de Flores gestionar ante el Gobierno del Estado la aportación de un Sarmiento, es decir, a la segunda década del siglo XX, en la que viaje redondo a la ciudad y puerto de Guaymas. Luna Lujano ubica los siguientes hechos: Lo cierto es que el susodicho contratista jamás regresó, perdiéndose así el entusiasmo de los ediles y el Un día antes de la sesión de Cabildo en la que habría de emitir un interés del gobernador dictamen sobre la solicitud y propuesta de instalar puestos fijos en el Gaxiola, por lo que el mercado Garmendia tuvo exterior del mercado Garmendia, el presidente municipal, Quintín Díaz Jiménez, solicitó licencia para ausentarse de la ciudad. Lo cierto es que que esperar mucho tiempo más para ser pavimentado. el que asumió el compromiso de autorizar la construcción de los primeros 15 puestos fijos adosados al bello edificio fue Juan J. Méndez, Por el sur, como por el norte, el presidente municipal sustituto. caso era encarcelar al inmueble En tales condiciones, bajo la presión de las circunstancias y, desde luego, sin valorar en su justa dimensión la belleza arquitectónica y estética del inmueble, los En 1936, encontrándose como presidente municipal Francisco Salaza, se aprobó el permiso para que ediles reunidos el 7 de marzo de 1918 decidieron anexar el primer comerciantes eventuales instalaran puestos de madera nubarrón al mercado mercado Garmendia. por la calle Miguel Hidalgo, es decir, por la parte sur del Garmendia, lo cual motivó la protesta de la Unión de Etapa xenofóbica contra Comerciantes del mercado, quienes veían en la presencia los inmigrantes chinos de los puesteros una competencia desleal toda vez que estarían en condiciones de acaparar clientela y de vender Desde su llegada a nuestro país los orientales provocaron todo tipo de a precios más bajos en vista de que sus obligaciones sentimientos encontrados en diferentes sectores de la sociedad tributarias serían menores. mexicana, principalmente por la cultura de trabajo de los inmigrantes que se caracterizaron por su disposición al ahorro y a la solidaridad entre Y quedó consumada la obra gente de su mismo origen étnico, capaces de hacer florecer todo tipo de negocio, por más difícil que pareciera. Los comerciantes mexicanos, desde un principio, vieron en estos extranjeros un inminente peligro para su economía, y buscaron la Años después, en 1956, siendo presidente municipal Luís forma de defender sus intereses a como diera lugar, por lo que formaron Flores Sarmiento, se avaló una solicitud presentada por comités o asociaciones denominadas Juntas Nacionalistas a lo largo y comerciantes establecidos en la explanada norte, hacia la ancho del territorio nacional. calle Ángel Flores, donde anteriormente se localizaba el jardín frontal del edificio. Argumentaron los solicitantes que habían Menos mal que todavía gestionado un crédito bancario para construir de material no se inventaba el SIDA los locales de madera que estaban instalados en aquella explanada. Haber autorizado esa propuesta es, En Culiacán, la Junta Nacionalista se integró con destacados probablemente, lo que se pudiera criticar a la Comuna, y comerciantes que acusaron a los asiáticos de todos los males que particularmente a Flores Sarmiento. sucedían en la ciudad, desde robos hasta enfermedades y epidemias, y La realidad es que el Cabildo aprobó por fue tal la presión que el 21 de mayo de 1920 el Ayuntamiento votó y unanimidad la mencionada solicitud y los puestos se aprobó por mayoría la nefasta medida de despedir a los orientales del construyeron sin pensar, tanto autoridades como Garmendia, ordenando su inmediato desalojo. mercaderes, que con ello cerraban definitivamente las Producto de esa cruel campaña contra la inmigración china, fueron puertas a una de las joyas arquitectónicas culiacanenses, cerrados sus negocios, lo cual repercutió drásticamente en merma de la dejando a nuestro coloso, prácticamente encarcelado recaudación de impuestos por parte de la Comuna. hasta nuestros días. Dos fechas muy significativas abarcó la semana que corresponde a la publicación de este espacio semanal de La Crónica de Culiacán: ellas fueron el 1 de junio, Día de la Marina, y el 28 de mayo, día de la declaración de guerra por parte de México, contra los países del Eje: Alemania, Italia y Japón, lo cual ocurrió en 1942. ¿Por qué el Día de la Marina? Porque en esa fecha se rinde homenaje de recordación a los marinos caídos en el cumplimiento de su misión, y porque el sacrificio de un grupo de mexicanos, hombres de mar, fue el motivo por el que México, por conducto del presidente Manuel Ávila Camacho, se declaró en guerra a raíz del hundimiento de dos barcos tanque mexicanos, por submarinos alemanes. El 13 de mayo de 1942, a las 12 de la noche, el barco tanque mexicano Potrero del Llano , de cuatro mil toneladas de desplazamiento y con 40 mil barriles de diesel destinado a Nueva York fue hundido, presuntamente por un submarino alemán, pese a que nuestro país se había mantenido neutral y a que la nacionalidad de la nave estaba profusamente identificada con banderas estratégicamente colocadas. Vale señalar lo de la identificación, pues en abril de ese mismo año otro barco de Petróleos Mexicanos, el Tamaulipas, había sido hundido y la Embajada de Alemania en México argumentó que el submarino autor del hundimiento no había podido establecer la nacionalidad de la nave debido a que ésta no presentaba señales claramente visibles para identificarla como mexicana. Se supone que los alemanes hundían los barcos que eran utilizados para proveer de combustible a Estados Unidos, que había roto la condición de neutral en diciembre de 1941, como secuela lógica del ataque a Pearl Harbor. El caso es que en lugar de atender la petición del gobierno de México con relación a una indispensable satisfacción explicativa, la respuesta fue un nuevo hundimiento, el del barco tanque Faja de Oro, cuando regresaba de Nueva York a Tampico. En México circuló una versión muy convencida en el sentido de que los hundimientos habían sido obra de submarinos de Estados Unidos con el propósito de forzar a nuestro país a que entrara a la guerra y de tal manera obtener carne latina de cañón para el frente. Lo cierto es que no hubo la temida leva de mexicanos, y nuestra participación oficial fue al través de la integración del Escuadrón 201 de la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana, que combatió en Filipinas con mucha dignidad, y en el cual destacó el sinaloense Radamés Gaxiola. Dicho escuadrón sufrió siete bajas. Por otra parte, en el arma de infantería se incorporaron a las fuerzas armadas de Estados Unidos 14 mil mexicanos, de los cuales murieron 270 en tanto que otros 70 se reportaron domo desaparecidosy 73 fueron condecorados, entre ellos el oaxaqueño José Mendoza López, quien por su heroísmo recibió la Medalla del Congreso, la máxima condecoración en Estados Unidos. Este fue el saldo conocido de la única incursión bélica que México ha registrado en su historia fuera de nuestro territorio, toda vez que el ataque de Francisco Villa a la población de Columbus no está considerado como hecho de guerra, sino como una represalia personal en reacción por el fraude infligido en perjuicio del duranguense por un banco de aquella población. En el interior del Garmendia, una y mil historias cotidianas