Cómo descubrir la vocación a la que Dios te llama

Anuncio
¿Cúales son tus metas
vocacionales en la vida?
Es bueno conocer tu modo de pensar para que, como animador salesiano, puedas servir mejor a los jóvenes.
El cuestionario que te proponemos te invita a pensar en tu
vida como vocación.
Piensa bien las respuestas y trata de ser sincero.
1. La actitud religiosa de tu familia la
juzgas como:
q Creyente-comprometida
q Practicante
q creyente no practicante
q indiferente
2. ¿Cuáles de estos valores crees que
son más importantes en tu vida. Escoge tres en orden de preferencia:
q Tener autoridad y mando;
q Poseer un trabajo remunerado;
q Tener éxito personal en la vida;
q La salud personal;
q La propia familia;
q Gozar de libertad;
qPoseer los bienes necesarios para llevar una
buena vida;
q La fe y la amistad con Dios;
q La coherencia y búsqueda de la verdad.
3. Toda persona está llamada a vivir en
vocación en respuesta a una llamada
de Dios. Nadie puede decir que no
tenga vocación, porque Dios invita a
todos.
¿Has pensado todo esto alguna vez?
qsí - qno
4. Señala las tres maneras que consideras más apta para prepararte a tu
futura vocación humana y cristiana y al
compromiso que comporta:
q Prepararme ahora con mis estudios para ser
útil a los demás el día de mañana.
q Pensar en serio en mi vida de familia futura y
poder formar así un buen matrimonio cristiano.
q Darme cuenta de las necesidades que hay a
mi alrededor y así irme formando en el espíritu
crítico.
q Trabajar en favor de los que más lo necesitan y
ayudarles en sus necesidades concretas.
q Rezando por el mundo y por sus necesidades.
qCumplir, simplemente, mi deber de estudiante.
q Prepararme para participar en el futuro en la
vida política de mi país.
q Trabajar por mejorar el ambiente que hay a mi
alrededor.
q Ser buena persona con la palabra y los pensamientos.
5.La vocación cristiana es el camino concreto que cada uno escoge como respuesta a la llamada de Dios desde la fe. Son
cuatro los grandes caminos vocacionales.
Piensa en cuáles de ellos te siente llamado a desarrollar tu ser cristiano y a comunicarlo.
q El sacerdocio al servicio de la comunidad.
q Laico comprometido al servicio de la Iglesia.
q La vida religiosa con un servicio disponible al
que lo necesite.
6.Has estado en un ambiente salesiano y
lo conoces muy bien. En estos momentos
de tu vida hasta dónde crees te sientes
llamado y crees serías capaz de llegar en
tu vocación cristiana:
q A una vida normal, sin complicaciones, junto a
los míos.
qA un mantenerme unido a Cristo y a su amistad
durante toda mi vida.
q A una vida en la que cuenta el ayudar a los demás cuando me lo pidan.
q A una vida apostólica como cristiano comprometido en favor de los demás en mi ambiente.
q A una vida sacerdotal con mi gente.
q A una vida como salesiano al servicio de los
jóvenes.
q Hasta una entrega como misionero.
Cómo descubrir la
vocación a la que Dios te
llama
Carta abierta del Cardenal Carlo Maria Martini a un joven.
Dios nos llama a todos, sin excepción. ¿Has pensado qué te
pide a ti?
Q
uerido amigo:
Esta carta, quizá, te pille de sorpresa, porque no
responde a una carta previa o a
una pregunta precisa.
Ha sido una iniciativa mía y,
con ella, quiero contarte, calmada y meditativamente, algunas
cosas que hubiera querido decirte ayer, apresuradamente, después de la misa celebrada en tu
parroquia con ocasión de la visita
pastoral.
Fuiste el representante de los
jóvenes en la oración de los fieles. No recuerdo, exactamente,
tus palabras precisas. Pedías por
todos los jóvenes, para que sepan “regalar un poco de su propio tiempo y de sus energías” al
servicio de los hermanos, tanto
en el seno de la comunidad cristiana como en el de la sociedad.
Aprecio cualquier esfuerzo
con el que un joven intenta vencer su propio egoísmo. Pero ayer
se trataba de una oración en la
que pretendíamos trazar, no ese
camino de las pequeñas luchas
humanas contra el egoísmo, sino
un ideal de vida cristiana para el
que invocábamos la gracia y la
bendición del Padre.
Y es sobre este punto que
quiero compartir mi reflexión
contigo. Perdona la claridad: tu
oración estaba equivocada, no
se trataba de un ideal auténtico
de vida cristiana. Cuando está
en juego la entrega a los hermanos no se puede hablar de “un
poco” o de “un tanto así”como si
se pudiera medir lo que debe ser
dado.
La entrega interpersonal sea la
que sea y a quien sea, es, por su
propia naturaleza, absoluta e incondicional.
Una consideración profunda
sobre las relaciones entre las personas, debe hacerte comprender
que, éstas, no exigen esta o aquella cosa, este o aquel servicio, este
o aquel tiempo.., como si pudieras
medir la cantidad y el grado de las
energías y del tiempo que debes
entregar.
La persona humana exige
muchas cosas. Pero son siempre
concreciones momentáneas; son
expresión de una amistad, de un
interés, de una acogida que no
pueden agotarse en ese gesto
particular que has realizado. Esos
signos sobrepasan las acciones
concretas y se convierten en la
raíz fecunda de otros gestos siempre nuevos y de otros servicios
mucho más intensos.
Tú crees en serio y, por tanto, puedes encontrar el sentido
profundo de esa “totalidad” que
acompaña la entrega de la persona humana, cuando, juntamente
con otras, con humildad y tesón,
busca aquel bien misterioso y divino que habita en el interior de
todo hombre y le confiere su dignidad absoluta: la libertad y el deseo
de infinito.
Además, tú no crees en un
Dios genérico, sino que has tenido
la gracia incomparable de amar al
Dios de Jesucristo; es decir, al Dios
que en Cristo se ha entregado al
hombre totalmente hasta la muerte de cruz, y ha querido al hombre
consigo hasta la plenitud de la resurrección.
VOCACIÓN Y VOCACIONES
1
UNA ÚNICA
VOCACION
ad
la santid
a
l
a
s
r
e
ción univ ún de Dios a la
La voca
om
tamos
itación c
es la inv los cristianos es .
os
der
que tod
a respon
s
o
id
t
e
m
compro
El Concilio Vaticano II nos presenta la única vocación a la que está llamado todo el Pueblo de Dios: la
universal vocación a la santidad:
«Los seguidores de Cristo, llamados por
Dios no en razón de sus obras, sino en virtud
del designio y gracia divinos y justificados en el
Señor Jesús, han sido hechos por el Bautismo,
sacramento de la fe, verdaderos hijos de Dios
y partícipes de la divina naturaleza, y por lo
mismo, realmente santos. En consecuencia, es
necesario que con la ayuda de Dios conserven
y perfeccionen en su vida la santificación que
recibieron» (Lumen Gentium, 40).
Por tanto:
• La vocación cristiana es una iniciativa de Dios: una
elección a la plenitud del Amor, a la santidad.
• Toda vocación supone una misión.
• Todos los hombres y mujeres tenemos vocación.
• Cada uno debe descubrir la Voluntad de Dios
para su vida: su propia vocación. Dios nos llama
por nuestro nombre. Dios llama cuando quiere y
como quiere.
2
DIVERSOS
CAMINOS VOCACIONALES
Existen tres modos
en los que vivir la
única vocación cristiana: laico, sacerdote
o consagrado. Cada
uno debe descubrir el
camino al que Dios le
llama.
Dios llama a hombres y mujeres a seguirle radicalmente con un estilo propio
de vida.
Son cristianos que quieren seguir a
Cristo en pobreza, no tener nada
propio, sino al servicio de los demás;
obediencia, vivir en disponibilidad total
a la voluntad de Dios mediatizada en
los superiores y la castidad, no formando una familia, pero dándose en un
amor universal. Y todo ello viviendo en
comunidad, es decir, en familia, entre
hermanos.
Esta vocación se desarrolla con matices
propios según el carisma del Fundador
de una u otra congregación o instituto
de vida consagrada (Francisco de Asís,
Teresa de Jesús, Ignacio de Loyola,
Vicente de Paúl, San Juan Bosco, Madre
Teresa de Calcuta, etc...
Conoce las diversas vocaciones en la vida cristiana y pregúntate a cuál de ellas te llama Dios.
El sacramento del bautismo es una llamada de Dios a participar del ser y de la misión de Jesucristo. Es una llamada
a la configuración progresiva con Cristo.
Esto le da al seglar una capacidad de ser otro Cristo en el
mundo. Allí donde un cristiano realiza su misión conscientemente está presente la Iglesia de Jesucristo.
El campo de acción del seglar es el mundo: la vida profesional, el centro de estudios, el barrio, la política, la
familia, etc.
Los cristianos que reciben el sacramento del Orden
para hacer presente a Jesucristo mediante la predicación de la Palabra de Dios, la celebración de los
Sacramentos y el cuidado pastoral de la comunidad
(parroquia, grupos, etc.).
El sacerdote es un hombre llamado por Jesús a ser
todo para todos. Es un ministerio que se realiza
como colaboradores del Obispo, sucesor de los
Apóstoles.
Quizá te asustes ante estos ideales tan exigentes de totalidad. Quizá
no llegas a comprender toda la profundidad de algunas de las palabras
que te escribo. Por eso quiero trazarte algunos pasos de ese camino en el
que podrás realizar el sentido de lo
que, aquí y ahora, te escribo sencilla
y fraternalmente.
El primer paso es el de empezar
a mirar a todas las personas con las
que te encuentres y los acontecimientos con OJOS NUEVOS, no pensando
sólo en qué necesidad tendrán, o si
son simpáticos o antipáticos. Con demasiada frecuencia etiquetamos a las
personas que vemos cada día; nos
pasa a todos; a mí también.
Somos perezosos y nos conformamos con la etiqueta del primer prejuicio que tuvimos; luego, sólo esperamos confirmarlo, en vez de cambiarlo.
Peor todavía, al encontrarnos con
alguien, pensamos enseguida: qué
cosas podré sacarle, según aquel instinto egoísta, con frecuencia inconsciente, de disfrute de los otros que se
desencadena en nuestro corazón.
He aquí el por qué te pido ojos
nuevos: para superar la superficialidad y la codicia y mirar con atención
los interrogantes y esperanzas ocultas
de aquellos con los que nos encontramos y ver en profundidad las necesidades y motivos que mueven los hilos
de la historia.
El segundo paso es el de hacer
fructificar más ampliamente los recursos de tu fe. Comprométete cada día
a un rato de oración o meditación.
Sabes que Dios nos ha hablado
en Jesús y que esta Palabra viviente está custodiada por la comunidad
cristiana.
Prueba a confrontarte con frecuencia con esta PALABRA, prueba
cada día a tomar unos fragmentos de
la Palabra de Dios y a sumergirla en
tus comportamientos cotidianos; te
darás cuenta de cuántas sacudidas
y de cuántas crisis será fuente esta
operación que te acabo de sugerir.
El tercer paso es el de adquirir
alguna de las grandes actitudes de
acogida a los otros con humildad,
con maleabilidad y con responsabilidad creativa: el saludo; el diálogo y
la acogida incondicional de la persona
tal cual es; también la atención a las
más pequeñas necesidades; el perdón
recíproco que, seguramente, con muchos defectos, verás practicado en tu
familia y en la comunidad cristiana.
El cuarto paso es ver y hacer todo
con sentido de Iglesia. Para ello participa en un grupo; pero no en cualquier tipo de grupo, sino en los que te
dan sentido de pertenencia eclesial
y tensión apostólica. En el grupo
maduras tu fe y tu compromiso;
aprenderás a ver, juzgar y actuar a
la luz de la Palabra, que crea hábitos de vigilancia y discernimiento;
celebras los sacramentos, que son
alimento y vida, en la comunidad
eclesial; en él maduras tu vocación
futura en contacto con todas las vocaciones eclesiales, que iluminarán
tu opción y anima tu compromiso.
El quinto paso es de acoger
como gran signo del Espíritu Santo,
para los jóvenes de nuestro tiempo,
las grandes iniciativas de voluntariado. Habrás oído hablar de ello, y,
quizá, ya lo hayas experimentado.
Veo en estas experiencias una escuela real hacia un modo nuevo de
afrontar los problemas de relación
entre las personas, incluso, a nivel
internacional.
Y existe, por fin, un último paso,
que da el sello y confiere autenticidad a todo el resto del camino propuesto, y es el de comprender y de
qué manera, relativamente estable,
completa y concreta, podrás vivir
y jugar TODA TU VIDA COMO UN
DON TOTAL DE TI hacia los demás.
Esta opción importante la llamamos con una palabra que, por
desgracia, se ha hecho ambigua. Se
trata de la VOCACION, que alguno
considera un lujo para alguna categoría de cristianos.
No puedo hablarte extensamente sobre este argumento. No puedo
hablarte, ahora, de los instrumentos con los que descubrir y cultivar
la propia vocación. Sólo te digo que
cualquier bautizado está llamado
por Dios a vivir, ya no para sí mismo, sino para los otros a ejemplo
de Jesús y con la fuerza del Espíritu
Santo, en una forma concreta de
vida que es igual para todos por la
plenitud de la fe y por el heroísmo
de la caridad.
Después se hace diversa para
cada uno, según el compromiso y
función que se va a desarrollar en el
seno de la comunidad cristiana en
nombre de la Iglesia.
Es importante que cada uno
pueda decir que el camino elegido
es, para él, el modo más sincero ,
más rezado, más sufrido y más fecundo de no pertenecerse más a sí
mismo.
TODA VIDA ES VOCACION.
Para ti, que vives a tope tus
años jóvenes, hacerse prójimo significa todo esto.
Carlos
El agua que
quería ser fuego
Ya estoy cansada de ser fría y de correr
río abajo. Dicen que soy necesaria. Pero
yo preferiría ser hermosa. Y encender
entusiasmo. Y hacer arder el corazón de
los enamorados. Y ser roja y cálida. Dicen
que yo purifico lo que toco, pero más
fuerza purificadora tiene el fuego.
“Quisiera ser fuego y llama”.
Así pensaba una mañanita de setiembre
el agua de un río de montaña.
Y, como quería ser fuego, decidió
escribir una carta a Dios para pedirle que
cambiara su identidad.
— “Querido Dios:
Tú me hiciste agua. Pero quiero decirte
con todo respeto que me he cansado de
ser transparente. Prefiero el color rojo
para mí. Desearía ser fuego. ¿Puede ser?
Tú mismo. Señor, te identificaste con una
zarza ardiendo y dijiste que habías venido
a poner fuego a la tierra. No recuerdo que
nunca te compararas con el agua. Por eso,
creo que comprenderás mi deseo. No es
un simple capricho. Yo necesito este cambio para mi realización personal...”
El agua salía todas las mañanas a su orilla para ver si llegaba la respuesta de Dios.
Una tarde pasó una lancha muy blanca y
dejó caer al agua un sobre muy rojo.
El Agua lo abrió y leyó: “Querida hija:
Me apresuro a contestar tu carta. Parece que te has cansado de ser agua. Yo lo
siento mucho porque no eres un agua
cualquiera. Tu abuela fue la que me bautizó en el Jordán, y yo te tenía destinada a
caer sobre la cabeza de muchos niños. Tú
preparas el camino del fuego. Mi Espíritu
no baja a nadie que no haya sido lavado
por ti. El agua siempre es primero que el
fuego...”.
Mientras el agua estaba embebida
leyendo la carta, Dios bajó a su lado y la
contempló en silencio. El agua se miró a
sí misma y vio el rostro sonriente de Dios
reflejado en ella. Y Dios seguía sonriendo,
esperando una respuesta.
El agua comprendió que el privilegio
de reflejar el rostro de Dios sólo lo tiene
el agua limpia... Suspiró y dijo: “Si, Señor.
Seguiré siendo agua. Seguiré siendo tu
espejo. Gracias”.
La dimensión vocacional
del Proyecto-Educativo
Pastoral Salesiano
Nuestro proyecto de educación y de evangelización tiene como
centro a la persona en la singularidad de su existencia y quiere
ayudarla a realizar su propio proyecto de vida según la llamada
de Dios.
1. Su especificidad
Nuestro proyecto de educación y de evangelización
tiene como centro a la persona en la singularidad de
su existencia y quiere ayudarla a realizar su propio
proyecto de vida según la llamada de Dios (vocación).
Por esto, la opción vocacional es una dimensión siempre presente en todos los momentos, actividades y
fases de nuestra acción educativa y pastoral, como su
proyección natural y concreta (cf. C 28;.37).
• En el compromiso vocacional privilegiamos los siguientes aspectos:
- el servicio de orientación dirigido a todos los jóvenes dentro del trabajo educativo;
- la constante atención para descubrir y acompañar con iniciativas diferentes y apropiadas las
vocaciones de particular compromiso en la sociedad y en la Iglesia; y
- una especial responsabilidad por el carisma salesiano en sus múltiples formas, mediante el
discernimiento y el cultivo de las semillas de
vocación salesiana, tanto consagradas como seglares, presentes en los jóvenes.
Estos tres aspectos se apoyan y se complementan
mutuamente, y constituyen el espacio de la pastoral
vocacional salesiana (cf. CG21, 110).
2.- Su finalidad
A través de esta dimensión de la Pastoral Juvenil
Salesiana, se pretende:
Esta ayuda se entiende en dos sentidos complementarios:
- como actitud del sujeto, que va tomando la responsabilidad de su propia existencia; y
- como ayuda de parte del adulto, que ofrece elementos de discernimiento y de experiencia de vida.
•ayudar a los jóvenes a colocarse frente al propio
futuro con actitud de responsabilidad y generosidad,
3.- Desafíos a los que queremos responder
•predisponerlos a escuchar la voz de Dios, y
La situación de los jóvenes respecto de la proyección
cristiana de su propio futuro está condicionada por algunos fenómenos importantes:
•acompañarlos en la formulación del propio proyecto de vida.
ORAR POR LAS
VOCACIONES
• El cambio socio-cultural y sus manifestaciones, que chocan con
valores, símbolos y prácticas religiosas tradicionales. Entre esas manifestaciones, a modo de ejemplo, se pueden mencionar:
- una cultura pluralista con gran cantidad y diversidad de mensajes y modelos de vida, que hace difícil orientarse en la elección
de un proyecto de vida;
- el secularismo y el materialismo dominantes en la cultura, que
forjan una mentalidad crítica, más atenta a los valores inmediatos y útiles y menos sensibles a los valores trascendentes y
de gratuidad, junto a un relativismo que disminuye el sentido
moral y hace frágil la experiencia y la vida de fe;
- la recuperación de lo social, pero sin motivaciones religiosas, y
- la prolongación de la edad juvenil y el retraso en asumir responsabilidades sociales.
• La actitud psicológica y religiosa de los jóvenes ante las opciones. En esto influyen:
- la estimación de la persona como valor absoluto y la búsqueda
de sentido en la vida cotidiana;
- la necesidad de experimentar las cosas personalmente, el deseo de corresponsabilidad y de participación, la necesidad de
satisfacciones inmediatas;
- el fuerte sentido comunitario que se manifiesta en la búsqueda
de la vida de grupo y de la comunicación, con una aguda sensibilidad por la justicia, la solidaridad y el servicio a los últimos;
- una difusa nostalgia de lo profundo, de silencio, de oración y de
diversas formas de religiosidad, pero marcadas muchas veces
por lo subjetivo y lo fragmentario; y
- la tendencia psicológica a cambiar los juicios, que supone una
dificultad para asumir y llevar a término compromisos a largo
plazo.
• El escaso significado de los modelos de identificación de algunas
vocaciones específicas en la Iglesia, como la religiosa y la sacerdotal:
- no resulta clara la identidad, esto es, el aporte específico que
estas opciones de vida ofrecen a la comunidad humana; y
- la forma en que son vividas en un contexto concreto (su realización humana, el tipo de relación que plantean y concretan, la
serenidad y la seguridad en los momentos de prueba, etc.) no
parecen demasiado creíbles como modelo de vida que anime a
tomar opciones semejantes.
1. AMBIENTACIÓN
Hace dos mil años que Jesús les iba diciendo a
cada uno de los que podían ser sus discípulos
“VEN Y SIGUEME”. Esa llamada de Jesús sigue
en pié. También hoy nos dice al oído en medio
del ruido de la vida “ven y sígueme”… y la respuesta es solo una. Dice el evangelio… y ellos
dejándolo todo le siguieron… así de fácil. Todos
hemos sentido esa llamada.
2. CANTO DE ENTRADA
Ven y sígueme
3. EVANGELIO Jn. 15,15-16
4. ORACIÓN de los FIELES
1.- Por la Iglesia, peregrina en la fe, para que,
conducida por el Espíritu y enriquecida por el
testimonio de vida de cada uno de sus miembros, sea cada vez más, signo de la nueva Jerusalén. Roguemos al Señor
2.- Por la Familia Salesiana, para que con creatividad y atención a los signos de los tiempos,
vivamos el carisma educativo de Don Bosco y
madre Mazzarello, encarnándolo en el hoy de
las diversas culturas. Roguemos al Señor.
3.- Por todos los cristianos, para que, en el compromiso de buscar nuevos caminos de encuentro y de entendimiento recíprocos, promuevan
el diálogo constructivo hacia la única verdad;
Jesucristo. Roguemos al Señor.
4.- Por los que seguimos el camino de los consejos evangélicos, para que en la continua búsqueda del rostro de Dios y en la pasión de su
reino, anunciemos con alegría la perenne novedad del evangelio. Roguemos al Señor
5.- Por los niños y jóvenes con los que compartimos nuestra vida, para que siempre encuentren presencias educadoras capaces de ayudarles a descubrir el sentido de la vida que
sólo Dios puede dar. Roguemos al Señor.
5. PADRENUESTRO
6. CANTO FINAL
La Auxiliadora
Descargar