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Los Estudios de Israel
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Vol. # 770412S
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Abril 2012
-Alos
Sacerdotes
del
AA
eÑor
S
“Si ustedes pudieran romper Mi pacto con el día
y Mi pacto con la noche, de modo que el día y la
noche…entonces también se podría romper Mi
pacto con Mi siervo David, y…con los sacerdotes
Levitas, Mis ministros.” Jer. 33:20–21
Foto por www.israelimages.com/Yehoshua Halevi
Puentes para la Paz...Su Conexión con Israel ®
-Alos
Sacerdotes
del
AA
eÑor
S
Siempre existirán sacerdotes. “Así dice el SEÑOR: Si
ustedes pudieran romper Mi pacto con el día y Mi pacto
con la noche, de modo que el día y la noche no vinieran a
su tiempo, entonces también se podría romper Mi pacto
con Mi siervo David, y…con los sacerdotes Levitas, Mis
ministros” (Jer. 33:20-21). Ya que el sol aún brilla de
día, y la luna aún alumbra de noche, esa promesa aún
continúa vigente.
Leemos en Ezequiel 40-48 que no sólo habrá un
Tercer Templo, sino que también habrá sacerdotes que
ministren de manera algo similar a como lo hacían en
tiempos bíblicos. Y sabemos que serán judíos porque
Ezequiel específicamente menciona la línea de Sadoc
(40:46), quien fue el primer sumo sacerdote en servir en el
Templo del Rey Salomón.
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Abril 2012
Sacerdocio Judío
Hoy Día
Muchos de los judíos religiosos, especialmente en Israel, toman muy en serio la preparación sacerdotal para el Tercer Templo.
El proceso ya ha comenzado para identificar a los nuevos sacerdotes y prepararlos en
su función. De hecho, tanto los sacerdotes
como los levitas toman clases sobre las leyes
del servicio en el Templo, incluyendo los sacrificios de animales.
Desde que se fundó el Instituto del Templo en 1987 en el sector judío de la Antigua
Ciudad de Jerusalén, han estado preparando los utensilios del Templo además de
las vestimentas para los sacerdotes, según
Éxodo 29. En 2006, terminaron de procesar
el tinte azul para la vestimenta ceremonial
del Sumo Sacerdote con el caracol Murex. La
tiara, el efod y el pectoral también han sido
elaborados.
En 2007, la tribu sacerdotal de Leví tuvo
su primera “reunión familiar” en Jerusalén
luego de 2,000 años con una conferencia
internacional Cohen-Leví. Los kohanim (sacerdotes) son los descendientes de Aarón,
quien pertenecía a la tribu de Leví. Los levitas fueron “dados” a Aarón y a sus hijos
como ayudantes (Núm. 18:6), pero a veces
también se les refería a ellos como sacerdotes. Originalmente, Dios originalmente quiso
usar el primogénito de cada familia israelita
como ministro Suyo, pero como los levitas
fueron los únicos obedientes a Dios luego del
incidente del becerro de oro, fueron honrados con esa posición.
El sitio de Internet “about.com” informa
que en 1977, el Dr. Karl Skorecki encontró
un marcador genético particular que pudiese distinguir a los kohanim por medio de una
prueba de sangre. Dijo: “Las probabilidades
de que eso ocurra por casualidad es más de
uno en 10,000. Por lo tanto, la reciente investigación científica demuestra una clara
relación entre los kohanim y su descendencia directa por un ancestro en común.”
Algunos cristianos también tienen sacerdotes, aunque éstos existen sólo en algunas
denominaciones cristianas. La mayoría de
las denominaciones evangélicas no tienen
sacerdotes, sino pastores y ancianos. Sin
embargo, existe el “sacerdocio del creyente,” basado en 1 Pedro 2:9, que dice: “Pero
ustedes son linaje escogido, real sacerdocio,
nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios…” Juan dijo que Yeshúa (Jesús)
“hizo de nosotros un reino, sacerdotes para
Dios, Su Padre…” (Apoc. 1:6). En vez de haber un grupo especial de sacerdotes, todos
los creyentes sirven al Señor en una posición de sacerdotes. Este Estudio de Israel se
basa en esa perspectiva.
En Israel, los kohanim
toman clases sobre las
leyes en el servicio del
Templo (izquierda).
La menorá de oro es uno
de los utensilios preparados por el Instituto
del Templo (derecha).
Por otro lado, los cristianos no podemos
comprender la plenitud del significado de
dicha posición sacerdotal sin primero comprender el sacerdocio judío. Cualquiera que
haya leído la Torá (Génesis a Deuteronomio)
sabe que la adoración judía en el Templo
es muy detallada. Aunque los lectores de la
carta de Pedro durante el Segundo Templo
no requerían una explicación especial sobre
lo que significaba ser un sacerdote, nosotros
debemos ser diligentes para investigar cómo
se ejercía el sacerdocio judío, para que cumplamos con nuestro propio rol sacerdotal.
El Rol Sacerdotal
A menudo pensamos que lo único que
hacían los sacerdotes bíblicos era ofrecer
sacrificios, pero cuando leemos los pasajes
sobre sus detalladas labores, podemos ver
que el trabajo incluía mucho más. Veamos
una lista de esas labores para que compren-
Los Sacerdotes Del Señor
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Foto por www.israelimages.com/ Richard Nowitz
Miles se reúnen en
el Muro Occidental
durante ciertas
fiestas para recibir la
Bendición Sacerdotal.
damos lo que Dios pide de los creyentes actuales en su función como sacerdotes.
Líderes de Adoración:
Los sacerdotes tenían que aprender
a ofrecer las varias ofrendas y sacrificios.
Aprendían todas las “reglas” para los ritos
y se aseguraban de observarlas al pie de la
letra. Inspeccionaban a los animales por algún defecto, y determinaban si eran aceptables o no. Los levitas también eran músicos
y cantores. En la terminología cristiana moderna, esos eran los líderes de adoración.
Aunque la gente traía su propio animal y
ponía sus manos sobre la cabeza representando que el animal era su sustituto, los sacerdotes mataban el animal y lo ponían sobre el altar. Desde la destrucción del Templo,
las oraciones han sustituido los sacrificios,
según Oseas 14:2: “Tomen con ustedes palabras, y vuélvanse al SEÑOR. Díganle: Quita
toda iniquidad, y acéptanos bondadosamente, para que podamos presentar el fruto de
nuestros labios.”
De esa misma manera, los kohanim de
hoy tienen un lugar de honra en la sinagoga cuando recitan la Bendición Sacerdotal
(Núm. 6:24-26). También la recitan en el
Muro Occidental durante algunas fiestas,
y miles de personas se reúnen para recibir
esa bendición tan especial. También son los
primeros en ser llamados a leer la Torá y recibir “la redención del primogénito,” según
las instrucciones en Números 3.
Los ministros de adoración deben ser
adoradores del Señor para bendecir a la
congregación. Yeshúa dijo: “…los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu
y en verdad; porque ciertamente a los tales
el Padre busca que Lo adoren” (Juan 4:23).
Pablo nos instruye sobre cómo hacer eso:
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“…con toda sabiduría enseñándose y amonestándose unos a otros con salmos, himnos
y canciones espirituales, cantando a Dios con
acción de gracias en sus corazones” (Col.
3:16). Siguiendo la tradición judía, los cristianos a menudo recitan la Bendición Sacerdotal cuando oran por sus amigos, pero las
Escrituras del Nuevo Testamento también
nos dicen que bendigamos a quienes nos
maldigan (Mat. 5:44), nos persigan (Rom.
12:14) o nos insulten (1 Cor. 4:12).
Mediadores
(Intercesores):
Luego de que Dios juzgara a Coré y a los
otros 250 hombres por rebelarse contra Moisés y Aarón, el pueblo echó la culpa de esas
muertes a ambos líderes. Dios luego envió
una plaga, pero Aarón tomó un incensario
y “se colocó entre los muertos y los vivos, y
la plaga se detuvo” (Núm. 16:48). En otra
ocasión, los hombres israelitas comenzaron
a prostituirse con mujeres moabitas, y Dios
le dijo a Moisés que los mataran. Mientras
uno tomaba a una mujer madianita, el nieto
de Aarón valientemente los atravesó con una
lanza. La plaga ya había matado a 24,000 israelitas, pero se detuvo cuando Finees tomó
esa acción (Núm. 25).
Mediar o interceder significa ocupar una
posición intermedia en beneficio de otro.
Pero la intercesión también puede detener
la ira de Dios. Santiago 5:19-20 dice: “Hermanos míos, si alguien de entre ustedes se
extravía de la verdad y alguien le hace volver,
sepa que el que hace volver a un pecador del
error de su camino salvará su alma de muerte, y cubrirá multitud de pecados.” Gálatas
6:1 dice algo parecido: “Hermanos, aun si
alguien es sorprendido en alguna falta, uste-
des que son espirituales, restáurenlo en un
espíritu de mansedumbre…” Ese es trabajo
de un sacerdote.
Jueces:
Los sacerdotes y los levitas dilucidaban
y determinaban juicio en todas las áreas.
Declaraban si un leproso estaba sano o no,
decidían el valor de las ofrendas traídas a
Dios (Lev. 27), y evaluaban si una acusación
contra una adúltera era cierta o falsa (Núm.
5). Dios dijo: “…ellos decidirán todo litigio y
toda ofensa.” (Deut. 21:5).
Algunos cristianos creen que no debemos hacer juicio basado en Mateo 7:1, que
dice: “No juzguen para que no sean juzgados.” Sin embargo, Yeshúa se refería a no
juzgar a otros hipócritamente por cosas de
las cuales nosotros mismos somos culpables. No decía que no juzgáramos, sino que
aclaró: “juzguen con juicio justo” (Juan 7:24).
Pablo regaña a la iglesia de Corinto por llevar
sus contenciones a un tribunal de justicia
en vez de juzgar las situaciones entre ellos
mismos (1 Cor. 6). Los sacerdotes del Nuevo
Testamento deben juzgar las situaciones de
manera diferente: con amor, misericordia,
sinceridad, compasión y sin parcialidad.
Maestros:
Los sacerdotes eran portadores de la Palabra, incluyendo el Arca del Pacto, donde
se guardaban los Mandamientos de Dios.
Moisés instruyó que leyera la ley públicamente cada siete años durante la Fiesta de
los Tabernáculos (Deut. 31:9-11). Cuando
bendijo a las tribus antes de su muerte, sus
palabras respecto a los levitas fueron: “enseñarán Tus ordenanzas a Jacob y Tu ley a
Israel” (Deut. 33:10).
siquiera leen la Biblia regularmente, mucho
menos la estudian. Con todas las herramientas que existen en Internet y en libros (comentarios, diccionarios, concordancias, etc.)
demasiados en la Iglesia están pobremente
educados. Aunque no todos somos llamados
a ser maestros, todos somos llamados a ir y
hacer discípulos, y parte de eso consiste en
enseñar (Mat. 28:19-20). Debemos conocer
las Escrituras lo suficiente como para identificar cuándo alguien (incluyendo un maestro
o pastor) está fuera de lugar (2 Tim. 4:3-4),
porque los que no están arraigados en la
verdad pueden fácilmente ser engañados y
conducidos a falsa doctrina.
Sanadores:
Los sacerdotes no prescribían remedios
para enfermedades ni sanaban a nadie de
manera milagrosa, pero cuando alguien tenía una enfermedad contagiosa, inspeccionaban el cuerpo y determinaban su severidad. Decidían si debería continuar aislado
de la comunidad y por cuánto tiempo, o si
ya estaba sano y podía considerarse limpio. Ellos observaban el proceso de sanidad
obrado por el Señor.
En la actualidad, la profesión médica
admite que posiblemente el 80% de enfermedades no resultan de un desorden físico,
sino de un desorden emocional o mental.
Deuteronomio 28 parece concordar con eso,
ya que gran parte de esa lista de maldiciones
incluye enfermedades como consecuencia
de la desobediencia. Un comentario judío
dice que la lepra vino como resultado del pecado de la calumnia (como cuando Miriam,
hermana de Moisés, lo calumnió en Números 12). Muchos malestares, según expertos
médicos de hoy día, dicen que pueden ser
“Y leyeron en el Libro
de la Ley de Dios,
interpretándolo y
dándole el sentido para
que entendieran la
lectura.”
Nehemías 8:8
Luego de que los israelitas regresaran de
la cautividad en Babilonia, Esdras el sacerdote, junto con los otros levitas, “leyeron en
el Libro de la Ley de Dios, interpretándolo y
dándole el sentido para que entendieran la
lectura” (Neh. 8:8). Malaquías 2:7 confirma
esa responsabilidad, diciendo: “Pues los labios del sacerdote deben guardar la sabiduría, y los hombres deben buscar la instrucción de su boca, porque él es el mensajero del
SEÑOR de los ejércitos.”
Pablo dijo a Timoteo: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como
obrero que no tiene de qué avergonzarse, que
maneja con precisión la palabra de verdad”
(2 Tim. 2:7). Timoteo fue discípulo de Pablo,
y cada discípulo debe ser enseñado a “manejar con precisión” la Palabra de Dios.
Sin embargo, muchas encuestas revelan
que un alarmante número de cristianos ni
Foto por George Muresan/shutterstock.com
Los Sacerdotes Del Señor
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nimiento y sanidad, así que debemos ser
sacerdotes para ministrar sanidad y salvación a los demás, y el Señor los sanará y
los liberará.
Siervos:
Un artículo en www.cohen-lev.org comenta que el verbo para cohen (sacerdote)
es lejahan (‫] )לכהן‬, que significa “servir.” Se
encuentra en Éxodo 28:1, que dice: “Entonces harás que se acerque a ti, de entre los
Israelitas, tu hermano Aarón, y con él sus
hijos, para que Me sirva [lejahano] como sacerdote…” Algunas traducciones usan allí la
palabra “ministre” en vez de “sirva.”
Foto por VibeImages/shutterstock.com
“Confiésense sus
pecados unos a otros,
y oren unos por otros
para que sean sanados.”
Santiago 5:16
causados por estrés, temor y ansiedad. Pero
el primer lugar a donde buscamos ayuda es
la oficina del médico en vez de la oficina
del pastor.
Santiago nos dice de quién debemos
procurar ayuda: “¿Está alguien entre ustedes enfermo? Que llame a los ancianos de la
iglesia y que ellos oren por él, ungiéndolo con
aceite en el nombre del Señor. La oración de
fe restaurará al enfermo, y el Señor lo levantará. Si ha cometido pecados le serán perdonados” (Sant. 5:14-15). Fíjese que, aunque
la Iglesia ora, es el Señor quien sana.
¿Por qué es la oración la solución apropiada? Porque a menudo cargamos con enfermedades espirituales, como culpa, ira,
amargura, rencor, etc. Eso no significa que
no hay necesidad de médicos ni de medicina, pero a menudo si resolvemos las causas
internas primero, los síntomas externos desaparecen. Juan oró por Gayo así: “Amado,
ruego que seas prosperado en todo así como
prospera tu alma, y que tengas buena salud”
(3 Juan 1:2). De esa manera, vinculaba todo
su bienestar, su cuerpo y alma (las emociones), porque lo que afecta el alma afecta el
cuerpo.
¿Por qué no procuramos a un anciano
o sacerdote antes que a un médico? Quizás
es porque la iglesia se ha tornado impotente. Han orado por nosotros y no hemos sido
sanados. Muchas iglesias no creen en sanidad divina. Quizás evitamos ir a un pastor
porque requiere que confesemos nuestro
pecado: “…confiésense sus pecados unos a
otros, y oren unos por otros para que sean
sanados” (Sant. 5:16). Tememos esa transparencia, y no queremos admitir nuestra
condición interna.
Sin importar nuestras razones, Dios ha
equiparado a la Iglesia con dones de discer-
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Otra forma de definir ese verbo en hebreo es “comprometerse con la causa de
otro.” Los sacerdotes se comprometen con la
causa de Dios. Eso implica muchas cosas,
y gran parte representa servicio práctico. Si
se realiza con el amor de Dios (ágape), uno
puede, incluso, poner la propia vida por otro.
Aunque Yeshúa es Rey de Reyes, vino a servir y no gobernar. Cuando Sus discípulos
discutían quién sería el mayor entre ellos,
Él dijo: “Pero no es así con ustedes; antes, el
mayor entre ustedes hágase como el menor, y
el que dirige como el que sirve. Porque, ¿cuál
es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que
sirve?…Sin embargo, entre ustedes Yo soy
como el que sirve” (Lucas 22:26-27).
Servir o ministrar incluye cuidar a los enfermos (limpiando aún su vómito), alimentado a los hambrientos, vistiendo a los pobres
(especialmente a las viudas y los huérfanos)
y visitando a los prisioneros (Mat. 25:35-45).
Antes de que pensemos que esas tareas son
demasiado “bajas,” recordemos que los primeros “siervos” en la Iglesia “servían a las
mesas” y cuidaban a las viudas. Eran hombres “llenos del Espíritu Santo y de sabiduría,” muy valorados por su madurez espiritual (Hechos 6:2-6).
Consagrados para
el Servicio
Comentaristas judíos explican que la
palabra hebrea para “consagración” literalmente significa llenar las manos. Originalmente, nuestras manos están vacías. ¿Con
qué las llenamos? Un comentario sobre la
porción de Levítico llamado Vayikrá dice que
las manos de los sacerdotes fueron llenas de
santidad para que pudieran tocar las cosas
sagradas en el Lugar Santo. Otros textos
aclaran aún más ese concepto.
Antes de su muerte, Moisés consagró a
Josué. “Y el SEÑOR dijo a Moisés: Toma a
Josué, hijo de Nun, hombre en quien está el
Espíritu, y pon tu mano sobre él; …impártele
autoridad a la vista de ellos. Pondrás sobre
él parte de tu dignidad…” (Núm. 27:18-20).
Deuteronomio 34:9 dice que Josué “estaba
lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés
había puesto sus manos sobre él…”
Esa misma idea de transferencia de autoridad se ve cuando Elías pasó su manto a
Eliseo. Eliseo le había pedido: “Te ruego que
una doble porción de tu espíritu sea sobre mí”
(2 Reyes 2:9b). El ministerio de Eliseo verdaderamente fue duplicado, tanto en tiempo
como en cantidad de milagros.
Dios también dijo a Moisés: “Esto es lo
que les harás para consagrarlos para que
Me sirvan como sacerdotes…” (Éx. 29:1). El
pueblo judío usa esa palabra frecuentemente, pero dentro de círculos cristianos el concepto puede entenderse mejor como “santificar” o “dedicar.” Significa ser apartado para
uso sagrado.
Pensamos en hombres consagrados
cuando líderes eclesiásticos han sido ordenados y reciben la autoridad de la Iglesia
para ejercer sus funciones. Sin embargo,
personas laicas también han recibido la autoridad de Dios. Yeshúa dijo que todos Sus
seguidores tienen autoridad sobre el poder
del diablo (Luc. 10:19) y la habilidad de sanar enfermedades (Luc. 9:1). Sólo tenemos
que aprender a usar esa autoridad. Hay
muchas referencias en el Nuevo Testamento
que dicen que hemos sido santificados (Ej.
1 Cor. 6:11). Hemos sido santificados por la
verdad (Juan 17:19), por nuestra fe en Yeshúa (Hechos 26:18) y por Su sacrifico por
nosotros (Heb. 10:10).
Vestidos:
Luego, Moisés los vistió. Éxodo 28:2 dice
que sus vestiduras eran hechas “para gloria
y hermosura.” (Puede encontrar otro estudio
relacionado al tema de la vestidura espiritual en http://web1.bridgesforpeace.com/
national/pr/PRTL45.html titulado “La Vestidura del Justo.”) La gloria y la belleza de la
vestidura de los creyentes incluye la “tierna
compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia” (Col. 3:12-13), además de la
armadura de Dios (Ef. 6:13-17).
Grabado en una placa de oro sobre la
frente (como parte del turbante o tiara), el
sacerdote llevaba la frase “Santidad al Señor” (Éx. 28:36). Pablo dijo que presentemos
siempre nuestros cuerpos como sacrificio
vivo y santo, aceptable y agradable a Dios
(Rom. 12:1).
Ungidos:
Los sacerdotes primero eran ungidos con
aceite, después con sangre, y luego con una
mezcla de aceite y sangre. La Enciclopedia
Judaica observa que el aceite fue derramado sólo sobra la cabeza de Aarón, y roseado
sobre sus hijos. La sangre fue aplicada a la
punta de la oreja derecha, al pulgar de la
mano derecha y al dedo grande del pie derecho. Dios quiere ungir los oídos, las manos
y los pies de Sus siervos para que escuchen,
sirvan y caminen en Su poder.
“Esto es lo que les harás
para consagrarlos para
que Me sirvan como
sacerdotes…”
Éxodo 29:1
Uno podría ocupar la posición de sacerdote sin haber sido ungido para ello. Es posible que un siervo de Dios trate de hacer
Cuando vemos la manera en que Aarón
y sus hijos fueron consagrados, (Éx. 28-29,
Lev. 8) podemos ver aspectos de nuestra
propia consagración para el servicio a Dios.
Lavados:
“Entonces Moisés hizo que Aarón y sus
hijos se acercaran, y los lavó con agua” (Lev.
8:6). Según un comentario de Vayikrá, eso
significa que ellos fueron totalmente inmersos en agua, simbolizando la idea de que
uno debe sumergirse en la santidad de Dios
y dejar atrás toda influencia externa y contradictoria. Para los cristianos, eso es muy
parecido al bautismo. Es nuestro testimonio de una vida cristiana transformada por
Dios. Cada día, los sacerdotes se lavaban las
manos y los pies antes de entrar al Lugar
Santo, recordando así que deberían permanecer puros y santos en su servicio a Dios.
Los cristianos también somos santificados
y lavados “por el lavamiento del agua con la
palabra” (Ef. 5:26).
Los Sacerdotes Del Señor
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7
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las cosas en la fuerza de su propia carne sin
ser dirigido o ungido por el Espíritu Santo.
Cuando permitimos que el Espíritu Santo
dirija nuestros pasos, caminaremos bajo Su
unción. Dios dio a los antiguos sacerdotes
unas instrucciones muy específicas sobre
cómo se hacía la labor del Templo. Si la hacían de cualquier otra forma, podrían perder
la vida. Nosotros también debemos ministrar según el modo de Dios, o no tendremos
Su unción.
El pastor y autor cristiano E. M. Bounds
(1835-1913) escribió: “Sin eso, no lograremos ningún resultado verdaderamente espiritual.” (Vea 1 Corintios 3:9-15.) Aunque
la unción es parte de la promesa de Dios a
sus ministros (1 Juan 2:27), debemos continuamente dejar la carne a un lado, porque
el talento y el carisma natural pueden tomar el lugar de Su unción. Debemos comprender que “nuestra suficiencia es de Dios”
(2 Cor. 3:5), y así pedir que el Señor nos
llene de Su poder y unja todo lo que hagamos o digamos.
Según la dificultad de la tarea que hayamos recibido, podría ser necesario que nos
apartemos por un tiempo para buscar del
Señor. Dios dijo a Aarón y sus hijos que se
quedaran dentro del complejo del Tabernáculo por siete días antes de ser consagrados.
También tuvieron que ofrecer varios sacrificios. Hicieron una ofrenda para el pecado,
reconociendo su necesidad de ser perdonados. Su ofrenda quemada ilustró su total dedicación al Señor. Luego comieron su ofrenda de paz en íntima comunión con Dios.
Todavía necesitamos experimentar esos tres
tipos de ofrenda espiritual cada día.
Durante esa semana, debieron sentir la
pesada carga de responsabilidad. Nosotros
también debemos experimentar esa responsabilidad. Tristemente, tendemos a creer
que las tareas sacerdotales son solamente
para pastores. No, mi amigo, de la misma
manera en que toda la nación de Israel fue
llamada a ser una nación santa, todos los
miembros de la Iglesia han sido llamados a
ser un pueblo santo. Como personas del Libro y del único verdadero Dios, hemos sido
llamados a ser sacerdotes de Dios para un
mundo sin el Libro.
Por Charleeda Sprinkle, Editora Asistente
Bibliography
Bounds, E. M. Power through Prayer. “Under the Dew of Heaven.” 1906.
DeLashmutt, Gary. “Elijah and Elisha: A Comparison.” Xenos Christian Fellowship,
http://www.xenos.org/ct_outln/2kings.htm
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Katz, Lisa. “What is a Kohen?” About.com. /Judaism http://judaism.about.com/od/
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Wikipedia, “Korban.” http://en.wikipedia.org/wiki/Korban
Wright, Henry. A More Excellent Way. Thomaston, GA: Pleasant Valley Publications, 1999.
Traducido por: Teri S. Riddering • Las citas bíblicas son tomadas de Nueva Biblia de los Hispanos ®
Copyright (c) 2005 by The Lockman Foundation • Usadas con permiso. www.LBLA.com
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