HUELLAS Memorias de resistencia (Argentina 1974

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HUELLAS
Memorias de resistencia
(Argentina 1974-1983)
Universidad Nacional de San Luis
Rector: Dr. José Riccardo
Vicerrector: Esp. Nelly Mainero
Secretaría de Extensión Universitaria
Mgr. Dora Franzini
Nueva Editorial Universitaria
Coordinadora: María del Carmen Coitinho
La publicación de esta obra ha sido recomendada por el Comité Editorial de la UNSL.
Las ideas y opiniones expresadas en la presente publicación son las propias de sus autores y no reflejan necesariamente las de la institución que las edita.
Prohibida la reproducción total o parcial de este material sin permiso expreso de NEU
Universidad Nacional de San Luis
HUELLAS
Memorias de resistencia
(Argentina 1974-1983)
Coordinación, edición e introducción
MARÍA DEL CARMEN SILLATO
San Luis, Argentina
Marzo de 2008
Huellas : memorias de Resistencia (Argentina 1974-1983) /
María del Carmen Sillato ... [et al.] ; coordinado por María del Carmen
Sillato. - 1a ed. - San Luis : Nueva Editorial Universitaria - U.N.S.L., 2008.
223 p. ; 21x15 cm. (Derechos humanos)
ISBN 978-987-1031-61-0
1. Represión . 2. Resistencia. I. Sillato, María del Carmen, coord.
CDD 323.042
Diseño Gráfico:
José Sarmiento
Hugo Jofré Izu
Enrique Silvage
Portada:
Fotografía directa. S/T, Stella Vagni
Stella Vagni fue detenida en Rosario el 16 de abril de 1976.
Estuvo secuestrada dos días en el Servicio de Informaciones y
luego fue transferida a la Alcaidía de Mujeres, ambos lugares
dependientes de la Jefatura de Policía de Rosario. Allí permaneció siete meses. Posteriormente fue trasladada a la Unidad
Penitenciaria de Villa Devoto, Buenos Aires. Fue liberada en
abril de 1981. Actualmente, cursa la carrera de Bellas Artes en
la Universidad de Rosario. El diseño de portada formó parte
de un proyecto de fotoescultura para la cátedra Escultura III,
realizado en el año 2007.
Impreso en Argentina - Printed in Argentina
ISBN 978-987-1031-61-0
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723
© 2008 Nueva Editorial Universitaria
Avda. Ejército de los Andes 950 - 5700 San Luis
a una generación comprometida que
sembró sueños en los áridos rincones de mi patria
a mis hijos Gabriel y Marcos
y a los hijos e hijas de compañeras y compañeros,
quienes sufrieron directa o indirectamente
las secuelas del horror
…y que ni el interés ni el miedo, el rencor ni la afición,
no les hagan torcer el camino de la verdad, cuya madre
es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones,
testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente,
advertencia de lo por venir.
El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha,
Miguel de Cervantes Saavedra
When individuals or groups have experienced extreme
or tragic events, their right is also a duty:
the duty of remembering and bearing testimony.
Hope and Memory. Lessons from
the Twenty Century, Tzvetan Todorov
“Cuando un individuo o un grupo ha vivido experiencias extremas o eventos trágicos, su derecho es también un deber: el deber de recordar y dar testimonio” (Mi
traducción).
Huellas
Agradecimientos
Mi sincero agradecimiento:
a quienes con entusiasmo apoyaron este proyecto y contribu-
yeron con sus historias personales, sus poemas, sus cuentos y
sus expresiones artísticas a la difusión de momentos únicos de
congoja y esperanza en ese tramo doloroso de nuestra historia: Susana Barco, Hugo Basso, Marta Bertolino, Mirta Clara,
Olga Chamorro, Negra Deheza, Ana María Donalisio, Cristina Feijóo, Liliana Feuillet, Ana María Garraza, Jorge GarcíaOrgales, Alicia Kozameh, Alberto Lalli, María Inés Luchetti,
Irene Martínez, Juan Miranda, Alicia Partnoy, Ricardo Scalet,
Nora Strejilevich, Stella Vagni y Griselda Varela;
muy especialmente a Juan Miranda, por sus inestimables sugerencias y por su apoyo incondicional en cada tramo de este
trabajo;
a Lucía Salazar, por su lectura cuidadosa de todos los textos
y sus acertadas proposiciones;
a Cecilia Uhrig por la puntual corrección tipográfica;
a Daniela Uhrig por la organización de los textos;
a mis colegas Naomi Sunderland y Angela Roorda por su lectura crítica y sus valiosas recomendaciones.
Este proyecto recibió una beca de investigación de la Universidad de Waterloo y el Social Sciences and Humanities Research
Council de Canadá. Su publicación fue en parte subvencionada
por el Decano de la Facultad de Artes y el Vicepresidente de la
Universidad de Waterloo, Canadá, y por el Rector de la Universidad Nacional de San Luis, Argentina.
Huellas
Palabras preliminares
En 1973 el poeta Francisco Urondo, preso en la cárcel de
Villa Devoto, entrevista en su celda a los tres sobrevivientes de
la masacre de Trelew y sintetiza la actitud de esos tres jóvenes
en una palabra: “entereza”. Uno de ellos, Ricardo René Haidar,
acerca la voz al grabador y define el momento con unas pocas
palabras: “Hemos sobrevivido para contarlo”. La frase abreva en
el lenguaje popular. Ese “contar el cuento” que traza una delgada
línea entre la vida y la muerte, se vuelve memoria parlante. La
voz testimonial, que en todos estos años debió atravesar el horror
para poner blanco sobre negro lo sucedido en los años de plomo,
es la misma que en Huellas afirma que: “Los sobrevivientes no
sólo necesitan sobrevivir para poder contar su historia; también
necesitan contar su historia para poder sobrevivir”.
Hace tres décadas, la dictadura militar armó una hoguera en
medio de una calle que hizo blanco en el centro de la sociedad: allí quemaron las palabras. Y las palabras quemadas decían
cosas atroces (el término “escuelita” podía designar un campo
clandestino de detención y torturas), códigos armados entre guiños de impunidad y fraseo patoteril que en el discurso oficial pasaron a ser eufemismos; esos que Rodolfo Walsh denunció en su
“Carta Abierta de un Escritor a la Junta Militar”: “Lo que ustedes llaman aciertos son errores, los que reconocen como errores
son crímenes y los que omiten son calamidades”. En tiempos de
desolación, cuando el hombre serializado parece delegar incluso
su capacidad de evocación, es imprescindible el testimonio.
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María del Carmen Sillato
Contra el desaliento, la teoría de los dos demonios, el conformismo, la indiferencia, se alza una y otra vez la palabra que
anotó Urondo en sus papeles frente a los sobrevivientes que relataban su experiencia: “entereza”. En Huellas, esa integridad
retoma la palabra para preservar la memoria. Las manos de la
conciencia lavan palabras chamuscadas, le curan las heridas, allí
donde resuena, pleno, un sentido de reciprocidad movilizadora,
de vasos comunicantes, de lucha por la dignidad que restaura el
diálogo múltiple, polifónico, diverso, de una época marcada por
el vínculo solidario.
Jorge Boccanera
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Huellas
Prólogo
Esta antología es parte de un proyecto que comencé a concebir hace un par de años, persuadida de que a treinta años del
golpe militar de 1976 aún siguen desperdigadas muchas de las
piezas de ese trágico rompecabezas que fue el país bajo el autodenominado Proceso de Reconstrucción Nacional. Un recorrido
a través de la literatura producida sobre ese período pone en evidencia lo limitado del aporte de aquellos que vivieron la violencia del régimen como prisioneros políticos ya sea en un campo
de concentración, en un centro de detención clandestino o bien
en una institución carcelaria.
De los miles que pasaron por esas experiencias sólo un puñado ha dejado testimonio escrito. Quise abrir entonces un espacio
para quienes quisieran compartir esas vivencias marcadas para
siempre por los avatares de la historia que les tocó vivir y dejar
así constancia de los horrores sufridos como aporte a la reconstrucción de la memoria histórica en nuestro país. La publicación
de estos textos le dará al público acceso directo a hechos muchas
veces omitidos, distorsionados o malinterpretados por la prensa.
Invité a participar en este trabajo a sobrevivientes con diferentes experiencias en el campo de la escritura: los que nunca
antes habían volcado sus impresiones al papel, los que habían
preparado textos y poemas para dejarlos guardados en un cajón
y los que ya habían publicado trabajos obteniendo justo reconocimiento nacional e internacional por sus obras. Dos criterios
fueron considerados: 1) que los textos se encuadraran en el orden de la escritura creativa, y 2) que estuvieran vinculados a ese
doloroso periodo de nuestra historia del cual ellas/ellos habían
sido actores directos.
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María del Carmen Sillato
La respuesta inicial de aquellos a quienes contacté fue altamente positiva. Sin embargo, muchas de las promesas quedaron en el camino y no llegaron a concretarse. No se pasa por el
mismo fuego sin volver a quemarse y es posible que el dolor de
reconstruir experiencias traumáticas haya obrado como una barrera infranqueable en algunos casos. La dificultad de expresar
en palabras sentimientos muy profundos fue seguramente otro
impedimento a la hora de elaborar las memorias. Aprecio el entusiasmo con que todas / todos apoyaron mi ofrecimiento y comprendo profundamente las dificultades de quienes se sintieron
imposibilitados de llevar adelante la tarea propuesta. Porque si
bien la escritura puede ejercer un efecto terapéutico en relación
a las experiencias traumáticas vividas, no es ni sencillo ni espontáneo dar ese salto que permite transportar al papel la esencia del
propio dolor.
Cada texto está precedido por un relato de su autora/autor
sobre las circunstancias de su detención, así como también sobre
la relación que mantuvieron con la lectura y la escritura durante
su cautiverio. Llama la atención la variedad de estrategias discursivas que se presentan aquí y que se extienden hasta incluir
lo visual con el diseño de tapa realizado por una ex prisionera, y
el autorretrato y la pintura que en dos ocasiones se adjuntan a los
textos. Cada participante ha elegido la estrategia que mejor la/lo
representa y a través de la cual mejor puede elaborar lo vivido:
cuento, ensayo, testimonio o poema. En cada trabajo el pasado
doloroso emerge, se reelabora, se lo aborda en un poema, sirve
de reflexión y de proyección hacia nuevas audiencias. A veces,
sus memorias nos conmueven hasta las lágrimas y otras nos dejan con una sonrisa a pesar de lo insólito de las circunstancias
que las enmarcan.
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Huellas
La coordinación y edición de la presente antología me ha deparado muchas satisfacciones así como el orgullo de haber recibido de cada participante su apoyo y su confianza en este proyecto. Me siento honrada de poder cumplir ahora con la promesa
que les hiciera a estos miembros de una generación de argentinos, controversiales seguramente pero nunca irrelevantes: que
sus historias de lucha, sus ilusiones, su contacto con el horror y
la muerte, sus esperanzas presentes y futuras, queden plasmadas
en esta antología para trascender un presente siempre efímero.
Lanzados al viento en esta primer década del siglo XXI, espero
que estos textos perduren como referencia de la mayor catástrofe política que estremeciera a nuestro país en el siglo pasado y
que asimismo sirvan de guía a generaciones futuras a la hora de
confrontar perversas políticas de olvido o de negación de aquel
trágico período.
MCS, Octubre 2007
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