Pumita regresa a las nubes El sol brillaba con fuerza allá en lo alto del cielo, Pumita podía sentir el calor de sus rayos a medida que iba flotando, ascendía y ascendía vigorosamente hacia las nubes al tiempo que le decía adiós a sus amigos del mar. Era una sensación muy agradable, a su lado estaban Gotita Fresquita y Olita junto a otras cientos de gotitas que animadas se sentían porque pronto en casa estarían - Hola amiguitas, me alegra volveros a ver- era Agua Brava que les saludaba a lo lejos al tiempo que se acercaba hacia ellas moviéndose dulcemente entre las ráfagas del viento que soplaba delicadamente. - Agua Brava, ¡qué alegría verte de nuevo! ¿Qué tal te ha ido en el río?preguntó Pumita muy contenta por el reencuentro - Fue fabuloso, me encontré con mis antiguos compañeros del Club de Rápidos. Las truchas Saltarín y Aletita me acompañaron todo el tiempo, ha sido muy divertido, y a vosotras, ¿cómo os ha ido en el mar? - Hemos hecho muchos nuevos amigos- le comentó Gotita Fresquita- hemos conocido a Olita que está aquí con nosotras pero también a otros buenos amigos del mar, como el Cangrejo Colorín, la Estrella Marina, el Erizo Pincharitos y tampoco nos podemos olvidar de la gaviota Volarín - ¿Me llamabais?- la gaviota Volarín había aparecido de repente con sus alas desplegadas, pero no aparecía sola, otras gaviotas volaban junto a ella- ¿vais a las nubes? Tened buen viaje amigas- les deseó alegremente mientras se alejaba fugazmente Pumita se quedó mirando fijamente como Volarín se desplazaba por el cielo y fue entonces cuando se dio cuenta de que en ese otro tramo, desde el mar hasta las nubes, también vivían todo tipo de seres, había pájaros de diferentes especies, gaviotas y algún pelícano volaban felizmente y parecían saludar a un grupo de delfines que en la superficie del mar se les veía saltando ágilmente. Pumita no dejaba de sorprenderse, ¡era tan hermoso aquel lugar llamado Tierra!, no parecía existir ningún rincón en dónde la vida no emergiera, con sus seres maravillosos y sus tonalidades que impregnaban belleza a cada paso que daba, ¡había hecho tantos amigos!, ¡cuántas historias tenía que contar a sus amiguitas las gotitas cuando llegara a las nubes! En aquellos pensamientos se encontraba Pumita cuando de repente sintió que el viaje había finalizado, estaba entrando ya en las nubes cuando nuevos reencuentros la volverían a sumergir en una gran felicidad. Granizo Redondito los esperaba impaciente, deseoso de contar a sus amigas sus aventuras vividas, a su lado se encontraba el profesor Nieve Helada que con gran entusiasmo les daba la bienvenida- queridos alumnos, me siento muy feliz de veros de nuevo, contadme vuestras aventuras, compartirlas con vuestros compañeros y todos aprenderemos. ¡Qué día tan feliz! Todos acudieron a la escuela y gotita a gotita fueron contando cómo había resultado aquel su primer viaje. Granizo Redondito también parecía mostrarse muy feliz, había descendido en un día que había hecho mucho frío y junto a otras gotitas habían caído congeladas como bolitas pequeñitas, ¡y qué ruido habían producido al caer sobre el suelo! Vaya, ¡cuántas aventuras habían vivido todas nuestras amigas las gotitas!, el profesor Nieve Helada les contaba que aquel había sido solo su primer viaje, bueno…, no para todos, pues para Agua Brava y para Olita, aquel había sido uno de sus cientos de viajes realizados, pero todos estaban ilusionados, pues el profesor les había contado que pronto volverían a hacer un nuevo viaje, y con él nuevas oportunidades para reencontrarse con sus amigos y conocer a otros nuevos, pues las aventuras de Pumita y de las demás gotitas de agua solo acababan de comenzar, ¿nos acompañarás?. Continuará…