la peregrinación, caminos para construir la comunión eclesial

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LA PEREGRINACIÓN, CAMINOS
PARA CONSTRUIR LA COMUNIÓN ECLESIAL
SANTUARIOS Y PEREGRINACIONES,
ESPACIOS Y CAMINOS DE COMUNIÓN ECLESIAL
X ENCUENTRO DE SANTUARIOS DE ESPAÑA
SRA. CARMEN GARCÍA RODRÍGUEZ
DIRECTORA DEL SECRETARIADO DE PEREGRINACIONES
DIÓCESIS DE HUELVA
Santuario Ntra. Sra. De Covadonga (Asturias), 23-25 de octubre de 2007
CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA
C/ Añastro, 1. 28033 MADRID (España)
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INTRODUCCIÓN
Se me ha pedido, desde el Departamento de Turismo, Santuarios y Peregrinaciones de la
Conferencia Episcopal Española, “que nos ayudes a reflexionar sobre el tema: La
peregrinación, caminos para construir la comunión eclesial”.Desde mi perplejidad,
acepté el reto encantada por dos razones. La primera porque el tema me parece muy
interesante en el momento actual de la Iglesia y la segunda por el lugar de la celebración de
estas Jornadas. Amo a La Santina y este lugar, Covadonga, esta Cueva me trae el recuerdo
de aquel peregrino que llegó del sur y se quedó aquí durante siete años, Pedro Poveda. A
los pies de la Virgen oró, estudió, hizo una reflexión profunda sobre su tiempo. Aquí nació la
Institución Teresiana en la que he crecido y se desarrolla mi vida.
Voy a empezar con un texto, un diálogo de una novela, que dice así:
“- Asbag, querido amigo, deberías peregrinar – le dijo Fayic.
- ¿A la Meca? –respondió Asbag con sorna-. Ya me dirás que hace un presbítero
cristiano en La Meca.
- No digo a La Meca, me refiero a algún otro lugar… qué sé yo, Jerusalén,
Roma... Adonde pueda ir un cristiano a encontrarse con las raíces de su fe. ¡Si
supieras como se me remueve todo por dentro! ¡Es algo maravilloso! es como ir
en pos del sentido último de las cosas…
- Sí –interrumpió Asbag– Pero cuando se regresa todo sigue igual que antes.
- ¡Oh! no creo que sea así. Espero que mi vida continúe siendo como un
sendero… un crecimiento hacia lo máximo del ser…
En el momento de despedirse, Asbag vio una vez más el brillo delirante de los
ojos de Fayic; y sintió envidia, una sana envidia, hecha del deseo de ver lo que
habían encontrado aquellos ojos en la sorpresa de los infinitos caminos”.
El mozárabe. Jesús Sánchez Adalid
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I- LA PEREGRINACIÓN CRISTIANA A TRAVÉS DEL TIEMPO
1.1. Jerusalen
La peregrinación cristiana empieza muy pronto y Jerusalén fue el primer punto de destino.
Ya en la época apostólica nos dicen los Santos Padres cómo iban los cristianos a Jerusalén
a visitar los lugares relacionados con la vida de Jesús.
Todo tiempo puede ser trazado por un especial “kairos”, por momentos especiales de
gracia, también algunos lugares pueden llevar el sello de particulares acciones salvíficas de
Dios. Al “ipsissima verba” de Jesús corresponde la búsqueda del “ipsissimi loci” por donde
Jesús pasó y predicó.
En las primeras centurias del Cristianismo, muchos peregrinos se mostraron impacientes
por seguir las “huellas de Cristo, de los Profetas y de los Apóstoles” (Orígenes –III siglo
d.C.). Algunos de ellos llegaron a escribir relatos en sus diarios de viaje, en beneficio de
otras personas que no podían hacer la peregrinación con ellos. Algunos de estos relatos
cobraron gran fama, mientras que otros permanecieron olvidados en archivos y bibliotecas.
Los relatos más famosos son:
•
El relato del Peregrino anónimo de Burdeos: (itinerarium burdigalense) – 333 d.C.
con 42 ilustraciones.
•
El relato de viaje de Egeria, con la famosa descripción de la liturgia de Jerusalén:
(Itinerarium Egeriae)-cerca del 400 d.C.
•
El diario de Paula escrito por San Jerónimo: (Epitaphium Paulae) -404 d.C.
•
La guía del viaje del archidiacono Theodosius: (De situ Térrea Santae) –Hacia el
530 d.C.
•
El diario del peregrino de Piacenza: (Itinerarium Antonini Placentini) –Hacia el
570 d.C.
•
De Sofronio, patriarca de Jerusalén, dos poemas sobre la Ciudad Santa:
(Anacreontica XIX y XX) –Hacia el 600 d.C.
•
El relato de Arculfus: (Adamnani De Locis Sanctus) –Hacia el 670 d.C.
Pierre Maraval, un experto en los itinerarios de Peregrinos, ha dedicado numerosas páginas
de su libro “Lieux Saints et pèlerinages d’Orient” al estudio del uso que los peregrinos
hacían de las Sagradas Escrituras. Y según esto podemos decir que la Biblia fue la guía de
los peregrinos. Los Santos Lugares atrajeron a hombres y mujeres que deseaban ver y
verificar el contenido de las Escrituras. El conocimiento del contexto geográfico ayudaba al
peregrino a encuadrar los eventos de la Sagrada Escritura.
El Peregrino de Burdeos cita todos los lugares bíblicos por donde pasó. Egeria vino a los
Santos Lugares para observar con sumo cuidado (per videre) los lugares de acuerdo con
las Escrituras (Itinr 71).
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Pero los peregrinos querían más que una mera documentación. Actualizaban su fe en el
acontecimiento de la Escritura que recreaban sus sentidos en aquel lugar y deseaban ser
santificados con su contacto. Entonces entraban en oración y adoraban a su Señor.
Con la libertad de Constantino (337) se da el resurgimiento del entusiasmo por los Santos
Lugares. Ya en el siglo IV comenzaron aquellas grandes oleadas de peregrinaciones a
Tierra Santa que han continuado desde entonces. Fue en el siglo IV cuando el peregrino de
Burdeos y Egeria hicieron sus famosos viajes y nos dejaron sus valiosísimos itinerarios. San
Jerónimo (m.420) dice que en su época los cristianos llegaban a Jerusalén de todas partes
del mundo.
1.2. Roma
Otro lugar al que los cristianos se encaminaron desde la antigüedad fue Roma. Se dice que
Roma se convirtió en la meta de las peregrinaciones del mundo cristiano, una vez que el
acceso a Tierra Santa se volvió difícil debido a las invasiones musulmanas, a partir del siglo
VIII, pero no es cierto. Roma era ya un centro de peregrinaciones durante la era
paleocristiana y continuó siéndolo durante toda la edad media, hasta que el impulso del
jubileo le otorgó el primado absoluto.
Tras San Pablo, el primer peregrino a Roma, que sepamos, fue San Ignacio de Antioquia,
que vio cumplido su deseo de morir mártir de la fe. Y muchos otros murieron con él. Los
años de las persecuciones dejaron tras de sí una estela de santos, mártires y reliquias que,
una vez terminada la era pagana, se convirtieron en un atractivo para los cristianos de todo
el mundo.
Ya en el siglo VI, el venerable Enodio dijo que el sepulcro de Pedro “atrae gente de todas
las partes del mundo”. Y lo mismo ocurría con las tumbas de San Pablo y las de todos los
mártires. Las catacumbas de San Calixto y San Sebastián, en plena vía Apia. Era la primera
etapa del viaje de los peregrinos cristianos. En las excavaciones los arqueólogos
encuentran gran surtido de monedas de todos los tiempos y lugares del mundo antiguo,
como testimonio de la afluencia de los peregrinos.
La lista de personalidades importantes y cabezas coronadas de romeros medievales es
numerosa. Rachi, rey de los longobardos, tomó la peregrinación con tal fervor que renunció
a su trono y se hizo monje en 749. El conde Todo de Baviera, para no sentirse solo en el
viaje, peregrinó acompañado de varias decenas de súbditos. Lo mismo hizo Sintlas de
Reichenau, siempre en el siglo VIII. O san Wilibrordo, apóstol de los frisones, a quien el
papa Sergio I, en el siglo VII aprovechó para consagrarlo obispo e imponerle el nombre
latino de Clemente. O los santos Cirilo y Metodio, evangelizadores de las tierras eslavas,
que a la vuelta de su visita en 867 se llevaron de recuerdo varias reliquias.
Entre los primeros peregrinos destacan los venidos de las Islas Británicas que, aunque
recién convertidos, se tomaban muy en serio la peregrinación a Roma. Desde la época de
San Patricio, venido a Roma en 471, los irlandeses se sintieron enamorados de la
peregrinación a Roma. “Si no veo Roma moriré inmediatamente”, decía San Molna a quien
intentaba disuadirle de su viaje. Entre los ingleses, Cedwalla, rey del Wessex (sajones del
Oeste) llegó a tal extremo que abandonó reino y corte en 689 para peregrinar a Roma. Aquí
fue bautizado y enterrado a su muerte en el atrio de la antigua basílica de San Pedro. Su
sucesor, el rey Ina siguió su ejemplo 37 años más tarde, como lo atestiguan los versos de
Florencio:
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“Y después de haber despreciado la majestad real
por amor del Rey Divino,
el rey vino a Roma y aquí santamente reposó”.
Los documentos oficiales más antiguos que se conservan son un calendario de fiestas y
una guía de cementerios cristianos, ya en el siglo IV. Pero más importantes y completos son
los “Itinerari”, cuya primera edición conocida data del siglo VII. Paolo Brezzi, en su “Historia
de los años santos” dice que en ellos se contenían instrucciones detalladísimas para el
peregrino. Ejemplares de “itinerari” se han encontrado en Austria, Alemania, Inglaterra…
Con la convocatoria del primer Jubileo en el siglo XIII por Bonifacio VIII, los peregrinos
acuden masivamente a Roma en busca de la remisión de sus pecados.
1.3. Santiago de Compostela
Ya en el medioevo, cuando los cristianos europeos ven amenazada su fe por el imparable
avance del Islam, se afirman en ella peregrinando hacia el recién descubierto sepulcro del
Apóstol Santiago. En el siglo IX, el hallazgo de la tumba del Apóstol Santiago (año 830) dio
origen a la ciudad de Santiago de Compostela y al Camino de Santiago. De tal manera este
acontecimiento despertó el interés de la cristiandad que en el siglo XII, Santiago de
Compostela se había convertido en la meta de peregrinos de toda Europa, que acudían a
venerar al Apóstol siguiendo una multiplicidad de caminos que confluían a su llegada a los
Pirineos. Ya en la Península, el primitivo camino entraba por Irún y Hondarribia,
transcurriendo paralelo a la costa en Cantabria y Asturias. Tras venerar en Oviedo las
reliquias de la Cámara Santa, se alcanzaba Galicia en Ribadeo, bajando por Lugo hasta
Santiago. Los peregrinos procedentes del norte de Europa, de Inglaterra y Escocia hacían
el viaje en barco, recalando en las rías gallegas.
El rey Sancho de Navarra, a principios del siglo XI, consciente de la importancia que iban
cobrando las peregrinaciones decidió asegurar el camino que atravesaba los Pirineos por
Somport y Roncesvalles. Facilitó su paso por Pamplona, Estella, Nájera y Logroño, hasta
cruzar los desiertos de Montes de Oca y llegar a Burgos. Alfonso VI de Castilla le seguirá en
su política, prolongando la ruta por Carrión, Sahagún, León y Ponferrada hasta Galicia. Más
Fácil, cómoda y segura, será utilizada enseguida por numerosos peregrinos alemanes,
flamencos, austriacos, italianos…, aunque la mayoría serán franceses. Es el clasico
“Camino francés”. A su vera florecerá el arte románico, en un rosario de abadías,
conventos, castillos, iglesias, puentes y hospitales…
En el siglo XII, coincidiendo con la plenitud del románico y de las peregrinaciones, el papa
Calixto II crea la institución del Año Santo Jacobeo. Sus prerrogativas espirituales se
extendían a aquellos que visiten la basílica compostelana los años en que el 25 de julio,
festividad del Apóstol, coincida en domingo.
Durante la Edad Media, la Europa Cristiana, respira unos mismos aires de fe y esperanza.
El que sabe latín puede llegar a cualquier parte. Por el camino de Santiago van, en una y
otra dirección, los arquitectos, los escultores, los juglares, los caballeros, los peregrinos... El
mundo está pautado por el anhelo indiscutible de la belleza y el Camino de Santiago es
como un gigantesco friso medieval de una humanidad creyente, a la que el Salvador ha
abierto las puertas del cielo.
El Codex Calixtinus o Códice Calistino es un manuscrito de mediados del siglo XII
conservado en la catedral de Santiago de Compostela. Constituye una especie de guía para
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los peregrinos que seguían el camino de Santiago. Contiene consejos, descripciones de la
ruta y de las obras de arte así como de las costumbres locales, de las gentes que vivían a lo
largo del camino. También contiene sermones, milagros y textos litúrgicos. Es muy
interesante la música en el Codex Calixtinus; podemos ver como en las obras musicales se
dan concordancias con otros manuscritos. Las concordancias más importantes son
generalmente de la misma época en la que se gestó el Códice, lo cual se explica por la
movilidad cultural de la época propiciada por las peregrinaciones. La mayor parte de las
piezas que encontramos en el Calixtinus que son reelaboraciones de otras que
encontramos en otras fuentes, proceden de dos centros geográficos: La zona suroriental de
Francia y corona de Aragón (Puy, tortosa y Huesca), Y la zona anglonormanda.
Desde que Ameryc Picaud escribió el célebre “Codex Calixtinus” en el siglo XII, muchos han
sido los que plasmaron en libros de viajes y de peregrinación la realidad de la ruta Jacobea.
Por otro lado, estaba la Vía de la Plata, a la que el inicio de las peregrinaciones permitió un
nuevo aprovechamiento de esta ruta, que había sido de trashumancia, comercial, militar y
de penetración cultural. Al menos desde el siglo XI fue también un camino de peregrinación,
la ruta por la que los cristianos Mozárabes de Al_Andalus peregrinaron a Compostela en la
Edad Media. Así nació el “Camino Mozárabe a Santiago”. En él se crea el que quizás sea el
más antiguo hospital de peregrinos, situado en la iglesia prerrománica de san Pedro de la
Nave (Zamora), en él también se encuentra la primera estatua de Santiago Peregrino
(Santa María de Tera, Zamora) y en él se funda la Orden de los Caballeros de Santiago
(Cáceres 1.170), cuya misión era defender a los peregrinos, combatir en las batallas y rezar
por toda la iglesia cristiana.
Otro camino fue el portugués que entra por Tuy, procedente de Valença desde Oporto por
Braga o por Viana do Castelo.
Los caminos a Santiago de Compostela terminan con el Abrazo al Apóstol, testigo y mártir
de Jesucristo. Esto significa también el abrazo a la fe que Santiago nos predicó.
1.4. Los santuarios
Con el paso de los tiempos, las peregrinaciones han ampliado sus puntos de destino. Los
Santuarios Marianos en infinidad de advocaciones a la Madre de Dios pueblan nuestra
geografía actual, otros dedicados a la veneración de reliquias como Santo Toribio de
Liébana, Caravaca… y Ermitas dedicadas al culto de Santos de todos los tiempos atraen
peregrinos en multiplicidad de caminos de formas variadas, en romerías multicolores, con
ritmos y cantos diversos a los que se une a veces la danza y siempre la plegaria y la
celebración de la fe.
CONCLUSIÓN DE ESTA PRIMERA PARTE
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Se me ha pedido que esta sea una conferencia que nos ayude a reflexionar sobre “La
peregrinación, caminos para construir la comunión eclesial”. He querido hacer este breve
recorrido por la historia de las peregrinaciones para poner de manifiesto que en las tres
grandes rutas que hemos visto, Jerusalén, Roma y Santiago, las peregrinaciones han
estado siempre motivadas por la fe de los peregrinos.
Las peregrinaciones a los Santuarios también son motivadas por la fe.
Y ¿acaso no es la fe el principio activo de la comunión eclesial?
A la vez que respondemos afirmativamente, nos llega la pregunta: Pero, ¿es posible creer
hoy?
En el siguiente capítulo vamos a ver que sí. Que también hoy en medio de la complejidad
de nuestra realidad social es posible creer y que las peregrinaciones nos brindan una
magnifica oportunidad para ir descubriendo en nosotros una fe más verdadera terapéutica y
sanadora.
II-LA PEREGRINACIÓN HOY ¿CONSTRUYE COMUNIÓN ECLESIAL?
2.1. La peregrinación, experiencia de Fe
El Papa Juan Pablo II nos dice que “La peregrinación es una experiencia fundamental y
fundadora de la condición humana y de la condición creyente de la humanidad. Se trata del
hombre en camino hacia la fuente de todo bien y hacia su plenitud. Del hombre que pone su
ser, su cuerpo, su corazón y su inteligencia en marcha, mientras se va descubriendo a sí
mismo como un buscador de Dios y un peregrino de lo eterno”. (En el I Congreso Mundial
de Pastoral de Santuarios y peregrinaciones. Roma 1992)
En otro lugar afirma que “Toda Peregrinación es una ocasión para volver a las fuentes de
nuestra fe, para consolidar nuestro amor a Cristo y a la Iglesia, y para entregarnos con
mayor empeño a la misión que Jesús nos ha confiado” (Peregrinación Jubilar tras las
huellas de San Pablo).
2.2. Los caminos, encuentro con Dios en la naturaleza,
en nosotros mismos y en los demás
Mientras recorremos los caminos en la peregrinación, podemos experimentar una
reconciliación con la naturaleza, encontrar la paz interior y descubrir a Dios en ella. “En todo
te escondes y en todo te revelas, en los vértices del cielo, en el cáliz de una flor”. O como
diría San Juan de la Cruz “Mil Gracias derramando pasó por estos sotos con premura y
yéndolos mirando, con solo su figura, vestidos los dejó de su hermosura” (Cántico
espiritual). Sentirnos hermanos con las criaturas al modo de San Francisco de Asís.
Andando por los caminos podemos descubrir la necesidad de una espiritualidad basada en
la interrelación de cosmos y humanidad de materia y espíritu, que propicie nuestra armonía
con el cosmos, que redescubra el misterio de Dios en el corazón del cosmos y contemple el
cosmos en el misterio de Dios. Una espiritualidad que “profetiza la jovialidad del Verbo que
asumió la carne humana en su fragilidad y, a través de ella, de todo el cosmos, y del
Espíritu que habita con sus energías la totalidad del universo. Necesitamos una
espiritualidad que mira el universo como una trama de relaciones, en la que todo está en
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comunión con todo, y todo está fundado en un Dios que es fundamental y esencialmente
comunión, vida en relación, energía en expresión y amor supremo. Una espiritualidad
fundada sobre la presencia universal del Espíritu y del Logos de Dios en todo el universo.
Un Dios que sigue creando, cuyo dinamismo creador es universal y siempre activo desde
dentro mismo de la creación, de la que formamos parte. Un Dios que ha dado a cada ser el
poder de ir haciéndose con los otros seres. Un Dios que ama cuanto es y que “sostiene
todas las cosas con su palabra poderosa” (Heb 1,3) Una espiritualidad de la ternura de
Dios. La contemplación en el camino nos llevará a este Dios que lo habita todo y en quién
todo habita, el “Dios, en quién vivimos, nos movemos y existimos” (Hech 17,28)
A medida que vamos descubriendo a Dios en la naturaleza mientras caminamos y
sintiéndonos en armonía con ella, vamos haciendo la peregrinación hacia el interior de
nosotros mismos. Y vamos descubriendo su presencia en nosotros, en lo más profundo de
nuestro ser. Nos sentimos habitados por dentro “Vendremos a él y en él haremos morada”,
es cuando la oración se hace adoración y se da la gran experiencia de comunión con Dios,
como la fuente de nuestra vida. “Todas mis fuentes están en ti”.
El camino en la peregrinación es además un espacio y un tiempo para el encuentro con
otras personas que provienen de diferentes lugares, pueblos, razas lenguas y costumbres.
Encuentro con otros muchos peregrinos, que motivados por la misma fe caminan hacia la
misma meta. Es un espacio para compartir la experiencia que vamos descubriendo a través
del diálogo, las celebraciones eucarísticas donde la comunión eclesial se afirma con el
“nosotros” de la fe cristiana.
2.3. La peregrinación y la comunión eclesial
El Cardenal Ruini en su libro “Il pelerinaggio” dice que después del Concilio Vaticano II no
se puede leer teológicamente la peregrinación cristiana sin reconducirla al contexto
eclesiológico del capítulo 7 de la Lumen gentium, “Indole escatológica de la Iglesia
peregrinante y su unión con la Iglesia celeste”. “Chiesa dei viatori” e “Chiesa dei beati”. Es la
comunión de todo el cuerpo místico de Cristo. En esta clave eclesiológica debe ser
interpretada toda peregrinación. La comunión se actualiza de manera especial en la
sagrada liturgia y aquí se nos ofrecen la penitencia y la eucaristía como dos elementos
constitutivos de la peregrinación cristiana.
La asamblea extraordinaria del Sínodo de los Obispos (1988) reconoció en la “eclesiología
de comunión” la idea central y fundamental de los documentos del vaticano II “La iglesia,
mientras peregrina aquí en la tierra, está llamada a mantener y promover tanto la comunión
con Dios trinitario como la comunión entre los fieles. Para ello cuenta con la Palabra y los
Sacramentos, sobretodo la Eucaristía, de la cual vive y en la cual se expresa. “El
sacramento expresa este vinculo de comunión, sea en la dimensión invisible que, en Cristo
y por la acción del Espíritu Santo, nos une al Padre y entre nosotros, sea en la dimensión
visible, que implica la comunión en la doctrina de los Apóstoles, en los Sacramentos y en el
orden jerárquico. La íntima relación entre los elementos invisibles y visibles de la comunión
eclesial, es constitutiva de la Iglesia como sacramento de salvación”.
2.4. La peregrinación y sentido de pertenencia a la Iglesia
Hace un tiempo que algunos se preguntan. “Faut il une église pour croire?”. Es decir ¿Hace
falta, es necesaria una iglesia para creer?
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La doctrina de la Iglesia a este respecto es clara. “Existe la posibilidad de salvarse fuera de
la visibilidad eclesial, pero se afirma la necesidad de la Iglesia para que la humanidad en su
totalidad tenga plena conciencia y la esperanza de la salvación. Sin la comunidad eclesial,
pues, no habría en la historia la certificación de que Dios quiere conducir a todos a la
comunión con Él y con todo el genero humano”. (Carta pastoral de Monseñor Julián Barrio,
Arzobispo de Santiago, Año Santo Compostelano 2004).
Desde la peregrinación podemos dar una respuesta afirmativa a esta pregunta en la medida
que seamos capaces de propiciar que la peregrinación ayude al crecimiento en la fe y avive
el sentido de pertenencia a la Iglesia. Sentido que cada persona interioriza, hace suyo y
esto le lleve a amar a la Iglesia y sentir con la Iglesia como Cuerpo Místico de Cristo y como
Pueblo de Dios que camina hacia la Pascua. Viéndola como una realidad que le da sentido
y le construye como persona creyente en la comunión eclesial. Porque en ella hemos sido
engendrados a la vida divina y donde todos los bautizados nos sentimos hermanos en
Cristo.
La peregrinación puede contribuir a reforzar el sentido de pertenencia a la Iglesia de manera
especial, cuando es diocesana y va presidida por su Obispo, Pastor; o parroquial con su
párroco al frente, esto une mucho, tiene mucha fuerza y el sentido de pertenencia a la
Iglesia crece y si se cuidan las celebraciones litúrgicas, en ellas se hace más visible la
comunión eclesial. A las personas más alejadas les va a servir para un mayor acercamiento,
una revitalización de su fe y si asisten no creyentes también será bueno para ellos porque
al menos tendrán un mayor conocimiento de la Iglesia y puede ser la ocasión para empezar
un dialogo con ella.
Así podemos contribuir a hacer realidad el deseo de Jesús cuando ora a su Padre diciendo:
“ Que todos sean uno. Que como tú Padre en mí y yo en ti, así sean ellos uno en nosotros”
2.5. En la red
Que esto es posible hoy nos lo confirma una consulta a internet donde encontramos
infinidad de noticias como estas:
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2.6. Testimonios de peregrinos
Este año, yo personalmente he peregrinado a Roma, Tierra Santa, Rutas de San Pablo
(Turquía), Liébana, Romería de Ntra. Sra. del Rocío, Tierra Santa, Lourdes y ahora me voy
a Roma. En Todas he preguntado a los peregrinos a modo de encuesta sobre el sentido de
su peregrinación, por qué se ponen en camino, qué ha significado para ellos la
peregrinación. Y las respuestas son sorprendentes.
No he tabulado los datos, pero a modo anecdótico y al concluir esta 2ª parte os puedo leer
algunas respuestas de los peregrinos del Rocío.
A los del Rocío les preguntaba:
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¿Qué ha significado para usted hacer el camino del Rocío?
–
55 años haciendo el camino, ¿Qué te voy a decir...? ¡Que esto es lo más grande del
mundo! Vengo cada año con una ilusión nueva y Ella, la Virgen del Rocío es la que
me da la ilusión y la que me llena de fe y de alegría la vida. Yo voy a la Misa, al
Rosario a todo. ¡Esto hay que hacerlo con mucha fe!
–
¡Esto no se puede explicar! ¡Es una cosa muy grande! Esto hay que vivirlo con
mucha fe. Se descubre cuando se entra en el camino y es como si mientras caminas
te vas purificando y llegas limpio al Rocío. Mientras más duro es el camino más
limpio se llega y esto es lo que nos da fuerza todo el año para seguir adelante.
–
Lo mejor del mundo entero. Estoy haciendo el camino desde que tenía 7 años y
ahora tengo 80. Y le pido a la Virgen que me de salud para volver al año que viene.
El camino hay que sentirlo y venir con fe acompañando al Simpecado.
–
Una cosa muy bonita. Se convive en hermandad, vamos como en familia se ve que
todos tenemos la misma fe. La Virgen es la que nos convoca para hacer el camino.
¡Ella es mi vida!
–
Desde los 15 años hasta los 72, no he dejado de venir al Rocío. Todos los años
vengo con la Hermandad haciendo el camino. La virgen me llama para acá. ¡Viva la
Virgen del Rocío!
Me he detenido a traer estas respuestas de personas sencillas en el Rocío por ser referidas
a un Santuario Mariano y por lo expresivas que son a su modo.
2.7. El camino europeo del Rocio
La última noticia que tengo en peregrinaciones es la del Camino Europeo del Rocío. Un
grupo de rocieros ha venido a pié desde Bruselas haciendo el camino y señalizándolo
hasta el Rocío. Más de tres meses caminando con cantidad de anécdotas y vivencias
impresionantes. Ya el camino está trazado y abierto a quien quiera transitar por él. Es un
Camino Mariano que va conectando a su paso los grades Santuarios Marianos.
Yo que animé al grupo en su proyecto, los he recibido a su llegada al Rocío. Vienen
radiantes “Si cuando salimos teníamos fe, dicen, hemos vuelto con mucha más fe”.
Cierro este capítulo con una frase de Monseñor Vilaplana, Obispo de Huelva, al termino de
la Peregrinación que hicimos este verano a Tierra Santa con 212 peregrinos, me dijo:
“Verdaderamente la peregrinación es un viaje que activa y reactiva la fe”.
Conclusiones
1) Efectivamente la peregrinación es un camino que activa y reactiva la fe. La fe es el
principio activo de la comunión eclesial y por la fe se entra en el proceso de cambio, de
conversión que la peregrinación propicia. Todo esto afecta a la comunión eclesial,
abriéndola al Reino de Dios y programándole sus tareas históricas. Por ser
trinitaria, la comunión eclesial es reinocéntrica. Su “código genético” la lleva
existencialmente del Dios del Reino al Reino de Dios, y es comunión abierta a toda
causa humana digna del sujeto humano, justicia, paz, derechos humanos… los
imperativos del Reino iniciado por Jesús”. Comunión eclesial abierta e incansablemente
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inclusiva, superando las diferencias que enfrentan a los hermanos según nos diga el
Espíritu, desde los signos de los tiempos. Lo cual no se hará sin asumir los conflictos
como Jesús.
De esta comunión eclesial va a depender la credibilidad del mundo en el mensaje de
Jesús. De ahí el insistente cuidado, el cariño y el temblor, pienso yo, con que Jesús
encomienda a los suyos la herencia viva de ese tesoro de la comunión eclesial.
2) La Iglesia tiene en las peregrinaciones un extenso y magnifico campo de
evangelización, que la pastoral debe aprovechar para, como he dicho antes, ayudar
al desarrollo de la fe como principio activo de la Comunión Eclesial y de su dinamismo
misionero, la nueva evangelización, el diálogo salvífico con nuestro tiempo.
3) Para que la peregrinación sea un camino que ayude a construir la comunión eclesial es
muy importante el papel del animador o animadores, incluso del guía.
Los animadores ya sean sacerdotes o laicos deben tener una preparación en este
campo, no solo en aspectos organizativos sino que de alguna manera cabría hablar aquí
de una llamada al empeño activo de la difusión de la fe
4) Toda peregrinación debe tener una preparación que programe:
–
–
–
Unos objetivos
Un tiempo de desarrollo
Un seguimiento posterior
Debe tenerse en cuenta:
–
–
–
La motivación del peregrino
El camino
La meta
La definición de estos términos está muy bien en el “Libro del peregrino del Jubileo
Compostelano 2004”. Sí me parece importante que reflexionemos sobre la figura de los
animadores de la peregrinación.
5) Una de las cosas fundamentales en la peregrinación es que el peregrino se sienta
acogido, escuchado, acompañado atendido espiritualmente y que a través de esto
llegue a tener la experiencia del amor de Dios. Que el camino sea un itinerario de
fraternidad que le abra a nuevas perspectivas de vida y compromiso en la Iglesia.
X Encuentro de Santuarios de España (octubre de 2007)
La peregrinación, caminos para construir la comunión eclesial
pág. 12
CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA
http://www.conferenciaepiscopal.es
C/ Añastro, 1. 28033 MADRID (España)
[email protected]
PARA EL TRABAJO EN GRUPOS
Pregunta Nº 1
a) ¿Qué experiencia tenemos
de cómo se lleva a cabo la pastoral de las
peregrinaciones en las diócesis, crees que van encaminadas a este objetivo de “La
peregrinación caminos para construir la comunión eclesial”?
b) ¿Qué podríamos aportar a este respecto?
Pregunta Nº 2
a) Respecto a la figura del Animador en la peregrinación ¿Qué perfil debe tener para
que ayude a conseguir que la Peregrinación sea un camino para construir la
comunión eclesial?
b) Del Guía ¿Qué experiencia tenéis al respecto?
¿Crees es igual que sea:
–
–
–
–
Creyente
No creyente
Cristiano
De otra confesión religiosa?
¿Qué proponéis como lo ideal?
X Encuentro de Santuarios de España (octubre de 2007)
La peregrinación, caminos para construir la comunión eclesial
pág. 13
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