El desafio de Evangeli Gadium desde la espiritualidad Salesiana

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CAPITULO I: ¿QUÉ DESAFIOS NOS PLANTEA EL MUNDO ACTUAL LOS CRISTIANOS Y A LAS
COMUNIDADES CRISTIANAS?
Nos. 50 – 109
- La realidad de la sociedad y de nuestras comunidades cristianas en sus diferentes niveles
es objetiva y recurrente en sus luces y en sus sombras, todo cristiano y toda comunidad
debe ser capaz y capacitarse para estudiar y entender dicha realidad, comprender los
signos de los tiempos, aprender el discernimiento evangélico.
Debemos aprender a distinguir el pecado dentro de las comunidades cristianas pues éste
afecta la vida y la acción de las personas dedicadas a la evangelización así como la vida de
sus familias (Nos. 50 – 51).
Estudiar la realidad nos permite reflexionar sobre algunos de sus indicadores:
- La pobreza: a pesar de los grandes adelantos tecnológicos del siglo XXI la vida en
condiciones indignas persiste (No. 52).
El modelo económico actual es excluyente y generador de muerte (No. 53), la teoría
económica del rebalse promovida en América latina durante las últimas décadas es falsa,
ingenua y egoísta (Nos. 53 – 54).
Nuestra relación con el dinero y con el consumo es idólatra y pecaminosa así como lo son
la corrupción y la evasión fiscal (Nos. 55 – 56). El consumismo, la inequidad, la corrupción
y una educación domesticadora dañan al tejido social y a las personas y (No. 60).
1
Los procesos financieros y el dinero deben estar al servicio de los pobres y de los que no
pueden procurarse una vida digna. El dinero no puede estar al servicio de los ricos, es
necesario que ellos se conviertan. (Nos. 57, 74 y 58).
La alternativa ante el consumismo es la austeridad como estilo de vida, la pobreza
evangélica vivida como donación de sí mismo y no como simple privación1.
Art. 19 Estatuto PVA: El espíritu salesiano requiere una exigente “metodología ascética”
embellecida por la sonrisa de un rostro alegre que se remonta a la instancia de Don
Bosco: “trabajo y templanza”.
- La violencia como fenómeno social y delincuencial permanecerán mientras permanezcan
la exclusión y la inequidad sociales (Nos. 59).
Dado que el desarrollo sostenible de las persona no está garantizado y ni siquiera
planteado en el diseño de las sociedades el llamado “fin de la historia” anunciado por los
profetas del Nuevo Milenio está lejos de realizarse, es irreal. En este diseño egoísta de
sociedad el mal permanece enquistado en su interior, en este contexto lo que llamamos
“seguridad” es imposible (No. 59).
Dios espera respuestas comprometidas con la vida y contra la muerte (No. 57) que
reconstruyan un orden social y económico más solidario y más humano, una acción
sociopolítica decidida de parte de los cristianos laicos según su condición secular (Nos. 70,
90 y 102). Las labores intraeclesiales de los laicos, con toda su riqueza, no transforma las
realidades sociales (No. 102), para ello los laicos deben formarse adecuadamente como
transformadores de las sociedades desde el apostolado secular y la participación
ciudadana2.
- Evangelizar es afrontar los desafíos del mundo, desde la indiferencia del secularismo
hasta el extremo opuesto de la persecución religiosa (Nos. 61 – 62). La cultura
predominante en nuestra sociedad da primacía a lo exterior, lo inmediato, lo visible, lo
superficial, lo aparente, el principio aquel de “ver y dejarse ver” (No. 62).
Nuestro esfuerzo y nuestro testimonio es dar primacía al ser humano como hijo de Dios,
creemos en sus recursos y en sus riquezas interiores3.
1
Estilo de vida personal del Salesiano Cooperador: Art. 7 Estatuto PVA.
Un apostolado comprometido con la realidad: Art. 8, 1 y 2 Estatuto PVA.
3
En el mundo Art. 22, 1 y Art. 10, 4 Estatuto PVA: La bondad como estilo de apostolado.
2
2
- La Secularización es, en un extremo, el fenómeno de vivir la vida como si Dios no
existiera. En el otro extremo la secularización lleva a vivir la fe en el ámbito de lo privado,
estamos ante una deformación ética de la dignidad individual (No. 64).
La secularización debilita el sentido del pecado en las personas y en las sociedades,
alimenta el relativismo moral y facilita abordar los problemas importantes de manera
superficial, solo desde la conveniencia individual.
- Ante el relativismo moral la credibilidad de la Iglesia más que de sus discursos proviene
de sus santos y sus mártires. Los que han defendido la dignidad de la vida humana con sus
enseñanzas y su denuncia evangélica así como por su dedicación a los más pobres y
necesitados hasta el punto de ofrecer la suya propia son "la verdadera riqueza de la
Iglesia", su baluarte moral (No. 65).
Como Iglesia, cada comunidad debe seguir esforzándose por comunicar adecuadamente a
la opinión pública de su nación los temas éticos menos aceptables o menos simpáticos
enfrentando con claridad y valentía las manipulaciones provenientes de los medios de
comunicación social y los intereses que ellos representan.
- La familia es la célula básica de la sociedad y una escuela de vida, se basa en el
matrimonio como comunidad comprometida con la vida digna de todos sus miembros
(No. 66). Es importante el esfuerzo por construir un clima de familia que reconstruya las
relaciones familiares y comunitarias frente al individualismo globalizado (No. 67)4.
Una mirada de fe nos permite ver que el Espíritu Santo sigue actuando como "dador de
vida" entre los más sencillos. Una cultura de fe contiene valores y signos de solidaridad
muy importantes, en ella y desde ella es donde enfrentamos el secularismo y la
secularización.
Las culturas populares necesitan purificarse desde los valores evangélicos, cargan en ellas
debilidades que deben ser sanadas así como grandes reservas morales, la piedad popular
sigue siendo una importante herramienta de evangelización.
Un cristianismo de devociones individuales y colectivas no es expresión adecuada ni de la
piedad ni de la religiosidad popular. Estas expresiones sentimentales no aportan mayor
cosa ni a la formación laical ni a la promoción humana (No. 70).
La ciudad y el urbanismo nos plantean variados y profundos retos, conflictos, nuevas
culturas y exige una Nueva Evangelización creativa, novedosa, personal, comunitaria (No.
71 - 73). El mayor reto del urbanismo es el desequilibrio y la inequidad social y
4
Constructores de vida familiar: Art. 24 Estatuto PVA.
3
económica, junto a ciudadanos con una vida digna conviven muchísimos no ciudadanos,
ciudadanos a medias y “sobrantes urbanos” que no pueden procurárselo una vida digna
para sí y ni para sus familias. Sus justos reclamos no pueden ser callados por la fuerza ni
por la represión de las fuerzas del orden (No. 74 - 75).
II. TENTACIONES DE LOS AGENTES DE PASTORAL
El aporte de la Iglesia al mundo actual es enorme, los pecados de sus miembros no
pueden ensombrecer tantos trabajos y sacrificios llenos de amor. El testimonio de los que
hacen el bien nos sostiene a todos, sostiene a la Iglesia entera (Nos. 76 - 78)5
Sin embargo, no podemos ser ingenuos ni ciegos ante el mal que acecha "como león
rugiente" a sus miembros y a los agentes de pastoral (1 Pe 5, 8 - 9). Necesitamos espacios
motivadores donde los agentes de pastoral se sanen, alimenten y descansen, donde
hagan el ejercicio del discernimiento así como reflexiones y preguntas profundas (Mc 6,
31 – 33).
Entre las tentaciones a las que nos referimos, el Papa Francisco menciona las siguientes
(No. 79 y 80):
5
-
"Momentos religiosos" que brindan alivio espiritual pero no llevan al compromiso,
donde las tareas pastorales son ocupaciones y no vocación de servicio.
-
Individualismos, crisis de identidad, caída del fervor, complejos de inferioridad
como cristianos frente al ataque sistemático de los medios de comunicación (No.
85)
-
El secularismo "práctico" que lleva a los cristianos a vivir como si Dios no estuviera
presente, como si los pobres no existieran, como si los demás no existieran.
-
La búsqueda de poder, de gloria humana, seguridad económica como estilo de
vida... Aunque se pretendan exteriormente sólidas convicciones doctrinales y
espirituales.
Los santos y santas de la Iglesia: Art. 26 Estatuto PVA).
4
-
En nombre de la "libertad personal" hay cristianos que no desean renunciar a su
tiempo libre para hacer trabajo apostólico (No. 81).
-
No es la sobrecarga de trabajos y actividades sino la espiritualidad sin profundidad
lo que provoca sequedad. No es un cansancio feliz sino tenso, pesado,
insatisfecho, un cansancio no deseado. Nuestro cansancio debe ser cristianamente
feliz cuidando que la ansiedad por los resultados inmediatos no nos haga
intolerantes ante la cruz y el sufrimiento que trae siempre consigo el trabajo
apostólico (No. 82)6
La alegría del Evangelio es sana y profunda, una actitud de vida y ante la vida, los males
y los problemas son desafíos. Todas las dificultades, miserias, males y pecados no pueden
apagar los avances y luces que el Espíritu Santo realiza en nuestra historia y en la Iglesia7
+ Muchos cristianos sufren, sin decirlo, un profundo complejo de inferioridad, de derrota
ante los ataques de los Medios de comunicación, de las organizaciones no cristianas y de
las sectas fundamentalistas, esto puede hacernos perder la amabilidad y la alegría (No.
85). Ante esto tendremos siempre presente las dificultades de Pablo en su inmensa tarea
de misionero que nunca estuvo exenta de dificultades, de peligros y de amarguras (2 Co
12, 7)8. Nuestro triunfo pasa por la cruz (Art. 11, 2 Reglamento PVA).
+ Todos experimentamos desiertos de dificultad, dolor, enojo, desilusión, desesperanza,
cansancio en nuestros ambientes cotidianos: en lo social, en el lugar de trabajo, en la
familia, en los conflictos diarios.
En el desierto se vuelve a descubrir el valor de lo esencial para vivir y en el desierto
necesitamos personas que con su testimonio de vida indiquen el camino y mantengan
viva la esperanza. En pleno siglo XX muchos cristianos en muchos países se ven
perseguidos hasta la muerte por sus creencias, en otros países se descristianiza a
propósito la vida de las personas (No. 86).
La novedad: nuevas relaciones en Jesucristo.
-
Los nuevos medios de comunicación y las redes sociales nos permiten comunicarnos
mejor y más rápido, esto se debe traducir en mayores posibilidades de encuentro y
solidaridad. Las opciones egoístas empobrecen, las relaciones, la comunicación, la
apertura nos enriquece (No. 87).
6
Llenos de actividades Art. 11 y 12 Estatuto PVA.
Estilo de acción y vida interior: Art. 11 Reglamento PVA.
8
2 Co 12, 7: Te basta mi gracia, porque mi fuerza se manifiesta en la debilidad.
7
5
-
Algunos desean un Cristo espiritual, sin carne y sin cruz, también desean relaciones
mediadas por aparatos sofisticados. El Evangelio nos invita a correr el riesgo del
encuentro personal y físico con sus dificultades y sus reclamos pero también con sus
riquezas superando la actitud defensiva de sospecha y desconfianza (No. 88).
-
El reto actual no es el ateísmo sino las nuevas formas religiosas que falsean a Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo. La Iglesia, en todos sus niveles, debe tratar de
facilitar procesos catequísticos y pastorales liberadores, vivificantes y que lleven a la
solidaridad.
Cuidado con los engaños que no humanizan ni dan gloria a Dios en su verdadero
Proyecto: la espiritualidad sin comunidad, la teología de la prosperidad sin
compromisos fraternos, la libertad sin liberación, la vida sin dignidad (No. 89).
Pese a todas las dificultades que traiga consigo la opción cristiana es optar por la
fraternidad solidaria (No. 90)9
-
La solución a los conflictos humanos nunca será el individualismo ni el aislamiento.
Quitarse de encima a los demás no es la solución ni tampoco llenarse de actividades,
se trata de aceptar a los demás como compañeros de camino en la vida, como
compañeros de viaje con Jesús. Debemos aprender también a sufrir agresiones e
ingratitudes en brazos de Jesús crucificado (No. 91).
-
La verdadera sanación para por la fraternidad mística, contemplativa, tolerante:
“Dios me dio hermanos para amar”, Dios sale al encuentro en la comunidad10. Vivir
en comunidad apostólica, en comunidad matrimonial y en comunidad familiar es un
testimonio y una profecía (No. 92).
-
La mundanidad espiritual
Buscar la gloria de Dios en lugar del bienestar personal es el ideal de la vida cristiana.
La mundanidad espiritual es buscar el bienestar personal, la gloria humana, la carrera
religiosa con apariencia de religiosidad e incluso aparentando amor a la Iglesia. Su
fortaleza está en las apariencias (No. 93).
¿De qué se alimenta la mundanidad espiritual?
9
Santiago 2, 14 – 17: Una fraternidad solidaria.
Vivimos y construimos con alegría la vida de familia en nuestros Centros: Art. 13 Estatuto PVA.
10
6
1. Una fascinación por lo espiritualista, lo sentimental, lo elevado, por una
espiritualidad aristocrática.
2. La confianza arrogante en las propias fuerzas, un sentimiento de elite, de casta
superior y de autosuficiencia, narcisista y autosuficiente que no evangeliza sino
analiza y clasifica a los demás. Ni las personas ni Jesucristo importan
verdaderamente. Ninguna de estas formas dan vida ni evangelizan.
3. El cuidado ostentoso por la liturgia, por la doctrina, por el prestigio de la Iglesia
institución sin preocuparse verdaderamente por el pueblo de Dios y su contacto
personal con el evangelio.
Estas personas gustan de mostrarse como funcionarios ocupados y exitosos:
llenos de vida y actividades sociales, reuniones, recepciones, contactos
sociopolíticos, relaciones empresariales, la experiencia de Iglesia vivida como una
empresa o una organización y no como Pueblo de Dios. Todo es apariencia sin el
sello de Cristo encarnado, crucificado y resucitado, es una autocomplacencia
egoísta (No 95).
-
La tentación de éxito es una tentación siempre presente para los agentes de pastoral,
algunos prefieren ser generales de ejércitos derrotados y no soldados de un
escuadrón que sigue luchando. La historia de la Iglesia está escrita del sacrificio y la
esperanza, la lucha cotidiana y constante de cada cristiano sin expresiones vanidosas
(No. 96).
-
El egoísta y el vanidoso rechazan la profecía, descalifican a quien les cuestiona, se
obsesionan por las apariencias. No aprenden de sus pecados ni está auténticamente
abiertos al perdón, su egoísmo y su vanidad le ciegan la realidad. Los líderes de la
Iglesia, en todos los niveles, deben estar atentos a sus propios pecados (No. 97).
-
La envidia y los celos en la Iglesia producen enfrentamientos, búsqueda de poder,
prestigio, seguridad económica, mentalidad de elite, mentalidad de secta (No. 98).
-
Los cristianos, en su vida social y familiar, den testimonio de comunión fraterna, que
todos vean “como se aman” y se cuidan (No. 99).
-
Los ministros ordenados están al servicio de los laicos y de la totalidad del Pueblo de
Dios, por lo tanto deben cuidarse de los clericalismos excesivos.
-
Es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la
Iglesia, en los lugares y puestos de decisión, en el ámbito laboral (No. 103). La
convicción de dignidad humana igualitaria para hombres y mujeres plantea
7
preguntas desafiantes a la Iglesia en su vida práctica y cotidiana más allá del discurso
“correcto” y oficial. Los teólogos y los Pastores deben reflexionar sobre otros
servicios jerárquicos para las mujeres en la Iglesia (No. 104).
-
La Pastoral Juvenil es una acción dinámica y cambiante que debe ser asumida por
todos de manera seria y dedicada. Los grupos y los movimientos juveniles deben
articularse con la Pastoral de conjunto (No. 105).
Toda la comunidad evangeliza a los jóvenes y promueve que ellos sean cada vez más
protagonistas pues ellos deben ser los “callejeros de la fe”, los misioneros de la calle,
son una riqueza vocacional (Nos. 106 - 107).
-
A partir de estas reflexiones las comunidades cristianas, en todos los niveles y
ámbitos, deben reflexionar sobre sus desafíos con honestidad y madurez, superando
el elitismo y las apariencias. No nos quedemos anclados en estructuras y costumbres
que y no son cauces de vida pues los desafíos son para superarlos (Nos. 108 – 109).
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