Pasado y presente de una mítica mansión habanera Por: Yadira Cruz Valera Por muchos años una mítica y derruida mansión habanera llamó la atención de los citadinos, diversas leyendas que hablaban de amores, desamores y muertes se tejieron alrededor de la llamada Casa de las Tejas Verdes, ubicada en la Quinta Avenida, en el conocido barrio de Miramar . Erigida a principios del siglo XX con estilo del renacimiento alemán, la casa edificada en los terrenos de la finca La Miranda, propiedad de José Manuel Morales, fue adquirida en 1925 por Alberto de Armas, según fuentes documentales. Obra del arquitecto José Luis Echarte —también autor del Anfiteatro en la Avenida del Puerto—quedó terminada en noviembre de 1926 y contaba originalmente con tres plantas, ventanas abuhardilladas, torre en forma de cono y techos de pendiente recubiertos por tejas americanas de color verde, lo que le dio un toque muy peculiar. Construida de mampostería, paredes de ladrillos y pisos de mármol, el primer piso, tenía un portal corrido con tres frentes, jardín, sala, un hall de entrada, comedor, un salón biblioteca, baño, cocina, pantry, garaje en el sótano para cuatro autos, un lavadero y un cuarto de servicio. La segunda planta estaba compuesta por un hall, cinco cuartos, tres baños, cuatro closets, mientras en la tercera planta había un vestíbulo, un cuarto de familia con su cuarto de baño, y tres cuartos para la servidumbre con un baño. La cúpula coronaba la vivienda con dos salones. Todas las plantas se relacionaban entre sí por una amplia escalera de caracol mientras, los pisos principales se conectaban a través de una escalera de forma helicoidal enchapada con piezas de mármol de Carrara y baranda de hierro con pasamanos de madera. En noviembre de 1943 la propiedad pasó a manos de Luisa Rodríguez y Faxas, quien habitó en ella hasta su muerte. Tras el fallecimiento de su propietaria y con el paso de los años la vivienda sufrió los embates del tiempo y el clima. La lluvia comenzó a filtrarse por su tejado de madera, losas de hormigón armado y sistema de vigueta y bovedilla, mientras la acción implacable del tiempo dejó sus huellas en el resto de la estructura, sus molduras y elementos ornamentales de las paredes y techos casi desaparecieron. Los ladrillos de los muros quedaron expuestos y sobre ellos se abrieron grietas, todo esto unido a la aridez de sus terrenos colindantes, dieron a la mansión un aspecto mítico y enigmático. Durante años esa imagen llamó la atención de los transeúntes y residentes de las cercanías, muchos habaneros veían con preocupación su deterioro, convencidos de que la emblemática Casa de las Tejas Verdes terminaría sus días sin penas ni glorias convertida en escombros. Lejos estaban de imaginar que la paciente y dedicada labor de arquitectos, ingenieros restauradores y constructores de la Oficina del Historiador de la Ciudad devolvería a la mansión todo su esplendor y lozanía. Poco pudo salvarse de la carpintería y otros elementos, pero la labor de los especialistas, acompañada por un profundo proceso de investigación, devolvió al entorno no solo una casa restaurada, sino además un acogedor lugar donde la arquitectura, el urbanismo y el diseño interior tienen un espacio privilegiado. Siempre fiel a la construcción original, el proyecto rehabilitó los muros con la misma técnica constructiva y reprodujo exactamente los diseños de carpintería, herraje y las tejas que faltaban en el ático. Mantuvo la distribución y uso de los espacios en la primera planta y la principal, junto a los elementos que la vinculan con su aspecto original en salones y habitaciones se puede apreciar la obra pictórica, fotográfica y escultórica de diversos artistas cubanos. El ático quedó como sala de conferencias y de navegación, y el sótano para uso de servicio, parqueo y un pequeño almacén de insumos. Destacan los hermosos jardines revitalizados con un proyecto de paisajismo que exhibe esculturas e instalaciones. Toda esa paciente y dedicada labor hizo merecedor a dicho proyecto del Premio Nacional de Conservación y Restauración del Consejo Nacional de Patrimonio del Ministerio de Cultura de Cuba en su octava edición. Para orgullo y disfrute de los cubanos el pasado y el presente convergen hoy en la Casa de las Tejas Verdes otrora majestuosa vivienda, símbolo de la arquitectura urbana del siglo XX habanero que tiene en El Vedado y Miramar sus máximos exponentes.