UNAS NOTAS SOBRE Crimen y castigo

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UNAS NOTAS SOBRE
CRIMEN Y CASTIGO
Crimen y castigo es, como dijo el propio Dostoievski, “el estudio psicológico
de un crimen”. Publicada inicialmente por entregas como otros grandes relatos
realistas, tiene estructura de novela policiaca y algunas características de novela
negra. Sin embargo, a diferencia de estos géneros, aquí se conoce desde el principio
la identidad del criminal.
Su concepción inicial se remonta a los años de cárcel y trabajos forzados que
pasó Dostoievski en Siberia. El contacto con criminales pudo inspirarle el deseo de
analizar las motivaciones y pensamientos de un asesino; a ello se añade el interés de
Dostoievski por la idea del “hombre extraordinario” – el superhombre para Nietzsche -,
su obsesión por indagar en la idea del Bien y del Mal, en el sufrimiento humano, en la
idea de salvación…
La narración de los acontecimientos aparece focalizada desde el punto de vista
de Raskólnikov, es como si el narrador siempre estuviera a su lado, como si todo se
concentrara en él. La obra tiene a veces forma de monólogo interior; de hecho,
Dostoievski comenzó a redactarla en 1ª persona como una confesión del protagonista,
aunque luego la rehízo en 3ª con narrador externo. Los monólogos, los pensamientos
de Rodia intercalados entre conversaciones y actuaciones de otros personajes me
resultan interesantísimos para bucear en la conciencia del protagonista. Asimismo, el
mundo de los sueños y el subconsciente a veces confundidos con la realidad.
Parece que al autor no le interesa el crimen en sí, al que dedica muy poco
espacio narrativo, sino su dimensión psicológica y moral, sus motivaciones y
consecuencias, la tortura de una conciencia. El hombre no es sólo razón. Raskólnikov
intenta demostrarse que pertenece a un grupo humano de seres superiores o
extraordinarios a los que todo está permitido y por el bien de la Humanidad se otorga
el derecho de matar a la más odiosa criatura (“ un piojo asqueroso y nocivo”), una vieja
usurera – y de forma imprevista a su hermana -, que es fuente del mal para los demás
seres miserables y desgraciados que a ella acuden. Pero esa acción, la demostración
de su poder, no le coloca por encima de los mortales como un dios, ese acto de
terrible violencia le empequeñece espiritualmente y le hace perder incluso su identidad
como humano, de modo que va a alejarse poco a poco de las demás personas, de su
familia…, hasta que él mismo decide entregarse, impulsado por Sonia; llega a buscar
el castigo para poder expiar su crimen y recobrar su condición humana. Es la lucha de
la razón contra la conciencia individual, que siempre aparece y con la que Rodia no
había contado. La conciencia es “ese espectro que nos persigue a lo largo del
camino”.
Tras el crimen hay un castigo, que no es el que impone la justicia, sino la
propia autocondena.
A lo largo de la novela asistimos a la doble lucha de Raskólnikov: una interior,
contra su moral y conciencia; otra exterior, contra el poder de la ley, representado por
el juez instructor Porfiri Petróvich, uno de los personajes más interesantes de la obra,
dotado de un gran raciocinio y sutileza psicológica. Esa lucha contra el poder de la ley
queda establecida en las conversaciones, formidables, que mantienen ambos
personajes.
Para mí, uno de los grandes logros de la novela, además del personaje de
Rodia, es la historia de los Marmeládov, en especial el personaje de Sonia, de la Sonia
redentora y sacrificada que representa la bondad, la fuerza del amor: “¿Cómo es
posible vivir en tal degradación con sentimientos tan nobles?”, se pregunta
Raskólnikov.
El personaje de Raskólnikov es de una complejidad excepcional: un joven
estudiante, escritor, morboso e hipocondríaco, enfermizo y febril, angustiado y
torturado, inestable, contradictorio, en perpetua lucha…Capaz del crimen más cruel y
capaz de los actos de caridad más dignos.
Y destaco también a todos los personajes femeninos: a las dos mujeres
asesinadas, a Katerina Ivánova, madrastra de Sonia, a la madre de Rodia y a su
hermana Dunia, cuyo casamiento es considerado por su hermano como una forma de
prostitución y a la que impide que se sacrifique y que por fin ve la luz con Razumijin …
Estos personajes nos permiten observar al protagonista y caracterizarlo desde la
perspectiva femenina, punto de vista fundamental en la novela, a mi parecer.
En cuanto a los ambientes, el narrador dirige la mirada a los sectores sociales
más bajos y miserables de San Petersburgo. La degradación a la que lleva la miseria
es descrita y denunciada de manera implacable: el alcoholismo – el propio Dostoievski
sufrió a un padre alcohólico -, la prostitución, etc. Los ambientes son oscuros y
sórdidos: míseras habitaciones, pensiones oscuras, tabernas, antros, destartaladas
dependencias de la comisaría… Y aunque casi todos son espacios interiores, hay
acontecimientos importantes que son expuestos en la calle…pero también son
oscuros (la muerte de Marméladov, el suicidio de Svidrigáilov…)
Todo en la novela es profundo y oscuro. Tras su lectura pareces salir de una
larga tiniebla, de una espiral profunda que te atrapa, de una especie de letargo
invernal admirablemente iluminados por la calidad literaria de Dostoievski.
No me alargo más.
Sólo recordar las palabras de Nietzsche cuando afirma que el autor de Crimen
y castigo fue el único psicólogo del que aprendió algo.
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